viernes, 18 de febrero de 2011

Resaca

En relación a los persistentes rumores sobre un presunto problema de alcoholismo que padece el primer mandatario de la Nación, mencionado en un trabajo previo en el cual Spectator trató de sacarle algo de humorismo a costillas del actual ocupante de la Presidencia de México, un episodio reciente confirma la intolerancia represiva con la cual se pretende ocultar hechos que deberían ser del conocimiento público por la gravedad de los mismos.

Tras dos años de haber encabezado la emisión radiofónica del noticiero Primera Edición, de 6 a 10 de la mañana, en la empresa MVS Radio, la conductora Carmen Aristegui fue despedida fulminantemente bajo la excusa de que “transgredió el código de ética de la empresa, al dar rumores como noticias”, según el spot divulgado por la empresa. Sin embargo, informes internos de MVS revelan que las verdaderas razones tuvieron que ver con presiones ejercidas desde la Presidencia de la República, que expresó su descontento ante la pregunta que lanzó la conductora el viernes 4 de febrero del 2011 a las 9 de la mañana: “¿Tiene o no Felipe Calderón un problema de alcoholismo?”. Durante esa emisión Aristegui informó sobre una manta desplegada el día anterior, el jueves 3 de febrero, en la tribuna de la Cámara de Diputados, que hacía referencia a presuntos problemas con el alcohol del primer mandatario:





La conductora exhortó a que fuera la propia Presidencia de la República la que respondiera “de manera seria” a este tipo de rumores que se han divulgado en redes sociales y en la propia Cámara de Diputados. Aristegui planteó: “¿Tiene o no problemas de alcoholismo el presidente de la República?.. No hay nada de ofensivo, me parece, cuando alguien, si es que fuera el caso, atravesara por un problema de esta naturaleza... Si hay elementos firmes que hagan presumir un problema del alcoholismo en Felipe Calderón tendría que ser tratado con la seriedad del caso... y me parece que frente a lo que pasó ayer, la respuesta más fácil es denostar el asunto y criticarlo y decir que no es la manera en que los legisladores deben comportarse... ¿Tiene o no Felipe Calderón problemas de alcoholismo? Esto merece, insisto, una respuesta seria, formal y oficial de la propia Presidencia de la República”, reiteró Carmen Aristegui ese viernes en lo que sería su último día de trabajo en la empresa MVS antes de ser despedida.

Calderón y el periodismo incómodo
Arturo Rodríguez García
Agencia APRO
7 de febrero del 2011

Al presidente Felipe Calderón se le ha señalado por enderezar el aparato de Estado contra periodistas y medios de comunicación que le resultan incómodos, como ha ocurrido hoy, a partir de difundirse la salida de la periodista Carmen Aristegui de MVS Noticias, presuntamente por haber planteado la duda sobre un eventual problema alcohólico del Ejecutivo.

A partir de la salida de Aristegui, primero de WRadio en 2008 –que la mantuvo fuera del aire durante un año--, y ahora de MVS Noticias, los señalamientos ciudadanos y diversos actores políticos apuntan a la responsabilidad presidencial en diferentes casos de censura.

Por ejemplo, el periodista José Gutiérrez Vivó acusó a Calderón Hinojosa de haber ejercido contra él “una censura llevada al extremo”, luego de que en 2007 se viera forzado a cerrar la transmisión de Monitor, que para entonces llevaba más de 23 años al aire. Luego, en febrero de 2009, las instalaciones de Diario Monitor fueron embargadas.

En enero de 2009, Miguel Badillo, director de la revista Contralínea, también responsabilizó a Calderón de estar detrás de las acciones judiciales emprendidas en su contra por el gasero Grupo Zeta, la que por cierto han puesto por breves períodos en la cárcel al propio Badillo y a la periodista Ana Lilia Pérez.

Además de los señalamientos, en diferentes momentos el Presidente ha expresado su descontento con los medios de comunicación por difundir “sólo malas noticias”, y también --como argumentaban los funcionarios del anterior régimen priista-- “por hablar mal del país”, y ha afirmado que la libertad de expresión se “debe ejercer con responsabilidad”.

El discurso

En contraste con las acusaciones y sus propios resabios, Calderón ha destacado en múltiples intervenciones que en el país existe un clima pleno de libertades y, particularmente, se ha referido a la libertad de prensa, indicando que su obstrucción es cosa del pasado.

El 8 de noviembre de 2010, al inaugurar la 66 Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), el mandatario mexicano dijo:

“En el pasado, el gran problema en México era el control de la información y la censura, la mayoría de las veces ligado al poder público. Se dice y se escribe fácil, pero la libertad de expresión es una libertad que durante mucho tiempo fue obstaculizada por el Estado. Hoy en día, no es más el caso de México.

“En México, hoy, el gobierno respeta la libertad de prensa”, exclamó.

Esa vez, recurrió a la tradición familiar opositora, recordando que su padre, Luis Calderón Vega, incursionaba en algunos medios como editorialista por temporadas o, inclusive, enviaba a sus hijos –entre ellos el actual presidente- a repartir panfletos con sus escritos.

Las intervenciones del Presidente de la República han mantenido el mismo argumento discursivo, exculpando siempre al gobierno mexicano de los obstáculos para ejercerla, o inclusive echando mano del recurso más frecuente de su administración, como ocurrió el 22 de septiembre de 2010 ante los reclamos de la SIP y el Comité de Protección a Periodistas (CPJ), debido al alto número de agresiones sufridas en el país:

“La peor amenaza contra la libertad de expresión no proviene del gobierno, que tiene una profunda vocación democrática y de tolerancia, sino del crimen organizado”, se deslindó.

