Autocensura
Como parte de la embestida secreta para afianzar el poder reteniéndolo en sus manos impidiendo por todos los medios posibles la pérdida de la Presidencia en las elecciones del 2012, TELEVISA (de la cual ya se ha documentado bastante en los trabajos de Spectator) y su hermana siamesa TV AZTECA impulsaron un acuerdo entre los medios de comunicación recurriendo a sus mejores estrategas de mercadotecnia para convencer a los demás medios de comprometerse a firmar y respetar un “acuerdo” que aparentemente es algo que beneficia a México. Y no sólo convencieron a muchos medios de unirse al “pacto”, sino que convencieron también a muchas personalidades importantes que ingenuamente cayeron en la trampa sin darse cuenta de lo que realmente se estaba suscribiendo. Para formalizar dicho “acuerdo”, el vehículo utilizado por el duopolio televisivo fue la llamada Iniciativa México (de la cual Spectator ya ha hablado previamente). De este modo, en una ceremonia televisada en cadena nacional y ampliamente publicitada por el duopolio, representantes de 715 medios de comunicación, entre estaciones radiofónicas, periódicos y medios oficiales, se dio a conocer el “Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia”, en el marco de la segunda emisión de Iniciativa México 2011, impulsada por Televisa y TV Azteca. El evento, realizado en el Museo Nacional de Antropología, contó con la presencia de los presidentes de Televisa, Emilio Azcárraga Jean, y de TV Azteca, Ricardo Salinas Pliego. La conducción estuvo a cargo de Carlos Loret de Mola, de Canal 2, y de Sergio Sarmiento, de Canal 13. En dicho evento, los conductores destacaron que “por primera vez en la historia de México”, 50 directivos de medios de comunicación se unieron para firmar un protocolo que ampara la seguridad de los reporteros que cubren la información vinculada al crimen organizado.
Este acuerdo contiene 10 puntos de “criterios editoriales” a los que se deben ceñir los medios firmantes:
1.-Tomar postura en contra de la violencia motivada por el crimen organizado.
2.-No convertirse en voceros “involuntarios” del crimen organizado.
3.-Dimensionar (sic) adecuadamente la información.
4.-Atribuir responsabilidades explícitas.
5.-No prejuzgar culpabilidades.
6,-Cuidar a las víctimas y a los menores de edad.
7.-Alentar la participación y la denuncia ciudadana.
8.-Proteger a los periodistas, a través de la adopción de protocolos y medidas de seguridad para los reporteros que cubren la información.
9.-Solidarizarse ante cualquier amenaza o acción contra reporteros y medios.
10.-No interferir en el combate a la delincuencia.
El documento también fue respaldado por 45 representantes de organizaciones sociales y civiles, así como más de 250 personas que firmaron como adherentes, entre las que se encuentran académicos, intelectuales y empresarios, la mayoría, colaboradores editoriales de los grandes grupos mediáticos. Entre los “testigos ciudadanos” del acuerdo figuraron los rectores de la UNAM, José Narro Robles; del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Manuel Durán; el presidente de Transparencia Mexicana, Federico Reyes Heroles; el presidente de la Asociación Internacional de Universidades, Juan Ramón de la Fuente, y el poeta y escritor Homero Aridjis. Algunas de las organizaciones sociales que firmaron el acuerdo son la Asociación Alto al Secuestro, de Isabel Miranda de Wallace; Causa Común, de María Elena Moreira; Artículo 19 para México y Centroamérica, A Favor de lo Mejor en los Medios y el Consejo de la Comunicación, así como el Consejo Coordinador Empresarial y el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios.
En la ceremonia, participaron los principales comunicadores estrella de los medios de comunicación electrónicos más importantes como Joaquín López Dóriga, de Televisa; Javier Alatorre, de TV Azteca; Adriana Pérez Cañedo, de Canal Once, José Cárdenas, de Radio Fórmula, Pedro Freís de Con, de Grupo Imagen.
