martes, 27 de abril de 2010

¿Fisuras Tecos-Yunque?

De que la ultraderechista Universidad Autónoma de Guadalajara en México, el centro de la conspiración nacional para el establecimiento de un gobierno paralelo secreto trabajando a espaldas de la población, está siendo controlada por gente criminal y adinerada con ideología fascista de corte cristero, hay cada vez menos dudas al respecto dada la creciente cantidad de testimonios y revelaciones con las cuales se están empezando a resquebrajar los secretos terribles que creyeron que podían mantenerle ocultos indefinidamente al pueblo de México. Son asesinos brutales, despiadados, calculadores y fríos, y un asesino no puede ni podrá ser jamás un verdadero cristiano por muchos que sean los íconos religiosos con los que decoren sus oficinas o por mucho que se persignen y hagan la señal de la Cruz. Entre los materiales publicados recientemente sobre la terrible realidad de esta siniestra institución educativa podemos leer lo siguiente tomado de una revista de publicación nacional:

Los Tecos: aniversario de impunidad
Álvaro Delgado
Revista PROCESO Número 1744
3 de abril del 2010

Al menos seis asesinatos se le imputan en demandas judiciales al clan Leaño, que dirige la Universidad Autónoma de Guadalajara y encabeza la secreta organización ultraderechista de los Tecos. A pesar de eso, nada se ha hecho contra ellos, ya que, a decir de José Antonio Ortega Sánchez, abogado de tres de las familias afectadas, la PGR no muestra el menor interés en aclarar estos delitos. Las víctimas eran militantes de El Yunque –escindido de los Tecos– y alguien robó sus expedientes en las procuradurías de tres estados...

Al detallar los festejos por el 75 aniversario de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), que incluyó una vasta campaña publicitaria para cambiar su imagen de institución de extrema derecha, el rector Antonio Leaño Reyes pontificó sobre México: “Hoy se viven momentos difíciles: crisis de impunidad, crisis de valores, falta de respeto hacia los demás”.

Pero justamente por este dictamen del rector de la UAG, emitido el 11 de febrero, es que los integrantes de la organización secreta de los Tecos, que jefatura el clan Leaño, no han sido castigados por los crímenes que se les imputan y que son competencia de la Procuraduría General de la República (PGR).

En la averiguación previa SIEDF/CGI/096/2007, iniciada en la PGR a partir de dos denuncias que se presentaron desde 2004, se acumulan evidencias que apuntan a la autoría intelectual de Antonio Leaño Álvarez del Castillo, rector vitalicio de la UAG, y sus hijos Antonio y Gonzalo Leaño Reyes en al menos seis asesinatos.

Se trata de Ramón Plata Moreno, baleado la Nochebuena de 1979 en la Ciudad de México; Jorge Kalfópulos Katzaki y su hijo Cristo Kalfópulos Cuéllar, de 10 años de edad, asesinados el 8 de mayo de 1981 en Guadalajara, Jalisco, poco después del homicidio de Francisco Vaca Morales, así como los de Juan Bosco Rosillo Segura y César Fernando Calvillo García, abatidos a balazos el 22 de noviembre de 1975, en Guanajuato.

Plata Moreno fue el fundador y jefe general de la Organización Nacional del Yunque –nacida de los Tecos, pero separada, en 1966, por razones político-religiosas– y Kalfópulos era el jefe estatal en Jalisco. Rosillo Segura, César Calvillo García y Vaca Morales eran también militantes de esa cofradía.

Sin embargo, además de la lentitud en las investigaciones de la PGR –de cuyo Consejo Ciudadano en Jalisco fue fundador Gonzalo Leaño Reyes–, los expedientes de los homicidios de Plata Moreno y Kalfópulos, así como los de Bosco Rosillo y Calvillo García, fueron “robados” de las procuradurías de Justicia de los tres estados donde se cometieron.

José Antonio Ortega Sánchez, abogado de las familias Plata, Kalfópulos y Rosillo, acusa a la PGR de no acelerar las investigaciones derivadas de las denuncia presentadas por Lorenzo Lira García, quien fue un prominente operador de los Tecos, y Luciano Ruiz Chávez, fundador de El Yunque, y que a petición suya se integraron en una sola averiguación previa.

“¡Claro que no hay avances, claro que no les interesa! ¡Ese es el problema de este país! No hay voluntad política en esclarecer estos hechos”, expone Ortega sobre los asesinatos en los que están implicados los Leaño, aunque, cauteloso, él prefiere no señalarlos directamente.