Luego de que el CPJ lo instara a promulgar la reforma penal que despenalizaba los ilícitos de difamación, calumnias e injurias cometidos por periodistas, autorizada por el Congreso de la Unión, pero sin publicarse en el Diario Oficial de la Federación, finalmente Calderón emitió el decreto el 12 de abril de 2007, y entonces dijo que la libertad de expresión es condicionante de la democracia y destacó el sustento constitucional de dicho principio.

En otra ocasión, cuando participó en la 50 Semana Nacional de Radio y Televisión, el 16 de octubre de 2008, convocó:

“Los invito a impulsar un cambio de actitud, un cambio de mentalidad, particularmente entre los jóvenes; a no permitir que se abata la esperanza de nuestro México; a sacudir la conciencia colectiva para enfrentar y resolver los problemas que nos aquejan y para vencer la adversidad”, dijo ante los concesionarios de radio y televisión, que le agradecieron, en voz de Enrique Pereda Gómez, el refrendo de sus concesiones.

El sábado 5 de febrero, cuando ya estaba en ciernes el despido de Carmen Aristegui de MVS Noticias, Felipe Calderón encabezó el acto conmemorativo de los 94 años de promulgación de la Constitución mexicana. Aunque en su discurso tuvo diversas menciones sobre las libertades en general, en ningún momento aludió a la libertad de expresión en particular.

Hasta el momento, el presidente Felipe Calderón no ha rechazado los señalamientos de represión contra periodistas y medios de comunicación críticos, ni aclarado las expresiones que denotan su interés por controlar los contenidos, especialmente, en medios electrónicos.




Título: El código ético de la casa
Cartonista: Fisgón
Fuente: LA JORNADA



Título: Aclarando dudas
Cartonista: Hernández
Fuente: LA JORNADA



Título: Nuevo programa matutino
Cartonista: Helguera
Fuente: LA JORNADA


Es importante subrayar el hecho de que la periodista Carmen Aristegui en su programa radiofónico de MVS Noticias jamás afirmó que el Presidente de México tuviera un problema serio con una presunta adicción a las bebidas alcohólicas. Lo que hizo fue, a raíz de una protesta llevada a cabo por varios Diputados Federales en el Congreso de la Unión en donde exhibieron a Felipe Calderón como un borracho (con una foto frontal suya de una esas ocasiones en las cuales no le ha sido posible disimular un estado “inconveniente”), abrió el asunto como un tema de debate con sus radioescuchas con la finalidad de aclarar el asunto. Pero en el México actual co-gobernado por el Yunque y demás adláteres de la ultraderecha en donde paulatinamente han ido desapareciendo las libertades de expresión y de prensa (así como los periodistas que han terminado muertos en un país que ha sido clasificado internacionalmente como el país más peligroso del planeta para ejercer la profesión del periodismo), un asunto así ni siquiera se puede poner en la mesa de debates con la finalidad de aclararlo, algo así no está permitido, y menos faltando 18 meses para las elecciones presidenciales.

El observador suspicaz no puede menos que sospechar que, si el problema serio que presuntamente padece el Presidente de México por una muy comentada adicción a las bebidas alcohólicas, fuera una fantasía, el mismo Presidente Felipe Calderón habría abierto el tema respondiendo a sus detractores cara a cara. Pero en lugar de responder, cuando sólo hay silencio, y además de silencio, represión, hasta el más incrédulo debe preguntarse a sí mismos qué demonios es lo que está sucediendo en México.

La salida definitiva de Carmen Aristegui de MVS Multivisión quedó empañada por otro hecho excepcional: la empresa notificó de inmediato a la Presidencia de México que la osada periodista ya había sido echada fuera, un hecho que reconocieron los ejecutivos de la misma empresa. ¿Por qué razón tendria que enterarse la Presidencia de la República de lo que MVS, una empresa privada, hace con sus contratos? ¿De cuando acá las empresas le notifican de inmediato a la Presidencia sobre el despido de un trabajador? ¿No es acaso una manera de decir “¡Tarea cumplida!”? A Carmen Aristegui le pasó con Felipe Calderón lo mismo que a José Gutiérrez Vivó con Vicente Fox, confirmando que el primer punto del código de ética de los noticieros es: no te metas con el Presidente de la República, porque si lo haces las vas a pasar muy mal. El cinismo de la situación radica en el hecho de que todos los beneficiarios del PAN-Gobierno enfermos ya de poder han estado acusando despiadadamente y sin cesar al Presidente de Venezuela Hugo Chávez de estar haciendo justo lo que han estado haciendo ellos actuando igual.

Lo curioso del caso es que para Felipe Calderón el izquierdista Andrés Manuel López Obrador sigue siendo “un peligro para México” (esto lo dejo muy claro en unas entrevistas radiofónicas que le hicieron en octubre del 2010 Pablo Hiriart y Salvador Camarena en W Radio), o sea que según la lógica oficialista es un peligro mayor para México una persona que no ejerce cargo público alguno que una persona que siendo el Presidente de México gobernando a más de 100 millones de mexicanos ha caído en un problema de alcoholismo por el cual cualquier ciudadano ordinario ya habría ido a parar a las reuniones de algún grupo de ayuda como alcohólicos anónimos.

Antes de continuar, Don Felipe, echémonos un brindis con un vasito de buen Whisky reserva 2006 a la salud política del actual ocupante de Los Pinos: ¡Salud, Señor Presidente, y hasta no ver el fondo!





