El Presidente de los 50 mil muertos
Independientemente de que cuando salga de la Presidencia Felipe Calderón pasará a la Historia como un presunto usurpador que millones de mexicanos acusan de haberse robado la silla presidencial beneficiándose con un sofisticado fraude electoral maquinado con la ayuda del entonces Consejero Presidente del Instituto Federal Electoral Luis Carlos Ugalde y otros infiltrados dentro del IFE, seguramente sí pasará a la Historia con un apelativo que ningún mandadatario en ningún país del mundo desearía: el Presidente de los 50 mil muertos.
50 mil cadáveres. Se dice fácil. Pero detrás de esos cadáveres hay millares de viudas y millares de huérfanos, por no decir un costo económico estratosférico que hace palidecer las miserias que no llegan ni siquiera a limosna o a propina concedidas por el gobierno norteamericano para alentar a Felipe Calderón a continuar con su desgastante “guerra” contra el narco.
Para encontrar una cifra como esta acumulada en un período tan corto de tiempo, es necesario remontarse hasta los tiempos de la Revolución Mexicana, con la pequeña diferencia de que en aquellos tiempos la gente moría luchando por un ideal, moría combatiendo para librar a un país de una larga dictadura con el poder absoluto concentrado en manos de un solo hombre y legitimado por unas burdas elecciones presidenciales periódicas que no eran más que una vil farsa del régimen para darle a una dictadura factual una apariencia de democracia virtual; nadie murió en los tiempos de la Revolución peleando para impedir inútilmente que la cocaína colombiana pudiera llegar al mayor consumidor de cocaína de todo el planeta, ni murió mexicano alguno para impedir que otro vecino suyo fumara sus “faros” de mariguana, morir emprendiendo una “guerra” en contra del narco hubiera sido visto por cualquiera de los revolucionarios de antaño como un acto digno de un demente, una opinión que comparten muchos mexicanos hoy en día.
El siguiente trabajo, publicado originalmente por el semanario Zeta de Tijuana y reproducido en sus partes más importantes por la revista PROCESO, documenta la cifra que seguramente le ganará a Felipe Calderón un lugar deshonroso en la Historia contemporánea de México:
Ya son 50 mil los muertos en la guerra antinarco: semanario Zeta
E. Mendoza/A. Navarro
Revista PROCESO online
20 de julio del 2011
El presente texto fue publicado en la edición más reciente (de la semana del 5 al 14 de julio de 2011) del semanario tijuanense Zeta con el título En la administración de Felipe Calderón y producto del crimen organizado: 50 mil ejecuciones. Proceso reproduce aquí las partes medulares del reportaje.
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Hasta junio de 2011, a la administración del presidente Felipe Calderón se le conocía como “el sexenio de los 40 mil muertos”. (…) La cifra ya fue rebasada por mucho. A partir de julio de 2011 éste es “el sexenio de los 50 mil muertos”… hasta el momento.
Tomando en cuenta las tarjetas informativas de las fiscalías estatales y la federal y de las secretarías de Seguridad Pública estatales y federal, en cuatro años y medio (…) el semanario Zeta ha documentado por lo menos 50 mil 490 asesinatos relacionados con el crimen organizado; la cantidad incluye lo que el gobierno federal clasifica como “ejecuciones”, “enfrentamientos” y “homicidios-agresiones”:
En 2006, 62 muertes relacionadas con el crimen organizado nada más en diciembre; (…) en 2007 sumaron 2 mil 826. Fueron 6 mil 837 en 2008; 11 mil 753 un año después, 19 mil 546 en 2010 y 9 mil 466 en lo que va de este año.
De acuerdo con la Comisión de Seguridad Pública de la Cámara de Diputados en la anterior legislatura, de 2001 a 2006 se registraron 8 mil 780 ejecuciones. En cuatro años y medio del sexenio del presidente Felipe Calderón los asesinatos relacionados con el crimen organizado aumentaron 575 por ciento en relación con la administración de Vicente Fox.
Además, de los 74 mil 551 homicidios dolosos ocurridos durante el sexenio foxista, 8 mil 780 corresponden a ejecuciones relacionadas con el crimen organizado. 11.7 de cada 100 homicidios dolosos durante la gestión de Fox estaban relacionados con el narcotráfico. En la administración de Felipe Calderón, de 70 mil 107 homicidios dolosos ocurridos entre diciembre de 2006 y mayo de 2011, 72 por ciento corresponde a asesinatos relacionados con el crimen organizado. (…)
No todos los homicidios dolosos son ejecuciones; éstas son definidas por el gobierno federal por su “presunta relación con el crimen organizado”. (…) De los 19 mil 546 homicidios dolosos ocurridos en 2010, el gobierno federal (…) reconoció el 12 de enero de 2011 la cantidad de 15 mil 273 “ejecuciones” clasificadas oficialmente como relacionadas con el crimen organizado.
De acuerdo con la SSP federal, las 15 mil 273 “ejecuciones” corresponden a homicidios dolosos cometidos con arma de fuego, arma blanca o, como dice un tercer renglón, “sin datos”.
Pero hay una cuarta categoría de homicidios dolosos denominada por la Secretaría de Seguridad Pública como “otros”.
En una especie de “fosa común” en las estadísticas oficiales, en la clasificación “otros” homicidios dolosos, se encuentran apilados los que no fueron asesinados por arma de fuego ni arma blanca. En este rubro se sumaron 4 mil 674 nada más en 2010.
En 2009 hubo 3 mil 946 “otros” muertos; 3 mil 487 en 2008; 4 mil 202 en 2007; 271 en diciembre de 2006 y 2 mil 253 hasta mayo de 2011. Por si fuera poco, en la categoría de homicidios dolosos “sin datos”, de acuerdo con la SSP federal hasta los primeros cinco meses suman 459; en 2010, mil 271; en 2009, mil 43; en 2008, 2 mil 302, y en 2007 sumaron 743.
En total, los “otros” muertos suman en cuatro años y medio del actual sexenio 18 mil 833, y en el apartado de homicidios dolosos “sin datos”, la cantidad es de 5 mil 818. En pocas palabras, por lo menos 24 mil 651 muertos clasificados como “otros” y “sin datos” no son tomados en cuenta en las estadísticas del gobierno relacionados con el crimen organizado.
–En cuanto a las cuatro categorías de homicidios dolosos (por arma de fuego, arma blanca, “otros” y “sin datos”), ¿en cuál de estas clasificaciones entran los decapitados, desenterrados de fosas comunes, enteipados, encajuelados, desmembrados, estrangulados, colgados e incinerados? –preguntó Zeta a un funcionario del Sistema Nacional de Información (SIN), quien pidió el anonimato.
–Justamente en “otros”. O sea, si es un decapitado, pues obviamente en “otros”, porque no está la categoría de decapitados. Tampoco hay un apartado que diga “ejecuciones”, “decapitados”, que estén específicamente y que tú digas: “Bueno, ¿dónde está el descuartizado que encontraron hace dos semanas?”. A lo mejor lo reportan (las procuradurías estatales) sencillamente como un homicidio y es “sin datos”.
Un ejemplo de cómo el gobierno federal ha sido rebasado en cuanto al registro de ejecuciones está en Chihuahua: el 14 de marzo pasado la Procuraduría General de Justicia de aquel estado reportó 7 mil 209 homicidios, pero sólo informó a la SSP federal sobre 4 mil 233, de los cuales 3 mil 806 fueron clasificados como dolosos y 427 como culposos. Es decir, que por lo menos 2 mil 976 asesinatos no fueron reportados.
–Ahí entra la cuestión de las procuradurías (estatales), que a lo mejor quieren dar alguna otra imagen y que a lo mejor no te reportan los cinco encajuelados que encontraron hace tres semanas– dice a Zeta el funcionario del SIN.
De los 50 mil 490 homicidios dolosos relacionados con el crimen organizado documentados por Zeta en los cuatro años y medio del sexenio de Calderón, 30 mil 740 sucedieron nada más en ocho estados del norte de México:
En Chihuahua, 11 mil 264; en Sinaloa, 6 mil 55; en Baja California, 3 mil 702; 2 mil 800, en Durango; 2 mil 43, en Nuevo León; en Tamaulipas, mil 964; en Sonora, mil 876, y mil 36, en Coahuila.
La guerra que mantiene el gobierno federal contra el crimen organizado y la que sostiene el cártel de Sinaloa contra otras organizaciones criminales han arrojado 30 mil 740 ejecuciones, tomando en cuenta que según la Procuraduría General de la República en los estados norteños “El Chapo” Guzmán disputa toda la frontera a organizaciones como el cártel de los Arellano Félix en Baja California, el de los Beltrán Leyva en Sinaloa, el de Juárez en Chihuahua y el del Golfo y Los Zetas en Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila y Durango.
