martes, 27 de abril de 2010

¿Fisuras Tecos-Yunque?

De que la ultraderechista Universidad Autónoma de Guadalajara en México, el centro de la conspiración nacional para el establecimiento de un gobierno paralelo secreto trabajando a espaldas de la población, está siendo controlada por gente criminal y adinerada con ideología fascista de corte cristero, hay cada vez menos dudas al respecto dada la creciente cantidad de testimonios y revelaciones con las cuales se están empezando a resquebrajar los secretos terribles que creyeron que podían mantenerle ocultos indefinidamente al pueblo de México. Son asesinos brutales, despiadados, calculadores y fríos, y un asesino no puede ni podrá ser jamás un verdadero cristiano por muchos que sean los íconos religiosos con los que decoren sus oficinas o por mucho que se persignen y hagan la señal de la Cruz. Entre los materiales publicados recientemente sobre la terrible realidad de esta siniestra institución educativa podemos leer lo siguiente tomado de una revista de publicación nacional:

Los Tecos: aniversario de impunidad
Álvaro Delgado
Revista PROCESO Número 1744
3 de abril del 2010

Al menos seis asesinatos se le imputan en demandas judiciales al clan Leaño, que dirige la Universidad Autónoma de Guadalajara y encabeza la secreta organización ultraderechista de los Tecos. A pesar de eso, nada se ha hecho contra ellos, ya que, a decir de José Antonio Ortega Sánchez, abogado de tres de las familias afectadas, la PGR no muestra el menor interés en aclarar estos delitos. Las víctimas eran militantes de El Yunque –escindido de los Tecos– y alguien robó sus expedientes en las procuradurías de tres estados...

Al detallar los festejos por el 75 aniversario de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), que incluyó una vasta campaña publicitaria para cambiar su imagen de institución de extrema derecha, el rector Antonio Leaño Reyes pontificó sobre México: “Hoy se viven momentos difíciles: crisis de impunidad, crisis de valores, falta de respeto hacia los demás”.

Pero justamente por este dictamen del rector de la UAG, emitido el 11 de febrero, es que los integrantes de la organización secreta de los Tecos, que jefatura el clan Leaño, no han sido castigados por los crímenes que se les imputan y que son competencia de la Procuraduría General de la República (PGR).

En la averiguación previa SIEDF/CGI/096/2007, iniciada en la PGR a partir de dos denuncias que se presentaron desde 2004, se acumulan evidencias que apuntan a la autoría intelectual de Antonio Leaño Álvarez del Castillo, rector vitalicio de la UAG, y sus hijos Antonio y Gonzalo Leaño Reyes en al menos seis asesinatos.

Se trata de Ramón Plata Moreno, baleado la Nochebuena de 1979 en la Ciudad de México; Jorge Kalfópulos Katzaki y su hijo Cristo Kalfópulos Cuéllar, de 10 años de edad, asesinados el 8 de mayo de 1981 en Guadalajara, Jalisco, poco después del homicidio de Francisco Vaca Morales, así como los de Juan Bosco Rosillo Segura y César Fernando Calvillo García, abatidos a balazos el 22 de noviembre de 1975, en Guanajuato.

Plata Moreno fue el fundador y jefe general de la Organización Nacional del Yunque –nacida de los Tecos, pero separada, en 1966, por razones político-religiosas– y Kalfópulos era el jefe estatal en Jalisco. Rosillo Segura, César Calvillo García y Vaca Morales eran también militantes de esa cofradía.

Sin embargo, además de la lentitud en las investigaciones de la PGR –de cuyo Consejo Ciudadano en Jalisco fue fundador Gonzalo Leaño Reyes–, los expedientes de los homicidios de Plata Moreno y Kalfópulos, así como los de Bosco Rosillo y Calvillo García, fueron “robados” de las procuradurías de Justicia de los tres estados donde se cometieron.

José Antonio Ortega Sánchez, abogado de las familias Plata, Kalfópulos y Rosillo, acusa a la PGR de no acelerar las investigaciones derivadas de las denuncia presentadas por Lorenzo Lira García, quien fue un prominente operador de los Tecos, y Luciano Ruiz Chávez, fundador de El Yunque, y que a petición suya se integraron en una sola averiguación previa.

“¡Claro que no hay avances, claro que no les interesa! ¡Ese es el problema de este país! No hay voluntad política en esclarecer estos hechos”, expone Ortega sobre los asesinatos en los que están implicados los Leaño, aunque, cauteloso, él prefiere no señalarlos directamente.

Del mismo autor y en el mismo medio, se publicó lo siguiente:

Hora Cero para Los Tecos
Alvaro Delgado
Agencia APRO
5 de abril del 2010

El cabello le cae en la frente, poco arriba de las oscuras cejas que enfatizan la ternura de su mirada y enmarcan una sonrisa subyugante. Es el rostro de Cristo Kalfópulos Cuellar, de 10 años de edad, en una fotografía tomada antes de ser asesinado por el estallido de una bala expansiva en su menuda espalda.

El 8 de mayo de 1981, Cristo y su padre, Jorge Kalfópulos Katzaki, de 38 años de edad, fueron muertos a balazos cuando llegaban, en un automóvil, a su domicilio ubicado en la calle Axayácatl 475, colonia Ciudad del Sol, en Guadalajara, Jalisco.

Ingeniero oriundo de Puebla, donde su familia tuvo una cafetería en los portales de la capital de ese estado, Kalfópulos Katzaki recibió varios disparos, dos de ellos en la cabeza, y el pequeño Cristo fue alcanzado por una bala que le estalló en la espalda cuando corría hacia la puerta de su casa.

Kalfópulos Katzaki, apodado El Griego por su origen helénico, era el jefe de la Organización Nacional del Yunque en Jalisco, pero el niño nada sabía de eso.

Durante los primeros años del doble homicidio se publicó un desplegado en el que se hacía un exhorto que el tiempo fue matando:

“La esposa, hija, amigos y compañeros de trabajo y apostolado de quien fuera públicamente conocido por la firmeza de sus convicciones, defensor de la libertad y la tradición católica, padre de familia, empresario y ciudadano ejemplar, invitamos a quienes lo conocieron a pedir por el eterno descanso de su alma.”

Y agregaba: “Exigimos una vez más a las autoridades se aplique la ley a los autores intelectuales y materiales de estos crímenes.”

Los mandos de El Yunque, sin embargo, jamás pasaron de la retórica para exigir la aclaración y el castigo contra los que tramaron y ejecutaron este doble homicidio, del que el próximo mes se cumplirán 31 años, como tampoco el de Ramón Plata Moreno, fundador de esa organización --ocurrido un año y medio antes, el 24 de diciembre de 1979--, ni los de Juan Bosco Rosillo Segura y César Fernando Calvillo García, en 1975, juramentados también.

Ni siquiera se manifestó voluntad de justicia de El Yunque cuando se produjo la alternancia en la Presidencia de la República, en el año 2000, cuando una legión de militantes de esa organización tomó posesión de cargos desde los que, solamente con estricto apego a la ley, podría haberse iniciado el esclarecimiento de estos crímenes.

La razón principal de esa conducta omisa es que el esclarecimiento de los asesinatos implica que se conozcan pormenores de la estructura y penetración en todos los ámbitos de la sociedad de esa organización secreta fundada hace medio siglo en México y que tiene ramificaciones en al menos 12 países.

Pero parece haber un atisbo de justicia a partir de que, forzados por la presentación y difusión de evidencias sobre éstos y otros crímenes, los jerarcas y militantes de El Yunque han comenzado, al menos, a hablar públicamente, como consta en un amplio reportaje publicado en Proceso.

En la edición de esta semana –justamente en la que Julio Scherer García hace una “crónica de un encuentro insólito” con el capo Ismael El Mayo Zambada--, José Antonio Ortega Sánchez, el abogado de las familias de Plata Moreno, Kalfópulos y Rosillo Segura, habla por primera vez de la impunidad en estos asesinatos, que incluye el robo de los expedientes y la pachorra de la Procuraduría General de la República (PGR) para desahogar diligencias.

Por vez primera, también, un prominente político, el exdiputado federal Héctor Larios Córdova, presidente de la Junta de Coordinación Política, en su carácter de coordinador de la bancada del Partido Acción Nacional (PAN), da credibilidad a las aseveraciones que señalan que los homicidas del niño Cristo y de su padre, así como el de Plata Moreno y los del Cerro del Cubilete, son los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG).

Larios Córdova testificó y presentó querella por haber sido víctima de secuestro y tortura en el anfiteatro de la Escuela de Medicina de la UAG, con el objetivo de hacerlo confesar quiénes eran los jefes de El Yunque en Jalisco, a quienes los Tecos habían prohibido operar desde el rompimiento de las dos organizaciones, en 1966.

De acuerdo con el testimonio de Lorenzo Lira García, un prominente exoperador de los Tecos que voluntariamente presentó una denuncia ante la PGR, él fue testigo presencial del secuestro y tortura a Larios Córdova, quien efectivamente identificó a Kalfópulos como el jefe de El Yunque en Jalisco.

A partir de esta información, de acuerdo con la denuncia, los Tecos que encabezan Antonio Leaño Álvarez del Castillo, rector vitalicio de la UAG, y sus hijos Gonzalo y Antonio Leaño Reyes, ordenaron el asesinato de Jorge y Cristo Kalfópulos, como lo hicieron antes con Plata Moreno, Rosillo Segura y Calvillo García.

El propio Lira García, quien fue jefe de inteligencia de esta organización y cercano colaborador de Carlos Cuesta Gallardo, fundador de los Tecos, identifica también a los homicidas materiales.

“Al preguntarle yo a uno de los asesinos, Isidoro Sánchez García, por qué el niño, me contestó airadamente: ‘Nos ordenaron que no hubiera testigos’.”

Así, a más de tres décadas de los asesinatos descritos y otros que se van acumulando, es posible que se vaya conociendo la verdad a partir de los testimonios de los personajes involucrados, incluidos los del clan Leaño y los identificados como autores materiales de los homicidios.

Se trata, más que venganza entre organizaciones antagónicas, de un asunto de interés para la sociedad mexicana, un asunto de salud pública del que el periodista cumple con su deber de informar…

Apuntes

La falta de voluntad para esclarecer los asesinatos que se les imputan a los Tecos se explica por las relaciones políticas que tiene el clan Leaño. El viernes 26 de febrero, por ejemplo, la presidenta del PRI, Beatriz Paredes, visitó la UAG y, ante el rector Antonio Leaño Reyes, la calificó de “ejemplo educativo de América”, como tituló como nota principal el diario Ocho Columnas, que dirige Gonzalo Leaño Reyes. También en el marco del 75 aniversario de la UAG, Vicente Fox y su mujer visitaron este diario y el expresidente dijo que esa universidad forma profesionistas con carácter y liderazgo. El presidente de la Cámara de Diputados y exgobernador de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña, algunos de cuyos colaboradores han sido identificados como Tecos, también se unió al coro. En realidad son pocos los que elogian a la UAG, una institución educativa que alaba a dictadores de la talla de Pinochet, Somoza, Videla y Stroessner, al que inclusive le otorgó el doctorado honoris causa…

La lectura de estas notas periodísticas podría dejar la esperanza en algunos de que hay en estos momentos una fisura profunda entre los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara y entre su hechura maestra, la Organización Nacional del Yunque, y por lo tanto debería de haber alguna posibilidad de que por sus pleitos sus planes de ir consolidando en todo México un régimen cada vez más ultraderechizado se vean entorpecidos, o mejor aún, terminados.

Pero... ¿realmente hay razones para concebir esperanzas de que una fisura profunda entre los Tecos y el Yunque pueda afectar los planes de expansión de estas dos organizaciones criminales?

Desafortunadamente, no.

Empecemos por dejar varias cosas en claro.