La terminación fulminante del noticiero conducido por Carmen Aristegui no tardó en generar protestas de quienes advierten ya un recrudecimiento en la represión oficial en vísperas de las elecciones oficiales. En Facebook se creó la red “Apoyo total a Carmen Aristegui” la cual convocó a una movilización de protesta realizada a las 12 del 7 de febrero del 2011, frente a las instalaciones de MVS:





Unas 200 personas con cartulinas y tapabocas con la leyenda “No + Censura”, se reunieron afuera de la empresa. Debido a que el número de manifestantes iba en aumento, arribaron tres camiones con granaderos de la policía capitalina para resguardar la zona. Al menos 14 oradores subieron a las escalinatas de la puerta principal de la empresa, que se mantuvo cerrada y resguardada por tres elementos de seguridad. En el micrófono, algunos simpatizantes lloraron de indignación, al asegurar que Aristegui tenía como prioridad temas sociales que han lastimado a los mexicanos. Uno de los mensajes en Twitter más divulgado fue el siguiente: “Vaya @FelipeCalderon sí puede acusar de narcos a los gobernadores, pero a él no se le puede preguntar si bebe”. Otro fue el siguiente: “Piensan en Los Pinos que matando al mensajero se acaba el mensaje crítico. Solidaridad con Aristegui”. Y más perspicaces: “Con la salida de Aristegui va implícita la respuesta afirmativa al alcoholismo de @FelipeCalderon”. Decenas de mensajes recordaron que ésta era la forma de celebrar el Día de la Constitución y de violentar la libertad de expresión y el derecho a la información.

Llama la atención que la salida fulminante de Carmen Aristegui de su noticiero en MVS Multivisión ocurrió justo también cuando el tema de la Organización Nacional del Yunque estaba a punto de ser radiado al aire en el noticiero conducido por ella, como lo deja en claro el siguiente articulista:

La salud de Calderón, a debate
Álvaro Delgado
Agencia APRO
7 de febrero del 2011

“¿Los habitantes de una nación tienen derecho a saber si el jefe de Estado es adicto a las drogas o si padece alcoholismo?”, pregunté en twitter, el jueves 3, con el ánimo de abordar con seriedad un asunto de inobjetable interés público: El alcoholismo de Felipe Calderón imputado por cinco legisladores petistas y perredistas.

Después del despido de Carmen Aristegui de su noticiero en MVS Multivisión, por informar de la acción de los legisladores y pedir una posición a la Presidencia de la República sobre si Calderón es alcohólico, el debate se potenció, en vez de suprimirse, como pretendieron personajes tan disímbolos como Josefina Vázquez Mota, coordinadora de los diputados panistas, y el excandidato presidencial Andrés Manuel López Obrador.

Porque presumir y aun asegurar que Calderón es un borracho, como lo hicieron los diputados con la manta que desplegaron en el salón de sesiones, no es una calumnia ni un agravio a las instituciones, como acusa Vázquez Mota, tampoco es un tema de carácter personal, como alega López Obrador, sino un asunto que concierne a todos los mexicanos.

La razón es sencilla: No se acusa a Calderón de criminal, sino de padecer una enfermedad que --como cualquier otra-- debe ser atendida de manera profesional, porque las decisiones que motiva o inhibe repercuten en la vida de millones de personas.

No se trata ni siquiera de Calderón mismo y si el gobernante es alcohólico o drogadicto, sino que puede ser víctima de una lesión muscular y aun sicológica que requiere, para ser controlada o curada, el consumo de una sustancia sicotrópica que genera cambio de percepción de la realidad, ánimo o comportamiento.

Ya el despido de Aristegui de la empresa propiedad de la familia Vargas, cuya coartada de que violó un código de ética secreto es insostenible, ha dado lugar a un insólito fenómeno de opinión pública en defensa de la libertad de expresión, particularmente en las redes sociales --que no se presentó cuando, en enero de 2008, Televisa y Grupo Prisa la echaron de W Radio--, pero también ha enterado a quienes lo ignoraban del real o supuesto alcoholismo de Calderón.

Por ello la chacota no debe imponerse a lo que debe ser un debate serio necesario y urgente: El derecho de los ciudadanos a conocer el estado de salud de sus gobernantes, presentes y futuros, tal como lo tienen en países con una democracia como a la que debemos aspirar.

Ahora debe exigirse aclarar si Calderón padece alcoholismo --que es una enfermedad incurable, progresiva y mortal--, pero a futuro se deben prevenir que lleguen al poder también drogadictos, sicópatas o con algún padecimiento físico que implique el consumo de medicamentos que les altere la realidad.

Y sin sobredimensionar, minimizar ni rasgarse las vestiduras lo procedente es generar un debate sobre el tema y abordar con seriedad si Calderón padece esa enfermedad.

Vale decir que el señalamiento no es de ahora ni proviene de sus malquerientes, sino de personajes de su propio partido, como su maestro, Carlos Castillo Pereza, quien en octubre de 1997, cuando Calderón era presidente del PAN, le escribió una carta, publicada en Proceso en octubre de 2009, en la que le dice que fue informado de “las aventuras más que frecuentes --etílicas y demás-- de algunos de tus colaboradores”.

Y más adelante le reprochó su informalidad por una borrachera: “(…) Ahora tengo que añadirte que me pareció desconsiderado de tu parte no haber acudido a la cita de anoche, sin siquiera haber avisado, y que me dolió y preocupó haberme enterado por boca de subalternos menores que el presidente del partido salió de la oficina ‘muy bien servido’.”

Apuntes

Con el despido de Aristegui de MVS se frustró, también, el primer debate sobre El Yunque con uno de sus integrantes, el abogado José Antonio Ortega Sánchez. La mañana del viernes Carmen me comunicó, a través de su equipo de producción, que el debate se celebraría este miércoles y tendría yo derecho de réplica ante las afirmaciones calumniosas de Ortega… Como aquí se adelantó, el PAN ganó el gobierno de Baja California Sur con el experredista Marcos Covarrubias. Jesús Ortega, presidente del PRD que se desplomó al tercer lugar, filosofó: Así como en el beisbol no existe defensa contra la base por bola, en la política no hay defensa contra la traición. Y vaya que sabe de eso...