Una zona cruenta en la frontera de México con Estados Unidos es Nuevo León y Tamaulipas: cielo, tierra y mar significan la plaza perfecta para el trasiego de droga a Estados Unidos y es harto codiciada por diversas organizaciones delictivas, entre ellas el cártel del Golfo y Los Zetas. En esos dos estados en los últimos cuatro años y medio han sucedido por lo menos 4 mil 7 ejecuciones.
De acuerdo con el Informe PGR de 2010 sobre delincuencia organizada, “originalmente Los Zetas eran el grupo armado del cártel del Golfo; sin embargo, en diciembre de 2009 rompieron con sus aliados por diferencias en el control de los mercados y rutas. A partir de enero de 2010 se han enfrentado en Tamaulipas y Nuevo León, lo que explica el incremento de la violencia en estos estados”.
–¿Cómo se da esa separación de Los Zetas del cártel del Golfo y empiezan ustedes (Los Zetas) a operar? –preguntó la Policía Federal a Jesús Enrique Rejón Aguilar, El Mamito, uno de los líderes y fundador de Los Zetas aprehendido el martes 5.
–Ellos (los integrantes del cártel del Golfo) empiezan, se juntan con los cárteles de La Familia Michoacana, con El Mayo Zambada, con El Chapo Guzmán, con los de Jalisco; ellos hacen su alianza y para cuando se hace la ruptura nos empiezan a matar gente; ya estaban organizados y ahí es donde se separan los dos grupos… se hacen golfos o zetas.
La confluencia de los estados de Chihuahua, Sinaloa y Durango, conocida como El Triángulo Dorado, es el “narcoparaíso” de El Chapo Guzmán, parcela fértil para el cultivo de mariguana y amapola y, sobre todo, el corredor idóneo para el trasiego de droga hacia Estados Unidos.
Nada más en esos tres estados en los últimos cuatro años y medio se concentran 20 mil 119 ejecuciones de las 50 mil 490 documentadas: 11 mil 264 en Chihuahua, 6 mil 55 en Sinaloa y 2 mil 800 en Durango.
‘Bajas colaterales’
Empresarios, defensores de los derechos humanos, activistas, secuestrados, estudiantes, niños, periodistas y muchos otros civiles forman parte de la larga lista de asesinatos cometidos en medio de la violencia en el país.
En la memoria de los mexicanos están los civiles muertos “por estar en el lugar equivocado”; por protestar, como la activista Marisela Escobedo en Chihuahua; los más de 70 cuerpos exhumados de las narcofosas en Nuevo León en 2010; los 72 migrantes asesinados en San Fernando, Tamaulipas, en 2010, y en 2011, 193 cuerpos exhumados también en San Fernando; las 251 personas desenterradas de diversas narcofosas de Durango; los 11 empresarios asesinados en 2010 y 8 en lo que va de 2011, las matanzas de adolescentes mientras se encuentran en fiestas, como en Ciudad Juárez; los 60 periodistas asesinados en el actual sexenio. La lista de víctimas civiles no tiene fin…
No hay estadísticas oficiales de cuántos civiles han sido asesinados en el sexenio. Ante la falta de investigación federal, la especulación del gobierno se ha convertido en oficial: “90 por ciento de bajas está en la delincuencia organizada. Sólo 10 por ciento de esas bajas son de las instituciones y de blancos civiles”, diría Gobernación en abril de 2010.
Si desde diciembre de 2006 hasta los primeros cinco meses de 2011 Zeta ha documentado 50 mil 490 ejecuciones a lo largo y ancho del país, 10 por ciento de bajas de las instituciones y blancos civiles serían 5 mil 490. En todo caso lo que invita a la especulación es la ausencia de investigación por parte del gobierno federal para determinar con exactitud las estadísticas.
Al momento de haberse elaborado este documento, a Felipe Calderón aún le quedaba año y medio por recorrer de su gris sexenio, sin cambio alguno esperado en su “guerra”, anticipándose la acumulación de por lo menos otra decena de miles de cadáveres antes de dejar el poder. Considerando que el número de jóvenes norteamericanos que perecieron en la guerra de Vietnam llegó a 58 mil 159 cadáveres antes de que la presión del pueblo norteamericano obligara a su beligerante y militarista establishment a salirse de Indochina, esto garantiza que Felipe Calderón pasará a la Historia como el Presidente en cuyo sexenio “hubo más muertos que los norteamericanos que murieron en la guerra de Vietnam”. Lo increíble es que, con tan dudosos méritos, y mostrando su desvergüenza como si realmente se creyeran merecedores de seguir en la silla presidencial, la degradada dupla PAN-Yunque se aprestaba a mediados del 2011 para repetir un tercer sexenio en el poder en el 2012 con miras a hacer lo mismo en el 2018 y en el 2024 y así por los siglos de los siglos sin la menor intención de abandonar jamás la silla presidencial proclamándose al mismo tiempo “defensores acérrimos de la democracia” (¿sin alternancia alguna, al igual que en las dictaduras sudamericanas de otros tiempos?)... aunque haya 100 mil, 200 mil ó un millón de muertos; porque con la anodina ultraderecha es imposible tratar de hacerlos entrar en razón o hacerles ver los crasos errores que cometen con su proverbial cerrazón e intolerancia. Con esa clase de gente, al igual que con Felipe Calderón, no se discute porque ello es perder el tiempo lastimosamente, SE COMBATE. De ello podrían dar fé 50 mil cadáveres si fuera posible darles voz a esos mexicanos que hoy, lamentablemente, ya no pueden ni podrán votar en contra del PAN.
Puesto que al momento de ser contabilizada la cifra de 50 mil muertos aún le quedaban a Felipe Calderón 18 meses de desgobierno, no faltaron quienes suponen (y suponen bien) que Felipe Calderón, en vez de ser recordado como “el Presidente de los 50 mil muertos” o como “el Presidente del empleo”, pasaría a ser recordado como el Presidente de los 60 mil muertos. Superando la cifra de cadáveres acumulados por los norteamericanos en la guerra de Vietnam.
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POST SCRIPTUM:
Superando los pronósticos más pesimistas, ya para finales del 2011 varios medios de comunicación estimaban no en 50 mil sino en 60 mil cadáveres el costo en vidas humanas de la guerra de legitimación emprendida por Felipe Calderón:
En relación a la nota anterior, el siguiente editorialista hizo las observaciones que se reproducen a continuación:
Dada la gran vanidad y la enorme soberbia de Felipe Calderón, incapaz de admitir que su estrategia en contra de la delincuencia organizada fue desde el principio una estrategia totalmente equivocada que solo vino a enlutar innecesariamente a decenas de millares de familias mexicanas, y aferrado como Presidente a continuar sosteniendo el yerro haciendo totalmente imposible un cambio de estrategia o un cambio de objetivos, faltándole todavía un año de su mortífero sexenio lo único anticipable era ya la acumulación de otros 10 mil cadáveres en el 2012 para dejarle como su dudoso legado a la Nación 70 mil cadáveres, muchos más muertos que los soldados norteamericanos que perdieron la vida en la impopular guerra de Vietnam que a fin de cuentas Estados Unidos también terminó perdiendo.
La feroz guerra sucia mediática emprendida en contra del izquierdista Andrés Manuel López Obrador en el 2006 por los terribles poderes fácticos que a través del PAN-Gobierno están implantando un gobierno paralelo secreto en México advertían que López Obrador era todo “un peligro para México” (Felipe Calderón, el Presidente de México por obra y gracia de los poderes fácticos, ha estado repetiendo lo mismo varios años después). ¿Entonces Felipe Calderón sí era la “salvación” de México, de acuerdo a Felipe Calderón y la derecha ultraconservadora? Pero Felipe Calderón ha ido más lejos aún al afirmar que si él se hubiera quedado cruzado de brazos y no hubiera emprendido su sangrienta guerra de legitimación convirtiendo un problema policiaco en un problema militar, las cosas habrían estado mucho peor. ¿Y a qué se refiere Felipe Calderón exactamente con su afirmación de que las cosas habrían mucho peor si él no hubiera sacado al Ejército de los cuarteles para meterlo en las calles de México (en donde por cierto los soldados han incurrido en numerosos y bien documentados abusos)? ¿Habría habido entonces 100 mil muertos en su sexenio? ¿Habría habido medio millón de muertos? ¿O un millón de muertos igualando la cifra de muertos que dejó la Revolución Mexicana? ¿O quizá seis millones de muertos, igualando las estadísticas acumuladas por los Nazis en los hornos crematorios durante la Segunda Guerra Mundial? Lo único que parece seguro es que, si el cada vez más ultraderechizado Partido Acción Nacional repite un tercer sexenio en la silla presidencial después de Felipe Calderón, y si su sucesor le sigue dando plena continuidad a la guerrita iniciada por su antecesor, los cadáveres se seguirán apilando por millares. En realidad, muchos mexicanos creen que las cosas ya no pueden estar peor que como lo advierte Felipe Calderón, y son cada vez más los que están convencidos de que el único remedio para terminar con el baño de sangre que vive México es sacar para siempre del poder a los derechistas ultraconservadores y “regresar a Benito Juárez a Los Pinos” de donde nunca debería de haber salido. Las consecuencias de seguir sosteniendo al PAN-Gobierno en el poder están a la vista, y ahora muchos mexicanos ya saben exactamente quién es el verdadero peligro para México.
