domingo, 10 de abril de 2011

Mentes superiores, mentes inferiores

No todos caen con la misma facilidad en la red de engaños de la propaganda antisemita neo-Nazi de la extrema derecha. Es por ello que cuando los reclutadores de sociedades secretas como la siniestra Organización Nacional del Yunque y sus siniestros creadores los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara buscan “voluntarios” dispuestos a servir en sus organizaciones, no escogen a cualquier persona, buscan incautos que llenen cierto perfil, un perfil con el cual los mismos reclutadores se sienten identificados al igual que dos imanes que se atraen. Y la ciencia de hoy nos dá una explicación objetiva de ello gracias a descubrimientos logrados con avances tecnológicos que antes no se tenían y que han hecho posible hacer “mapas” cada vez más precisos de la actividad cerebral sobre individuos vivos sin necesidad de implantes quirúrgicos o de procedimientos invasivos, lo cual ha ha dado como resultado una nueva área de investigación científica: la neuropolítica. Los siguientes mapas son representativos de actividad cerebral humana registrados mediante Tomografía de Emisión de Positrones (PET scan):





El mapa que se muestra a continuación ilustra con tonos de rojo las zonas del cerebro que se activan en un cerebro menos maduro y las zonas del cerebro que se activan en un cerebro menos maduro:





Los siguientes mapas muestran las zonas del cerebro que se activan cuando una persona normal está dedicada a la lectura y las zonas del cerebro que se activan cuando una persona que padece de dislexia está tratando de leer:





Más interesantes aún son los siguientes mapas del cerebro que muestran la actividad cerebral de una persona normal y la actividad cerebral de un criminal convicto:





El hecho de que ahora le sea posible a un médico actualizado el poder distinguir a un criminal de una persona normal con el solo hecho de comparar los mapas cerebrales de ambos abre nuevas posibilidades que la ciencia de la neuropolítica está empezando a aprovechar, y el primer descubrimiento significativo es la confirmación de que las personas liberales tienen actividades cerebrales que las separan de las personas afines a las ideologías conservadoras y ultraconservadoras. Podemos leer en un artículo publicado el 7 de abril del 2011 por ORC Consultores bajo el título “Neuropolítica: Las orientaciones políticas tienen que ver con la estructura cerebral” cómo a partir de la lectura del libro The Political Mind, Why You Can't Understand 21-st Century American Politics with an 18-th Century Brain:





de George Lakoff, publicado por Viking Adult en 2008; se ha estado pensando en el tema de que el cerebro humano puede asumir posiciones distintas, de acuerdo a los marcos conceptuales que son “inoculados” durante el proceso de formación y socialización, comentando que en el mismo día de publicación de su editorial se enteraron de un artículo cuya fuente es AFP sobre importantes hallazgos científicos sobre el tema. Las conclusiones a las que se refieren son que las personas con inclinaciones políticas liberales tienen cerebros estructuralmente distintos a los de los conservadores, según lo reveló el jueves 7 de abril del 2011 un estudio divulgado en la revista especializada Current Biology. De acuero al estudio llevado a cabo por algunos de los expertos más conocedores de la materia, los liberales tienen más materia gris en una zona del cerebro asociada con la comprensión de la complejidad, mientras que el cerebro de los conservadores es más grande en la sección vinculada con el procesamiento del miedo. “Hallamos que un mayor liberalismo estaba asociado con un mayor volumen de materia gris en la circunvolución del cíngulo anterior de la corteza cerebral, mientras un mayor conservadurismo se asociaba a un volumen mayor de la amígdala cerebral derecha”, señaló el estudio. Otra investigación mostró que hay una mayor actividad cerebral en estas áreas de acuerdo a la postura política que tiene la persona, pero se trata del primer estudio que muestra una diferencia física en el tamaño de las mismas regiones. “Previamente, se sabía que algunos rasgos psicológicos podían predecir la orientación política de un individuo”, dijo Ryota Kanai, de la University College London, donde se realizó la investigación. “Nuestro estudio ahora vincula esos rasgos de la personalidad con estructuras cerebrales específicas”. El estudio se basó en 90 “adultos jóvenes saludables” que clasificaron su postura política en una escala de uno a cinco, de muy liberal a muy conservador, y que luego accedieron a que se les escaneara el cerebro. La gente con una amígdala cerebral grande es “más sensible al disgusto” y tiende a “responder a situaciones amenazantes con más agresividad que los liberales, además de que es más sensible a expresiones faciales amenazantes”, señaló el estudio. Los liberales, en cambio, están vinculados a una circunvolución del cíngulo anterior de la corteza cerebral más grande, una región “que controla la incertidumbre y los conflictos”, dijo. “Por tanto, es concebible que los individuos con una circunvolución del cíngulo anterior más grande tengan más capacidad para tolerar la incertidumbre y los conflictos, lo que les permite tener puntos de vista más liberales”. Sin embargo, sigue siendo incierto si las desigualdades estructurales causan las diferencias en los puntos de vista políticos o si bien, al contrario, son efecto de éstos últimos. El hecho es que los puntos de vista políticos parecen girar en torno a la manera en que reaccionan las personas al miedo. “Nuestros resultados son coherentes con la propuesta de que la orientación política se asocia a los procesos psicológicos que gestionan el miedo y la incertidumbre”, señaló el estudio. Hay disponible en Internet una presentación de “diapositivas de texto” elaborada por George Lakoff de un encuentro que se llevó a cabo el mes de junio del 2010 en la Asociación de Comunicación Política (ACOP) en Bilbao, España.