Desde el punto de vista de un fumador ocasional de mariguana, la perspectiva que ven sus ojos no puede ser más que la de una hipocresía y un cinismo sin límites. Siendo el problema del alcoholismo un problema mil veces peor que el problema del consumo de mariguana (hay miles de muertes al año tan solo en México, ya no se diga en el mundo entero, por problemas derivados por la dependencia del alcohol, mientras que no hay una sola muerte documentada por el consumo de la mariguana), el fumador ocasional de mariguana le podría preguntar a Felipe Calderón: ¿con qué derecho me prohibes a mí el disfrutar mi “mota”, acumulando más de 30 mil cadáveres en una lucha costosa y estéril, cuando tú sí te das el gusto de incurrir en tus deplorables excesos?

Si lo que quería el represor aparato oficial de la Presidencia de la República era acallar cualquier discusión posible acerca del origen de los fuertes rumores sobre el alcoholismo de Felipe Calderón con la terminación del programa de Carmen Aristegui lo que sí logró fue elevar el vergonzoso asunto del presunto alcoholismo presidencial a los foros internacionales. Entre los centenares de ejemplos que pueden citarse se puede mencionar la nota divulgada el martes 8 de febrero del 2011 por la agencia británica BBC Mundo que sintetizó así el despido de la periodista Carmen Aristegui en MVS Radio: “El viernes, Carmen Aristegui era una de las periodistas estrella de la estación de radio MVS Noticias. Tres días después, no quedaba rastro de la conductora en el sitio web de la emisora. Y su voz había desaparecido de las ondas. El motivo es, según MVS, la ‘transgresión del código ético’ del medio”, apuntó la BBC, para luego reconstruir el caso a partir de la manta que se desplegó el jueves 3 de febrero en San Lázaro aludiendo al presunto alcoholismo del presidente Felipe Calderón, agregando la agencia televisiva británica que la salida de Aristegui “provocó una reacción de solidaridad entre su audiencia, que logró que su nombre se colocara como tema de moda mundial (hashtag) en la red social Twitter”. Por su parte, la agencia noticiosa española EFE destacó en su reconstrucción del caso que Carmen Aristegui fue cesada “por segunda ocasión de un espacio radiofónico después de que el pasado viernes –en su última emisión en la cadena MVS- preguntó al aire sobre el presunto alcoholismo del presidente Felipe Calderón”. El caso también provocó la reacción de la agrupación Reporteros Sin Fronteras (RSF), que destacó que “el rumor no se resuelve con censura”, según cabeceó la nota de la agencia noticiosa AFP, mientras que la cadena televisiva estadunidense Univisión subrayó que “el caso Aristegui desata condena en el mundo periodístico”. Y dos medios tan divergentes como la cadena estadunidense CNN y la sudamericana Telesur coincidieron en su cobertura sobre el tema, indicando que la empresa MVS justificó su decisión aludiendo a un presunto código de ética, cuyo contenido se desconoce.

¡Qué vergüenza!

Antes de continuar, echémonos una más a la cada vez más deteriorada salud del ocupante de Los Pinos: ¡Salucita, Señor Presidente, y hasta el fondo hasta la última gota, que una no es nada y dos son una, y como una no es nada, volvamos a empezar! ¡Salud, hic, hic, hic!





El despido de Carmen Aristegui, reconocida internacionalmente con el Premio Maria Moors Cabot (el equivalente del Premio Nobel en lo que respecta al periodismo mundial), premio por el cual el principal jilguerillo oficialista pro-Calderonista desinformador de TELEVISA Joaquín López-Dóriga estaría dispuesto a venderle de inmediato su alma al Diablo, ocasionó reacciones tan airadas que inclusive un conocido personaje de la política mexicana lo calificó como un atentado a la libertad de prensa; y ese personaje no es un enemigo del partido en el gobierno ni es un izquierdista de los que siguen a Andrés Manuel López Obrador ni es un miembro del Partido del Trabajo ni encaja en los perfiles de aquellos a los cuales la ultraderecha mexicana ha catalogado como sus enemigos a vencer. ¡Se trata de Vicente Fox! ESto, de acuerdo a un reportaje difundido por la agencia noticiosa EFE desde la República Dominicana el 8 de febrero del 2011. Ahora resulta que precisamente el mismo hombre que le abrió las puertas a la extremista y antisemita Organización Nacional del Yunque tras ser investido como Presidente de México en el 2006 se asusta de lo que está sucediendo. ¿Fue realmente tan estúpido y realmente se dejo manipular por los conspiradores del nuevo milenio como para no darse cuenta de que tras el ascenso encubierto de esta plaga al poder las cosas irían empeorando paulatinamente? Lo mismo sucedió en la Alemania Nazi, cuando eventualmente conforme Hitler fue consolidando su dictadura se fueron perdiendo una tras otras todas las garantías y derechos individuales que los alemanes antes del ascenso de Hitler tomaban como derechos naturales. Y lo mismo ocurrió con la España fascista de Francisco Franco conforme fue consolidando su férrea dictadura vitalicia. ¿Por qué el caso de México habría de ser diferente?

El largo brazo represor del PAN-Gobierno no pudo destruír por completo a la prestigiadísima Carmen Aristegui como lo hubiera querido, puesto que CNN Noticias aclaró que la periodista Carmen Aristegui mantendría su espacio en dicha cadena luego de que la empresa MVS Radio diera a conocer la terminación fulminante de su relación contractual con la comunicadora. Esto fue confirmado por la conductora de CNN Glenda Umaña cuando anunció en un video que podía verse en la página oficial de esta cadena que “Carmen es empleada también de CNN en español y queremos asegurarle a nuestro público que va a mantener su programa nocturno con nosotros”.