La cifra de 50 mil muertos (oficialmente, al empezar el 2012, dicha cifra no llegaba ni siquiera a 48 mil según las cuentas alegres de las dependencias públicas al servicio del PAN-Gobierno) posiblemente, lejos de ser una exageración, está muy por debajo de una terrible realidad que rebasaría con creces las cifras y los pronósticos más pesimistas, ya que, de acuerdo a otras fuentes, el legado de cadáveres acumulados por Felipe Calderón en su guerra de legitimación con la cual las derechas en el poder terminaron colombianizando a México ascendería a 150 mil muertos.
La cifra dada por las notas periodísticas es fidedigna, y se repetirá de nuevo para quienes no puedan dar crédito a lo que aquí se consigna:
Esta cifra supera fácilmente el número de soldados norteamericanos muertos en la Guerra de Vietnam, pese a que la guerra norteamericana en Indochina duró más tiempo que los funestos 5 años del sexenio calderonista en los cuales se acumularon tan negras estadísticas. Y quien expuso tal dato no fue ningún enemigo personal de Felipe Calderón, no fue ningún vocero de partido de oposición alguno en México, y mucho menos fue algún izquierdista ávido de sensacionalismo. La fuente de tal dato es nadie menos que el Secretario de la Defensa de los Estados Unidos, Leon Panetta, como lo documenta la siguiente nota:
Pocas horas despúes, en un esfuerzo gigantesco de “control de daños”, se manejó oficialmente la versión de que todo había sido “un malentendido”. (¿?)
Independientemente de la estratosférica cifra de cadáveres manejada al irse acercando el macabro sexenio calderonista a su recta final, resulta claro de que de aquella proclama pomposa y triunfalista dada por Felipe Calderón cuando afirmó al iniciar su sangrienta y costosísima guerrita con las palabras, “la vamos a ganar”, faltándole (al momento de ser publicada la nota anterior) ocho meses para entregarle el poder a su sucesor (o sucesora) no había ni siquiera la más remota posibilidad de que se pudiera proclamar “victoria” alguna y que, por el contrario, se le estaría legando al país una tragedia social inmensa para ser padecida por varias décadas, más aún si el pueblo de México, manipulado por las monstruosas campañas de desinformación oficialistas, sigue votando por la permanencia del cada vez más ultraderechizado PAN en la silla presidencial, en lo que ya no puede ser clasificado ni siquiera como una burda simulación de democracia, porque ya ni siquiera a burda llega. Este es el resultado, estas son las consecuencias, de la derrota que los poderes fácticos y las monstruosas fuerzas empresariales como TELEVISA le propinaron al pueblo de México en el 2006.
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POST SCRIPTUM:
Superando los pronósticos más pesimistas, ya para finales del 2011 varios medios de comunicación estimaban no en 50 mil sino en 60 mil cadáveres el costo en vidas humanas de la guerra de legitimación emprendida por Felipe Calderón:
En 5 años de calderonismo suman ya 60 mil 420 asesinados
Enrique Mendoza Hernández
Semanario Zeta
12 de diciembre del 2011
En medio de la impunidad en el sexenio del presidente Felipe Calderón los muertos en México ya no se cuentan de uno en uno. Se cuentan por montones como los 26 cadáveres arrojados en plena Guadalajara o los 35 en Boca del Río.
Por cientos se registran los desenterrados de narcofosas en Durango, Tamaulipas, Nuevo León, Guerrero, hasta el momento.
Con el Operativo Michoacán Felipe Calderón inauguró lo que llamó su guerra contra el crimen organizado el 11 de diciembre de 2006. A cinco años de gobierno y a uno de que concluya su administración, niños, mujeres, estudiantes, activistas sociales, empresarios, periodistas, adolescentes y otros mexicanos han perdido la vida.
Recurriendo como metodología a la comparación de las estadísticas de las secretarías de Seguridad Pública tanto municipales como estatales y las de las fiscalías y procuradurías generales de Justicia de los estados con las cifras del Sistema Nacional de Información, Zeta llegó a la conclusión que durante los cinco años de gobierno de Calderón la cantidad de muertos llegó a 60 mil 420, escalofriante cifra que incluye lo que el Gobierno federal clasifica como “ejecuciones”, “enfrentamientos” y “homicidios-agresiones”.
La alarmante suma se obtiene del siguiente desglose: en diciembre de 2006 Zeta registró 62 muertes relacionadas con el crimen organizado. En 2007: 2 mil 826. 2008, 6 mil 837. 2009, 11 mil 753. 2010, 19 mil 546. Y en 2011, del 1 de enero al 31 de octubre, la cifra llegó a 19 mil 396.
La validez de estas estadísticas también se sustenta en el discurso del Gobierno federal: cuando Alejandro Poiré informó el 12 de enero de 2011 que en el 2010 sucedieron 15 mil 273 asesinatos vinculados con el crimen organizado de un total de 20 mil 127 homicidios dolosos reportados por Seguridad Pública Federal, en realidad reconoció tácitamente que 75.88% correspondía a crímenes relacionados con el narco.
Ahora que del 1 de diciembre de 2006 al 31 de octubre de 2011 el Sistema Nacional de Información da cuenta de 80 mil 107 homicidios dolosos, los 60 mil 420 relacionados con el crimen organizado registrados por el semanario Zeta corresponden a 75.42% del total de homicidios dolosos cometidos en cinco años de gobierno calderonista.
Los anteriores son los muertos oficiales, pero hay otros que las autoridades tanto estatales como federales prefieren ocultar ante la comunidad mexicana e internacional.
Los asesinatos incómodos
No todas las ejecuciones ocurridas en los estados están siendo registradas por el Sistema Nacional de Información. Un ejemplo muy claro es el estado de Chihuahua: La fiscalía de aquella entidad informó en noviembre de 2011 que entre el 1 de enero de 2008 y el 31 de octubre de este año sucedieron en Chihuahua 16 mil 456 “homicidios dolosos” de los cuales 2 mil 549 ocurrieron en 2008, 4 mil 543 en 2009, 5 mil 898 en 2010 y 3 mil 466 durante los primeros 10 meses de 2011.
No obstante el Sistema Nacional de Información a través del Secretariado Ejecutivo sólo reporta 11 mil 588 “homicidios dolosos”: 2 mil 30 en 2008, 3 mil 156 en 2009, 3 mil 806 en 2010 y 2 mil 596 en los primeros 10 meses de 2011. Es decir, el Sistema Nacional de Información no da cuenta de 4 mil 868 homicidios dolosos. Sólo hay dos opciones: O la fiscalía de Chihuahua no reporta 100% de los muertos al gobierno federal o el Sistema Nacional de Información no registra la cantidad que las autoridades estatales le reportan.
De hecho en la edición 1945 correspondiente a la semana del 8 al 14 de julio de 2011 (http://www.zetatijuana.com/2011/07/11/50-mil-ejecuciones/) Zeta dio a conocer que el 14 de marzo de este año la Fiscalía General de Justicia del Estado Chihuahua reportó 7 mil 209 homicidios dolosos ocurridos en 2010, pero en noviembre de 2011 sólo reconoció que en 2010 ocurrieron 5 mil 898. Es decir, mil 311 homicidios dolosos no son reconocidos por la misma institución.
Entonces si la Fiscalía General de Justicia del Estado de Chihuahua no reconoce mil 311 ejecuciones más 4 mil 868 que no reporta el Sistema Nacional de Información, resulta que por lo menos 6 mil 179 cadáveres son desconocidos por ambas instituciones.