En primer lugar, los Tecos tienen mucha más experiencia y mucho más tiempo en el juego del extremismo, la fanatización, los lavados del cerebro, la infiltración, el espionaje y el doble juego que los militantes del Yunque. Ellos comenzaron en esto desde hace ya tres cuartos de siglo, mientras que la Organización Nacional del Yunque es algo de creación posterior, y la creación de la misma fue a fin de cuentas el resultado de varias acciones emprendidas por los mismos Tecos de la UAG. De no haber existido los Tecos, no habría existido el Yunque, así de fácil. Si hemos de establecer comparaciones, los Yunquistas vendrían siendo el equivalente de la Caperucita Roja y los Tecos vendrían siendo el equivalente del lobo feroz. Esto desde luego no significa que los Yunquistas sean unos ángeles, porque también en ellos a causa de su fanatización extrema se les ha inculcado la disposición para poder comportarse como verdaderos animales cometiendo actos terribles en contra del prójimo sin el menor remordimiento. La comparación permite establecer el verdadero grado de peligrosidad y criminalidad de los multimillonarios dueños de la Autónoma de Guadalajara.

Mucho antes de que naciera el Yunque, ya desde la década de los sesentas estuvieron acudiendo a la ciudad de Guadalajara jóvenes llegados de varias partes de la República Mexicana para recibir indoctrinamiento ideológico en el fanatismo ultraderechista cristero pregonado por los propietarios de la UAG, principalmente de Guanajuato, Puebla y Querétaro, un fanatismo basado en la propaganda chatarra elaborada por tipos como Salvador Borrego y Traian Romanescu inspirada en el mito de “la gran conspiración judía masónica comunista”. Esta labor de “evangelización” trabajó tan bien que por mucho tiempo ni siquiera los mismos judíos residentes en la ciudad de Guadalajara se dieron cuenta del terrible peligro que se estaba cocinando a sus espaldas.

Los Tecos no crearon al Yunque para que actuara de manera independiente a ellos. Desde un principio el objetivo fue y sigue siendo el tener al Yunque como una organización controlada por ellos inclusive sin que los mismos militantes del Yunquismo se puedan dar cuenta de ello. Esta es la razón del por qué, cuando varios ilusos Yunquistas creyeron en su momento que podían independizarse por completo de los Tecos, expusieron sus vidas y de hecho terminaron pagando con sus vidas estos intentos de independizaje.

Si bien es cierto que para cualquier miembro de la Organización Nacional del Yunque le sería prácticamente imposible el tratar de infiltrar a la organización Tecos y lo más probable es que perdería su vida en el intento, los Tecos no tienen problema alguno para infiltrar y penetrar nuevamente los capítulos regionales del Yunque en los que temporalmente hayan perdido el control y se les hayan salido del redil. Han sido preparados para ello a lo largo de varios años. Dada la experiencia que los Tecos tienen para infiltrar y penetrar formando quintacolumnas por donde les pegue la gana, pueden volver a tomar el control en donde por alguna razón lo hayan perdido después de eliminar a quien sea necesario eliminar para continuar con “la misión”.

Así pues, las fisuras que surgen esporádicamente entre los Tecos y el Yunque son fisuras meramente temporales que suelen ser resueltas después de haber dispuesto previamente de algunos cadáveres. De cualquier modo, para llegar a tales extremos se requiere que las órdenes de eliminación sean autorizadas o giradas directamente desde los más altos mandos, lo cual involucra directa y necesariamente al rector vitalicio de la UAG, Antonio Leaño Álvarez del Castillo, un hombre tan brutal y despiadado como en su momento lo fueron el Ángel de la Muerte Josef Mengele, y el homicida Nazi Reynhard Heydrich.

Pese a los conflictos que puedan tener los Tecos con algunas filiales de su creación El Yunque, en los momentos cruciales en los que se está decidiendo algo importante para ambos SIEMPRE se las arreglan para trabajar para un fin común. Ello ocurrió justo en las elecciones presidenciales del 2006 en las que, más que ver al candidato izquierdista Andrés Manuel López Obrador como “un peligro para México”, lo veían como un peligro para las organizaciones secretas de la extrema derecha en México y un estorbo en sus planes comunes para la instauración de un gobierno paralelo secreto en México. En el 2006 no hubo ninguna fractura, no hubo ninguna división, no hubo ninguna fisura.

Los cerebros que están detrás de la siniestra organización Tecos ven con agrado y hacen todo lo posible de su parte para acelerar la instauración en México de un gobierno de corte neo-fascista cristero, pero siempre y cuando sean ellos los que muevan los hilos detrás del telón. No los Yunquistas, sino ellos. Y si en algún momento se llegaran a sentir lo suficientemente poderosos como para ya no necesitar más de la Organización Nacional del Yunque, no vacilarían en darle fin a su propia creación El Yunque al no serles ya necesaria, ello previo a la disposición de algunos cuantos cadáveres más.

Los crímenes mencionados en los artículos arriba citados son apenas la punta del iceberg, son apenas una ínfima parte de los muchos crímenes que han sido cometidos a lo largo de varias décadas a instancias de los que operan a la Universidad Autónoma de Guadalajara a través de sus bestias de ataque tales como el bastardo Raymudo Guerrero Guerrero (ya difunto). Obra en manos de Spectator una gran cantidad de testimonios de gente que justificadamente y con toda la razón del mundo teme por su vida en caso de atreverse a interponer una denuncia pública de orden penal o inclusive una denuncia ante los medios en contra de cualquiera de los miembros de la mafia criminal que opera a la UAG. De cualquier manera, y aún exponiendo la vida por haber hablado y por haberlos denunciado, es dudoso que cualquiera de los responsables por estos crímenes termine siendo enjuiciado y metido a la cárcel para pagar por sus delitos, como podemos verlo arriba en los crímenes que permanecen impunes y permanecerán impunes a menos de que haya un cambio de gobierno en México, a lo cual seguramente los Tecos responderán con energía para impedir que tal cosa pueda ocurrir, como ya sucedió en las elecciones presidenciales del 2006.

viernes, 23 de abril de 2010

Justicia bajo acoso

La única Justica en la que creen los fanáticos del ultra conservadurismo contemporáneo y las derechas de corte fascista es aquella que favorezca a sus intereses; todo lo demás constituye lo que ellos llaman una “agresión” a sus derechos humanos. Son muy buenos para gritar a viva voz por la detención del endurecido neo-Nazi de Barcelona Pedro Varela que ha hecho la principal misión de su vida (además de su principal negocio y fuente de sustento económico) el limpiarle su mala imagen a Hitler y a Francisco Franco fomentando de nueva cuenta el antisemitismo y los crímenes raciales de odio no sólo en España sino en toda Europa, pero son muy malos para reconocer que cuando la Justicia ha estado en manos de gente como ellos el resultado ha terminado siendo una verdadera porquería. Ejemplo de ello: la Justicia en los tiempos de la Alemania Nazi que era una Justicia charra, una verdadera farsa por decir lo menos, ya que cualquier acusado antes de poner un solo pie en los tribunales podía dar por seguro que la sentencia en contra suya estaba ya pronunciada si tal era el deseo de Hitler, y el único propósito de tales tribunales era “legitimar” el atropello que el Estado estaba cometiendo en contra de los derechos humanos e inclusive la propia vida del individuo acusado. Célebre por las barbaridades que cometía “en nombre de la Justicia” lo fué el “juez” Roland Freisler. Los juicios de la Rosa Blanca llevados a cabo en contra de Sophie Scholl y de su hermano Hans Scholl quedan aún en la triste y penosa memoria de los alemanes sobre la impartición de justicia en esa época negra que muchos han tratado de olvidar sin lograrlo. Al hablar de esto estamos refiriéndonos de la instancia de cuando los casos llegaban ante esos tribunales de opereta, porque en sus gran mayoría los detenidos por la Gestapo y las hordas Nazis (judíos, gitanos, homosexuales, comunistas, socialistas, sacerdotes católicos, etc.) simplemente eran despachados a los campos de concentración sin juicio previo, sin derecho de apelar la detención o las acusaciones formuladas, sin derecho a un abogado defensor, sin derecho a nada excepto a terminar sus días en un horno crematorio. Este es el tipo de justicia que agrada a los alucinados de la extrema derecha siempre y cuando sean ellos los que la apliquen a los demás, porque si el orden de cosas se invierte entonces fieles a la ley del embudo pegan un grito al Cielo que se puede oír hasta el polo Norte protestando y llorando como plañideras cualquier presentación de pruebas y testimonios que se haga en contra de ellos. Esta es gente que sólo cree lo que quiere creer a la cual no se le puede hacer entrar en razón al igual que los Inquisidores que acosaron a Galileo pese a que en todo momento y en base a las pruebas con las que contaba en sus manos Galileo había estado en lo correcto todo el tiempo.

La Justicia, por lo menos para quienes realmente creen que existe, implica que todo conocimiento de un crimen que haya sido cometido en el pasado sea investigado y que los datos recabados sean dados a conocer públicamente para poder establecer la verdad histórica, y de ser posible y en caso de que el crimen no haya prescrito (sobreentendiéndose que los crímenes de lesa humanidad nunca prescriben, digan lo que digan los leguleyos enfrascados en argumentaciones sofistas de carácter legaloide que a fin de cuentas no convencen a nadie) llevar a los culpables que queden ante la justicia. Ciertamente esto es algo en lo que creen algunas de las muchas víctimas del franquismo en España. Pero recientemente, su fé en eso que se concibe como Justicia ha sido puesto a una dura prueba como podemos verlo en la siguiente nota:

Juzgarán a juez Garzón por investigar desapariciones del franquismo
Agencia AFP
7 de abril del 2010

El juez español Baltasar Garzón será juzgado por haber investigado sobre los desaparecidos de la Guerra Civil española y la represión posterior de la dictadura franquista (1936-1975) sin presuntamente tener competencia para ello y obviando una ley de amnistía general de 1977.

El juez del Tribunal Supremo (TS) Luciano Varela decidió abrir el procedimiento para juzgar a Garzón, objeto de una demanda de varias organizaciones consideradas de ultraderecha, por su investigación de los crímenes del franquismo, informaron este miércoles fuentes judiciales.

“Resulta poco cuestionable la probabilidad de que Garzón haya perpetrado los hechos de este proceso”, afirmó Varela, en su decisión hecha pública este miércoles.

“Consciente de su falta de competencia (...) construyó una artificiosa argumentación para justificar su control del procedimiento penal”, añadió Varela, asegurando que “ha lugar a proceder contra Baltasar Garzón por un delito de prevaricación (dictar una resolución injusta a sabiendas de que lo es)”.

Tras esta decisión, que abre la puerta a una suspensión en sus funciones de Garzón, los querellantes tienen un plazo de diez días para presentar sus escritos de acusación contra el juez de la Audiencia Nacional.

Desde mayo de 2009, tres entidades minoritarias consideradas de ultraderecha —el sindicato Manos Limpias, la formación ultraderechista Falange Española de la JONS y la asociación “Libertad e identidad”— presentaron denuncias contra Garzón.

Las acusaciones se basan en su decisión de octubre de 2008 de investigar la suerte de más de 114 mil desaparecidos durante la Guerra Civil española (1936-1939) y de los primeros años del franquismo, y de autorizar la apertura de 25 fosas comunes donde se cree están enterrados republicanos, derrotados por el levantamiento militar liderado por Francisco Franco.

En un auto de febrero, el juez Varela ya había reprochado a Garzón realizar una instrucción sin tener competencias, atribuyendo a personas fallecidas delitos que habían prescrito y estaban amnistiados (por una ley de 1977).

De esta manera, el magistrado que dio impulso a los procesos judiciales contra autores de crímenes de lesa humanidad en Latinoamérica, podría verse condenado por su breve instrucción de una causa similar en su país.

Garzón tiene en su haber la detención del ex dictador chileno Augusto Pinochet en Londres en 1998 y la investigación de crímenes de las dictaduras argentina (1976-1983) y chilena (1973-1990).

El juez Garzón defendió en su momento para abrir la causa sobre los desaparecidos en España que el delito de “detención ilegal, sin dar razón del paradero, en el contexto de crímenes contra la humanidad” es “permanente”.

La decisión de Varela ha sido criticada este miércoles por asociaciones de víctimas y defensores de derechos humanos.