En la ceremonia, participaron los principales comunicadores estrella de los medios de comunicación electrónicos más importantes como Joaquín López Dóriga, de Televisa; Javier Alatorre, de TV Azteca; Adriana Pérez Cañedo, de Canal Once, José Cárdenas, de Radio Fórmula, Pedro Freís de Con, de Grupo Imagen.
Cabe destacar que un sector muy importante de medios impresos y electrónicos no participaron en el acuerdo, entre ellos, MVS Multivisión, propietario de MVS Radio y Grupo Dish; Grupo Reforma, el periódico La Jornada, la revista Proceso, Diario de Yucatán, así como otros grupos radiofónicos locales de amplia penetración. Es muy posible que se hayan dado cuenta de la trampa, es muy posible que se hayan dado cuenta de la presencia en el documento del caballo de Troya.
Podemos equiparar al acuerdo con un delicioso y muy apetecible pastel de chocolate para el cual se han utilizado los mejores ingredientes, la mejor crema de cacao, miel de abeja en vez de azúcar, la más fina colección de avellanas y nueces finas, con unas apetecibles cerezas puestas encima del betún de chocolate. Al probar una tajada del pastel éste tiene un sabor exquisito, y no hay nada malo en el pastel en sí. Todo está muy bien, excepto que las cerezas están envenenadas, y están envenenadas con un veneno tan potente que una vez ingeridas sus efectos son necesariamente mortales.
¿Y en qué consiste la trampa en el “acuerdo”?
Hay que fijarse muy bien en el “punto de acuerdo” que estipula: Dimensionar (sic) adecuadamente la información, en el cual mañosamente no se dan detalles (lo que usualmente se conoce como la “letra chiquita de imprenta” en los contratos) pero que de cualquier manera se espera que sea cumplido por todos los medios que se suscribieron al acuerdo. En realidad, esto viene siendo un acto de autocensura mediante el cual se espera que ningún medio de comunicación masiva siga publicando fotografías de cadáveres tendidos en el pavimento, decapitados, descuartizados, y demás material sobre las miles de víctimas que le ha dejado a México la guerra de legitimación emprendida por Felipe Calderón, por lo menos 35 mil cadáveres y “daños colaterales” al momento de suscribirse el “Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia”. Lo que menos quiere el PAN-Gobierno y la ultraderecha que lo tiene infiltrado es que estos testimonios gráficos se sigan publicando justo hasta el día en que se celebren las elecciones del Estado de México en el 2011 y justo hasta el día en que se celebren las elecciones presidenciales en julio del 2012, porque estos testimonios gráficos son la mejor propaganda en contra del PAN-Gobierno para sacarlo a puntapiés de la silla presidencial en las elecciones presidenciales del 2012. Son el recordatorio constante de la enorme tragedia que le ha significado a todo un país el arribo de los ultraconservadores al poder. Los golpistas del neo-fascismo se oponen terminantemente a la publicación continuada de estos testimonios gráficos con la misma tozudez con la cual los Nazis de la Alemania derrotada se oponían a la publicación de las terribles fotografías que mostraban los horrores cometidos en los campos de concentración. Los Nazis hubieran querido que jamás se hubiera publicado en ningún medio una sola de esas fotografías para que así no hubiera la reacción que los Nazis esperaban que se habría desatado en contra de ellos si aparecían publicados los testimonios gráficos sobre esos terribles secretos que tan celosamente estuvieron ocultando Hitler y Himmler sobre sus numerosos crímenes de lesa humanidad en la creencia de que tales cosas nunca se sabrían, del mismo modo que ahora se está tratando de impedir por todos los medios posibles la publicación del material que le dá a los electores mexicanos las mejores razones del mundo para ir a votar en contra del PAN-Gobierno en el 2012 quitándole el control de todas las dependencias federales. El no haber publicado las fotografías y los videos de los campos de concentración Nazis en lo que hubiera sido un acto injustificable de autocensura le habría dado a Hitler, aún ya muerto, un enorme e inmerecido triunfo, guardándole una “buena memoria”. Y del mismo modo, el dejar de publicar las fotografías y los videos documentales que muestran lo que ha ocurrido en México bajo el PAN-Gobierno sería darles un triunfo colosal precisamente a los mismos que en su propaganda chatarra hoy admiran a Hitler y a los Nazis, justo en la víspera de las muy importantes elecciones en el Estado de México y las aún más importantes elecciones presidenciales en el 2012.
Este golpe propinado por la ultraderecha Yunquista que ha estado infiltrando casi todos los estratos importantes de la sociedad mexicana capaces de formar una opinión informada llegó justo al mismo tiempo en el que una Jueza federal se tomó sobre sí (¿siguiendo instrucciones?) la tarea de sentar todos los precedentes jurídicos necesarios para posibilitar una censura total sobre todos los documentales que puedan ser elaborados en México, el bien conocido caso de la película-documental “Presunto culpable” que de manera contundente documentó la misma putrefacción moral del sistema jurídico mexicano que ahora la ultraderecha Yunquista está utilizando a su favor para llevar a México hacia su constitución en un virtual régimen totalitario; bajo la guía de personajes afines a los propósitos y los planes de la ultraderecha, claro está. El que todos estos incidentes estén ocurriendo de manera sincronizada justo al mismo tiempo apunta hacia un hecho trascendental: Cuando la ultraderecha encubierta de México, principalmente el Yunquismo, ese producto siniestro de la sociedad clandestina Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara, decide atacar, lo hace abriendo varios frentes de guerra al mismo tiempo, los más que puedan, todo con el mismo propósito, con las mismas intenciones.
¿Y por qué no trató de emplear el PAN-Gobierno su poderío oficial para tratar de imponer directamente sobre los medios como censura lo que ahora sus esquiroles estan promocionando como autocensura? En cierta forma, y apenas con unas cuantas semanas de anticipación, eso fue precisamente lo que trató de hacer la Presidencia de México al tomarla en contra de la periodista Carmen Aristegui con el resultado de que los costos políticos del asunto excedieron con creces el precedente de castigo que se trató de imponer. Definitivamente, no es bueno ni sano hacer las cosas tan directamente cuando la ultraderecha encubierta aún no ha consolidado su control total sobre todo México, es mil veces preferible recurrir a conductos no-oficiales como ahora lo están haciendo, recurriendo a los monopolios TELEVISA y TV AZTECA que seguramente están a la espera del consabido pago de facturas.
El “Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia” destaca no sólo por el mañoso punto 3 injertado con dolo y con doble intención enmascarado entre los demás puntos para desvíar la atención del mismo (si se hubiera promovido un “acuerdo” que constara únicamente del punto 3, hasta un niño de primaria se habría dado cuenta del verdadero objetivo del “acuerdo”). Destaca también por lo que está ausente. Si de lo que se trataba era de impedir una glorificación de la violencia, este no era el objetivo, y la prueba de ello está en que el “acuerdo” no incluyó y dejó terminantemente fuera por completo cualquier tipo de censura en contra de la transmisión al aire de películas con violencia extrema y actos de sadismo brutal y explícito. Desde que se pactó el “acuerdo”, ambas televisoras siguen transmitiendo al aire películas de contenido extremadamente violento con escenas sangrientas de sadismo extremo (las que les producen sus “ratings” más redituables), y no lo hacen a la medianoche sino a todas horas del día en horarios en los cuales los niños mexicanos tienen acceso a dichos programas. Nunca fue la intención ni del PAN-Gobierno ni del duopolio de televisoras actuar como dique en contra de la programación que promueve la violencia y los hechos de sangre. El objetivo siempre fue, y sigue siendo, impedir la transmisión de noticias duras y cruentas que muestran la lamentable condición en la cual se encuentra el país tras 10 años de PAN-Gobierno.
Al momento de suscribirse el “Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia”, habían transcurrido ya más de cuatro años desde el arribo de Felipe Calderón a la silla presidencial. ¿Y por qué hasta ahora de repente tanta prisa en tratar de comprometer a todos los medios en una autoinmolación que le priva a los mexicanos de su derecho a mantenerse debidamente informados? Pues precisamente por las razones que se acaban de dar.
¿Realmente espera alguien que con el susodicho “Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia” dejará de cruzar la droga colombiana por México en su ruta hacia los Estados Unidos? Lo más seguro es que no dejará de pasar ni un solo gramo de la droga que tanto se necesita en la sociedad norteamericana para poder seguir funcionando. ¿Realmente espera alguien que con el susodicho “Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia” la violencia disminuirá y que los miembros de los cárteles dejarán de estarse matando entre sí? Esto tampoco sucederá, ni siquiera los promotores del “acuerdo” esperan tal cosa, porque no son esas las verdaderas razones por las cuales se impulsó dicho pacto. Las verdaderas razones están en las elecciones que se llevarán a cabo en el Estado de México en el 2011 en donde están tratando desesperadamente de descarrilar por todos los medios posibles al priista Enrique Peña Nieto que “amenaza” con sacar al PAN de Los Pinos en el 2012, y las elecciones presidenciales que se llevarán a cabo en el mismo 2012. De eso se trata, a fin de cuentas, el verdadero motivo que está detrás de la fabricación de algo cuya única finalidad es mutilarle al pueblo de México las noticias de las que tiene pleno derecho de estar al tanto. Nada de andar publicando o de andar difundiendo imágenes grotescas que puedan hacer meditar a los electores en la posibilidad de propinarle al PAN-Gobierno un duro voto de castigo en tiempos electorales. Eliminar todo rastro de lo que pueda ser considerado propaganda negativa aunque no se trate de propaganda sino simplemente de información. ¿Y quiénes serán los encargados de denunciar a los medios que no respeten la autocensura que el duopolio televisivo ha logrado hacer tragar a sus ingenuos creyentes? Pues el mismo duopolio, naturalmente, principalmente TELEVISA que ya tiene tanta experiencia en embestir a los demás medios de comunicación como repetidamente lo ha hecho una y otra vez en el pasado reciente, con el jilguerillo Joaquín López-Dóriga repitiendo su papel editorialista en el cual se ha vuelto un consumado experto.
El siguiente editorial es uno de varios que ha puesto en tela los propósitos y las verdaderas intenciones del “Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia”:
Medios: la mordaza se gestó en Los Pinos
José Gil Olmos
Revista PROCESO Num. 1795
26 de marzo del 2011
Todo empezó con una petición presidencial. La mañana del 5 de agosto de 2010 Felipe Calderón se reunió en Los Pinos con los dueños de las principales cadenas de radio y televisión y de periódicos y revistas. El presidente les pidió “ser parte de su estrategia” de guerra contra el narcotráfico, “autorregular” sus contenidos, impulsar la idea de que el Gobierno iba ganando la batalla y “evitar” entrevistar “criminales” para no convertirlos en héroes.
Siete meses después llegó el resultado. El jueves 24 de marzo de 2011 se dio a conocer el Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia signado oficialmente por 715 medios –aunque a la firma asistió apenas media centena– en un acto encabezado por las dos principales cadenas de televisión, Televisa y Televisión Azteca.
Pedro Torres Estrada, subdirector editorial de El Diario, de Ciudad Juárez, afirma en entrevista telefónica: “Sospechamos que detrás de todo esto están las manos del Gobierno”.
Comenta a Proceso que hace unas semanas Claudio X. González, en nombre de la Fundación Televisa, los invitó a firmar el documento. Rechazaron la invitación. “Nos dijeron que el presidente Calderón estaba interesado en tener una reunión previa el martes en Los Pinos o en algún otro lugar, y que le daría mucho gusto que estuviéramos presentes. Dijimos que muchas gracias, pero que no”.
-¿Ven una posibilidad de censura?
-Sospechamos que esto no es tan ciudadano. Si nos vamos hacia atrás y revisamos las expresiones de los gobiernos en relación con la cobertura de la violencia, muchas de esas están implícitas en el acuerdo. Nos acusan de ser apologistas de la violencia, de que estamos creando héroes de delincuentes. Creemos que, en determinado momento, detrás de esto pudiera estar la mano del Gobierno.
El comunicólogo Raúl Trejo Delarbre aporta un punto de vista distinto, pero complementario: el acuerdo, dice, responde claramente a los intereses empresariales de Televisa y TV Azteca, que necesitan “legitimación” en momentos en que se enfrentan con el gigante de las telecomunicaciones: el Grupo Carso.
“Puedo decir con toda responsabilidad, pero sin citar mi fuente, que directores de varios medios me confirmaron que fue de las oficinas corporativas de Televisa de donde los llamaron para invitarlos a sumarse a este documento”, afirma Trejo, presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información.
Agrega en entrevista con Proceso que para Televisa y TV Azteca el acuerdo es en realidad “un acto de propaganda” y que por eso fue presentado en un “escenario lamentable” y “espectacularizado”: el Museo de Antropología convertido en un set de televisión.
Regulación
Regular la cobertura informativa sobre el narco ha sido un propósito de Calderón desde hace años. En noviembre de 2009 se realizó en Boca de Río, Veracruz, el congreso Ciudadanía y Medios. Acción Conjunta, organizado por el gobierno de la entidad y la Procuraduría General de la República. Participó Margarita Zavala, esposa del presidente. Uno de sus principales resolutivos fue que los medios “no otorgarían espacios a los mensajes de los grupos delictivos ni a sus representantes”.
El 5 de agosto de 2010, en aquella reunión en Los Pinos, Calderón insistió en el tema al pedirle a los dueños de medios que se sumaran al Diálogo por la Seguridad. Hacia una Política de Estado.
La reunión fue privada. Entre los asistentes estaban directivos de Televisa, TV Azteca, Radio Mil, Organización Editorial Mexicana, El Universal, MVS, Radio Fórmula, Grupo ACIR, de la Cámara Nacional de la Industria de Telecomunicaciones por Cable, de la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y Televisión (CIRT), del Grupo Milenio, Radiorama, Radio Centro y de los periódicos Unomásuno, La Crónica, La Jornada, La Razón y Rumbo de México.
El 9 de noviembre de ese año, al inaugurar la sexagésima sexta asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa, Calderón nuevamente habló del tema. Tras señalar que el crimen organizado se ha convertido en “el mayor riesgo al ejercicio del periodismo y se levanta como la principal fuente de restricción, intimidación y represión a la labor informativa”, pidió la regulación de los contenidos.
“Es necesario informar sin hacer apología del crimen, evitar hacer el juego a la agenda mediática de las organizaciones criminales; no se trata de ninguna manera de ocultar los problemas, sino reflejar la realidad y poner en perspectiva los grandes esfuerzos que hacemos para solucionar nuestros problemas; balancear la información, tomar en cuenta, sí, si es indispensable por el hecho mismo, noticioso, la voz intimidatoria de los criminales.”
El jueves 17 de marzo insistió, al borde del chiste: “Si yo no hubiera sido político a lo mejor me hubiera dedicado al periodismo, que también me gusta; es una profesión que respeto”, afirmó al intervenir en el foro México: Puerta de América organizado por el Grupo BBVA-Bancomer y el diario español El País.
“Hubiera hecho un periódico que se llamara Balance y en la primera plana pondría de un lado todas las noticias malas, las más importantes, y del otro lado todas las más importantes buenas noticias. Y en medio las buenas o malas sin clasificarlas ahí”.
Tras asegurar que las únicas que “asientan hechos totalmente objetivos e inocultables” son las notas deportivas, Calderón afirmó que “se debe equilibrar y poner en perspectiva lo que es México, no ocultar ni ignorar los problemas que hay en el país”.
De acuerdo con el acuerdo
Con la firma del Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia Felipe Calderón parece haber logrado uno de sus objetivos: aliarse con un sector de la prensa mexicana en su lucha contra el narcotráfico.
Horas después de la transmisión nacional del acto envió un mensaje desde Apodaca, Nuevo León: “Pienso que este acuerdo es una muestra muy clara de que la responsabilidad, cuando se ejerce plenamente por todos y en particular por los medios de comunicación, permite enfrentar de mejor manera el fenómeno de la violencia delictiva, de la violencia causada por los grupos y las organizaciones criminales que afectan a los mexicanos”.
Calderón necesitaba este acuerdo sobre todo porque encuestas publicadas el mes pasado indicaban que su popularidad ha bajado a 52%, lo que no se veía desde 2008, y se incrementó la percepción ciudadana en cuanto a criminalidad y violencia.
“Calderón ha estado incómodo desde hace años con la cobertura mediática de la violencia”, dice Raúl Trejo. “Cada vez que puede reitera su anhelo para que en México haya medios que vean tanto los asuntos buenos como los malos, pero a veces no hay muchos momentos buenos que cubrir. No sé si él auspició, pero sí aplaudió este acuerdo”, señala.
Medidas huecas
Durante la elaboración del acuerdo hubo miembros de la CIRT que plantearon la necesidad de darles a los reporteros seguros de vida, cursos de capacitación, protocolos de protección y mejores salarios. La mayoría de los que trabajan para los medios que suscribieron el acuerdo carecen de esas prestaciones. Algunos no tienen ni Seguro Social.
Pero las propuestas no prosperaron; se quedaron en el enunciado de “establecer mecanismos para la protección de los periodistas en situaciones de riesgo”.
Los anteproyectos del acuerdo, que Proceso pudo consultar, son sustancialmente distintos al documento final.
Por ejemplo en el segundo punto se proponía rechazar entrevistas “a miembros de las organizaciones del crimen organizado (sic) cuando exista sentencia condenatoria en su contra”. En la versión definitiva sólo se habla de “impedir que los delincuentes o presuntos delincuentes se conviertan en víctimas o héroes públicos” y “omitir y desechar información que provenga de los grupos criminales con propósitos propagandísticos”.
Los ausentes
Se dijo que el acuerdo estaba firmado por los principales medios de comunicación del país. Pero hubo ausencias. Algunos fueron invitados pero no quisieron participar, como El Diario de Ciudad Juárez, y otros de plano no fueron invitados, como La Jornada, Reforma, Proceso, Multivisión, TV Cable y muchos medios locales. De hecho aparecen pocos medios de las entidades en las que el crimen organizado es más violento, como Chihuahua, Tamaulipas, Guerrero, Michoacán, Sinaloa y Nuevo León.
Pedro Torres precisa que aunque el medio en el que trabaja fue invitado se decidió no firmar el acuerdo porque desde su perspectiva no se puede normar de manera tan general los criterios editoriales: la realidad de Juárez no es la misma que la de otras ciudades.
“No podemos trabajar en las mismas condiciones que los enviados que tienen más libertad en el manejo de la información que nosotros que permanecemos aquí cuando se publica la nota. Además hay cuestiones de seguridad que tenemos que tener presentes cada vez que se publica algo, y para la gente que escribe a la distancia es muy diferente la situación. Por eso no creemos que sea viable esta generalización de los criterios y de los principios para la cobertura de la violencia”.
En su editorial del viernes 25 el diario La Jornada cuestionó las razones que, dijo, “llevan a semejante ensayo por uniformar los criterios editoriales de la mayor parte de los medios del país y a buscar una suerte de verdad única en torno a una circunstancia nacional llena de ambigüedades, zonas grises, hechos que resultan incomprensibles con base a las versiones oficiales y una legalidad vulnerada por las organizaciones delictivas pero también por las dependencias públicas”.
Además critica que algunas empresas que encabezan el acuerdo, como TV Azteca, hayan pasado por encima de las leyes como en 2006, cuando “recuperaron” las instalaciones de Canal 40.
El editorial del diario desglosa el decálogo y señala que cae en linchamientos mediáticos, posibilidades de censura, peligro a la independencia editorial y “evoca las ideas expresadas hace unos días por el titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón, sobre lo que a su criterio debería ser la forma adecuada de hacer un periódico”.
Y remata: “Flaco favor le harán unos medios alineados por decisión propia en torno a una verdad única y uncidos de manera voluntaria a los triunfalismos, omisiones y extravíos del discurso oficial”.
La periodista Carmen Aristegui, en su columna del viernes 25 en el diario Reforma, asegura que algunos de los firmantes, en sus respectivas colaboraciones, han acusado a los que no suscribieron el acuerdo como “los mezquinos de siempre”. La conductora del noticiero matutino de MVS señala que es imposible sacudir la sospecha de que la pretensión final de todo esto es, parafraseando al especialista Edgardo Buscaglia, “gerenciar el flujo de la información”. Esto es, uniformar la información, y desde los medios, no desde la realidad, transformar la percepción de lo que está pasando.
“El acuerdo se firma en el momento en el que todos los indicadores apuntan al fracaso de la estrategia gubernamental”, asevera Aristegui.
Las siguientes fotografías son una muestra de cosas que los Nazis alemanes hubieran querido que jamás salieran a la luz pública para que así nadie se enterase jamás de lo sucedido:
Y hoy, como ayer, el PAN-Gobierno controlado detrás del telón por la ultraderecha que lo tiene infiltrado se encuentra desesperado ante la reacción que pueda tener el pueblo de México en contra suya en las urnas en las elecciones presidenciales del 2012 al ver las imágenes que son una muestra de cosas que el PAN-Gobierno no quiere que sigan saliendo ya a la luz pública por ningún medio para que así nadie se entere de la crudeza de lo que realmente está sucediendo en México (Spectator hace la advertencia previa a sus lectores de que algunas de estas imágenes son extraordinariamente brutales, pero desafortunadamente son un reflejo fiel de lo que está ocurriendo en el México de hoy, en caso de que no crean tener el estómago suficiente para proceder a verlas y para poder procesar mentalmente la crueldad y la brutalidad que muestran las imágenes que pese a todo representan la dura realidad del México de hoy):
Esto es lo que está ocurriendo hoy, en el México de hoy, en el México co-gobernado por Felipe Calderón junto con la Organización Nacional del Yunque, el mismo hombre que le pidió a la gente que votara por él en las elecciones presidenciales del 2006 “por tu seguridad y la de tu familia” porque supuestamente la otra opción, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, era “todo un peligro para México”. Felipe Calderón y la ultraderecha que lo acompaña y que cogobierna junto con él quisieran que todos los medios sacaran puras noticias “blancas”, optimistas, alegres, como las que ha estado sacando el gobierno federal panista con su costosa propaganda promocional construyendo realidades alternas tan falsas como las que construye la extrema derecha en la clandestinidad con sus fantasías extravagantes acerca de una “gran conspiración judía masónica comunista”, con todo y que a la gran mayoría de los mexicanos les preocupa mucho más cosas como las que documentan las fotografías puestas arriba que las locas fantasías neo-Nazis sobre “la gran conspiración judía”.
De cualquier manera, Spectator les tiene muy malas noticias a TELEVISA, a TV AZTECA, al PAN-Gobierno, a las sociedades secretas de ultraderecha radical como el Yunque y los Tecos, y a todos sus cómplices y comparsas que se les han unido a espera de ser recompensados por sus servicios: noticias y fotografías como éstas últimas van a seguir siendo dadas a conocer, si no en las televisoras y los que han decidido seguirles el juego autocensurándose, la difusión será a través de Internet en donde el enorme poderío de estos conspiradores llega a su fin. Y entre más censuren y se autocensuren y convenzan a los demás que también censuren y se autocensuren, mayores razones le darán al pueblo de México para procurar sus noticias y su información a través de Internet en lugar de andar perdiendo inútilmente el tiempo con jilguerillos semi-oficiales como el cada vez más desacreditado Joaquín López-Dóriga. No les funcionó bien a los Nazis y a dictadores fascistas como Francisco Franco y Augusto Pinochet el tratar de crear sus propias fantasías y su propia ilusión de la verdad ocultando lo que no querían que se supiera, a la postre al final se supo todo aunque no a la velocidad que en aquellos tiempos podría haberlos frenado en seco, y hoy al igual que ayer tampoco les funcionarán sus trampas y sus ardides y sus caballos de Troya a quienes creen ilusamente que pueden mantener engañado a todo un pueblo por tiempo indefinido. Spectator no piensa ni ha pensado por un solo momento en hacerles el juego para ayudarles a construír una imagen mercadotécnica de Disneylandia calderonizada y yunquificada; y menos sabiendo lo que realmente se traen entre manos.
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