Lo único que informó en noviembre último la Fiscalía General del Estado de Chihuahua fue la cantidad de 9 mil 604 homicidios dolosos relacionados con la delincuencia organizada: mil 024 en 2008, mil 976 en 2009, 4 mil 138 en 2010 y 2 mil 466 durante los primeros 10 meses de 2011.
Zeta ha solicitado entrevista durante todo 2011 con el licenciado Carlos Manuel Salas, fiscal general del estado de Chihuahua, para que responda si existe ocultamiento de información al gobierno federal o si es este último el que no registra el 100% de homicidios dolosos reportados por las autoridades federales. Este semanario no ha obtenido respuesta favorable.
Recientemente se le preguntó a un funcionario del Sistema Nacional de Información a propósito de sus estadísticas a través de las cuales el gobierno federal reporta el total de ejecuciones, si las procuradurías estatales están reportando el total de homicidios dolosos al Sistema Nacional de Información.
Contestó: “Nosotros registramos lo que las procuradurías nos mandan”. Para ilustrar un panorama de lo que ocurre a nivel nacional sobre el ocultamiento de los muertos, puso como ejemplo que la Procuraduría General de Justicia del Estado de Veracruz no había reportado ningún secuestro durante todo 2011 al Sistema Nacional de Información. El funcionario contestó a Zeta con una pregunta retórica: “¿Tú les crees? Yo no”.
Los cuerpos de la fosa común
En las estadísticas del Sistema Nacional de Información existe una especie de fosa común virtual. Ahí están amontonados los muertos no identificados, muchos desaparecidos reclamados por familiares en las marchas, los que quién sabe de qué país centroamericano venían, los calcinados, los pedazos de los desmembrados, los cráneos encontrados por montones, los cuerpos putrefactos desenterrados como si fueran papas de las fosas clandestinas por todo el país, las cabezas sin cuerpo dentro de bolsas de plástico negro.
De las 60 mil 420 ejecuciones registradas por Zeta durante cinco años de gobierno del presidente Felipe Calderón clasificadas como homicidios dolosos cometidos “por arma de fuego”, “por arma blanca”, “sin datos” y “otros”, 21 mil 768 corresponden precisamente al rubro de “otros”: En 2007 el Sistema Nacional de Información registro 4 mil 202 “otros” muertos, 3 mil 487 en 2008, 3 mil 946 en 2009, 5 mil 25 en 2010 y 5 mil 108 durante 10 meses de 2011.
Un funcionario del Sistema Nacional de Información aseguró que en el rubro de “otros” tienen su tumba virtual los decapitados y otros difuntos para los cuales no existe una categoría en el formato de Incidencia Delictiva del gobierno federal:
“Si es un decapitado, pues obviamente en ‘otros’, porque no está la categoría de decapitados. Tampoco hay un apartado que diga ‘ejecuciones’, ‘decapitados’, que estén específicamente y que tú digas: ‘Bueno, ¿dónde está el descuartizado que encontraron hace dos semanas?’”, diría el funcionario del Sistema Nacional de Información.
Por si fuera poco, de las 60 mil 420 ejecuciones ocurridas durante 5 años de gobierno del presidente Calderón, 6 mil 257 difuntos son clasificados como “sin datos”: En 2007 el Sistema Nacional de Información registró 746 muertos “sin datos”, 2 mil 302 en 2008, mil 43 en 2009, mil 275 en 2010 y 891 difuntos “sin datos” del 1 de enero de 2011 al 31 de octubre de 2011.
Para acabar pronto, entre el rubro de “otros” con 21 mil 768 cadáveres y la categoría de “sin datos” con 6 mil 257, en cinco años de gobierno suman 28 mil 25 difuntos. En otras palabras, de los 60 mil 420 crímenes cometidos en cinco años, 46.38% son muertes clasificadas como “sin datos” y “otros”; es decir, el gobierno federal desconoce la identidad de 28 mil 25 muertos.
“El punto es que hasta que no exista una investigación seria, creíble, que realmente son muy escasas en México, fundada, es imposible determinar quiénes han sido estas víctimas y quiénes son sus responsables”, explicó fehacientemente a Zeta el doctor José Miguel Vivanco, director ejecutivo de Human Rights Watch (HRW).
“Lo que ocurre en México es que no existen investigaciones creíbles”, sentencia Vivanco.
Asimismo, Diego E. Zavala, especialista en derechos humanos de México para Amnistía Internacional (AI) con sede en Londres, explicó sobre la situación crítica de los derechos humanos en México:
“El gobierno (de México) ha reiterado a menudo su compromiso con la protección de los derechos humanos durante su lucha contra el crimen organizado. Sin embargo, los casos de las personas desaparecidas, las fosas clandestinas, los secuestros y asesinatos ponen de relieve la situación crítica de los derechos humanos en México”.
AI coincide con HRW sobre la nula investigación del gobierno federal para por lo menos determinar la identidad de las víctimas, menos para sentenciar a los culpables de las 60 mil 420 ejecuciones:
“Lo que urge es la investigación”, concluye el doctor Diego E. Zavala
BC, deshonroso cuarto lugar nacional
Del total de 60 mil 420 muertes relacionadas con el crimen organizado durante los últimos cinco años, 48 mil 692 corresponden a 12 estados. Es decir, 12 entidades federativas concentran 80.5% del total de crímenes.
En primer lugar, Chihuahua. Se han registrado 12 mil 712 homicidios dolosos relacionados con la delincuencia organizada entre el 1 de diciembre de 2006 y el 31 de octubre de 2011.
Segundo lugar, Sinaloa con 7 mil 003. Tercer lugar, Guerrero, con 5 mil 175. Cuarto, Baja California con 4 mil 14. Quinto, Estado de México con 3 mil 215. Sexto, Nuevo León con 3 mil 35. Séptimo, Durango con 2 mil 880. Octavo, Jalisco con 2 mil 535. Noveno, Michoacán con 2 mil 408. Décimo, Tamaulipas con 2 mil 291. Undécimo, Sonora con 2 mil 66 y duodécimo, Coahuila con mil 358.
Los “daños colaterales”
El sexenio del presidente Felipe Calderón también se ha caracterizado por las muertes de civiles que su propia administración llama “daños colaterales”: Niños, estudiantes, empresarios, periodistas, activistas sociales.
El gobierno del presidente Calderón reconoce: “90% de bajas está en la delincuencia organizada. Sólo un 10% de esas bajas son de las instituciones y de blancos civiles”, informó la Secretaría de Gobernación en abril de 2010.
Si Zeta ha documentado 60 mil 420 muertes producto de la guerra de Calderón contra el crimen organizado durante su sexenio, el 10% de “blancos civiles” serían 6 mil 42.
De acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos 5 mil 397 personas han sido reportadas como extraviadas nada más en el sexenio del presidente Felipe Calderón y 8 mil 898 cadáveres no identificados han sido algunos de los “resultados” de su “guerra” contra el crimen organizado.
Asimismo la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Chihuahua documentó 12 mil niños huérfanos por la violencia en Ciudad Juárez, 120 mil personas desplazadas por la violencia según información de la Comisión de Seguridad Pública de la Cámara de Diputados y más de 40 mil mexicanos que han pedido asilo político de acuerdo con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
Entre “los daños” colaterales se encuentran señores y señoras que al perder a sus familiares se han convertido en activistas sociales blanco no sólo de la impunidad gubernamental incapaz de revolver sus casos sino también del crimen organizado y del Estado mismo. No existe ninguna investigación si son algunas autoridades o el crimen organizado quienes han acabado con la vida de muchos activistas.
En relación a la nota anterior, el siguiente editorialista hizo las observaciones que se reproducen a continuación:
Los 60 mil muertos
Jorge Camil
LA JORNADA
23 de diciembre del 2011
La semana pasada se terminó oficialmente la guerra de Irak. En forma callada enviaron las tropas a casa y abandonaron el país a la suerte de una democracia prendida con alfileres. La “guerra”, como se sabe, fue desatada por George W. Bush, presidente republicano, pero los demócratas que hoy ocupan la Casa Blanca se sintieron obligados a lavarle la cara al país. Declararon que “valió la pena el sacrificio”, y que se iban “orgullosos” de haber sustituido a un dictador con un “gobierno democrático”. Los iraquíes piensan diferente: “Nos dejaron un país destrozado y sin esperanza”. Se hizo el recuento de las “bajas” en los medios: 4 mil 500 soldados estadunidenses y 100 mil “daños colaterales”. Estos últimos no son como los nuestros. Son muertos con pedigrí. Tienen número de registro, nombre y apellido, fecha y causa de defunción; edad, oficio y lugar donde ocurrió la muerte. No se clasifican por montones, como “los 26 de Guadalajara”, los “35 de Boca del Río” o “los 70 de San Fernando”. No se entierran en fosas comunes con los nombres genéricos de “sicarios”, o “individuos con antecedentes”, como dijo un ilustre gobernador.