La materia gris del cerebro es la parte del encéfalo que es crucial para el razonamiento lógico y el procesamiento correcto de información, mientras que la amígdala es la que tiene que ver más con los impulsos y los arrebatos emocionales que con la solución de problemas de matemáticas avanzadas. Generalmente hablando, los conservadores son los conformistas, los que quieren conservar todo tal y como está sin cambio alguno, aferrándose obstinadamente a cualquier tipo de cambio, aferrándose a todas las creencias que se les han inculcado, incluyendo las erradas. Si por ellos fuera, aún estaríamos viviendo en los tiempos de la Edad Media. En contraste, los liberales son los no-conformistas. Son los generadores de nuevas ideas y nuevas propuestas que los conservadores son incapaces de concebir y de cultivar. Son el germen de ideas revolucionarias, como la propuesta revolucionaria de Galileo Galilei de rechazar el concepto teológico de la Tierra como el centro del Universo físico, o como la conclusión obtenida por el brillante investigador francés Louis Pasteur en base a sus investigaciones y razonamientos de que la teoría de la generación espontánea era un creencia que tenía que ser rechazada por insostenible, o como las conclusiones filosóficas de los Enciclopedistas Franceses que terminaron rechazando el feudalismo y el absolutismo y junto con ello esa soberana estupidez conocida como el derecho divino de los reyes que no estaba sustentada sobre ninguna evidencia científica sólida (una creencia que por cierto estancó a la humanidad con algunos de los déspotas más desgraciados que ha registrado la Historia) trayendo como primer beneficio algo conocido como el despotismo ilustrado antes de que la democracia diera cuenta final de los monarcas autoritarios que aún quedaban, o como la valerosa osadía de Max Planck que tuvo el atrevimiento de postular la idea de que los fenómenos naturales a escalas atómicas no están regidos la mecánica clásica sino por un nuevo tipo de fenómeno en el cual se basa la física cuántica a la cual la humanidad le debe los avances en los semiconductores de alta densidad, los rayos láser, los DVDs, la telefonía celular y muchos otros prodigios de la civilización contemporánea, o como Charles Darwin que tuvo la visión y el coraje necesarios para descubrir el fenómeno de la evolución que hoy en día hasta la misma Iglesia Católica se ha resignado a aceptarlo como un hecho científico (los únicos grupos que se oponen hoy en día a la teoría de la evolución son los grupos religiosos fundamentalistas como los que padece Estados Unidos y que siempre han actuado como una barrera al avance de la ciencia obstaculizando todo lo que puedan obstaculizar en base a sus suposiciones elevadas a dogmas), o como los músicos intrépidos que han hecho posible el descubrir nuevas vertientes musicales como el jazz y el rock and roll. Muchos de estos no-conformistas valerosos que han revolucionado nuestros conocimientos y