“Si este juicio se produce sería el primer caso que conociéramos de que un juez, que intenta conseguir verdad, justicia y reparación para más de 100 mil desaparecidos, es procesado”, dijo el director de Amnistía Internacional España, Esteban Beltrán.

“Es un día triste para la justicia", añadió el portavoz de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), Emilio Silva, que considera que "estamos viendo a familias de 113 mil desaparecidos que en ningún lugar de este país pueden recibir refugio para conseguir justicia y eso para mí es de una gravedad trascendental”.

El reclamo de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica es un reclamo tan justo como el reclamo de los pocos sobrevivientes de las centenas de millares de judíos que terminaron sus días en los hornos crematorios de Hitler y que han estado exigiendo una justicia que les ha sido dada a cuentagotas.

No resulta clara la relación de parentesco que pueda tener el juez del Tribunal Supremo (TS) Luciano Varela que dió entrada a la petición de los ultraderechistas franquistas de España con el redomado neo-Nazi Pedro Varela que a través de su mil veces siniestro CEDADE (Centro Europeo de Amigos de Europa, ¿?) está dedicado en cuerpo y alma a promover la resurrección del franquismo y el neo-Nazismo en toda España, aunque si la hay seguramente ambos la negarán por donde más les convenga.

En última instancia, el ataque montado en contra del juez español Baltazar Garzón es para impedir a toda costa que los numerosos crímenes cometidos por el Franquismo puedan ser conocidos, lo cual exhibiría a Francisco Franco como lo que realmente fue en vida, un criminal despiadado en toda la extensión de la palabra cuya instauración como dictador absoluto de España fue posible gracias al apoyo militar brindado por otro criminal tan brutal y despiadado como él, Adolfo Hitler. ¿Cómo -dirán los fanáticos de la recalcitrante ultraderecha española- es posible que se cuestionen los altos valores morales, el “respeto por la vida” y los derechos humanos, la “grandeza espiritual” así como la “generosidad” y el “don de gentes” del Generalísimo a quien todos los españoles supuestamente le deben de estar muy agradecidos por haberse atornillado en el poder como dictador perpetuo pese a que su lucha era supuestamente para la restauración de la monarquía, hundiéndolos en un equivalente de la Edad Media? ¿Cómo es posible que a este “salvador” se le quiera hacer pasar de héroe nacional a criminal y verdugo? Y recurrirán como siempre lo hacen a la desgastada exculpante por comparación diciendo “bueno, también los republicanos y los comunistas dejaron tras de sí su propia estela de cadáveres, y como al Generalísimo y a sus huestes les tocó ganar y a ellos les tocó perder pues a él y a nosotros sus apologistas nos corresponde el derecho de re-escribir la Historia como nos dé la gana para presentarlo como un héroe más grande incluso que el Cid Campeador magnificando sus hazañas en el campo de batalla presentando al mismo tiempo a sus enemigos como verdaderos villanos indignos de vivir, lo cual más que justifica sus muertes”, cantando tras esto loas a Franco y a Hitler como acostumbran hacerlo pseudo-historiadores revisionistas como el neo-Nazi de Barcelona Joaquín Bochaca.

En última instancia, a lo que más deben temer no sólo los españoles sino todos los moradores del continente europeo, más que a la invigorizada resurgencia del Franquismo, es a la presencia de gente “entrenada” en cierta universidad privada de la ciudad de Guadalajara en México que esté promoviendo en estos momentos dentro de España la fundación de sociedades secretas de ultraderecha cohesionadas por juramentos terribles y anticristianos de lealtad eterna y laborando secretamente para la instauración paulatina de un gobierno paralelo que les permita ir tomando las riendas del poder a espaldas de todos los españoles. Después de todo, esta táctica basada en el engaño, la infiltración y la traición ya les ha dado muy buenos resultados en México, y el centro educativo principal desde donde se ha tejido a lo largo de varias décadas esta conspiración se mantiene funcionando a todo vapor. ¿Por qué no habría de funcionar también en España, en donde la renaciente ultraderecha española está empezando a flexionar su músculo para impedir a toda costa que se pueda conocer la verdad histórica de un hombre que terminó empapándose con la sangre de centenares de españoles después de terminada la guerra civil con la cual se retrasó por más de medio siglo el arribo de la democracia a España? Sin embargo, antes de que España termine igual que México, bien harían los españoles en repasar lo que está sucediendo en México a manos de esta gente. Y ponerse a pensar y a reflexionar si esto es lo que realmente quieren para sus hijos y nietos en toda la península ibérica.

España no es el único lugar en donde los sistemas de impartición de justicia están bajo un acoso despiadado a manos de gente tan mal informada como ultrafanática, como podemos verlo en la siguiente nota:

Asesinan a juez ruso que sentenció a neo-Nazis
Associated Press
11 de abril de 2010

Un juez ruso que sentenció a prisión a dos extremistas neonazis responsables de decenas de asesinatos por intolerancia racial fue asesinado hoy a disparos en medio de una ola de violencia contra los activistas y funcionarios opuestos a los nacionalistas rusos.

El juez de Moscú Eduard Chuvashov:





murió a tiros en un aparente ataque de sicarios ocurrido en la escalera de su edificio de apartamentos, en el centro de la ciudad, dijo el principal organismo de investigación ruso:





El asesino utilizó un silenciador y no dejó restos de bala, pero los investigadores obtuvieron videos de seguridad en los que se puede ver a un hombre alto con rasgos eslavos de unos 30 años que sale del edificio de apartamentos poco después del asesinato, informaron las autoridades.

"Tenemos pistas definitivas", dijo el investigador Pyotr Titov en una entrevista transmitida por televisión.

Un importante grupo activista dijo sospechar de una organización ultranacionalista de extrema derecha que tiene presuntos vínculos con organizaciones juveniles apoyadas por el Kremlin. Dijo que esa organización podría estar relacionada con el asesinato y con la intolerancia contra Chuvashov en internet. Uno de los líderes nacionalistas negó las acusaciones.

Rusia ha sufrido un aumento marcado en la xenofobia y los ataques raciales tras la caída de la Unión Soviética, mientras que el número de organizaciones extremistas ha aumentado marcadamente.

Mientras la nación pasa por una crisis económica, los grupos nacionalistas han atacado a los inmigrantes de piel oscura provenientes de las naciones ex soviéticas del centro de Asia y de la región de Cáucaso, acusándolos de quitarle empleos a los rusos.

Chuvashov, de 47 años, había presidido varios casos importantes relacionados con asesinatos por intolerancia cometidos por neonazis y cabezas rapadas.

En lo que va del año 12 personas han sido asesinadas y más de 70 heridas por ataques racistas, informó el centro Sova. En 2009, 71 personas murieron y 333 resultaron heridas, agregó.

La aparición en territorio ruso de extremistas de ultraderecha que se sienten con pleno derecho de tomar una pistola en sus manos para aplicar su propia versión de lo que debe ser la Justicia asesinando a su gusto a los Jueces y Magistrados que la imparten está haciendo a muchos rusos añorar los viejos tiempos del imperio soviético en los cuales no se toleraban las actividades de este tipo de gente despachándolas con prontitud a Siberia o al paredón de fusilamiento. Si bien es mucho lo que se puede decir en contra del comunismo soviético bajo el cual también se cometieron injusticias, al menos en ese entonces nadie se podía quejar de que hubiera inseguridad en las calles. En aquél entonces no había terroristas de ultraderecha matando a Jueces y Magistrados. En aquél entonces tampoco había terroristas musulmanes cometiendo atentados en contra de la población civil ni dinamitando aviones y trenes subterráneos. Tampoco había poderososo cárteles de las drogas así como narcotraficantes y sicarios (como los que hay ahora en México) porque el Estado soviético simple y sencillamente no permitía ni toleraba esas cosas; y de cualquier modo ningún traficante de drogas se habría podido enriquecer a manos llenas (como ocurre hoy en México) sin que el Estado se diera cuenta de ello con una reacción inmediata ya sea con una deportación a Siberia o con una bala en la nuca. A cambio de una mayor libertad con el colapso del comunismo soviético, a los rusos no tardó en llegarles la factura con una mayor inseguridad como nunca antes la habían padecido; al igual que la terrible inseguridad que hoy se padece en un México mal gobernado por una derecha de corte cada vez más ultraconservador al estar siendo infiltrado el partido en el poder por gente como la que en otras partes del mundo tiene bajo un virtual estado de sitio a impartidores de justicia como el Juez Baltasar Garzón y el Juez Eduard Chuvashov.


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POST SCRIPTUM:


El 15 de mayo del 2010, como si para demostrar que el Franquismo fascista de línea dura está más vivo que nunca en España, con los aplausos distantes de los militantes de organizaciones mexicanas ultraderechistas también pro-Franquistas de línea dura tales como la Organización Nacional del Yunque y sus creadores los Tecos de la ultraderechista Universidad Autónoma de Guadalajara, el Tribunal Supremo suspendió en sus funciones al Juez Baltasar Garzón, propinándose a sí mismo un golpe espectacular ante la opinión pública mundial y dejándose en el más espantoso de los ridículos, si hemos de dar crédito a los que nos dice el siguiente editorialista:

El juez Garzón y el bumerang fascista
Raúl Jiménez Vázquez
Revista Siempre! Núm. 2972
30 de mayo del 2010

El caso del juez Baltasar Garzón tuvo un primer desenlace. La embestida de la ultraderecha alcanzó uno de sus objetivos estratégicos: la suspensión temporal del cargo judicial que a lo largo de más de 20 años ejerció el jurista oriundo de Jaen, Galicia, adosada con la negación de la licencia para ocupar el cargo de asesor del fiscal de la Corte Penal Internacional, el argentino Luis Moreno Ocampo, la que al parecer será revocada por el Consejo General del Poder Judicial.

La despedida del letrado de las instalaciones de la Audiencia Nacional fue auténticamente apoteósica —como pocas veces se había visto dentro de la judicatura europea—, en medio de aplausos, vivas y gritos solidarios de jueces, fiscales, empleados y víctimas del franquismo y de las dictaduras del cono sur. Coincidió con la celebración de la reunión cumbre de la Unión Europea y América Latina y ello dio pie para que los jefes de Estado de Argentina y Brasil le externaran su apoyo y su reconocimiento.

La presidenta Cristina Kirchner dijo al respecto: “Él convirtió a España en un faro de los derechos humanos”. Francia lo enalteció haciéndole entrega del galardón Premio Libertad y Democracia. Desde su refugio en Lanzarote, en las Canarias, el Premio Nobel de Literatura José Saramago emitió un emocionante comunicado aseverando: “Las lágrimas del juez Garzón hoy son mis lágrimas”.

¿Cuál es el mérito de este hombre? ¿Por qué ha despertado tantas simpatías? Curiosamente, la respuesta a esas interrogantes se localiza en la intensidad de los enconos que subyacen en la acción legal emprendida por los adictos al régimen franquista.

El deseo de discernir la verdad y procurar justicia a las víctimas de los genocidios y los crímenes de lesa humanidad perpetrados durante los años de 1936 a 1977 les pareció subversivo y violatorio de la ley 46/1977, en la que se plasmó la amnistía negociada en el contexto de la transición democrática aterrizada en los famosos Pactos de la Moncloa.

Más que una medida de corte jurídico, con esa querella la ultraderecha española está enviando un mensaje de claro contenido político —con consecuencias para la vida democrática de España aún no suficientemente aquilatadas—, que bien podría resumirse en la siguiente paráfrasis: “Somos intocables, nadie tiene derecho a juzgarnos y, de ser necesario, volveremos a cometer las mismas atrocidades”.

Así expresado, el planteamiento encierra una cuestión que a estas alturas no admite duda o debate alguno porque ya es cosa juzgada en los ámbitos del derecho penal internacional y del derecho internacional de los derechos humanos. En el fondo, los falangistas están pretendiendo reescribir en clave de fascismo la historia contemporánea y dar marcha atrás en el largo y azaroso camino recorrido en aras de la defensa de la dignidad humana.

Su intención es desconocer o anular principios superiores cuya consagración no fue el fruto de sesudas investigaciones académicas, sino que significó una muy importante dosis de sangre, sudor y lágrimas. La cuota inicial consistió en los más de diez millones de vidas humanas sacrificadas en los campos de concentración de Auschwitz, Treblinka y otros más.

Desde el enjuiciamiento de los jerarcas del partido nacionalsocialista por el Tribunal Militar Internacional de Nuremberg quedó perfectamente establecido que no es lícito hacer un uso criminal de la soberanía nacional y que existen principios universales de carácter inderogable, cuyo desconocimiento por las normas del derecho interno determina la invalidez o nulidad de estas últimas.

Fue así como se desmontó el argumento nuclear esgrimido por la defensa de los nazis en el sentido de que las hórridas acciones de exterminio masivo de seres humanos eran legales (¿?) y no podían ser penalizadas, pues estaban avaladas por las inefables siete leyes de Nuremberg para la protección de la raza y el honor alemán (¿?) aprobadas por el Bundestang y promulgadas por Hitler en el año de 1935.

Su naturaleza jurídica corresponde a lo que en el artículo 53 de la Convención de Viena sobre el derecho de los tratados de 1969 se denominan principios ius cogens o normas imperativas de derecho internacional general que no admiten acuerdo en contrario.

Acorde a lo preceptuado por el artículo 27 de dicho tratado internacional, ningún Estado puede alegar o invocar su derecho interno a fin de justificar el incumplimiento de esos postulados de observancia obligatoria.

Dentro de tales principios mandatorios destacan por su importancia aquellos que disponen lo siguiente en relación a los genocidios, los crímenes de lesa humanidad y los demás delitos que afectan y trascienden a la comunidad internacional en su conjunto: I) deben ser perseguidos dondequiera y cualquiera que haya sido el lugar y el tiempo de su ejecución material; II) son de naturaleza imprescriptible; III) no son susceptibles de amnistía, perdón o indulto.

La prohibición ius cogens de la amnistía, el indulto o el perdón de dichos crímenes ha sido plenamente reconocida por diversos órganos de la ONU, como la Asamblea General y el Consejo de Derechos Humanos. También fue acogida por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en el emblemático fallo dictado en el asunto August Kolk y Petr Kislyiy.

Lo mismo hizo la Corte Interamericana de Derechos Humanos al emitir las sentencias inherentes a los casos paradigmáticos de Barrios Altos y Gómez Paquiyauri (Perú), Agustín Goiburú (Paraguay), Daniel Tibi (Ecuador), Almonacid Arellano y David Bulacio (Argentina) y Masacre de Plan Sánchez (Guatemala).

En Argentina se ha procedido en forma similar, baste mencionar las sentencias emitidas por sus tribunales en sendas causas abiertas en contra de Leo Franz Schwammberger, Erich Priebke, Jorge Rafael Videla, Julio Héctor Simón, Santiago Omar Riveros y Enrique Lautaro Arancibia Clavel. Más aún, la Corte Suprema de Uruguay acaba de declarar la nulidad de la ley de amnistía y caducidad pactada a favor de los militares que dieron el golpe de estado de 1973.

Así pues, alrededor de la imposibilidad de amnistiar los crímenes internacionales existe un absoluto e irrevocable consenso jurídico, ético y político. Por consiguiente, la ley 46/1977 es nula de pleno derecho y los presuntos responsables deben ser objeto de los correspondientes procesos penales. Al apartarse de ese mandato categórico, al negarse a efectuar los enjuiciamientos respectivos, el Reino de España incurrió en una responsabilidad internacional reclamable ante la Corte de la Haya.

Por tal motivo, ahora los crímenes de la dictadura franquista pueden ser investigados y castigados por cualquier otro Estado, incluyendo a México, en base al principio de la jurisdicción universal.

Los actos que están llevando a cabo los albaceas ideológicos y políticos del otrora caudillo por la gracia de Dios significan un reto de enormes proporciones históricas y jurídicas que no debe ser tolerado en forma alguna. Los principios humanistas y penalísticos de referencia son parte fundamental del acervo de las conquistas irrenunciables de la humanidad, como también lo es la majestuosa Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Las Naciones Unidas, el Parlamento Europeo, la comunidad internacional en su conjunto, no pueden dejar pasar ese insolente desafío. Es menester devolver el bumerang lanzado por los fascistas asentando en él una sola, una breve, precisa, contundente e indeleble leyenda: “¡¡No pasarán!!”

Veamos ahora la siguiente opinión de un conocido editorialista:

Cuentas sin saldar
Lorenzo Meyer
Analista Político
28 de abril del 2010

Contabilidad. Hoy, Argentina, España y México son ejemplos de cómo se enfrentan o se evaden las cuentas políticas sin saldar con los autoritarismos del pasado. Las cuentas son varias, pero las de mayor peso moral, son las que se refieren a las responsabilidades por las violaciones masivas a los derechos humanos cometidos por los regímenes del pasado inmediato.

Desde el principio, los excesos de los antecesores han planteado un dilema ético y político a los sucesores: confrontar el pasado aun a riesgo de reabrir las viejas heridas o seguir posponiendo el día del juicio en espera de que el tiempo termine por desgastar el recuerdo y el olvido se imponga sobre la memoria.

En cualquier situación de deber y haber, incluidas las políticas, hay dos posibilidades: se hace un esfuerzo y se liquida la deuda o se pospone y se prolonga el problema. En este último caso, se puede negociar con el acreedor pero también, si no se tienen recursos o vergüenza, se puede ignorar el asunto y que el afectado le haga como pueda: que se resigne o que se eche encima el pleito y los problemas, frustraciones y peligros que implica. En estos tiempos disponemos de ejemplos cercanos que ilustran bien la complejidad y naturaleza de las deudas de transiciones políticas donde, inevitablemente, se planteó el qué hacer frente a los crímenes del pasado.

Argentina. El mes pasado un tribunal federal dictó sentencia contra el general retirado Reynaldo Benito Bignone, de 82 años, y último presidente del régimen militar que tomó el poder mediante un golpe en 1976, que luego se asentó en un terrorismo de Estado y que, finalmente, cayó en 1983 a raíz de su rotundo fracaso en su intento de legitimarse por la vía de una guerra: la reconquista de las Islas Malvinas. La derrota de los militares argentinos por los ingleses, y que costó más de 600 vidas, fue el último pago que el país del sur debió hacer para acabar con una dictadura que asesinó al menos a 13 mil personas según las cifras oficiales, en su mayoría obreros y estudiantes.

Bignone, antes de dejar el poder a un mandatario civil democráticamente electo, Raúl Alfonsín, ordenó destruir la documentación sobre la guerra sucia contra los opositores y dictó la ley 22.924 que amnistiaba a todos los militares que, como él, hubieran participado en la “guerra contra la subversión”. Al final, la auto amnistía no valió, pues ya en la democracia el congreso la declaró nula y permitió el ajuste de cuentas, cuyo último episodio fue el de Bignone: una sentencia de 25 años de prisión –y no en su domicilio sino en una prisión federal– por crímenes de lesa humanidad mientras fue el encargado de los centros de detención de Campo de Mayo. El general fue encontrado directamente culpable de 11 allanamientos ilegales, 6 robos, 15 privaciones ilegales de la libertad, 38 casos de tortura y 29 desapariciones. La democracia argentina tendrá aún muchos problemas a resolver, pero ya no el de saldar sus cuentas con el pasado, cosa que no pueden decir ni España ni México.

España. Hoy, en España, los patos le tiran a las escopetas. Y es que el juez Baltasar Garzón, el mismo que tuvo el arrojo e imaginación suficientes para ordenar el arresto del general Augusto Pinochet, ex dictador militar chileno, por considerarlo responsable de la tortura y muerte de varios ciudadanos españoles en Chile, se encuentra hoy sometido a juicio por intentar investigar en su país las desapariciones de españoles durante la Guerra Civil y los primeros años de la dictadura franquista.

Si los jueces conservadores, especialmente el magistrado del Tribunal Supremo, Luciano Varela, se salen con la suya y logran que Garzón sea encontrado culpable de excederse en su autoridad al investigar los crímenes franquistas –se le acusa de contravenir a sabiendas la ley de amnistía de 1977–, entonces puede ser suspendido de su cargo hasta por veinte años. Esa suspensión significaría el fin de la carrera del abogado más famoso de España –su biografía subraya que ha recibido ya ¡21 doctorados Honoris Causa! – y un triunfo innegable de sus acusadores.

Y los acusadores de Garzón ¿quiénes son? Pues nada menos que los franquistas: Falange Española de la JONS –única organización política permitida durante la dictadura franquista– y las organizaciones ultraderechistas Manos Limpias y Libertad e Identidad. Detrás de los acusadores de Garzón está el actual partido de oposición en España y aglutinador de las derechas de ese país: el Partido Popular (PP). El fundador del PP, Manuel Fraga, señaló que “algunos compañeros se han cansado de verlo [a Garzón] constantemente en las primeras páginas de los periódicos” y que por eso le están pasando “la factura.” (Público, 26 de abril). Pero la explicación completa tiene que ver con algo más que fastidio y que con una revancha porque Garzón abrió una investigación por corrupción contra 43 personajes relacionados con el PP en Madrid, Valencia y Costa del Sol (trama Gürtel). La explicación completa debe, además, incluir el esfuerzo por la reivindicación del franquismo.

Vista desde este lado del Atlántico, la transición política española resultó ejemplar: tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975 se llegó a un gran acuerdo entre derechas e izquierdas y se elaboró la nueva constitución de 1978. Las elecciones posteriores han permitido la alternancia sin problemas entre gobiernos de centro izquierda (PSOE) y de derecha (PP). Sin embargo, la clase política española decidió, literalmente, que no era prudente desenterrar a los muertos que aún están en fosas comunes que datan de la guerra civil y que, por tanto, están en, y son, la raíz misma del antiguo régimen, de la dictadura franquista. No hacer presente un pasado de todos conocido pero cuyos herederos no desean que se vuelva a discutir, fue uno de los límites implícitos que la derecha puso como condición del juego democrático español.

Brutalidades y fusilamientos en masa los hubo en los dos bandos que libraron la guerra civil española, pero los vencedores tuvieron oportunidad de llevar a sus muertos al sitio que finalmente quisieron –el Valle de los Caídos–. Era y es imposible que con el advenimiento de la democracia, los vencidos no quisieran recuperar a los suyos y en buena forma.

Desde fuera, la opinión pública está con Garzón. Como bien lo señalara una editorial del 9 de este mes de The New York Times, ninguna ley de amnistía es superior a la obligación moral y jurídica de investigar un crimen contra la humanidad y eso, precisamente, son las cien mil desapariciones de españoles durante la Guerra Civil y el primer decenio del franquismo.

El crimen que ahora está siendo juzgado por la opinión pública mundial es justamente el que se niegan a abordar los tribunales españoles: esa desaparición masiva y el esfuerzo de esos tribunales por impedir la investigación. Desde fuera, el juicio contra Garzón es “una parodia de justicia” pues lo que le urge a España es “saldar cuentas con su problemático pasado”.

México. Cuando el PRI fue echado de Los Pinos tras la elección del 2000, una derecha que en numerosas ocasiones se dijo víctima del autoritarismo priísta, la panista, se comprometió a confrontar a ese partido con sus múltiples actos de gran corrupción y con sus crímenes políticos, en particular los asesinatos masivos de estudiantes en 1968 y 1971, los desaparecidos durante la “guerra sucia” de los 60 y 70 y otros similares, todos ellos identificados con causas y movimientos de izquierda. Sin embargo, la obsesión del primer gobierno del supuesto nuevo régimen por detener el avance de la izquierda, le llevó a buscar un acuerdo con un PRI que, desprestigiado y todo, mantenía el control de más de la mitad de los gobiernos estatales y una fuerte presencia en el Congreso. De ahí que de muy poco sirviera la creación de la “Fiscalía Especial para la Investigación de Delitos Cometidos por Servidores Públicos en Contra de Personas Vinculadas con Movimientos Sociales y Políticos del Pasado”. La tristemente célebre fiscalía –célebre por lo largo de su título y sus gastos y lo corto de sus logros– recibió más de 300 denuncias de desapariciones forzadas pero, antes de desaparecer, sólo logró que se giraran dos órdenes de aprehensión de personajes secundarios.