En el quinto año de gobierno el Semanario Zeta fijó la cifra de nuestros muertos en 60 mil 420. Y como muchos son simplemente clasificados como “sin datos”, el gobierno federal no sabe quiénes son 46.38 por ciento de los muertos: http://bit.ly/rXrZIT. Son las “cucarachas” a las que se refirió Calderón en un desayuno con la Armada de México, usando un símil ofensivo (http://bit.ly/vMiUtS).
Aquéllos, los cien mil iraquíes, fueron clasificados por una ONG, Irak Body Count (http://bit.ly/mN4dd). Eran maestros, ingenieros, empresarios, empleados de gobierno, estudiantes, mecánicos, vendedores callejeros. Seres humanos como cualesquiera otros, sacrificados en busca de las “armas de destrucción masiva” inventadas por Bush y Dick Cheney para quedarse con las reservas petroleras de Irak.
Nuestros muertos, en cambio, sacrificados en aras de otra quimera presidencial (la erradicación del narcotráfico), aparecen burdamente clasificados en un ejecutómetro que lleva un conteo más deshumanizado: “con mensaje”, “decapitados”, “torturados”, “hombres”, “mujeres”. Pero nada más. No se identifican las víctimas ni se persiguen los delitos.
En los estados que cubrió el último reporte de Human Rights Watch (HRW) el organismo detectó “fallas sistemáticas en las investigaciones, que han impedido que soldados y policías rindan cuentas”. Y aunque la Procuraduría de Justicia Militar reconoció haber iniciado 3 mil 671 investigaciones por violaciones contra civiles, sólo condenó a 15 soldados: menos de 0.5 por ciento.
HRW considera que la práctica de descartar a las víctimas como “delincuentes” es consecuencia directa del doble discurso de Calderón. Por una parte predica que los derechos humanos son “premisa central” de su estrategia, y por la otra insiste públicamente que los abusos cometidos por militares “no son ciertos”, y que 90 por ciento de las víctimas son miembros de la delincuencia organizada. Ese doble discurso transmite a los funcionarios judiciales el mensaje de que las denuncias son infundadas, y por lo tanto no ameritan una investigación seria, e insinúa a las fuerzas de seguridad que sus abusos no serán cuestionados.
Pero como las prioridades son diferentes y los tiempos políticos son otros, hoy emerge Calderón como defensor a ultranza de los derechos humanos y crítico riguroso del Ejército. Anunció una “nueva” etapa en la lucha contra la delincuencia y siete acciones para ser “más eficaces” en la defensa de los derechos humanos (http://bit.ly/sa4H09). ¿Es un paso en la dirección correcta? ¿Fue el anuncio del regreso de los militares a los cuarteles? No. La nota de Claudia Herrera en La Jornada puso esas declaraciones en perspectiva: “se dieron en el contexto de la pugna con el PRI por la supuesta intromisión del narcotráfico en los comicios, y dos semanas después de haber sido demandado en la Corte Penal Internacional”. Ese es el verdadero Calderón. No el mandatario en campaña que supuestamente instruyó al gobierno a proteger a activistas, periodistas y candidatos; colaborar con la CNDH y acotar el fuero militar.
En 2008 Vincent Bugliosi, fiscal general de Los Ángeles, publicó un libro con los postulados que permitirían enjuiciar a Bush por las víctimas de Irak (The prosecution of George W. Bush for murder). Alegó que aquél, como comandante en jefe del ejército, era directamente responsable por enviar a las tropas a perseguir la mentira de las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein.
Y en el caso de México es muy probable que el fiscal de La Haya descarte de entrada los motivos para justificar la guerra de Calderón: sin contar con información precisa ni confiable sobre los verdaderos riesgos del narcotráfico en 2006, sin haber saneado el sistema de justicia ni los cuerpos policiacos, y sin que hoy importen la rendición de cuentas ni la identidad de las 60 mil víctimas. Es evidente que la extradición ocasional de un puñado de capos mediáticos no justifica la masacre de 60 mil mexicanos.
Dada la gran vanidad y la enorme soberbia de Felipe Calderón, incapaz de admitir que su estrategia en contra de la delincuencia organizada fue desde el principio una estrategia totalmente equivocada que solo vino a enlutar innecesariamente a decenas de millares de familias mexicanas, y aferrado como Presidente a continuar sosteniendo el yerro haciendo totalmente imposible un cambio de estrategia o un cambio de objetivos, faltándole todavía un año de su mortífero sexenio lo único anticipable era ya la acumulación de otros 10 mil cadáveres en el 2012 para dejarle como su dudoso legado a la Nación 70 mil cadáveres, muchos más muertos que los soldados norteamericanos que perdieron la vida en la impopular guerra de Vietnam que a fin de cuentas Estados Unidos también terminó perdiendo.
La feroz guerra sucia mediática emprendida en contra del izquierdista Andrés Manuel López Obrador en el 2006 por los terribles poderes fácticos que a través del PAN-Gobierno están implantando un gobierno paralelo secreto en México advertían que López Obrador era todo “un peligro para México” (Felipe Calderón, el Presidente de México por obra y gracia de los poderes fácticos, ha estado repetiendo lo mismo varios años después). ¿Entonces Felipe Calderón sí era la “salvación” de México, de acuerdo a Felipe Calderón y la derecha ultraconservadora? Pero Felipe Calderón ha ido más lejos aún al afirmar que si él se hubiera quedado cruzado de brazos y no hubiera emprendido su sangrienta guerra de legitimación convirtiendo un problema policiaco en un problema militar, las cosas habrían estado mucho peor. ¿Y a qué se refiere Felipe Calderón exactamente con su afirmación de que las cosas habrían mucho peor si él no hubiera sacado al Ejército de los cuarteles para meterlo en las calles de México (en donde por cierto los soldados han incurrido en numerosos y bien documentados abusos)? ¿Habría habido entonces 100 mil muertos en su sexenio? ¿Habría habido medio millón de muertos? ¿O un millón de muertos igualando la cifra de muertos que dejó la Revolución Mexicana? ¿O quizá seis millones de muertos, igualando las estadísticas acumuladas por los Nazis en los hornos crematorios durante la Segunda Guerra Mundial? Lo único que parece seguro es que, si el cada vez más ultraderechizado Partido Acción Nacional repite un tercer sexenio en la silla presidencial después de Felipe Calderón, y si su sucesor le sigue dando plena continuidad a la guerrita iniciada por su antecesor, los cadáveres se seguirán apilando por millares. En realidad, muchos mexicanos creen que las cosas ya no pueden estar peor que como lo advierte Felipe Calderón, y son cada vez más los que están convencidos de que el único remedio para terminar con el baño de sangre que vive México es sacar para siempre del poder a los derechistas ultraconservadores y “regresar a Benito Juárez a Los Pinos” de donde nunca debería de haber salido. Las consecuencias de seguir sosteniendo al PAN-Gobierno en el poder están a la vista, y ahora muchos mexicanos ya saben exactamente quién es el verdadero peligro para México.
La cifra de 50 mil muertos (oficialmente, al empezar el 2012, dicha cifra no llegaba ni siquiera a 48 mil según las cuentas alegres de las dependencias públicas al servicio del PAN-Gobierno) posiblemente, lejos de ser una exageración, está muy por debajo de una terrible realidad que rebasaría con creces las cifras y los pronósticos más pesimistas, ya que, de acuerdo a otras fuentes, el legado de cadáveres acumulados por Felipe Calderón en su guerra de legitimación con la cual las derechas en el poder terminaron colombianizando a México ascendería a 150 mil muertos.
La cifra dada por las notas periodísticas es fidedigna, y se repetirá de nuevo para quienes no puedan dar crédito a lo que aquí se consigna:
150 mil cadáveres
Esta cifra supera fácilmente el número de soldados norteamericanos muertos en la Guerra de Vietnam, pese a que la guerra norteamericana en Indochina duró más tiempo que los funestos 5 años del sexenio calderonista en los cuales se acumularon tan negras estadísticas. Y quien expuso tal dato no fue ningún enemigo personal de Felipe Calderón, no fue ningún vocero de partido de oposición alguno en México, y mucho menos fue algún izquierdista ávido de sensacionalismo. La fuente de tal dato es nadie menos que el Secretario de la Defensa de los Estados Unidos, Leon Panetta, como lo documenta la siguiente nota:
Guerra vs narco ha cobrado 150 mil vidas: EU
Agencia EFE
27 de marzo del 2012
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, dijo ayer que, según cifras proporcionadas por funcionarios de México, un total de 150 mil personas han muerto en la guerra contra el narcotráfico en ese país.