Del mismo autor y en el mismo medio, se publicó lo siguiente:

Hora Cero para Los Tecos
Alvaro Delgado
Agencia APRO
5 de abril del 2010

El cabello le cae en la frente, poco arriba de las oscuras cejas que enfatizan la ternura de su mirada y enmarcan una sonrisa subyugante. Es el rostro de Cristo Kalfópulos Cuellar, de 10 años de edad, en una fotografía tomada antes de ser asesinado por el estallido de una bala expansiva en su menuda espalda.

El 8 de mayo de 1981, Cristo y su padre, Jorge Kalfópulos Katzaki, de 38 años de edad, fueron muertos a balazos cuando llegaban, en un automóvil, a su domicilio ubicado en la calle Axayácatl 475, colonia Ciudad del Sol, en Guadalajara, Jalisco.

Ingeniero oriundo de Puebla, donde su familia tuvo una cafetería en los portales de la capital de ese estado, Kalfópulos Katzaki recibió varios disparos, dos de ellos en la cabeza, y el pequeño Cristo fue alcanzado por una bala que le estalló en la espalda cuando corría hacia la puerta de su casa.

Kalfópulos Katzaki, apodado El Griego por su origen helénico, era el jefe de la Organización Nacional del Yunque en Jalisco, pero el niño nada sabía de eso.

Durante los primeros años del doble homicidio se publicó un desplegado en el que se hacía un exhorto que el tiempo fue matando:

“La esposa, hija, amigos y compañeros de trabajo y apostolado de quien fuera públicamente conocido por la firmeza de sus convicciones, defensor de la libertad y la tradición católica, padre de familia, empresario y ciudadano ejemplar, invitamos a quienes lo conocieron a pedir por el eterno descanso de su alma.”

Y agregaba: “Exigimos una vez más a las autoridades se aplique la ley a los autores intelectuales y materiales de estos crímenes.”

Los mandos de El Yunque, sin embargo, jamás pasaron de la retórica para exigir la aclaración y el castigo contra los que tramaron y ejecutaron este doble homicidio, del que el próximo mes se cumplirán 31 años, como tampoco el de Ramón Plata Moreno, fundador de esa organización --ocurrido un año y medio antes, el 24 de diciembre de 1979--, ni los de Juan Bosco Rosillo Segura y César Fernando Calvillo García, en 1975, juramentados también.

Ni siquiera se manifestó voluntad de justicia de El Yunque cuando se produjo la alternancia en la Presidencia de la República, en el año 2000, cuando una legión de militantes de esa organización tomó posesión de cargos desde los que, solamente con estricto apego a la ley, podría haberse iniciado el esclarecimiento de estos crímenes.

La razón principal de esa conducta omisa es que el esclarecimiento de los asesinatos implica que se conozcan pormenores de la estructura y penetración en todos los ámbitos de la sociedad de esa organización secreta fundada hace medio siglo en México y que tiene ramificaciones en al menos 12 países.

Pero parece haber un atisbo de justicia a partir de que, forzados por la presentación y difusión de evidencias sobre éstos y otros crímenes, los jerarcas y militantes de El Yunque han comenzado, al menos, a hablar públicamente, como consta en un amplio reportaje publicado en Proceso.

En la edición de esta semana –justamente en la que Julio Scherer García hace una “crónica de un encuentro insólito” con el capo Ismael El Mayo Zambada--, José Antonio Ortega Sánchez, el abogado de las familias de Plata Moreno, Kalfópulos y Rosillo Segura, habla por primera vez de la impunidad en estos asesinatos, que incluye el robo de los expedientes y la pachorra de la Procuraduría General de la República (PGR) para desahogar diligencias.

Por vez primera, también, un prominente político, el exdiputado federal Héctor Larios Córdova, presidente de la Junta de Coordinación Política, en su carácter de coordinador de la bancada del Partido Acción Nacional (PAN), da credibilidad a las aseveraciones que señalan que los homicidas del niño Cristo y de su padre, así como el de Plata Moreno y los del Cerro del Cubilete, son los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG).

Larios Córdova testificó y presentó querella por haber sido víctima de secuestro y tortura en el anfiteatro de la Escuela de Medicina de la UAG, con el objetivo de hacerlo confesar quiénes eran los jefes de El Yunque en Jalisco, a quienes los Tecos habían prohibido operar desde el rompimiento de las dos organizaciones, en 1966.

De acuerdo con el testimonio de Lorenzo Lira García, un prominente exoperador de los Tecos que voluntariamente presentó una denuncia ante la PGR, él fue testigo presencial del secuestro y tortura a Larios Córdova, quien efectivamente identificó a Kalfópulos como el jefe de El Yunque en Jalisco.

A partir de esta información, de acuerdo con la denuncia, los Tecos que encabezan Antonio Leaño Álvarez del Castillo, rector vitalicio de la UAG, y sus hijos Gonzalo y Antonio Leaño Reyes, ordenaron el asesinato de Jorge y Cristo Kalfópulos, como lo hicieron antes con Plata Moreno, Rosillo Segura y Calvillo García.

El propio Lira García, quien fue jefe de inteligencia de esta organización y cercano colaborador de Carlos Cuesta Gallardo, fundador de los Tecos, identifica también a los homicidas materiales.

“Al preguntarle yo a uno de los asesinos, Isidoro Sánchez García, por qué el niño, me contestó airadamente: ‘Nos ordenaron que no hubiera testigos’.”

Así, a más de tres décadas de los asesinatos descritos y otros que se van acumulando, es posible que se vaya conociendo la verdad a partir de los testimonios de los personajes involucrados, incluidos los del clan Leaño y los identificados como autores materiales de los homicidios.

Se trata, más que venganza entre organizaciones antagónicas, de un asunto de interés para la sociedad mexicana, un asunto de salud pública del que el periodista cumple con su deber de informar…

Apuntes

La falta de voluntad para esclarecer los asesinatos que se les imputan a los Tecos se explica por las relaciones políticas que tiene el clan Leaño. El viernes 26 de febrero, por ejemplo, la presidenta del PRI, Beatriz Paredes, visitó la UAG y, ante el rector Antonio Leaño Reyes, la calificó de “ejemplo educativo de América”, como tituló como nota principal el diario Ocho Columnas, que dirige Gonzalo Leaño Reyes. También en el marco del 75 aniversario de la UAG, Vicente Fox y su mujer visitaron este diario y el expresidente dijo que esa universidad forma profesionistas con carácter y liderazgo. El presidente de la Cámara de Diputados y exgobernador de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña, algunos de cuyos colaboradores han sido identificados como Tecos, también se unió al coro. En realidad son pocos los que elogian a la UAG, una institución educativa que alaba a dictadores de la talla de Pinochet, Somoza, Videla y Stroessner, al que inclusive le otorgó el doctorado honoris causa…

La lectura de estas notas periodísticas podría dejar la esperanza en algunos de que hay en estos momentos una fisura profunda entre los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara y entre su hechura maestra, la Organización Nacional del Yunque, y por lo tanto debería de haber alguna posibilidad de que por sus pleitos sus planes de ir consolidando en todo México un régimen cada vez más ultraderechizado se vean entorpecidos, o mejor aún, terminados.

Pero... ¿realmente hay razones para concebir esperanzas de que una fisura profunda entre los Tecos y el Yunque pueda afectar los planes de expansión de estas dos organizaciones criminales?

Desafortunadamente, no.

Empecemos por dejar varias cosas en claro.

En primer lugar, los Tecos tienen mucha más experiencia y mucho más tiempo en el juego del extremismo, la fanatización, los lavados del cerebro, la infiltración, el espionaje y el doble juego que los militantes del Yunque. Ellos comenzaron en esto desde hace ya tres cuartos de siglo, mientras que la Organización Nacional del Yunque es algo de creación posterior, y la creación de la misma fue a fin de cuentas el resultado de varias acciones emprendidas por los mismos Tecos de la UAG. De no haber existido los Tecos, no habría existido el Yunque, así de fácil. Si hemos de establecer comparaciones, los Yunquistas vendrían siendo el equivalente de la Caperucita Roja y los Tecos vendrían siendo el equivalente del lobo feroz. Esto desde luego no significa que los Yunquistas sean unos ángeles, porque también en ellos a causa de su fanatización extrema se les ha inculcado la disposición para poder comportarse como verdaderos animales cometiendo actos terribles en contra del prójimo sin el menor remordimiento. La comparación permite establecer el verdadero grado de peligrosidad y criminalidad de los multimillonarios dueños de la Autónoma de Guadalajara.

Mucho antes de que naciera el Yunque, ya desde la década de los sesentas estuvieron acudiendo a la ciudad de Guadalajara jóvenes llegados de varias partes de la República Mexicana para recibir indoctrinamiento ideológico en el fanatismo ultraderechista cristero pregonado por los propietarios de la UAG, principalmente de Guanajuato, Puebla y Querétaro, un fanatismo basado en la propaganda chatarra elaborada por tipos como Salvador Borrego y Traian Romanescu inspirada en el mito de “la gran conspiración judía masónica comunista”. Esta labor de “evangelización” trabajó tan bien que por mucho tiempo ni siquiera los mismos judíos residentes en la ciudad de Guadalajara se dieron cuenta del terrible peligro que se estaba cocinando a sus espaldas.

Los Tecos no crearon al Yunque para que actuara de manera independiente a ellos. Desde un principio el objetivo fue y sigue siendo el tener al Yunque como una organización controlada por ellos inclusive sin que los mismos militantes del Yunquismo se puedan dar cuenta de ello. Esta es la razón del por qué, cuando varios ilusos Yunquistas creyeron en su momento que podían independizarse por completo de los Tecos, expusieron sus vidas y de hecho terminaron pagando con sus vidas estos intentos de independizaje.

Si bien es cierto que para cualquier miembro de la Organización Nacional del Yunque le sería prácticamente imposible el tratar de infiltrar a la organización Tecos y lo más probable es que perdería su vida en el intento, los Tecos no tienen problema alguno para infiltrar y penetrar nuevamente los capítulos regionales del Yunque en los que temporalmente hayan perdido el control y se les hayan salido del redil. Han sido preparados para ello a lo largo de varios años. Dada la experiencia que los Tecos tienen para infiltrar y penetrar formando quintacolumnas por donde les pegue la gana, pueden volver a tomar el control en donde por alguna razón lo hayan perdido después de eliminar a quien sea necesario eliminar para continuar con “la misión”.

Así pues, las fisuras que surgen esporádicamente entre los Tecos y el Yunque son fisuras meramente temporales que suelen ser resueltas después de haber dispuesto previamente de algunos cadáveres. De cualquier modo, para llegar a tales extremos se requiere que las órdenes de eliminación sean autorizadas o giradas directamente desde los más altos mandos, lo cual involucra directa y necesariamente al rector vitalicio de la UAG, Antonio Leaño Álvarez del Castillo, un hombre tan brutal y despiadado como en su momento lo fueron el Ángel de la Muerte Josef Mengele, y el homicida Nazi Reynhard Heydrich.

Pese a los conflictos que puedan tener los Tecos con algunas filiales de su creación El Yunque, en los momentos cruciales en los que se está decidiendo algo importante para ambos SIEMPRE se las arreglan para trabajar para un fin común. Ello ocurrió justo en las elecciones presidenciales del 2006 en las que, más que ver al candidato izquierdista Andrés Manuel López Obrador como “un peligro para México”, lo veían como un peligro para las organizaciones secretas de la extrema derecha en México y un estorbo en sus planes comunes para la instauración de un gobierno paralelo secreto en México. En el 2006 no hubo ninguna fractura, no hubo ninguna división, no hubo ninguna fisura.

Los cerebros que están detrás de la siniestra organización Tecos ven con agrado y hacen todo lo posible de su parte para acelerar la instauración en México de un gobierno de corte neo-fascista cristero, pero siempre y cuando sean ellos los que muevan los hilos detrás del telón. No los Yunquistas, sino ellos. Y si en algún momento se llegaran a sentir lo suficientemente poderosos como para ya no necesitar más de la Organización Nacional del Yunque, no vacilarían en darle fin a su propia creación El Yunque al no serles ya necesaria, ello previo a la disposición de algunos cuantos cadáveres más.

Los crímenes mencionados en los artículos arriba citados son apenas la punta del iceberg, son apenas una ínfima parte de los muchos crímenes que han sido cometidos a lo largo de varias décadas a instancias de los que operan a la Universidad Autónoma de Guadalajara a través de sus bestias de ataque tales como el bastardo Raymudo Guerrero Guerrero (ya difunto). Obra en manos de Spectator una gran cantidad de testimonios de gente que justificadamente y con toda la razón del mundo teme por su vida en caso de atreverse a interponer una denuncia pública de orden penal o inclusive una denuncia ante los medios en contra de cualquiera de los miembros de la mafia criminal que opera a la UAG. De cualquier manera, y aún exponiendo la vida por haber hablado y por haberlos denunciado, es dudoso que cualquiera de los responsables por estos crímenes termine siendo enjuiciado y metido a la cárcel para pagar por sus delitos, como podemos verlo arriba en los crímenes que permanecen impunes y permanecerán impunes a menos de que haya un cambio de gobierno en México, a lo cual seguramente los Tecos responderán con energía para impedir que tal cosa pueda ocurrir, como ya sucedió en las elecciones presidenciales del 2006.