Conclusión. A diferencia de Bignone, el ex presidente Luis Echeverría sigue cómodamente instalado en su casa e incómodamente en la conciencia colectiva.

En contraste con España, dentro del nuevo régimen mexicano ni siquiera hubo la sombra de un juez Garzón pero sí la posibilidad de un retorno de un PRI que nunca rindió cuentas. Como la justicia nunca ha sido justa con México aumentan los intereses de las cuentas históricas por saldar.

martes, 20 de abril de 2010

“Son los menos”

El 16 de abril del 2010, en una más de sus intentonas por justificarse y lavarse las manos cual Poncio Pilatos por las consecuencias trágicas de su guerra de legitimación:




Título: Capricho
Cartonista: Hernández
Fuente: LA JORNADA

que él mismo desató en contra del narco mexicano sin consultar ni pedirle su parecer ni al Congreso ni a los gobernadores estatales, Felipe Calderón afirmó que la mayoría de los crímenes eran actos que involucraban a la gente misma del crimen organizado en un 90 por ciento, siendo las bajas entre las policías municipales y estatales así como en el Ejército de tan sólo un 5 por ciento, y siendo el 5 por ciento restante las bajas que corresponden a la población civil, agregando que “son muchos menos todavía ... algunos civiles atrapados en el fuego cruzado entre delincuentes o policías con delincuentes, pero realmente son los menos” por lo que seguramente a los pertenecientes a ésta “minoría” estadísticamente insignificante “ya les tocaba” por estar en el lugar equivocado a la hora equivocada. ¿Acaso se puede culpar al Presidente de lo que le pueda pasar a unos cuantos a causa de su mala suerte? ¿Verdad que no? (Aplausos al Sr. Presidente.) Sólo le faltó decir que una parte de esa “insignificante minoría” tal vez hasta haya tenido la culpa de lo que les sucedió por andar de curiosos cuando ocurren esos enfrentamientos, metiéndose de mirones en donde no los llaman. Esto, desde luego, generó las reacciones que ya se podía esperar que generarían en el Congreso de la Unión y en los partidos de oposición.

Estadísticamente hablando, entre la minoría “estadísticamente insignificante” de mexicanos inocentes que han muerto a causa de una guerra sin fin detonada por Felipe Calderón para la cual ni el Ejército ni las policías ni el pueblo de México ni nadie estaban preparados, debe de haber algunos que votaron por Calderón en el 2006 tragándose el doble cuento de que el candidato opositor izquierdista Andrés Manuel López Obrador era “todo un peligro para México” y de que con Felipe Calderón habría “una mayor seguridad para tí y para tu familia”. De haber sabido lo que sucedería, es muy posible que en vez de haber votado por Felipe Calderón lo habrían colgado de una horca llamando a su ejecución oportuna un mal menor, “de los menos”, estadísticamente insignificante, y entre sus ejecutores posiblemente se encontrarían varios miembros de la clase media alta y super-alta de Monterrey de los cuales recibió un enorme apoyo económico Felipe Calderón para hacer repetir a la derecha conservadora un segundo sexenio en el poder como un anticipo de la nueva hegemonía que la dupla derecha-ultraderecha ansía a perpetuidad ahora que ya probaron las mieles del poder, ya les gustó, y no lo quieren dejar ni en el 2012 ni nunca.

Si esa “insignificante minoría” del 5 por ciento de mexicanos civiles inocentes muertos de la que habla Felipe Calderón se tratase de unos cien muertos en total, entonces estaríamos hablando de “apenas” unos cinco muertos. Pero estamos hablando de decenas de miles de muertos desde que Felipe Calderón tomó las riendas del poder en México junto con la casta de ultraderechistas que le ha hecho compañía (tales como el Yunquista César Nava a quien su dedazo presidencial impuso como líder nacional del ultraderechizado PAN). Si bien porcentualmente las muertes de civiles inocentes acumuladas son pocas, en términos absolutos las cifras son como para ponerle los pelos de punta a cualquiera con un poco más de sensibilidad que Felipe Calderón. La indiferencia mostrada por Felipe Calderón hacia este tipo de bajas es la misma que la mostrada por los dictadores de extrema derecha como Augusto Pinochet, Francisco Franco y Adolfo Hitler para quienes las bajas de civiles inocentes ocasionadas por órdenes emanadas desde el poder también fueron simples “daños colaterales” necesarios para lograr los propósitos “nacionalistas” trazados a largo plazo por esta casta de rufianes entronizados como Césares para hacer lo que les plazca en gana sin pedirle opinión a los ciudadanos que a fin de cuentas habrán de pagar con las consecuencias de los desatinos y yerros del tirano en turno.

Los cartonistas moneros del país han recogido los comentarios de Felipe Calderón, los cuales hablan por sí solos de las barbaridades con las cuales pretende justificar su fracaso el hombre que quería ser Presidente haiga sido como haiga sido, entre los cuales tenemos los siguientes como muestra:




Título: Víctimas civiles
Cartonista: Helioflores
Fuente: EL UNIVERSAL




Cartonista: Hernández
Fuente: LA JORNADA





Cartonista: Félix Lazos
Fuente: EL DIARIO




Cartonista: Fisgón
Fuente: LA JORNADA


Y, desde luego, la tragedia que vive México es tan sólo una cuestión de “percepción”:




Título: Percepción
Cartonista: Helguera
Fuente: PROCESO


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POST SCRIPTUM:


El siguiente editorialista pareció estar de acuerdo con Spectator y con muchos otros mexicanos en que algo anda muy mal con la forma en la que el régimen de Felipe Calderón intenta lavarse las manos cual Poncio Pilatos de sus propias hechuras (como el niño que arroja la piedra y esconde la mano) dando todo tipo de justificaciones y explicaciones campiranas minimizando los daños colaterales e intentando hacer creer a quien esté dispuesto a creer que todo es cuestión de “percepciones” (¿?):

Los cobardes
Jaque Mate
Sergio Sarmiento
27 de abril del 2010

No sé qué inquieta más: si la violencia o los desplantes de valentía de nuestros funcionarios públicos ante la supuesta cobardía de los mexicanos frente a la violencia.

Este domingo 25 de abril el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, ofreció una conferencia de prensa sobre el tema de la violencia, a pesar de que mucho se nos ha insistido que hay poca violencia en México y la que hay es exagerada por los medios.

El viernes 23 seis agentes de la Policía Federal, un policía municipal y un civil murieron en una emboscada en la colonia Independencia II de Ciudad Juárez. También en Juárez un velorio en una vivienda particular fue atacado el sábado 24; murieron tres mujeres –“civiles”, supongo— y 10 personas quedaron lesionadas en el ataque.

En la madrugada del sábado 24, por otra parte, la secretaria de Seguridad Pública de Michoacán, Minerva Bautista Gómez, fue atacada por un grupo de sicarios. Más de 2,400 balazos fueron disparados en contra del convoy en que viajaba. Ella salvó la vida por el blindaje de su camioneta, aunque se encuentra hospitalizada y ha sido reportada como grave. Dos de sus escoltas y dos civiles perecieron en el ataque. Once personas quedaron lesionadas.

En la conferencia de prensa que dio al día siguiente, el secretario Gómez Mont ofreció un elocuente desplante de valentía: “Yo me siento a salvo porque me pongo enfrente, porque protejo a los míos… Esconderse, huir, temer es estar siempre en peligro. El cobarde muere mil veces, el valiente una”.

El secretario no es el único funcionario valiente en México. El pasado 24 de marzo el presidente Calderón cuestionó también a los cobardes: “No nos vamos a dejar dominar por una bola de maleantes, que son una ridícula minoría montada sobre el miedo, la corrupción o la cobardía de muchos durante mucho tiempo”.

Efectivamente, hay muchos cobardes en este país. Gente que tiene miedo de salir a la calle para no figurar en ese 5 ó 10 por ciento de “civiles” que han caído entre las 22 mil víctimas de ejecuciones que la propia Secretaría de Seguridad Pública reconoce en el actual sexenio. Hay cobardes también en Estados Unidos, funcionarios que han pedido a sus ciudadanos no viajar a México para no ser víctimas de la guerra que los mexicanos estamos peleando para su beneficio.

Basta ver la seguridad que rodea al presidente de la república para entender porqué no comprende la cobardía de los demás. Cientos, quizá miles, de soldados y policías garantizan cada presentación pública del mandatario. Las calles son cerradas para proteger sus movimientos. Quizá sea necesaria esta seguridad o la del secretario de Gobernación, pero no se vale cuestionar desde atrás la cobardía de la sociedad.

La propia secretaria de Seguridad Pública de Michoacán puede sentirse a salvo. Ella pudo preservar la vida a pesar de haber sufrido un atentado en el que le dispararon más de 2,400 balas. Quienes ya no podrán jactarse de su valor son los dos escoltas y los dos civiles que murieron en el ataque. Tampoco los comandantes de policía que, según una nota de Reforma, detuvieron su avance para no llegar a tiempo al ataque en contra de la secretaria Bautista.

Uno puede aplaudir o no la estrategia del gobierno en la lucha contra el narco. Lo que no se vale es presumir de valentía detras de una protección que la mayoría de los “cobardes” no podemos tener.

PROBAR LA CULPA

Un artículo de primera plana del Washington Post registraba ayer la forma en que el gobierno federal detuvo con bombo y platillo a decenas de funcionarios públicos de Michoacán sólo para que quedaran libres después. Recalca también la negativa del gobierno federal a ofrecerles una disculpa, ya que a los funcionarios se les ha dejado en libertad “por falta de pruebas” pero “no porque hayan probado su inocencia”. Y yo, ingenuo como Sabina, pensaba que en México el acusador debe probar la culpa y no el defendido su inocencia.

Veamos ahora la siguiente opinión que nos viene de boca de un conocido analista:

PROPAGANDA NARCO
John M. Ackerman
Agencia APRO
27 de abril del 2010

En su esfuerzo por “hablar bien de México”, el presidente Felipe Calderón llegó incluso al extremo de promover la imagen internacional de los narcotraficantes mexicanos. El vienes 16, en su discurso en un foro internacional del sector turístico, señaló: “Más de 90% de esos (22 mil) homicidios y ejecuciones, según lo hemos venido catalogando, obedecen precisamente a la lucha de unos cárteles contra otros”.

Antes, a principios de febrero, Calderón ya había manejado datos similares en una entrevista con The Washington Post y la revista Newsweek. En aquella ocasión declaró: “Probablemente 90% de esa gente (asesinada) estuvo vinculada al crimen organizado de una u otra manera”.

De acuerdo con Calderón, la industria del crimen organizado contaría con un sistema de inteligencia e investigación que supera a los peritos más adiestrados del FBI. Los narcos solamente matan a los culpables y casi siempre dan en el blanco correcto. Por lo tanto, los inversionistas extranjeros no tienen nada de que preocuparse: nuestros criminales son personas razonables y sensibles que saben elegir a quien matar.

Desde este punto de vista, los cárteles de la droga le estarían ahorrando el trabajo al gobierno mexicano. En lugar de tomar la larga y complicada ruta de profesionalizar los ministerios públicos y fortalecer los poderes judiciales del país, resulta mucho más eficiente dejar la cancha abierta para que los grupos rivales se maten entre sí. Ello generaría una suerte de “limpieza social” sin que el gobierno tenga que responsabilizarse directamente por los asesinatos de los supuestos delincuentes.

El problema con este errado enfoque es que dota a las organizaciones criminales de un poder político e institucional que de otra manera sería casi imposible de conseguir. Al matar, los narcotraficantes no solamente ejercitan el poder de su armamento, sino que también se erigen en jueces de la culpabilidad de sus víctimas. La batalla entre los cárteles se convierte entonces en una especie de “guerra justa” a la manera de aquellas que refiriera Barack Obama en su discurso de aceptación del Premio Nobel de la Paz. Ahora, nada más faltaría que a instancias del gobierno mexicano El Chapo Guzmán también reciba el Premio Nobel, para colocar junto al reconocimiento internacional que ya ha recibido de la revista Forbes.