Emulando a Poncio Pilatos, la Presidencia panista-Yunquista de México de inmediato intentó lavarse las manos del asunto desligándose de las acusaciones de cualquier posible injerencia en el despido de Carmen Aristegui afirmando que eso había sido una decisión “interna” de la empresa MVS, afirmación oficialista que la misma empresa respaldó de inmediato de modo “automático”, e inclusive Felipe Calderón tuvo el inconmensurable cinismo de proclamar dos días después que el “respeto a garantías da legitimidad”. Sin embargo, son pocos los que se han tragado la versión oficialista salida de Los Pinos, como lo deja en claro el siguiente editorial:

El cese de Carmen Aristegui
Lorenzo Córdova Vianello
EL UNIVERSAL
9 de febrero del 2011

La salida de Carmen Aristegui de MVS Radio es lamentable —y condenable— en muchos sentidos. En primer lugar porque, de nueva cuenta, la radio mexicana pierde a una de las voces más reconocidas, valerosas y plurales en los espacios noticiosos matutinos. La agudeza y la independencia de la reflexión crítica que Carmen brindaba a sus escuchas —con la que se podía estar de acuerdo o no— es poco frecuente en un medio caracterizado por el mimetismo y el servilismo frente a los poderes (públicos y privados).

En general, su trabajo, y en particular las emblemáticas luchas que desde la arena del periodismo libró por las causas que ha abanderado (como la denuncia reiterada de la pederastia en la Legión de Cristo —en su momento por muchos condenada y hoy aplaudida—, la batalla contra la concentración mediática o la denuncia y condena de violaciones a derechos humanos) le han valido el reconocimiento nacional e internacional, traducido en numerosos premios, así como la simpatía de grandes franjas de ciudadanía, que se evidencia por el alto rating que ha caracterizado los noticieros que ha conducido.

En segundo lugar, porque las razones expresadas por MVS para justificar el cese de Aristegui son ridículas y preocupantes. Dice la empresa que: “En nuestro código de ética, nos comprometemos a rechazar la presentación y difusión de rumores como noticias” y que “la periodista Carmen Aristegui transgredió nuestro código de ética y se negó a ofrecer una disculpa pública”. Se trata de una afirmación ridícula; por un lado, porque nadie conoce los términos y las condiciones de ese presunto código de ética (como ha sido oportunamente denunciado por la Asociación Mexicana del Derecho a la Información); por el otro, porque si se contrasta la afirmación de la empresa con los comentarios con los que Aristegui cubrió la noticia que provocó su despido (la exhibición de una manta de pésimo gusto, el pasado jueves en la Cámara de Diputados, en las que Gerardo Fernández Noroña y otros legisladores aludían al presunto alcoholismo del presidente Calderón, que ha merecido el repudio generalizado —hasta de López Obrador—), en ningún momento se desprende que se haya presentado como noticia un rumor. Juzgue usted mismo; aquí un extracto que sintetiza el tono usado por la comunicadora en su transmisión del viernes 4 de febrero:

“¿Tiene o no problemas de alcoholismo el presidente de la república? Debería, realmente, la propia Presidencia de la República dar una respuesta clara, nítida, formal al respecto… Si es el caso, si efectivamente hay elementos firmes que hagan presumir, efectivamente, un problema de alcoholismo de Felipe Calderón, tendría que ser tratado con la seriedad del caso”.

Lo que Aristegui hizo fue simplemente expresar su opinión, absolutamente válida y legítima en una democracia constitucional, y con la que se puede estar de acuerdo o no, pero esa es otra historia, en el sentido de que, a su juicio, la Presidencia de la República debía hacer una declaración formal sobre el tema. ¿Eso es presentar un rumor como noticia?

Pero incluso si alguien considera que la manera en la que Aristegui cubrió y comentó la nota era incorrecta, hay mecanismos para contraargumentar ese hecho, como el derecho de réplica que permitía que quien se sintiera agraviado presentara una aclaración (la misma Aristegui en su noticiero recurrentemente abría espacios para ese fin). Los eventuales abusos de la libertad de expresión —que, insisto, a mi entender no es el caso— no se combaten con otros abusos.

En todo caso, además, resulta preocupante lo que está detrás de este episodio. Y son las pulsiones autoritarias que encarna. En efecto, o bien estamos ante una sobrerreacción de MVS que supone, para decirlo en breve, una autocensura por temor a las eventuales reacciones de parte del poder, o bien estamos frente a algo aún más grave, que es una presión por parte del gobierno para que la empresa cesara a la periodista (que en vez de optar por una aclaración, actuó arbitrariamente). Cualquiera de las dos hipótesis, insisto, es sumamente delicada y supone una actitud, ya de un concesionario de un medio de comunicación, ya del poder político, inaceptable en un contexto democrático.

No hay que olvidar que para que una democracia funcione se requieren, entre otras, dos condiciones: pluralidad de medios y pluralidad en los medios. Lo primero en México, simple y sencillamente no existe (el duopolio televisivo es una prueba de ello). Lo segundo, con el cese de Aristegui, se vuelve aún más precario.

“¡Carmen sí, borracho no! ¡Carmen sí, borracho no!”, corearon los manifestantes que, en medio millar, se congregaron frente al complejo cultural Casa Lamm, en la colonia Roma de la Ciudad de México, donde Aristegui pasadas las 11:00 horas del 9 de febrero del 2011 hizo público un comunicado ante cerca de 200 periodistas apiñados en una sala de exposiciones de arte. A la periodista, que leyó con emotividad un largo documento sobre las causas de su despido, llegaron las consignas de los indignados manifestantes, algunos de los cuales ya se habían expresado el lunes y el martes frente a las instalaciones de MVS, en repudio a su decisión de cerrarle los micrófonos. Desde que Aristegui comenzó a leer las siete cuartillas a renglón seguido, que le llevó 28 minutos, los gritos de mujeres y hombres de todas las edades se escuchaban hasta ese salón, distante unos cien metros de la puerta, donde se agolpaba la multitud deseosa de oír a la periodista: “¡Aristegui, Aristegui!”. Destacaba una manta desplegada que decía: “Carmen, perdónalo, estaba borracho y no sabía lo que hacía”. En un momento, ante unos abanicados guardias de seguridad, la puerta principal de la Casa Lamm estuvo a punto de ceder por el empuje de la muchedumbre, que desistió cuando voces sensatas llamaron a la calma y optaron por consignas que identificaron a Calderón como el autor de la censura a Aristegui. “¡Viva Carmen, muera Calderón!”, gritaban mientras que dentro del salón Aristegui acusaba que, en efecto, su despido “es, a todas luces, un hecho autoritario, desmedido e inaceptable”, producto de “la ira presidencial”, y comparó: “Un hecho así sólo es imaginable en las dictaduras que nadie desea para México, castigar por opinar o por cuestionar a los gobernantes”. Tras lo cual se escuchó el grito multitudinario: “¡Va a caer, va a caer, Felipe va a caer!”, lanzado por los manifestantes que al crecer en número, terminaron por cerrar la avenida Alvaro Obregón ante la impotencia de gendarmes que reportaron “unos 400” participantes que llegaron a Casa Lamm, donde Aristegui inscribió su caso como parte de la estructura monopólica de los medios y un Calderón intolerante.

¡Señor Presidente, mire usted quién viene por aquí! ¡Es el Gobernador de los Tecos “Etilio” Gonzalez Márquez disfrazado de chamula, quien ya ha expresado sus ambiciones y sus intenciones de ser el próximo Presidente de México después de usted en el 2012 aunque en su propio ultraderechizado Estado ya no lo aguantan. El pobre hombre ha tenido que ahogar sus penas en licor después de haber perdido a uno de sus principales patrocinadores que lo ayudó a llegar en donde hoy está, el extinto pero jamás olvidado Zar de la Ultraderecha mexicana. ¿Quién mejor que él, para sucederlo en el cargo, con todo el apoyo del Yunque y de los Tecos y demás extremistas radicales de ultraderecha que desde la ciudad de Guadalajara ambicionan con controlar tras bambalinas a toda una nación? Y de seguro que él sí va a caer, pero ahorita mismo, en el pavimento, de borracho, porque viene hasta las manitas. ¡Invitémoslo a que se nos una a la parranda, y así podremos continuar con la farra! ¡A su salud, Don Etilio, y también a la suya, Don Felipe, que al fin y al cabo los medios ya saben a qué atenerse si critican la juerga!







Título: De alta escuela
Cartonista: Helguera
Fuente: LA JORNADA


El imbecilismo que distingue a los intolerantes de la derecha ultraconservadora en el poder de la cual Felipe Calderón es hoy beneficiario les impidió ver que, tras el despido de Carmen Aristegui, Felipe Calderón se metió en camisa de once varas, ya que además de que la conclusión del noticiero incómodo tuvo la consecuencia de asociar definitivamente al PAN-Gobierno con una represión oficial a la libertad de expresión y la libertad de prensa, a la empresa MVS que dobló las rodillas ante las amenazas de la cancelación de su concesión tampoco le convenía hacer lo que hizo, pues si el gobierno federal calderonista le renueva sus concesiones entonces no podrá quitarse jamás de encima las sospechas de que el favor otorgado fue precisamente a cambio de la supresión total de uno de sus más importantes noticieros. Por otro lado, para que la Presidencia pueda seguir sosteniendo su versión de que nunca tuvo que ver con la cancelación de un espacio crítico en la radio, no le quedaría más remedio que cancelarle de todos modos todas sus concesiones a la empresa MVS para así poder decir “esto demuestra que el gobierno federal no pactó ningún favor con la empresa MVS ni le prometió premio alguno a cambio de nulificar el noticiero incómodo”.

Los intentos posteriores por desligar al PAN-Gobierno de las acusaciones de estar recrudeciendo la censura aplastando la libertad de prensa y la libertad de expresión alcanzaron niveles francamente ridículos cuando se tuvo que echar mano del conocido periodista Federico Arreola para que se adjudicara la paternidad del “rumor” sobre el presunto alcoholismo de Felipe Calderón, afirmando que “lo hice después de que Calderón me calumnió miserablemente. A una mentira respondí con otra. Hice mal, lo reconozco”. En su columna del sitio web SDPnoticias.com agregó: “Acepto que fui el que inició el rumor del alcoholismo de Felipe Calderón (¿?). Lo hice en 2006, en el programa radiofónico de Joaquín López Dóriga, después de que Calderón me calumnió miserablemente. A una mentira respondí con otra. Hice mal, lo reconozco. No hay más que decir. “Como no hay ninguna evidencia de que Calderón sea alcohólico, al menos yo no la conozco, afirmo que no lo es”. De este modo, Arreola “aclaró” que “no hay prueba sobre el presunto alcoholismo del Presidente” asegurando que todo era producto de un rumor que él mismo generó hace cinco años. E inclusive, en su columna del lunes 7 de febrero del 2011, el propio Arreola perfiló: “Es absolutamente falso que Carmen Aristegui haya dado como noticia el rumor del supuesto alcoholismo de Felipe Calderón. Ese rumor, en su momento, yo lo di por bueno, me arrepentí (¿?) y me disculpé (¿?). Ahora, con irresponsabilidad, difundieron el mismo rumor los diputados del PT Gerardo Fernández Noroña, Mario Di Costanzo y Jaime Cárdenas”.