Panetta, durante una rueda de prensa ofrecida al finalizar la primera Reunión Trilateral de Ministros de Defensa de Norteamérica en Ottawa, no precisó qué período comprende esa cifra.
“Obviamente una de las graves amenazas que están enfrentando Norteamérica, Centroamérica y Sudamérica son los cárteles de la droga y el tráfico de la droga que se está produciendo”, afirmó Panetta.
“El peligro aquí está en varios frentes. Número uno es la tremenda violencia. Creo que los números que los funcionarios mexicanos han mencionado son 150 mil los que han muerto por la violencia principalmente entre estos cárteles en México”, añadió.
Las últimas cifras oficiales dadas a conocer en enero de este año en México señalan que desde 2006 han muerto 47 mil 500 personas a consecuencia de la violencia del narcotráfico.
Panetta realizó esta declaración tras mantener una reunión con los ministros de Defensa de Canadá, Peter Mackay, y México, el general Guillermo Galván, así como el secretario de Marina de México, Francisco Saynez.
Uno de los principales temas de la reunión fue la lucha contra el narcotráfico.
Panetta y Mackay señalaron durante la rueda de prensa que los representantes mexicanos les ofrecieron un “detallado” informe sobre la guerra contra el crimen organizado en ese país.
Pocas horas despúes, en un esfuerzo gigantesco de “control de daños”, se manejó oficialmente la versión de que todo había sido “un malentendido”. (¿?)
Independientemente de la estratosférica cifra de cadáveres manejada al irse acercando el macabro sexenio calderonista a su recta final, resulta claro de que de aquella proclama pomposa y triunfalista dada por Felipe Calderón cuando afirmó al iniciar su sangrienta y costosísima guerrita con las palabras, “la vamos a ganar”, faltándole (al momento de ser publicada la nota anterior) ocho meses para entregarle el poder a su sucesor (o sucesora) no había ni siquiera la más remota posibilidad de que se pudiera proclamar “victoria” alguna y que, por el contrario, se le estaría legando al país una tragedia social inmensa para ser padecida por varias décadas, más aún si el pueblo de México, manipulado por las monstruosas campañas de desinformación oficialistas, sigue votando por la permanencia del cada vez más ultraderechizado PAN en la silla presidencial, en lo que ya no puede ser clasificado ni siquiera como una burda simulación de democracia, porque ya ni siquiera a burda llega. Este es el resultado, estas son las consecuencias, de la derrota que los poderes fácticos y las monstruosas fuerzas empresariales como TELEVISA le propinaron al pueblo de México en el 2006.
Título: Sexenio de la infraestructura
Cartonista: Helguera
Fuente: LA JORNADA
Aún haciendo caso omiso de la cifra citada por el funcionario norteamericano Leon Panetta, al mismo tiempo que se celebraban los juegos olímpicos en 2012 se daba a conocer una nueva cifra superior a los 50 mil cadáveres y en sí superior a la mitad de la cifra de muertos dada por Leon Panetta:
Son 83 mil los asesinatos registrados en el sexenio
Luz del Carmen Sosa
EL DIARIO
5 de agosto del 2012
A pesar de que desde hace meses se divulga la cifra de 60 mil homicidios en lo que va de la actual administración federal, lo cierto es que tan sólo desde el día en que Felipe Calderón Hinojosa asumió la Presidencia de la República hasta el 31 de diciembre de 2011 se registraron 83 mil 541 asesinatos, de acuerdo con una exhaustiva investigación realizada por El Diario.
Estos datos oficiales fueron aportados por las agencias del Ministerio Público de 28 estados del país a través del Sistema de Transparencia, por lo que son cifras confiables.
Incluso, la estadística de 83 mil 541 asesinatos es menor a los datos globales reales, debido a que las autoridades de cuatro entidades federativas declinaron proporcionar su información sobre homicidios dolosos.
De ese número de víctimas hasta diciembre pasado, 7 mil 017 eran del sexo femenino, es decir, el 8.4 por ciento; las autoridades estatales desconocían el sexo de 184 cadáveres, debido a las condiciones en que fueron encontrados los restos humanos.
El rango de edad de entre 21 y 30 años ha sido el más afectado por las muertes violentas.
Con base en los reportes obtenidos por El Diario, se estableció que los estados con más homicidios hasta la fecha indicada han sido: Chihuahua con 16 mil 592; el Estado de México con 8 mil 602, Sinaloa con 7 mil 443, Guerrero con 7 mil 257, y Michoacán con 5 mil 045.
Apenas en noviembre de 2011, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) expuso en su informe que en México “los homicidios se concentran en un pequeño número de estados: Chihuahua, Sinaloa, Guerrero y Baja California”.
También estableció “un vínculo claro entre el crimen y el desarrollo”, al señalar que los países con amplias disparidades de ingresos tienen cuatro veces más probabilidades de resultar afectados por delitos violentos que las sociedades más equitativas.
Los 83 mil 541 crímenes registrados hasta fines del año pasado en este sexenio son equivalentes a la población total de los municipios Valle de Zaragoza, Uruachi, Urique, El Tule, Satevó, Santa Bárbara, Ojinaga, Riva Palacio y Guadalupe, del estado de Chihuahua, de acuerdo con el censo 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Transparencia
El Diario consultó a cada una de las unidades de información de las Procuradurías Generales de Justicia y Fiscalías Generales de los 32 entidades, que son reguladas por la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental.
Sin embargo, Coahuila, Durango, Morelos y Tlaxcala fueron los sujetos obligados que omitieron responder a las preguntas realizadas, por lo que fue interpuesto el recurso de revisión, proceso que aún continúa.
El Ministerio Público del estado de Chihuahua contabilizó del primero de diciembre de 2006 al 31 de diciembre de 2011 un total de 16 mil 592 muertes violentas.
Mil 304 víctimas corresponden al sexo femenino. La representación social dijo desconocer el sexo y edad de 18 cadáveres.
Las cifras relacionadas con crímenes de mujeres sitúan a Chihuahua en el primer lugar nacional con mil 304 casos, lo que representa el 8 por ciento de los homicidios registrados en el estado.
Siete feminicidios fueron cometidos en diciembre de 2006; 68 en 2007; 136 en 2008; 268 en 2009; 455 en 2010 y 370 en 2011, indica el informe.
El documento firmado por Juan Urbina Burciaga, titular de la Unidad de Información de la Fiscalía General del Estado de Chihuahua (FGE), precisa que Juárez es el municipio más afectado, seguido por Chihuahua capital.
Esta ciudad fronteriza fue hasta diciembre de 2011 la más violenta del país con casi 11 mil crímenes, es decir el 13.40 por ciento de todos los asesinatos cometidos en México.
La cifra rebasa la de los otros cuatro estados mexicanos más violentos.
En el desglose de homicidios registrados en esta entidad durante la administración de Felipe Calderón Hinojosa se establece que en 2006 fueron registrados 52 crímenes; 675 en 2007; 2 mil 321 en 2008; 4 mil 134 en 2009; 5 mil 394 en 2010 (año que es considerado el más violento del sexenio); y 2011 cerró con 4 mil 014 asesinatos.
Otro dato está relacionado con la muerte violenta de niños.
Este estado reportó 120 víctimas cuyas edades van de cero a 10 años, mientras que 2 mil 105 más corresponden a edades entre 11 a 20, indica el documento otorgado por la unidad de Transparencia de la Fiscalía General del Estado (FGE).
El informe indica que los hombres jóvenes, particularmente en Juárez y Chihuahua, resultaron los más expuestos al riesgo de un homicidio doloso al ser asesinadas 6 mil 408 personas de entre 21 y 30 años.
Mientras que el grupo de 31 a 40 años registró 4 mil 408 víctimas; mil 936 de 41 a 50 años, 687 de 61 a 70 años, 257 de 71 a 80 años, 21 de 81 a 90 años y en el resto de los casos no se determinó la edad de los fallecidos.
El reporte refiere que 13 mil 501 homicidios fueron cometidos con arma de fuego; mil 031 con arma blanca; 616 por golpes (tortura); 230 estrangulados; 82 calcinados; 19 en supuestos accidentes; 12 ahogados; 6 por envenenamiento; 5 por explosivos y 2 por electrocución.
En el resto de los casos, más de mil, el Servicio Médico Forense no logró determinar la causa de muerte y muchos de estos cuerpos sin vida son osamentas.
Contrastes
La violencia en México tiene grandes contrastes. Mientras Chihua-hua alcanzó el nivel más elevado de homicidios, Chiapas reportó menos de 100 homicidios en el mismo periodo: 77 en total.
Sin embargo, este dato no refleja la realidad, sólo la desorganización del Ministerio Público.
“Del 2006 al 2009 no se encontró registro alguno de homicidios dolosos”, respondió Cinthya Berenice Valseca González, responsable de la Unidad de Enlace de la Fiscalía Especial para la Investigación del Delito de Homicidio de la Procuraduría General de Justicia para el Estado de Chiapas.
En el documento que envió a El Diario la funcionaria refiere que la dependencia empezó a documentar los homicidios a partir de 2010, por lo que dio a conocer que de las 77 víctimas de 2010 y 2011, 24 correspondieron al sexo femenino.
La estadística por estados
En la presente administración calderonista, Aguascalientes registró 375 homicidios, 321 hombres y 54 mujeres.
De los fallecidos, 26 no cumplían aún los 10 años; 42 fueron entre 11 a 20 años, 108 tenían entre 21 a 30 años, 123 de 31 a 40 años, 41 de 41 a 50, 6 de 51 a 60, y 3 de 71 a 80 años.
Baja California registró 4 mil 520 homicidios: 3 mil 950 víctimas eran hombres, 462 eran mujeres. En 108 casos se desconoce el sexo y edad de la persona fallecida, por lo que es el estado que tiene el mayor número de víctimas sin identificar.
Esta entidad registró 48 víctimas menores de 10 años; 257 se encuentran entre 11 y 20 años; 988 tenían de 21 a 30 años; 946 de 31 a 40; 475 de 41 a 50; 197 de 51 a 60; 63 de 61 a 70: 32 de 71 a 80; 7 de 80 y más, mientras que en el resto de los casos el MP no logró establecer la edad.
Baja California Sur reportó un total de 200 homicidios; 161 víctimas eran hombres y 39 mujeres.
Los municipios con mayor índice de muertes violentas fueron Los Cabos, La Paz y Mulegé, cita el informe.
Campeche emitió información más escueta, al dar a conocer que en este mismo periodo fueron asesinadas 243 personas, sin precisar sexo o edad de la víctima.
Coahuila no respondió a la solicitud de información.
Colima reportó 401 homicidios, sin embargo, carece de la información desglosada por sexo y edad de las víctimas.
Fernando Gutiérrez Fuentes, agente del Ministerio Público en funciones de visitador auxiliar, dio a conocer que los municipios con mayor incidencia en la comisión del delito de homicidio doloso fueron Colima, con 98 crímenes registrados en este periodo; Tecomán con 71 casos y Manzanillo con 63 muertes violentas.
Las tres ciudades son importantes puntos turísticos del país.
Durango no respondió a la solicitud de información.
El Distrito Federal reportó 4 mil 308 homicidios. Tres mil 731 víctimas eran hombres y 576 mujeres. Las delegaciones con mayor incidencia en delitos contra la vida fueron Iztapalapa con mil 013; Gustavo A. Madero con 681 y Cuauhtémoc con 398.
Edomex, el segundo más violento
El Estado de México reportó 8 mil 602 homicidios, por lo que después de Chihuahua es el segundo más violento del país.
El titular de la Unidad de Información, Jorge Guillermo Pérez Cuevas, reportó que mil 027 mujeres fueron asesinadas de 2007 a 2011, ya que no tenían contabilizados los datos de diciembre de 2006.
Los datos enviados a El Diario establecen que además tienen 48 cadáveres cuya edad y sexo se desconocen.
Guanajuato reportó 2 mil 162 homicidios. Eduardo López Goerme, coordinador general de la Unidad de Acceso a la Información Pública del Poder Ejecutivo, informó que el sistema de procesamiento de datos de información de la institución no contempla el registro por edad y causa de muerte, por lo que sólo remitió la información con base en el número de averiguaciones previas abiertas por el delito de homicidio doloso.
Guerrero registró 7 mil 257 averiguaciones previas abiertas en este periodo por este delito.
Sin embargo, destacó en su informe que “no se tienen registros desglosados desde el 2009 hacia atrás”.
Dio a conocer que entre 2010 y 2011 fueron asesinadas 230 mujeres, mientras que los municipios más afectados por la violencia fueron Acapulco, Chilpancingo e Iguala.
Hidalgo reportó 404 asesinatos, 330 hombres y 74 mujeres.
Los municipios más violentos en los últimos tres años fueron Pachuca de Soto, Tula de Allende y Mineral de Reforma.
Jalisco fue otro de los estados que carece de un registro completo al reportar únicamente 3 mil 909 averiguaciones previas iniciadas por el delito de homicidio doloso durante el lapso mencionado.
Michoacán dio a conocer el registro de 5 mil 45 crímenes, 4 mil 504 hombres y 541 mujeres.
Las edades de las víctimas fueron desglosadas de la siguiente manera: 30 eran menores de 10 años; 490 estaban en el rango de edad de 11 a 20 años; mil 275 entre 21 a 30; mil 114, de 31 a 40; 706, de 41 a 50; 395, de 51 a 60; 91, de 61 a 70; 24, de 71 a 80; 24, de 81 a 90; y 4 de 91 a 100 años. El resto, 707, no estaban identificados.
El Sistema de Información Pública de Morelos clasificó la información solicitada como reservada, por considerar que se trata de información “cuyo conocimiento público pone en riesgo la gobernabilidad democrática del Estado, la vida, salud y la seguridad de las personas”.
El Diario interpuso el recurso de revisión en este caso, al considerar que tal argumento era improcedente.
Nayarit reportó mil 664 homicidios, de los cuales mil 503 eran hombres y 152 mujeres. En 9 casos se desconocía el sexo y edad de las víctimas.
Nuevo León contabilizó 3 mil 824 crímenes, 3 mil 413 hombres y 411 mujeres.
Oaxaca respondió que en este periodo fueron asesinadas mil 530 personas.
Puebla reportó 2 mil 425 homicidios, sin embargo, no tienen los datos desglosados por sexo. 115 víctimas eran niños menores de 10 años y el resto de edad adulta.
Querétaro reportó 387 víctimas, 328 era hombres, 51 mujeres y 8 más que no se logró definir edad ni sexo.
Los municipios más violentos fueron Querétaro con 170 víctimas, San Juan del Río con 67 y Corregidora con 22 personas asesinadas.
Quintana Roo reportó mil 939 víctimas, de las cuales 471 pertenecían al sexo femenino y 89 eran menores de 15 años.
San Luis Potosí registró mil 451 homicidios. 145 víctimas eran del sexo femenino, mientras que 21 eran menores de 10 años.
Los municipios más violentos fueron San Luis Potosí con 795 asesinatos; Ciudad Valles con 165 casos y Río Verde con 99, cita el informe.
Sinaloa también destaca
Sinaloa registró 7 mil 443 homicidios, 389 víctimas eran mujeres y 24 no alcanzaban a cumplir los 10 años de edad.
Los municipios más violentos fueron Culiacán con 2 mil 366 homicidios; Mazatlán con 716 y Navolato con 590.
Sonora contabilizó 2 mil 334 crímenes. 232 víctimas eran del sexo femenino.
Tabasco registró 993 crímenes, sin embargo no mencionó el número de víctimas femeninas, ni las edades de los fallecidos.
Como municipios más violentos mencionó El Centro, Cunduacan y Huimanguillo.
Tamaulipas reportó 3 mil 884 asesinatos. 328 eran mujeres, mientras que 23 de las víctimas eran menores de 10 años.
Los municipios más violentos fueron Nuevo Laredo con 547 crímenes y Reynosa con 508 casos.
Tlaxcala fue el cuarto estado que declinó emitir información a través del sistema de Transparencia.
Veracruz tiene registrados 3 mil 157 crímenes, 400 de ellos de mujeres. 673 eran niños que no cumplían los 14 años de edad.
Los municipios más violentos fueron Veracruz, Xalapa y Coatzacoalcos.
Yucatán reportó 195 homicidios, de los cuales 35 fueron mujeres. Los municipios más violentos son Mérida, Tekax y Tizimin.
Zacatecas reportó 595 homicidios, con 57 mujeres asesinadas. Los municipios que reportaron la mayor incidencia de delitos contra la vida fueron Sombrerete, Fresnillo y Zacatecas, reveló el informe obtenido a través de la Unidad de Transparencia.
Esto quiere decir que, aún faltando varios meses para que concluyera el nefasto sexenio del derechista Felipe Calderón, la cifra de muertos superaba por decenas de miles la cantidad de muertos acumulados por el Ejército norteamericano durante la intervención armada de los Estados Unidos en Vietnam, con la diferencia de que Estados Unidos contaba con una cantidad superior de recursos bélicos y económicos al intervenir en Vietnam que los recursos bélicos y económicos con los que contaba México cuando Felipe Calderón le ordenó al Ejército mexicano salir de los cuarteles para lanzarse a las calles de México a efectuar labores propias de las policías, y con la diferencia de que para acumular la cifra de muertos en México superior a la cifra de soldados norteamericanos muertos en la guerra de Vietnam en México la derecha ultraconservadora requirió una cantidad mucho menor de tiempo. Pero peor aún es el hecho de que al mismo tiempo que se publicaba la nota anterior se conocía ya en todo México acerca de la intención de Felipe Calderón de largarse de México para establecer su residencia en el extranjero (como catedrático en universidades norteamericanas) dejándole a los mexicanos la dura tarea de resolver el sangriento conflicto que dejó inconcluso y en el cual jamás hubo proclamación oficial de victoria alguna con lo cual el Ejército mexicano pudiera vanagloriarse de haber cumplido la misión que se le había pedido, por el contrario, el flujo de drogas hacia los Estados Unidos continuaba igual o peor que antes pudiéndose conseguir la droga en las calles inclusive a precios menores en los Estados Unidos que los precios que tenía antes de que Felipe Calderón asumiera el poder. Cabe notar que puesto que Felipe Calderón gozará hasta el final de sus días de una opípara e inmerecida pensión vitalicia -costeada hasta la risa por el pueblo de México- que excede con creces cualquier remuneración económica que le pueda ofrecer institución educativa alguna en los Estados Unidos, su huída de México no se debe a una necesidad monetaria como ocurre con el caso de los millones de indocumentados mexicanos que se fueron de México para no morir de hambre, eso queda claro. Cabe notar también que Felipe Calderón aún después de dejar su cargo como Presidente seguirá recibiendo protección personal de por vida otorgada por el Estado Mayor Presidencial -a cargo también del erario nacional-, ¡pero ni aún así se siente seguro en México! Quizá los comentarios más generalizados con respecto a esta huída virtual al extranjero de uno de los peores Presidentes que ha tenido México es que muchos están de acuerdo en que se largue pero que se largue para siempre y nunca más regrese a México al igual que como lo hizo Don Porfirio Díaz, pidiéndole de paso a Felipe Calderón hacerle a los mexicanos el enorme favor de llevarse consigo al PAN junto con él para que de este modo las derechas ultraconservadoras le permitan al resto de los mexicanos que se quedan atrás el poder llevar a cabo la construcción (o mejor dicho, la reconstrucción) del país, remendando el desastre causado por esa derecha reaccionaria y ultraconservadora que con muy buen tino el Benemérito de las Américas en su momento afirmó que estaba moralmente impedida para gobernar al país.
Al acercarse a su ocaso el nefando sexenio de Felipe Calderón y con él el reinado de la derecha ultraconservadora de México en el poder, si algo era obvio tal cosa fueron los intentos pueriles de la derecha por ocultar las cifras que consignan la terrible magnitud de la pesadilla panista, las cifras oficiales que hasta el final siempre estuvieron por debajo de una cifra mágica de 50 mil que se dá por rebosada con creces:
Esconde Federación la cifra de ejecutados
H. Prado/R. Herrera
Agencia REFORMA
16 de agosto del 2012
El Gobierno federal confirmó a REFORMA que hasta el término del sexenio no habrá una cifra oficial actualizada de ejecutados o muertos, relacionados con el crimen organizado.
Las últimas estadísticas oficiales de la llamada Base de Datos de Fallecimientos Ocurridos por Presunta Rivalidad Delincuencial cerraron el 30 de septiembre de 2011 con 47 mil 515 fallecidos. (¿?)
Jaime López Aranda, titular del Centro de Información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Publica, argumentó que aunque las bases de datos fueron inéditas y ejemplo de transparencia (¿?), no pasaron de ser un “experimento” que incluso sembró incertidumbre en el Gabinete de Seguridad, y por ello se decidió no darles continuidad.
Esa decisión fue criticada y considerada lamentable por especialistas, quienes consideraron que con ello las autoridades se quedan sin un insumo indispensable para la toma de decisiones.
López Aranda explicó que “en mi opinión personal, no como funcionario, esta base fue un muy buen experimento de transparencia (¿?), pero fue un experimento fallido. O sea, creo que el Estado mexicano no debe hacer la clasificación de muertos por delincuencia organizada porque desvirtúa profundamente el proceso penal”. (¿?)
La Administración del presidente Felipe Calderón sólo alimentará la información de los “homicidios dolosos” cometidos en el país, que acumulaban 94 mil 357 fallecidos hasta junio de este año, pero no desagregará los relacionados con el crimen organizado.
“Ya no se le va a dar seguimiento (a la base de datos de ejecutados). Las referencias que se tenían eran de agencias federales, Cisen, PGR, Marina, Sedena; un ‘grupo candado” lo juntaba y ese era el dato que se les daba (a los medios).
“Pero yo no tenía una averiguación previa para respaldar cada uno de esos casos porque, además, no puede haber averiguación previa por homicidios de delincuencia organizada. Entonces no tenía respaldo legal”, dijo.
El funcionario abundó: “Pusieron los criterios y dijeron: ‘a ver, si usaron armas de fuego de alto calibre, si movieron el cuerpo, si lo amarraron, si hay huellas de tortura, si se cubren dos o más de estas (características) podrían ser como de crimen organizado’. Tenía sustento metodológico lo que se publicó, pero solamente era aproximación, como un decir ‘me late que este puede ser’ (homicidio por crimen organizado)”, explicó.
López Aranda sostuvo que la base de datos que actualmente conforma la PGR sólo incluye detalles sobre homicidios dolosos, porque las categorías de “ejecución”, de “homicidios relacionados con delincuencia organizada”, o de “fallecimientos relacionados con presunta rivalidad delincuencial” simplemente no pueden utilizarse porque no están tipificadas en ningún código penal.
Reclaman cifra
La decisión del Gobierno federal de sepultar la cifra de ejecutados en el sexenio fue reprobada por especialistas y el líder del Movimiento por la Paz, Javier Sicilia.
El poeta aseguró que la Administración de Felipe Calderón quiere aventar a una “fosa clandestina” la memoria histórica de las personas muertas en la guerra contra el narco.
“Detrás de esto está la misma lógica de los nazis: los seres humanos que mueren en la guerra del narco son cifras, son cucarachas. Ahora no importa ni siquiera contarlas. Esto es el inicio de una forma de nazismo”, dijo Sicilia.
“En realidad nunca se supo (el número de muertos). ¡Inventaron la cifra! Lo hicieron después de que nosotros se los exigimos en el Castillo (de Chapultepec el 23 de junio de 2011).
“Dieron una cifra y, a partir de esa cifra sabemos que mueren y mueren, pero el Pentágono, después quién sabe cómo lo hicieron, hablaban de 150 mil. Y hay alcaldes que dicen que son 250 mil, y todavía falta saber la cantidad de fosas clandestinas que hay. Y lo vamos a saber, algún día lo vamos a saber”.
Eduardo Gallo, ex presidente de México Unido Contra la Delincuencia, consideró que el Gobierno busca dejar al aire la cifra sobre asesinados para que al final del sexenio no se asocie este número al saldo que arrojará la Administración de Calderón.
Ana Laura Magaloni, investigadora del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), dijo que si está mal la base de datos que la propia Administración federal construyó, entonces lo que se tiene que hacer es realizar otra que sí cuente con los estándares de validez necesarios. (H. Prado/R. Herrera/Con información de Diego Osorno/Agencia Reforma)
Al final de cuentas, se antoja posible que la guerra de legitimación decretada unilateralmente por Felipe Calderón en contra de la delincuencia organizada sacando al Ejército mexicano de los cuarteles y metiéndolo en una guerra inútil imposible de ganar, le haya dejado a México más muertos que la cifra de soldados norteamericanos muertos en la guerra de Iraq.
¿Para esto quería Felipe Calderón ser Presidente de México a toda costa haiga sido como haiga sido? ¿Para esto querían su oportunidad los conservadores reaccionarios conspirando y conjurando noche y día desde sectas tenebrosas como la Organización Nacional del Yunque y su creadora la sociedad Tecos de Guadalajara? Ahora que ya se sabe cómo gobierna esta clase de gente, solo falta que se conserve la memoria histórica para no darles nunca más otra oportunidad para que puedan volver a hacer de las suyas.
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