nuestra cultura en sus tiempos se tuvieron que enfrentar a las críticas y los ataques de los conservadores conformistas que se fueron duro en contra de ellos. Prácticamente todos los grandes avances de la humanidad son debidos a los no-conformistas, a los que han decidido ejercer el mayor don que la Creación le pueda haber dado al hombre: la facultad de pensar. Son gente de mente abierta con la que se puede llevar a cabo un diálogo inteligente. En cambio, los conservadores tienden a ser gente de mentes cerradas con los cuales es prácticamente imposible el poder llegar a un entendimiento, como los Talibanes de Afganistán o los clérigos chiitas de Irán o los más recalcitrantes fascistas de la Falange Española o los militantes de la antisemita Organización Nacional del Yunque en México, estos tipos casi siempre han actuado como fuerza opositora a los avances y descubrimientos compartidos con el resto de la humanidad por las mentes liberales. Si por los conservadores fuera, hoy no habría antibióticos, no habría vacunas, no habría transplantes de órganos, no habría laboratorios de análisis clínicos de sangre ni laboratorios de rayos-X ni tomografía computarizada, como tampoco habría jazz ni rock and roll ni Beatles ni Picasso ni Dalí ni nada de nada. Por ellos, estaríamos estancados aún en el Medioevo de la peste negra para la cual no había más remedio que los rezos y las oraciones. El conservador extremo es un represor nato que muchas veces trata de imponer sobre los demás su forma de vivir y ver las cosas, y hasta su forma de vestir, sin tomarles parecer ni opinión, mientras que el liberal trata de convencer más no de imponer. En la veta inagotable de conservadores “duros” vienen a la mente personajes tales como Jorge Serrano Limón, el dictador español Francisco Franco, el Teco Mayor José Antonio Leaño Alvarez del Castillo, Henry Ford, L. Ron Hubbard, los militares de alto rango con semblante avinagrado y peor carácter, y seguramente muchas directoras de internados para señoritas cuyas reclusas no olvidarán jamás. No en vano se han ganado una fama estereotipada como personas de aspecto serio y de rostro adusto, formal e inclusive severo, entanto que el liberal es identificado como alguien alegre, muy social, de mente abierta, libre de las muchas inhibiciones que suelen aquejar a los ultraconservadores que viven encerrados en sus propios mundos. (Los niveles de irracionalidad a los cuales pueden llegar estos seres desdichados ya fueron tratados en un artículo anterior de Spectator previo a la publicación en la primera semana de abril del 2011 del descubrimiento que confirma que los liberales y los conservadores tienen mentes estructuralmente diferentes.) Para muchos es fácil distinguir a esta clase de gente porque son tipos caracterizados por su terrible resistencia al cambio, su odio y su temor hacia todo lo nuevo, su tenacidad por mantener el status quo aunque aquello que defiende a capa y espada deje mucho que desear.