De acuerdo con lo que él mismo dijo, Federico Arreola se está dando una importancia exagerada a sí mismo, atribuyéndose tanta credibilidad y tanto poder de penetración en los medios y en la sociedad como para que cualquier cosa que él diga, sea cierta o sea falsa, se propage a la velocidad de la luz tomándose como cierta, sin ser cuestionada por los demás reporteros y medios de comunicación pidiéndole ipso facto en su momento las pruebas en las que apoye lo que dijo. Según su versión, basta con lo que diga un solo hombre para que sea tomado como cierto por toda la sociedad. Esto constrasta con precedentes históricos tales como lo vivido en los últimos meses del gris sexenio del genocida Presidente Luis Echeverría cuando estuvieron circulando los rumores intensos de que Luis Echeverría estaba planenando dar un golpe de Estado para perpetuarse en el poder al cual le había tomado afecto, rumores que en su momento desataron un pánico generalizado que cimbró a la sociedad entera. Pero estos rumores de un golpe de Estado no fueron obra de un solo hombre ni mucho menos, y en su momento el mismo Echeverría denunció lo que él llamó una “campaña de rumores” en contra suya culpando a los financieros afectados por la devaluación del peso (hay razones para suponer que esa campaña de rumores en contra del Presidente Luis Echeverría, yerno del principal izquierdista de Jalisco, fue planificada por una cada vez más beligerante y mejor organizada ultraderecha mexicana con la intencionalidad de debilitar la hegemonía del régimen unipartidista de México poniéndolo de rodillas, aprovechando oportunísticamente la pérdida total de credibilidad del gobierno federal echeverrista que tras haber estado afirmando que no habría una devaluación del peso terminó devaluándolo de 12.50 pesos por dólar a 25 pesos por dólar dando pie a que se le diera más credibilidad a los rumores que a las versiones oficialistas). Hay unos cuantos casos muy especiales llevados a cabo bajo circunstancias especiales en los cuales la información falsa diseminada por un intrigante solitario y maquiavélico o un propagandista profesional pueden tener un efecto devastador inclusive sobre la humanidad entera, ya ha escrito Spectator de estos casos y lo seguirá haciendo en otras ocasiones, pero Federico Arreola ciertamente no es uno de ellos.

En la extraña versión dada por Federico Arreola atribuyéndose la paternidad del “rumor”, hay varias cosas que simplemente no checan. Por principio de cuentas, el mismo periodista yucateco Carlos Castillo Peraza, en una carta revelada por la revista PROCESO en su edición número 1720 de fecha 18 de octubre de 2009, reproduce varias misivas que Castillo Peraza le dirigió a Felipe Calderón. En una de ellas, el periodista yucateco refiere que la noche del 30 de octubre de 1997 se reuniría con su correligionario nativo de Michoacán, pero que éste nunca llegó y que jamás le dio una explicación. “Ahora tengo que añadirte que me pareció desconsiderado de tu parte no haber acudido a la cita de anoche, sin siquiera haber avisado, y que me dolió y preocupó haberme enterado por boca de subalternos menores que el presidente del partido salió de la oficina ‘muy bien servido’… llamó así mismo mi atención un tema reiterado de conversación (en una junta que se había celebrado unos días antes): el de las aventuras más que frecuentes –etílicas y demás– de algunos de tus colaboradores”.

Como es bien sabido, Carlos Castillo Peraza murió el 9 de septiembre del 2000, seis años antes de la fecha en la cual Federico Arreola se adjudica la paternidad de lo que él llama un simple rumor. Y la carta a la que estamos haciendo alusión predata por diez años el tiempo en el cual según Felipe Arreola él supuestamente inventó el rumor. Pero esto no es todo. La reacción iracunda de Felipe Calderón en contra de una de las periodistas de mayor prestigio de todo México ante la iniciativa de la periodista de que el asunto fuera aclarado, estaría simplemente fuera de toda proporción si se tratase de un simple rumor, ya que si todo fueran una vil mentira entonces el principal interesado en aclarar el asunto ante el pueblo de México debería haber sido el mismo Felipe Calderón, en lugar de dar inicio a una represión con costos mucho mayores para la Presidencia de la República. Además, en base a varios informes confidenciales que Spectator había obtenido previamente desde hace varios años (si Señor Presidente, usted también está bajo la mirada de Spectator, aunque en todo caso y pese a todo, Spectator no es su enemigo, sus verdaderos enemigos están mucho más cerca de usted de lo que usted se imagina), la afición de Felipe Calderón por las bebidas alcohólicas era un asunto de credibilidad elevada. Sin embargo, no se había hecho aquí mención alguna al respecto porque en primer lugar Spectator no acostumbra andarse metiendo en las vidas privadas de otros, sólo en su actuar público, y en segundo lugar, se estaba esperando el escándalo inevitable que permitiera ventilar este asunto en público. Con la manta desplegada en el mismo Congreso de la Unión y con el despido fulminante de Carmen Aristegui quien acusa directamente con índice de fuego al mismo Presidente Calderón de su despido, el asunto ha dejado ya de ser un asunto privado para pasar a ser un asunto público.

Es mucho más creíble la hipótesis de que en el 2006 Federico Arreola simplemente recogió algo que ya estaba circulando insistentemente en boca de muchos para desquitarse de Felipe Calderón, sólo para dar marcha atrás en el 2011 atribuyéndose la paternidad de los rumores y limpiarle aunque sea un pocdo su desgastada imagen al Felipe Calderón posiblemente con algunas buenas razone$ de por medio que no tienen nada que ver con un genuino arrepentimiento cristiano en un informador que no se ha distinguido a lo largo precisamente por ser un cristiano ejemplar.

¡Don Felipe, por favor! ¡Usted no puede estar a punto de vomitar! ¡Ello no va acorde con su investidura presidencial! ¿No ve usted que puede estropear su fino traje de casimir inglés si canta la güacara?¡A su salud, Don Felipe, y aguántese como los machos de Jalisco!





A propósito, Don Felipe, ¿no fue usted el que en un desplante de me-importa-madrismo estuvo presente en persona el 7 de febrero del 2011 en una visita privada -fuera de la agenda- en la Hacienda José Cuervo, acompañado por el Gobernador de Jalisco Etilio González Márquez y por la Secretaria de Turismo Gloria Guevara, como huéspedes de honor de Juan Beckmann Vidal, presidente del Consejo de la empresa José Cuervo, celebrando y festejando a más no poder el Tequila Dos Siglos? ¡Supuestamente, su bebida favorita, Don Felipe! Algo digno de celebrar y festejar. Y ya ni siquiera entraremos en detalles sobre las versiones de las cosas que sucedieron en su visita presidencial a esa empresa tequilera; no sea que se acuse a Spectator de estar “propalando rumores”. Esta visita tequilera no debe ser confundida con otra visita previa al Estado tequilero en la cual estuvo acompañado por Don Etilio en persona (flanqueándolo por la derecha, naturalmente, e inclusive por la ultraderecha), visita en la cual la empresa abrió generosamente sus barriles para que los invitados pudieran recordar esa fecha como algo inolvidable degustando la gran variedad de bebidas espirituosas que los empresarios pusieron en la mesa para honrar a los huéspedes distinguidos en tan memorable ocasión:





¡Otro brindis por los meses que le faltan para dejar la Presidencia Señor Presidente! ¡Hic! ¡Seguramente no sólo usted sino millones de mexicanos están contando ya los meses que le quedan en el poder! ¡Salucita, y dejemos el asunto de su presunta amante como un rumor más, porque eso no es más que otro rumor! ¿O no, Señor Presidente!

En torno a este bochornoso asunto, el experimentado político mexicano Manuel Bartlett externó lo siguiente publicado en varios medios:

Ominoso
Manuel Bartlett
Analista político
12 de febrero del 2011

La salida de Carmen Aristegui del aire, por lo que representa, es signo ominoso para la libertad de expresión y el derecho a la información. Su sensibilidad para analizar problemas políticos y sociales de interés público; su trabajo acucioso de investigación de los temas; su capacidad para entrevistar con agilidad, para evitar subterfugios, respuestas imprecisas, exhibir incoherencias, pero sobre todo, su independencia y autenticidad le han valido ser ejemplar.

Desde luego estas habilidades no sólo incomodan, implican denuncias que exigen respuestas comprometedoras para los poderes políticos y económicos.

El silenciamiento de Carmen Aristegui despoja a la opinión pública de información que alerta, que profundiza en la realidad nacional, crea un vacío.

En 2009 W Radio, después de seis años, no le “renovó” el contrato por presiones evidentes; Televisa, propietaria de la estación, endosó el despido a PRISA, empresa española asociada, evidenciando violación a la Ley de Radiodifusión, que prohíbe la intromisión de inversión extranjera, llamada neutra, en la política de los medios electrónicos, obviamente Gobernación no se dio por enterada.

Ahora fue despedida por transgredir un código de ética, que sería fundamental conocer, ya que en muchos países son públicos.

Se le cesó intempestivamente, lo que se atribuye a que Aristegui se refirió a la colocación de una manta en la tribuna de la Cámara de Diputados por legisladores del PT, en la que imputaban alcoholismo al Presidente.

Aristegui comentó: “No es la primera vez que se habla de este tema”, por ejemplo Castillo Peraza lo denunció en carta publicada en Proceso. Aristegui sugirió a la Presidencia aclarar este problema.

Lo dicho, no transgrede el derecho a la información, no “convirtió un rumor en noticia”, comentó un evento de la Cámara de Diputados, sin duda noticia por el lugar y la suspensión de la sesión.

Desde luego, el tono y tema de la manta irritó a muchos, lo que es respetable, pero no le quita lo noticioso. TV Milenio comentó el suceso y exhibió en la pantalla la manta con todas sus letras, descalificó la acción; Televisa lo comentó sin exhibir la manta, no informó su contenido.

Muchos medios narraron el episodio, ¿violaron algún código? ¿Milenio, Televisa? ¿Por qué Carmen Aristegui sí? ¿Castigo ejemplar? ¿Se indignó el Presidente o algunos oficiosos?

Es increíble que MVS, que valientemente contrató a Aristegui –pese a su aislamiento persecutorio–, haya despedido a su valiosa periodista en talento y rating, conociéndose la discrecionalidad con la que se otorgan concesiones, vulnerabilidad de los radiodifusores, salvo favoritos.

Escudriñar la vida de los gobernantes es común en las democracias, considerándose indispensable conocer las peculiaridades de quienes gobiernan afectando la vida de todos.

La publicación de las “debilidades” de Bush hijo, las exhibiciones de notables por el periodismo inglés, no generaron despidos.

En México –presumen– se acabó el presidencialismo reverencial, y la libertad de expresión y el derecho a la información tienen como restricción el derecho de los demás, pero la Ley de Responsabilidad Civil establece que los servidores públicos tienen limitado su derecho al honor, a la vida privada y a su propia imagen como correlato de sus funciones, sometidas al escrutinio público.

Las personalidades públicas deben resistir mayor nivel de injerencias en su intimidad que los particulares, porque aceptan necesariamente el riesgo de ser analizados. Así lo consideran resoluciones del Poder Judicial.

La Asociación Mexicana del Derecho a la Información convoca a los actores a reconsiderar, con razón, esperemos.

En un México agobiado en la incertidumbre, deslizándose hacia un predominio policiaco militar, vulnerar la libertad de expresión es peligroso. El tema Aristegui está ya en las redes sociales en el mundo, como Egipto.

¿Ya nos acabamos la botella, Señor Presidente? Eso no es ningún problema. ¡Traiga otra, Mr. Barman de Los Pinos, que hay que festejar lo que sea con lo que sea, aunque no haya mucho que festejar! ¡Que sea un buen Courvoisier, o un Remy Martin, o un Grand Old Parr, o ya de perdida un Tequila Dos Siglos de la casa de los cuervos, añejado especialmente para usted Don Felipe , de la más alta graduación en grados Gay-Lussac, y hasta que el cuerpo aguante! ¡Hic, hic, hic! ¡Salud, salud, salud!