Otro problema con esta estrategia es que eventualmente alguno de los grupos criminales terminará ganando la batalla. Por ejemplo, de acuerdo con recientes informes de inteligencia de Estados Unidos, el cártel de Sinaloa ha sido exitoso en sus esfuerzos por arrancar la plaza de Ciudad Juárez a sus rivales de cártel de Juárez. Si esta información es correcta, la violencia disminuirá en los próximos meses, no por la acción de la justicia o el imperio de la ley, sino simplemente por la eliminación del rival más débil.

Llama la atención, entonces, que Genaro García Luna y sus policías federales huya decidido retomar el control de Juárez precisamente en el momento en que empieza a emerger un ganador claro en la batalla por este territorio. La sospecha es que el secretario de Seguridad Pública y el gobierno federal únicamente buscan lucrar políticamente con una eventual reducción en los niveles de violencia en Chihuahua, de cara a las elecciones del próximo 4 de julio en esa entidad.

Un aparente y cortoplacista “éxito” en Ciudad Juárez también serviría para fortalecer dentro del gabinete la mano de García Luna ante los duros cuestionamientos que ha recibido por parte de la sociedad. Sin embargo, en los hechos una eventual pacificación de la ciudad podría ser un indicador no del debilitamiento del narcotráfico, sino precisamente de lo contrario.

Al suponer que 90% de los caídos son meros delincuentes, Calderón también recupera una típica posición de la derecha mexicana de echar la culpa a las víctimas del delito. Del mismo modo en que los feminicidios de Ciudad Juárez y las violaciones de mujeres en todo el país supuestamente se deben a la forma de vestir de las víctimas, hoy los jóvenes asesinados también son responsables directos de sus propias muertes por encontrarse entre los 7 millones de ninis que no estudian ni trabajan.

La facilidad con que Calderón echa por la borda el principio de presunción de inocencia también habla de su falta de compromiso con los elementos más básicos de los derechos humanos y el debido proceso. De acuerdo con el presidente, lo que importa no es encontrar culpables en un juicio profesional e independiente, sino demostrar su hombría por medio de la imposición de la “mano dura”, tal y como lo hacen los mismos narcotraficantes.

No podemos olvidar la brutal actitud demostrada por las autoridades durante el asesinato y posterior exhibición del cuerpo de Arturo Beltrán Leyva en diciembre pasado. Este tipo de acciones revela la línea sumamente endeble que diferencia las pautas de actuación del gobierno y el modus operandi de los delincuentes.

En lugar de perder el tiempo con acusaciones estériles en contra de don Julio Scherer por hacer supuesta propaganda a los narcotraficantes, el gobierno federal tendría que empezar por su propia casa. Con sus reprobables declaraciones, Calderón se ha convertido en el promotor principal, no de México como destino turístico, sino de los narcos mexicanos. Si no modifica radicalmente su discurso y la práctica gubernamental en la lucha contra el crimen organizado, pronto ya no será necesario emprender un largo y peligroso viaje hasta las montañas para conocer los puntos de vista de los cabecillas del narcotráfico. Bastará con encender el televisor y sintonizar cualquier noticiario para verlos pasear tranquilamente.

El mismo día en que se publicaron en medios nacionales los anteriores editoriales, apareció publicada la siguiente nota acerca de las víctimas colaterales que van siendo sumadas a las crecientes estadísticas de aquellos que según Felipe Calderón “son los menos”:

Mata más niños narcoviolencia
Daniela Rea
Agencia Reforma
27 de abril del 2010

El número de menores de edad muertos en la llamada guerra contra el narcotráfico va en incremento. Según el recuento de Reforma entre enero y abril de 2009 murieron 63 niños. En el 2010, hasta el 23 de abril, ya han fallecido 97 en circunstancias violentas.

Del total de menores fallecidos este año, 75 contaban entre 15 a 17 años de edad, 14 tenían entre 11 y 14 años, mientras que 5 tenían entre cinco y 10 años.

Tres bebés de entre uno y tres años también han muerto en esta guerra.

Entre ellos se encuentran los menores Ericka y Margarita Ortega Rueda acribillados en un falso retén ubicado a unos kilómetros del poblado El Naranjo, municipio de Pueblo Nuevo, Durango.

El pasado 3 de abril, los niños Bryan y Martín Almanza, de 5 y 9 años, murieron luego de que efectivos del Ejército dispararon contra la camioneta en la que viajaban con sus padres por una carretera de Tamaulipas.

Entre los adolescentes muertos están los 14 estudiantes del CBTIS de Ciudad Juárez, asesinados por un comando armado el 1 de febrero en el fraccionamiento Salvárcar.

Hace una semana, en la colonia Alfonso Reyes, de Monterrey, fue encontrado con las manos atadas Eduardo Romero, apodado “El Bebé”, de 14 años de edad y en otro incidente fue ejecutado Javier Chávez, de 16 años.

Elena Azaola, especialista en violencia e infancia, alertó sobre los daños que provocan estos decesos.

“Cada muerte de estos niños deja un daño irreparable, lastima a la familia, afecta a la comunidad escolar generando miedo y una profunda tristeza en los compañeros. Y como generalmente ocurre, al no ser tratada de manera integral los miedos y resentimientos pueden permanecer”, manifestó en entrevista.

La otra vulnerabilidad de los menores, explicó, es la orfandad provocada por la muerte de sus padres enrolados en filas de fuerzas de seguridad o del narcotráfico o bien estar en el lugar del fuego cruzado.

No hay datos oficiales de cuántos huérfanos hay desde que se declaró la estrategia de combate al narcotráfico.

Organizaciones de la sociedad civil estimaron 10 mil en Ciudad Juárez, al promediar 2 hijos por 5 mil asesinados en edad reproductiva, según las tendencias demográficas.

Para la psicóloga Lilia Montiel encargada de la Dirección Ejecutiva de Apoyo a la Niñez del DIF-DF cada una de estas muertes daña la estructura familiar, escolar y comunitaria que, de no atenderse de manera integral, deja secuelas como fobias, ansiedades, rebeldía y a largo plazo una sociedad acostumbrada a la impunidad.

viernes, 9 de abril de 2010

El extraño que vino de Francia

Entre los muchos comentarios y comunicados enviados a Spectator, hace algún tiempo llegó uno de especial interés remitido por un comentarista anónimo que simplemente se identifica como consternado y que dice lo siguiente:

Por este conducto quisiera saber si es posible que spectator con sus recursos que parecen ser bastantes pudiera investigar y nos pudiera compartir lo que se pueda saber acerca de un hombre llamado Cordoba Montoya que parece que fue el consejero numero uno del presidente Carlos Salinas de Gortari, ya que se rumora por todos lados que tiene su residencia aquí en Guadalajara, y creo que a todos nos interesaría saber si este hombre ha tenido o tiene algo que ver con la agrupación Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara, ya que de ser asi la importancia de tal hecho podria ser muy grande para poder entender lo que está sucediendo en la politica de este país a espaldas de todos nosotros. Gracias por anticipado a la respuesta que se pueda dar a esta petición.

Efectivamente, José María Córdoba Montoya fue el principal asesor y consejero del entonces Presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), y su influencia y su poder eran tales que muchos analistas están convencidos que Córdoba Montoya era el hombre que sin dar la cara estaba realmente gobernando a México a través de Salinas de Gortari.

Pese a la enorme importancia que este individuo considerado en su momento como el segundo hombre fuerte de México haya podido tener en eventos que fueron trascendentales para la Historia de México, de José María Córdoba Montoya es muy poco lo que se sabe en virtud de que este individuo siempre ha sido un personaje misterioso y elusivo, a grado tal que inclusive pese a haber sido el extranjero más influyente en el México contemporáneo la misma Wikipedia no lo tenía registrado a mediados del 2010 (a la fecha de elaboración de este documento) excepto indirectamente en un documento en Inglés titulado “Power behind the throne” (El poder detrás del trono).

Nacido en Francia, su verdadero nombre es Joseph-Marie Córdoba Montoya, y sus verdaderos orígenes son desconocidos a grado tal que lo único que se puede afirmar de él con certeza es que sus padres no eran franceses sino españoles, los cuales mudaron su residencia de España a Francia en los tiempos de la dictadura franquista. Aunque se ha hecho correr el rumor de que sus padres se salieron de España por problemas personales que tenían con el régimen de Francisco Franco, no existen evidencias creíbles para dar sustento a tal rumor (no es un judío, jamás ha sido un masón, y ciertamente no es un marxista sino todo lo contrario a juzgar por las depredadoras políticas económicas neoliberales impulsadas por él y por el Presidente Carlos Salinas de Gortari que ahondaron brutalmente la brecha entre pobres y ricos en México, razones por las cuales Córdoba Montoya simple y sencillamente no encaja en cualquiera de los perfiles que el ultraderechismo franquista utilizó y utiliza para formar sus “listas negras” de enemigos ya sea reales o imaginarios), y es posible que el cambio de residencia haya sido por otros factores que siguen permaneciendo ocultos de la vista del público. Se sabe también con certeza que obtuvo un doctorado universitario, pero de su paso por las instituciones educativas en las que estuvo enrolado no se sabe prácticamente nada en virtud de que siempre fué (y sigue siendo) un hombre extraordinariamente reservado que tenía poco contacto con sus compañeros de estudio. Las huellas que haya dejado desde juventud hasta antes de salir de Francia hacia el futuro grandioso que le aguardaba en México parecen haber sido borradas en su totalidad.

Hay testimonios confiables que indican que José María Córdoba Montoya efectivamente tiene una residencia en Guadalajara, o por lo menos una de las residencias que se le conocen. Pero en la ciudad de Guadalajara se mueve como un absoluto desconocido ocultando cuidadosamente su identidad del resto de los habitantes de esta urbe capitalina. Casi nunca se le ve en público, y cuando lo hace parece vestirse de modo tal que le permitirá pasar desapercibido. Quien no lo conociera mejor diría que es un criminal sobre el cual pende una orden de arresto y está huyendo de la acción de la justicia, comportándose como un delincuente que tiene ya demasiadas cuentas pendientes.

Ciertamente, en el funesto y letal sexenio en el que su éminence grise Córdoba Montoya estuvo co-gobernando al país junto con Carlos Salinas de Gortari:





cuya fama como maligno y perverso de éste último es refrendada cada año en las populares quemas de Judas en donde sigue siendo uno de los villanos predilectos, ocurrieron hechos que dejaron con la boca abierta a los más experimentados analistas y reporteros junto con la Nación entera, hechos de sangre que sólo pueden ser clasificados como magnicidios y de los cuales hay pocas dudas entre muchos mexicanos que se trataron de crímenes de Estado urdidos por el dúo que ejercía el poder a su gusto y a su antojo, crímenes tales como el asesinato de un Cardenal mexicano, el asesinato de uno de los más importantes funcionarios del partido gobernante, y el asesinato del hombre que iba a ser el Presidente de México hasta que un “asesino solitario” (la versión oficial) malogró sus aspiraciones. Ya desde el inicio de su sexenio, Carlos Salinas de Gortari había sido puesto al descubierto como un asesino por un valeroso analista y escritor de nombre José Luis González Meza:





con su libro Un asesino en la Presidencia:





el cual desafortunadamente no llegó en el momento oportuno a las manos del pueblo de México porque todas las copias disponibles en las librerías fueron rápidamente “desaparecidas” y nunca más se volvió a saber de dicho libro en el tiempo en el que Salinas de Gortari y Córdoba Montoya estuvieron co-gobernando al país a su antojo, como tampoco se hizo mención alguna de dicho libro en ninguno de los noticieros del monopolio desinformativo TELEVISA fiel a la costumbre de esta última de aliar su maquinaria desinformativa con aquellos que le permitirán retener todos sus privilegios e intereses económicos.