Si bien la Ciencia ha confirmado que las personas con inclinaciones políticas liberales tienen cerebros estructuralmente distintos a los de los conservadores, falta aún por determinar si esta diferencia en estructura cerebral tiene que ver con la cuestión genética. ¿Son el liberalismo y el conservadurismo tratos que se aprenden de los mayores, o son actitudes y comportamientos “programados” dentro de los mismos genes?:





Responder a la pregunta requerirá invariablemente localizar tales genes en el genoma humano si es que existen, y si se trata de algo que los seres humanos ya traen por herencia programado dentro de ellos en su código genético así como el color de la piel o el color de los ojos, entonces las actitudes obcecadas de muchos conservadores sería algo sobre lo cual ellos mismos carecen de control y no pueden cambiar por mucha voluntad que pongan en ello porque ya nacieron “programados” para ese tipo de actitud. Esto los explicaría, pero no los justifica, porque cada quien dentro de sus limitaciones naturales tiene la obligación de hacer su mejor esfuerzo por superar esas limitaciones, de lo cual los atletas paralímpicos nos han estado dando el ejemplo. De cualquier modo, si el perfil genético hereditario es el que predispone a una persona a convertirse al conservadurismo, esto vendría como una muy mala noticia para tales personas porque significaría que no sólo están impedidas por la Naturaleza para poder liberarse de los prejuicios y actitudes que traen aparejados tal comportamiento, algo para lo cual no hay cura alguna, sino que muy posiblemente le pasarán a sus hijos y al resto de su descendencia tales “genes políticos”. Pero por otro lado, si en ausencia de “genes políticos” el conservadurismo es capaz de ir produciendo una transformación gradual en el mismo cerebro del individuo de manera irreversible al igual que como lo hacen las adicciones a las drogas, se tendría una situación interesante en la cual el propio individuo por su propia obcecación y por su propia cerrazón puede ser el que lentamente y sin darse cuenta de ello va pudriendo poco a poco el único cerebro que le dió la Naturaleza hasta terminar en algo equivalente a una obstinada “chochez” para lo cual tampoco hay cura alguna.

El Nazismo alemán siempre se destacó por ser un movimiento ultraconservador de extrema derecha aferrado a las ideas que le estuvo alimentando un hombrecillo inculto tan terco y obcecado como los millares de imbéciles que le adoraron como si fuese un dios germánico viviente. Y una de las principales directivas del Nazismo era el “mejoramiento” de la raza por la vía de la eugenesia, porque para poder llegar a ser un “ario perfecto”, el superhombre de Nietzche (el cual terminó sus días completamente loco), era necesario desalentar la procreación de los “seres inferiores” a favor de los “seres superiores”. Pero en base al reciente descubrimiento de que las mentes de los liberales son superiores a las mentes de los conservadores, de haberse tenido este conocimiento en el apogeo de la Alemania Nazi entonces, de haber sido Hitler congruente con lo que predicaba, él mismo se habría sometido a una esterilización voluntaria dándole a conocer a los alemanes las razones para haber tomado tal decisión (de cualquier manera Hitler ni era rubio ni de ojos azules y su cociente intelectual IQ no era precisamente el de un Einstein o de un Gauss) y le habría pedido a sus más obcecados y enceguecidos seguidores que también hicieran lo mismo en aras del mismo “mejoramiento de la raza” que Hitler pregonaba. ¿Lo habría hecho? ¡Desde luego que no!, porque estos individuos son incongruentes a su conveniencia, y en los trabajos de Spectator han quedado documentados ya varios ejemplos con especímenes muy sui géneris de la política mexicana que dicen una cosa y hacen lo contrario con la mayor desfachatez del mundo cuando les conviene. Aunque de haber ejecutado sobre ellos mismos (Hitler y sus Nazis) la directiva primaria de limpiar la piscina genética de “genes indeseables”, posiblemente no habría habido una invasión a Polonia ni habría habido una Segunda Guerra Mundial al hacerle los Nazis a la humanidad entera el bien extraordinario de extinguirse a ellos mismos por la vía de la cero descendencia, lo cual habría permitido canalizar toda esa energía humana que se malgastó en las guerras desatadas por los Nazis hacia otros menesteres y descubrimientos más productivos que tal vez habrían convertido en una realidad los viajes interplanetarios.

Hay quienes afirman que los conservadores, y sobre todo los conservadores extremos, son gente que sale sobrando en este planeta, al ser muchos de ellos seres empeñados en querer obstaculizar o inclusive acabar con todos los demás que se opongan a su intolerancia y a sus cánones de conformismo extremo. Sobre estos asuntos la misma Historia ha dado ya su veredicto en repetidas ocasiones, que de cualquier modo a los conservadores y sobre todo a los conservadores extremos, incapaces de escuchar con atención y detenimiento, son incapaces de entender, buscando suplir con emociones lo que no puede ser debatido mediante una lógica superior.

De un lado del espectro, a continuación tenemos a varios reformistas e innovadores que dejaron su huella en el mundo y que ciertamente no serán olvidados:











En el otro lado del espectro, tenemos a los siguientes personajes que seguramente tampoco serán olvidados, habiendo dejado cada uno de ellos a su manera su marca imborrable en la larga historia de la humanidad: