sábado, 11 de junio de 2011

El mecanógrafo de Schindler

Una de las películas que más detestan los neo-nazis y neo-fascistas antisemitas del mundo entero tales como los alucinados militantes de la Organización Nacional del Yunque en México y los grupos paramilitares y agentes encubiertos “Tecos” de la Universidad Autónoma de Guadalajara es la película La lista de Schindler, no solo porque fue producida por uno de los cineastas más famosos de Hollywood que además de ser productor de películas es también de ascendencia judía, el director Steven Spielberg, sino porque en dicha película en la que se deja muy mal parados a los carniceros en los cuales fincó el mayor carnicero alemán de todos los tiempos, Hitler, sus esperanzas para subyugar al planeta. En la película se rescata de entre la ignominia y la pobredumbre moral del Nazismo la honorabilidad de un industrial alemán que arriesgando su vida tuvo el valor de dar protección a un millar de judíos que gracias a él pudieron salvarse y vivir para contar lo sucedido, Oskar Schindler:





al cual la ultraderecha mundial ve como un “traidor” al Nazismo no porque hubiera encabezado alguna acción de resistencia armada en contra de la locura del Nazismo sino simplemente porque salvó a un millar de hombres y mujeres de una muerte segura, lo cual lo vuelve “impuro” ante los ojos de la Organización Nacional del Yunque y la sociedad clandestina Tecos de la UAG en México. Y lo que menos toleran los ultras fundamentalistas de la extrema derecha es que la película está basada en un personaje de la vida real y en hechos de la vida real reproducidos fielmente en la película, con todo y que los ultras de la derecha ultraconservadora insisten gritando al viento en que la película supuestamente es una fantasía de propaganda judía basada en hechos ficticios con el sólo “malvado propósito” de desprestigiar a los “pobrecitos” carniceros del Nazismo aún más de lo que ya están.

Para recordarnos que los hechos documentados en la película “La lista de Schindler” son reales y que personajes como el diabólico Amon Göth fueron una terrible realidad de carne y hueso, el martes 7 de junio del 2011 el mundo tuvo conocimiento del deceso de Mieczyslaw “Mietek” Pemper:





Mietek Pemper es precisamente el hombre que elaboró la lista de Oskar Schindler que ayudó a salvar a mil 200 judíos de las manos de los nazis, autor del libro The Road to Rescue, The Untold Story of Schindle's List, el cual murió a los 91 años de edad en el sureste de Alemania en Augsburg, ciudad del estado de Bavaria donde radicó la mayor parte de su vida, siendo sus restos sepultados en el cementerio judío de esa localidad el viernes 10 de junio del 2011. Como un homenaje póstumo a Mietek Pemper, las autoridades alemanas de la localidad ordenaron que desde temprano en dicho día las banderas ondearan a media asta en señal de luto por la pérdida de este hombre, nacido en 1920 en la ciudad polaca de Cracovia en el seno de una familia judía.

Tal y como se describe en la película, Pemper fue encarcelado en el campo de concentración Plaszow, donde trabajó como mecanógrafo para su temido comandante el perverso y cruel Amon Göth., otrora orgullo del Nazismo alemán porque encarnaba todo aquello en lo cual quería convertir al pueblo alemán:









Fue en el campo de concentración de Plaszow en donde Mietek Pemper se relacionó con el industrial alemán Oskar Schindler, a quien –a riesgo de su propia vida– proporcionó una lista de aproximadamente mil judíos presos en Plaszow a reclutar para que trabajaran en sus fábricas de municiones. La lista salvó a esos judíos de una muerte inminente a la que no pudieron escapar millones de judíos en los hornos crematorios de la locura Nazi, pero además Pemper fue el principal testigo de la acusación contra Amon Göth en 1946, hechos decisivos por los que Pemper fue declarado “ciudadano de honor” en Augsburg por los mismos alemanes. Pero es a Schindler, miembro del Partido Nazi que fue el primero que trató de sacar provecho de la invasión alemana de Polonia, a quien se le acredita haber salvado la vida de unos mil 200 judíos a través de sus fábricas. El industrial murió en el anonimato en Alemania en 1974 a la edad de 66 años, aunque su historia fue dada a conocer por el escritor australiano Thomas Keneally (no-judío), cuyo libro fue adaptado en 1993 para la película “La lista de Schindler”, que obtuvo siete premios Oscar.