Si el magnicidio con el cual se le privó de la vida al candidato presidencial del PRI Luis Donaldo Colosio (el cual desde su lanzamiento ya había empezando a poner distancia entre Carlos Salinas de Gortari a grado tal que podía convertirse en un factor de peligro tanto para Salinas de Gortari como para Córdoba Montoya) fue un crimen de Estado debidamente planificado y fríamente ejecutado por órdenes emanadas de los hombres que ejercían el poder en esos días, entonces debemos poner atención cuidadosa a lo que nos tiene que decir un editorialista de amplio prestigio en relación con el otro magnicidio, el asesinato de un Cardenal, el Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo:

Fué Complot de Estado: Posadas sabía demasiado
Ernesto Julio Teissier
17 de mayo del 2002

El asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo fue premeditado y planeado fríamente, desde ‘las esferas más altas de la administración pública’, para despojarlo de la famosa carpeta negra que contenía, se presume, pruebas de que los cárteles del narcotráfico en tres países de Sudamérica les pagaban protección a funcionarios mexicanos. Eso, y la hipótesis de que quien había dado información al prelado fue la señora Cecilia Occelli de Salinas (la esposa del Presidente de México Carlos Salinas de Gortari), constituyen el meollo del libro ‘Sangre de Mayo’, escrito por el profesor universitario Alberto Villasana y el periodista Héctor Moreno).

El texto es el primer trabajo serio y profundo en que se marca la existencia de la célebre ‘libreta negra’ del cardenal Posadas, a la que se le atribuye el asesinato y que hasta hoy sólo ha sido mencionada oblicuamente; fue el ama de llaves del prelado, una fiel sirvienta que había pasado muchos años junto a él, quien habló de su existencia –pero no de su contenido, que no conocía-, con periodistas de Guadalajara. Sin embargo, esa libreta, que algunos han descrito como ‘un portafolio’, es un elemento esencial para reconstruír el asesinato.

Lo que se transparenta de las objetivas informaciones y de las pocas suposiciones de Sangre de Mayo es que la entonces primera dama le habría hecho llegar informes secretos al cardenal, dolida por el trato que recibía de uno de los capos del narcotráfico y del principal de los protectores de éste en el gobierno de Jalisco; también se insinúan desavenencias familiares (Nota: Carlos Salinas de Gortari terminó divorciándose de su esposa Cecilia Occelli en términos poco menos que amistosos.) El hecho es que el cardenal habría reunido alguna cantidad de datos no confidenciales, sino específicamente secretos, acerca de las cantidades que pagaban los cárteles de la cocaína de Perú, Colombia y Bolivia a funcionarios mexicanos de muy alto nivel, a cambio de protección.

La composición que se da a los hechos en los círculos de reporteros y comentaristas es la siguiente: 1. El cardenal le habría hecho saber al nuncio apostólico, Girolamo Prigione, que tenía la información, y le habría pedido su consejo. 2. El embajador de la Santa Sede le habría información al presidente, o a Carpizo (Jorge Carpizo McGregor), y éste al mandatario, de la existencia de los datos. 3. A Prigione le habrían pedido el favor de recabar los informes, y el cardenal se habría negado a mandarlos y llevarlos a México. 4. El nuncio les habría dicho a Carpizo o a Salinas de su propósito de ir a Guadalajara para tratar de convencer a Posadas Ocampo de facilitar los datos, y le habría dicho al cardenal que llegaba tal día de mayo, en el vuelo número tantos de tales horas. 5. ‘Alguien’ enterado de la fecha, la hora y el sitio de la reunión, habría planeado y ordenado que en las afueras del aeropuerto de Guadalajara, el 24 de Mayo, se encontraran frente a frente pistoleros de bandas de narcotraficantes de los Arellano Félix y del Chapo Guzmán, y de un tercer grupo, integrado por asesinos profesionales, con órdenes precisas de matar al cardenal. 6. El plan habría funcionado con precisión y exactitud (el propio Prigione diría luego que había sido la obra de ‘orfebres preciosistas del crimen’): el cardenal fue acribillado a menos de un metro de distancia por un gatillero escogido previamente para la tarea. En la balacera y con las precipitaciones, el asesino (hay un testimonio de alguien que lo vió a corta distancia, sólo que ha sido soterrado por las investigaciones intencionadas y ‘de final previamente escrito’ de quienes han pasado por la Procuraduría) se olvidó de llevarse la libreta o el portafolio, que se supone existe todavía, y está en las manos de la jerarquía de la Iglesia Católica. Allí estarían contenidas las ‘pruebas’ de que los grandes consorcios sudamericanos de la cocaína tenían a sueldos a funcionarios federales del primer nivel que los protegían y que posiblemente intervinieron para sacarlos de los problemas difíciles.”

Cuatro meses después de haber sido publicado este editorial, apareció una nota periodística publicada en varios medios del país en donde se implicaba en el magnicidio del Cardenal Posadas no sólo a Carlos Salinas de Gortari, sino al mismo José María Córdoba Montoya:

CASO POSADAS
Misteriosa reunión en Los Pinos

Días antes de ser asesinado, al cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo le hicieron ‘proposiciones indecorosas’ en Los Pinos.

Querían, quienes con él se reunieron, que los dejara en paz, que no interfiriera en la ruta Guadalajara-Tijuana de narcotráfico y prostitución, entre otras actividades ilícitas. A cambio, el arzobispo recibiría para su actividad pastoral lo que pidiera.

En una diligencia ministerial reciente del caso Posadas Ocampo, un amigo del arzobispo llamado Ignacio y de cuyo apellido se pidió reserva, se menciona abiertamente por primera vez el nombre del poderoso asesor de Carlos Salinas de Gortari, el francés José Córdoba Montoya, quien estuvo en la misteriosa reunión en Los Pinos, junto con Manuel Camacho Solís y Luis Donaldo Colosio, quien posteriormente también fué asesinado, el 23 de mayo de 1994 en plena campaña presidencial.

Sobre los pormenores de la reunión dio cuenta en su declaración el amigo del prelado. Ignacio es amigo de la infancia de Posadas Ocampo, con quien se reunió días antes de que fuera asesinado, luego de regresar de una cita en la casa Jalisco, con el entonces gobernador Carlos Rivera Aceves.

‘Oye Nacho, fíjate que hace algunos días me citaron en Los Pinos y me hicieron proposiciones indecorosas, en el sentido de que no me metiera en el corredor Tijuana-Guadalajara de prostitución y otras cosas (narcotráfico, aclararía después), a cambio me daban todo lo que yo quisiera para un ministerio y como para mí sentí una ofensa tremenda me levanté intempestivamente y me retiré de esa reunión.

Iba a abrir la puerta para salirme de ese recinto cuando me alcanzó José Córdoba Montoya, casi me quería cachetear porque se sentía muy ofendido de mi actuación. Cogió la puerta y me la aventó detrás de mí y gracias a Dios no me golpeó ... Estoy muy preocupado y quiero hacerte una pregunta: ¿Has sentido odio por alguna o por algunas personas? Y si lo has sentido, ¿como es? Explícame, ¿cómo se siente?

A raíz de ésta presunta reunión misteriosa llevada a cabo en Los Pinos, y a petición expresa de algunas de las muchas voces indignadas por el asesinato del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo que han estado clamando justicia por varios años, unos agentes de la PGR supuestamente estuvieron tratando de localizar en aquél entonces a José Córdoba Montoya sin poder encontrarlo por espacio de un año argumentando que en todo ése lapso de tiempo no se había logrado ubicar el domicilio de quien fuera uno de los hombres más poderosos de México, como si éste hombre simple y sencillamente se hubiera esfumado sin dejar rastro alguno de su paradero.

Ante la enorme presión pública señalando que era muy extraño que este hombre poderoso se estuviera escondiendo de las autoridades, actuando como un fugitivo de la justicia, en una manera sorpresiva y para la cual ninguno de los medios estaba preparado el elusivo José Córdoba Montoya hizo su aparición en una reunión que había sido convocada por el PRI en la Ciudad de México el Miércoles 27 de Noviembre del 2002, creando un verdadero escándalo con su sola presencia en dicha reunión que acaparó la atención de la prensa al día siguiente. De cualquier modo, Córdoba Montoya se negó a tomar preguntas de la prensa sobre el caso del magnicidio de Luis Donaldo Colosio.

Si bien a Ernesto Zedillo ya como Presidente de México no le tembló la mano para meter a la cárcel al mismo hermano de Carlos Salinas de Gortari por el delito de homicidio cometido en contra del Secretario General del PRI José Francisco Ruiz Massieu, el Presidente Zedillo tuvo muy buen cuidado de no andarse metiendo con el mismo José María Córdoba Montoya e investigarle los orígenes de su fortuna personal así como sus posibles nexos con las redes del narcotráfico en México. Por su parte su sucesor, el panista pro-Yunquista Vicente Fox, aún siendo ya Presidente de México, tampoco se atrevió a tocar en lo absoluto a Córdoba Montoya, manteniéndole sus privilegios como uno de los intocables de México, absteniéndose incluso de mencionarlo siquiera. Y Felipe Calderón, pese a su sangrienta guerra de legitimación proclamada en contra de la delincuencia organizada que terminó convirtiendo a la nación entera en una réplica de Iraq y Afganistán, tampoco se atrevió a ordenar una investigación en contra de Córdoba Montoya por los delitos y crímenes en que pudiera haber incurrido cuando fue el segundo hombre más poderoso de México, tal vez porque aún lo sea.

No existen muchas fotografías de José María Córdoba Montoya, ni personales ni públicas, en virtud del enorme sigilo con el que se mueve y en virtud de su aversión casi paranoica a ser fotografiado; de esto se tienen experiencias y testimonios como el siguiente:

Muchas preguntas, muchos enigmas
(Joseph Marie Cordoba Montoya y el gobierno de México)
Enrique Andrade Palacios y Virgilio Andrade Palacios
Revista Siempre!
19 de junio de 1997

Los temores de Joseph Cordobá

Joseph Cordobá reía con su risa mefistofélica y departía con sus dos anónimos acompañantes en el desayuno de un restaurante de la ciudad de México. El fotógrafo Ernesto Muñoz, del periódico El Universal, lo descubrió y --¿por qué no?-- quiso imprimir unas placas del hombre a quien la opinión pública identifica como el poder tras el trono que sumió al país en la desgracia. No es un delito fotografiar a un hombre más que público, discutido.

Indignado, José Córdoba Montoya montó en cólera, llamó a la encargada del servicio, pidió que el fotógrafo fuera sacado del local, protestó, intentó cubrirse el rostro para no ser reconocido y finalmente, servilleta en ristre, amenazó al trabajador de la lente con agredirlo por el delito de haber osado acercarse a su mesa a fotografiarlo. Las placas estaban impresas. El sainete había terminado Con el odio reflejado en el rostro, Córdoba continuó inquieto, malhumorado, la reunión con sus dos comensales. Tal vez desechó los huevos poché que hubiera comandado. Tal vez, en la aproximación profesional del fotógrafo, advirtió el peligro de que una más de las estrategias de sus malas artes quedara al descubierto.

¿A qué le teme, pues, Córdoba Montoya?

Joseph Marie Córdoba Montoya o José María Córdoba Montoya es un personaje cuya actuación ha intrigado a los medios de comunicación, a los políticos y a la sociedad en general.

¿Qué papel o función desempeña Joseph Marie Córdoba Montoya? ¿A qué intereses sirve este extranjero que logró acumular en el sexenio de Salinas de Gortari un poder incalculable?

Chief of staff, como se difundió en aquel entonces, con base en un retrato que de él hizo Robert Graham del periódico británico Financial Times. Este indicó que el poder de Salinas de Gortari se apoyaba de una manera muy significativa en José Córdoba Montoya. Filtro obligado para secretarios de Estado y políticos mexicanos o quien quisiera obtener una audiencia con el expresidente de México. Controlador de la agenda de Carlos Salinas, coordinador del gabinete y sus comisiones, así como el “hombre de las ideas del expresidente Salinas”.

En su aversión a ser fotografiado, Córdoba Montoya exhibe un comportamiento idéntico al que exhibía en vida otro famoso residente de la misma ciudad de Guadalajara en la cual está radicado Córdoba Montoya, un Licenciado de nombre Carlos Cuesta Gallardo, precisamente uno de los fundadores de la ultraderechista Universidad Autónoma de Guadalajara y co-fundador también de la ultrafanática sociedad criminal secreta neo-fascista Tecos de quien lo menos que se dice es que fue precisamente el que ocultando su identidad verdadera bajo el aparente seudónimo de “Traian Romanescu” dió vida a la literatura neo-Nazi más antisemítica y más rabiosamente pro-Nazi del continente americano con la autoría de obras tales como La gran conspiración judía y Traición a Occidente que hasta la fecha siguen siendo fotocopiados y distribuídos como manuales de indoctrinamiento ideológico “nacionalista” por las sociedades clandestinas de ultraderecha prohijadas desde la clandestinidad por la Universidad Autónoma de Guadalajara, e identificado también en una serie de trabajos espectaculares elaborados por la Alianza Estudiantil Prometeo de la Universidad Iberoamericana como uno de los autores de la puesta en marcha de una conspiración de gran envergadura para apoderarse de las redes del poder en México mediante tácticas de infiltración y fanatización. De Carlos Cuesta Gallardo hay tan pocas fotografías disponibles que inclusive en la misma Universidad Autónoma de Guadalajara cuando se hacen festejos conmemorativos en su memoria se recurre a una pintura hecha a mano en ausencia de una buena fotografía del hombre al que celebran por sus contribuciones “nacionalistas”. Se cuenta que Carlos Cuesta Gallardo al igual que Córdoba Montoya rehuía la presencia de cualquier tipo de cámara fotográfica, dando de inmediato la espalda a los reporteros que se acercaran para tomar la fotografía de ocasión de algún evento social, o inclusive levantándose de la mesa antes de que el fotógrafo pudiera accionar su cámara, aunque de cualquier modo Cuesta Gallardo estaba casi siempre acompañado por “guaruras” más que puestos a arrebatarle la cámara fotográfica a cualquiera que le hubiese tomado la foto de frente a Cuesta Gallardo sin su expresa autorización para ello (una autorización que nunca daba) haciendo pedazos la cámara en el mismo lugar y de inmediato. De este modo, a los paparazzi y a los fotógrafos de la prensa les era prácticamente imposible tomarle una fotografía a Cuesta Gallardo al igual que a Córdoba Montoya. En su comportamiento común, ambos personajes comparten la misma psicopatología clínica del que sufre delirios de persecusión, motivados en Cuesta Gallardo sin lugar a dudas por sus bizarras creencias en una “gran conspiración judía masónica comunista” para la conquista del mundo que en su momento llegaron a desquiciar la mente del famoso industrial norteamericano Henry Ford. Esta psicopatología clínica está perfectamente identificada y definida, y es padecida por muchos de los que terminan militando en las sociedades clandestinas de la extrema derecha.

Aunque ciertamente no es un asunto fácil obtener una fotografía del obscuro y evasivo José Córdoba Montoya, tampoco es algo imposible, y para reafirmar lo dicho tenemos el siguiente registro fotográfico que permitirá a sus vecinos identificarlo en las raras ocasiones en las que se aventure a salir de su residencia en Guadalajara sin gafas obscuras con algún disfraz de ocasión:





Sobre el maquiavélico y obscuro José Córdoba Montoya quien en los tiempos del Presidente Carlos Salinas de Gortari fuera considerado como uno de los políticos más poderosos de Latinoamérica y el verdadero poder “detrás del trono”, y el cual a tan sólo una semana de cometerse el asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio Murrieta fuera sacado a toda prisa fuera de México y puesto a salvo el 31 de marzo de 1995 con uno de los más altos puestos que Carlos Salinas de Gortari le pudiera dar fuera del país (representante de México ante el Banco Interamericano de Desarrollo), existe material documental tanto dentro como fuera de México que demuestra que éste hombre aún es temido y es considerado hasta la fecha como intocable. Y también sobre este extraño personaje importado de Francia existen numerosas preguntas sin respuesta, tales como las siguientes:

¿Cuándo exactamente conoció Carlos Salinas de Gortari por vez primera a José María Córdoba Montoya? ¿Quién los presentó el uno al otro y bajo qué condiciones? ¿Por qué le tuvo Salinas de Gortari tanta confianza a Córdoba Montoya a grado tal de convertirlo en el segundo hombre más poderoso de México permitiéndole desplegar un enorme poderío sin tener que dar la cara jamás? ¿Qué los unía? ¿Qué secretos de estado comparten ambos a grado tal que la suerte de uno pueda estar ligada inextricablemente a la suerte del otro? ¿Qué actos ilegales o inclusive criminales fueron planificados por ambos cuando Salinas de Gortari era el Presidente de México? ¿En qué acciones de encubrimiento han incurrido? ¿Está asociado actualmente Córdoba Montoya de alguna manera a la organización ultraderechista secreta Tecos creada por los propietarios de la Universidad Autónoma de Guadalajara con fines políticos ambiciosos a largo plazo? ¿Está asociado actualmente Córdoba Montoya de alguna manera a la terrible conspiración urdida desde la misma ciudad de Guadalajara en donde tiene su residencia para la instauración de un gobierno paralelo secreto en México? ¿A qué se dedica realmente Córdoba Montoya en la actualidad? ¿Por qué se le ha protegido y se le sigue protegiendo sin que se le haya expulsado del país como un extranjero indeseable, por qué sigue siendo un intocable? ¿Quiénes son sus protectores?

Personajes calculadores y fríos como José María Córdoba Montoya incurren muy rara vez en errores y equivocaciones, pero ello no significa que sean infalibles al cien por ciento. En el caso de Córdoba Montoya, el único talón de Aquiles que ha tenido en su vida se debió a causa de una mujer ante la cual sucumbió bajo sus encantos. En un artículo de la autoría de Andrew Reding publicado el 17 de septiembre de 1995 bajo el título “The Fall and Rise of the Drug Cartels”, el periodista relata citando a Newsweek cómo el hermano mayor de Carlos Salinas de Gortari, Raúl Salinas de Gortari (al cual las autoridades suizas le descubrieron los depósitos millonarios que estaba haciendo en bancos suizos por más de cien millones de dólares usando identidades falsas, dinero que se presume eran las ganancias obtenidas del narcotráfico por su hermano el “señor Presidente”):





tenía nexos directos con el narcotraficante más importante en el sexenio salinista, Juan García Abrego, y cómo cuando un grupo especial de la policía pidió apoyo directo del Ejército para llevar a cabo la detención de Juan García Abrego la petición fue negada tajantemente por la oficina de la Presidencia que en ese entonces estaba a cargo precisamente de Córdoba Montoya, con lo cual el arresto no se pudo llevar a cabo. Tiempo después, gracias a revelaciones hechas por el periódico REFORMA, se supo que Córdoba mantenía una relación amorosa con una atractiva mujer policía de nombre Marcela Bodenstedt que estaba señalada como una lugarteniente al servicio de Juan García Abrego. Esta misma mujer se entrevistaba frecuentemente con el Secretario de Comunicaciones y Transportes Emilio Gamboa y su secretario, precisamente los mismos hombres encargados de la supervisión de las vías aéreas y terrestres por las cuales la droga procedente de Colombia es transportada por territorio mexicano hacia los Estados Unidos. Las revelaciones de su relación con Marcela Bodenstedt le costaron a Córdoba Montoya el ser removido del puesto que tenía como el representante de México ante el Banco Interamericano de Desarrollo ante la presión de una opinión pública que ya empezaba a cuestionarse el por qué el Presidente Salinas de Gortari estaba dándole tanta protección y tantos favores a Córdoba Montoya. Aprendida la dura lección, el maquiavélico Córdoba Montoya no ha vuelto a incurrir nunca más en errores de esta naturaleza.

Sobre la posible asociación que el siniestro Joseph-Marie Córdoba Montoya pueda tener con la igualmente siniestra sociedad secreta de ultraderecha Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara y la participación que pueda haber tenido (y posiblemente siga teniendo) con las intenciones cada vez más expuestas de la ultraderecha nacional clandestina de imponer en México un gobierno paralelo secreto, baste con decir que si esto último es un hecho entonces Córdoba Montoya necesariamente tuvo que haber sido un engranaje importante de la maquinaria conspiratoria en los tiempos de Carlos Salinas de Gortari; esto es ineludible ya que de no haber sido parte integral de la confabulación que está en marcha en contra de México, a Córdoba Montoya lo habrían removido del mismo modo en el que el candidato presidencial Luis Donaldo Colosio Murrieta fue removido por “un asesino solitario”.

Desde la perspectiva de una sociedad tan siniestra como la cada vez más poderosa sociedad de ultraderecha Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara, el extraño que vino de Francia ciertamente llena los requisitos esenciales del perfil necesario para ser parte de tan temible maquinaria, a grado tal que se le podría clasificar como el Teco perfecto. Habla muy poco o casi nada. Casi nunca dá la cara para exponer lo que realmente está pensando, y nunca le comenta a nadie lo que tiene en mente o lo que tiene planeado hacer. Observa, vigila, analiza a los demás descubriendo sus fortalezas y debilidades, y desde el amparo de las sombras ejerce su poder sin mostrar jamás su rostro. Muchos analistas lo consideran generalmente como un hombre amoral, ambicioso, perverso, mismos vicios espirituales de los cuales se acusa a su mentor y cómplice Carlos Salinas de Gortari, excepto que Salinas de Gortari sigue desesperado tratando de llamar mediáticamente la atención para mantener su “vigencia”, ya sea escribiendo tractos voluminosos para justificar su sangriento sexenio echándole la culpa a todos los demás de los yerros y crímenes cometidos bajo su presidencia infausta, o exhibiéndose como socialité:





en todos los eventos sociales de importancia a los cuales pueda colarse con el fin de acaparar los reflectores; mientras que Córdoba Montoya sigue actuando sigilosamente desde un anonimato casi total escondiéndose y ocultando con bastante éxito todas las cosas en las que pueda estar metido en la actualidad. El decidido y brusco giro hacia la derecha que dió el gobierno federal de México aún desde antes de la llegada del infiltrado (ultraderechizado) PAN a la Presidencia justo en el tiempo en que Carlos Salinas de Gortari y Córdoba Montoya co-gobernaron a México es algo que ya no se pone en tela de duda, hay demasiadas evidencias documentales al respecto. Mucho de lo que se implementó en los tiempos del sexenio del Presidente Carlos Salinas de Gortari eran precisamente las cosas que desde hace décadas desde Guadalajara los neo-fascistas conspiradores se habían propuesto lograr como sus primeros objetivos para ir virando al país hacia una derecha cada vez más extrema, lo cual se está viendo hoy bajo el actual Presidente Felipe Calderón y el Yunquismo controlando al PAN a través de César Nava. Y si Joseph-Marie Córdoba Montoya tiene actualmente su residencia en la misma ciudad de Guadalajara en donde tiene su cuna la universidad que sirve como fachada a una de las amenazas más graves que enfrenta Latinoamérica, si ambos comparten las mismas ambiciones de poder y si ambos tienen la misma carencia de escrúpulos para lograr sus objetivos, entonces Joseph-Marie Córdoba Montoya no pudo haber escogido mejor ciudad para fijar su residencia y continuar con sus maquinaciones que la ciudad de Guadalajara que actualmente se encuentra ya bajo la bota del Yunque. Teniendo tantas cosas en común, se necesitan el uno al otro y pueden usarse para cualquier cosa que le tengan deparado en sus planes a México para los años venideros. Al menos en la ciudad de Guadalajara, Joseph-Marie Córdoba Montoya se debe sentir a salvo y protegido, más que en ninguna otra ciudad de México. Y está justo en donde debe estar en estos precisos momentos en los que una minoría perversa actuando en la clandestinidad está decidiendo para el futuro socio-político de México.