Mietek Pemper había guardado silencio sobre sus experiencias durante el periodo nazi hasta que fue consultado para la cinta del director estadounidense Steven Spielberg, según una biografía difundida por la ciudad de Augsburg. “Con Pemper, la ciudad ha perdido a un importante constructor de los puentes entre judíos y cristianos, pues contribuyó a la reconciliación”, afirmó el alcalde de la ciudad, Kurt Gribl, en un comunicado.

Sin osar opinar sobre el resultado que haya obtenido en su juicio final ante el Supremo Hacedor, es muy posible que a Mietek Pemper se le haya dado en el más allá el consuelo eterno a lo que padeció y atestiguó en vida en una de las épocas más obscuras en la historia de la humanidad. Y en cuanto al diablo de Plaszow, Amon Göth, cuya ejecución real puede ser consultada en YouTube en el videoclip titulado “Las 2 ejecuciones de Amon Goeth” de Jordi Rodríguez (el videoclip muestra tanto la ejecución de Amon Göth en la película “La lista de Schindler” como su ejecución real llevada a cabo por las autoridades de Cracovia después de la liberación de Polonia), si el primer intento fallido de su ahorcamiento que bien sirvió para alargarle unos segundos más su pena de muerte es un indicio del desamparo total en el que se encontraba Göth ante la justicia divina por los actos que cometió en vida y por los cuales jamás mostró arrepentimiento alguno, actos inhumanos que no podía negar ante un Creador Supremo que las religiones sostienen que lo sabe todo y en el cual creen los verdaderos judíos y los verdaderos cristianos, esto debió de haberle servido a Göth como un negro presagio en su camino hacia el inframundo para unirse en el más allá a otros psicópatas tan bestializados como él, con otros más en camino de unírsele en los años y décadas posteriores tales como Adolph Eichmann, Augusto Pinochet, “Traian Romanescu”, Salvador Borrego, Antonio Leaño Alvarez del Castillo, Joaquín Bochaca y demás calaña de la extrema derecha mundial para los cuales Amon Göth fue “un nacionalista patriota que simplemente cumplió con su deber castrense”, un modelo a seguir, un “ejemplo” para los nuevos “soldados” de la extrema derecha que están siendo indoctrinados en la clandestinidad para revivir la locura antisemita que asoló al planeta los años veinte del siglo pasado. Si hay justicia divina, aquella que el mismo Jesús de Nazareth prometió a los bienaventurados que tienen hambre y sed de justicia, seguramente a todos estos promotores del odio y del mal los ha estado esperando y los ha estado recibiendo en su seno alguien que los desea tener a su lado por el resto de la Eternidad:





Resulta contrastante comparar el hecho de que mientras que Oskar Schindler es recordado con cariño verdadero y afecto genuino por aquellos a quienes literalmente les salvó su vida exponiendo la suya propia, los cuales en su memoria y siguiendo una añeja costumbre judía han depositado cada uno de ellos una piedra pequeña en su lápida como postrer tributo a la grandeza de un hombre que entró a los libros de Historia por la puerta grande:





por el otro lado varios de los sucesores de la locura de extrema derecha que han mantenido viva la antorcha de odio y fanatismo que les dejó Hitler a su partida en vez de producir tristeza y luto al morir lo único que han inspirado es alegría y júbilo entre sus numerosas víctimas que posiblemente nunca les perdonarán las atrocidades que les cometieron en vida.

Descanse en paz, Mietek Pemper. Seguramente en donde esté ya no volverá a ver nunca más a Amon Göth. Y para un hombre como Mietek Pemper que vió lo que vió y que sufrió lo que sufrió, no puede haber un consuelo mayor que ése.