lunes, 15 de marzo de 2010

Herencia maldita




Con motivo del congreso internacional La memoria archivada. Los Judíos en la Configuración del México Plural celebrado el 9 de marzo del 2010, organizado como parte de una serie de eventos auspiciados por la Facultad de Estudios Superiores de Acatlán UNAM, se expusieron una serie de hechos históricos interesantes entre los cuales hay uno que acaparó la atención de los reporteros:

Espías nazis trabajaron en México
Excélsior
14 de marzo del 2010

Detrás de los refugiados, emisarios de Hitler desembarcaron en el puerto de Acapulco; buscaron controlar a los alemanes ya radicados que estaban contra el nazismo, vigilaban los movimientos de los judíos e intentaron, desde aquí, contagiar su propaganda en América Latina.

México fue en los años treinta y cuarenta un centro importante de espionaje nazi dentro de Latinoamérica. Había agentes en diversas ciudades que buscaban controlar a los 20 mil alemanes que vivían en nuestro país, sobre todo a los que estaban contra del nazismo, además de colocar a sus simpatizantes en posiciones clave del Gobierno mexicano, así lo narró la doctora Alicia Gojman de Backal, directora del Centro de Documentación e Investigación de la Comunidad Ashkenazi de México (CDICA).

Durante su participación en el congreso “La Memoria Archivada. Los Judíos en la Configuración del México Plural”, Gojman de Backal explicó que el objetivo último del espionaje nazi en México era promover un conflicto social o una guerra interna de tal magnitud que “distrajera a los estadunidenses e impidiera que se involucraran en la Segunda Guerra Mundial” y convertir a nuestro país en una plataforma para expandir la ideología nazi.

Lo que sucedía en México estaba directamente relacionado con los acontecimientos en Europa: en septiembre de 1939, Alemania le declaró la guerra a Polonia. Adolfo Hitler había dejado en claro que buscaba expandir sus fronteras y las embajadas alemanas empezaban a presionar a los gobiernos locales para que colaboraran con el führer.

A través de esa red “todos los alemanes —que estaban en territorio mexicano— debían obedecer y dar información de las actividades que tenían lugar en México y en la frontera con Estados Unidos”, explicó la investigadora, y dentro de la estructura nazi en México, Arthur Dietrich era el encargado de distribuir propaganda nazi por todo el país.

Entre los beneficiarios de la tutela propagandista Nazi para promover la causa de la extrema derecha europea en México sin lugar a dudas se encontraba el “Maestro de América” José Vasconcelos, un ferviente admirador de Hitler que echó a andar la revista Timón que en realidad no era más que una fachada para imbuír entre los mexicanos las ideas del Nazismo. El mismo Vasconcelos se ligó entrañablemente y para siempre a la causa de la extrema derecha neo-fascista de México al darle un generoso prólogo al voluminoso mamotrero Derrota Mundial elaborado por el fascista de corte cristero Salvador Borrego, un libro que es considerado hoy como el ideario ultraderechista por excelencia y manual de entrenamiento ideológico para ser usado como libro de texto por las organizaciones clandestinas de ultraderecha de México tales como la Organización Nacional del Yunque. La “derrota mundial” a la cual se refiere el endurecido pseudo-historiador revisionista Salvador Borrego es la derrota de la Alemania Nazi, porque según él si Hitler hubiera ganado la guerra entonces en vez de tener que lamentarse una “derrota mundial” el globo terráqueo estaría festejando hoy una “victoria mundial”, la victoria del Nazismo. Los Nazis no sólo trabajaron en México distribuyendo propaganda nazi para allegar simpatizantes a la causa de Hitler. En número mucho más reducido, hubo algunos mexicanos que se trasladaron hasta Alemania para recibir indoctrinamiento, y presumiblemente algo más...

Entre los mexicanos que estuvieron presentes en la Alemania Nazi para presenciar de primera mano los acontecimientos históricos que estaban conmocionando a Europa y que pronto habrían de conmocionar al mundo entero, hubo algunos periodistas y editorialistas asociados con la izquierda tales como el fundador de la revista Siempre!, Don José Pagés Llergo, trabajando entonces con la revista Hoy, el cual escribió en 1939 un artículo histórico titulado “Yo hablé con Hitler”, un material de lectura casi obligada para quienes anhelan entender a fondo la intensidad de lo que estaba sucediendo en aquél entonces.

Además de personalidades destacadas como Don José Pagés Llergo, tambien se trasladaron hasta Alemania algunos predispuestos al mensaje del Nazismo, descendientes de la rebelión cristera llevada a cabo en México casi al mismo tiempo que nacía el Nazismo. Y entre ellos se encontraba un entonces obscuro personaje que pasó desapercibido para muchos pero ciertamente no parece haber pasado desapercibido para los Nazis. Tanto en los formidables trabajos de la Alianza Estudiantil Prometeo de la Universidad Iberoamericana como en otros trabajos publicados en Internet, se ha documentado cómo de cierta universidad de Guadalajara hasta entonces desconocida que tenía relativamente poco tiempo de haber sido fundada partió un individuo para ponerse directamente en contacto con los Nazis. Lo que los Nazis hayan planificado con este mexicano permanecerá en su mayor parte en el misterio, pero lo que no permanece ya en el misterio son las consecuencias de ese contacto que llegó casi casi a Alemania como una especie de embajador representando vicariamente a los Cristeros admiradores del rabiosamente antisemita fascismo español. Tanto la propaganda distribuída por Arthur Dietrich en México como la propaganda que estaba siendo impresa en la España fascista del dictador vitalicio ultraderechista Francisco Franco fue llevada a México por estos cristeros y descendientes de cristeros que se encargaron de darle forma en una serie de libros diseñados para indoctrinar a los candidatos a neo-Nazis mexicanos en la fábula de “la gran conspiración judía masónica comunista”. Entre quienes dieron forma a esta propaganda Nazi presentando la derrota de Hitler como una “Derrota Mundial” se encuentra Salvador Borrego, el cual a las mentiras del Nazismo añadió las suyas propias, muchas de las cuales están documentadas y expuestas en trabajos que han estado circulando libremente en Internet. De este modo, fue tomando forma un fascismo “a la mexicana”. Pero estamos hablando no de algo que trabaje abiertamente a la luz del día bajo la bandera de algún partido político o bajo alguna agrupación cuyos miembros son claramente visibles e identificables. Se trata de gente sin rostro que se reúnen en la clandestinidad en centros de reunión también

¿Por qué habría de interesar todo esto al mexicano promedio? Por la sencilla razón de que la propaganda Nazi distribuída en México por los agentes Hitlerianos antes y durante la Segunda Guerra Mundial así como la propaganda que estuvo llegando a México de la España fascista no sólo terminó siendo bien acogida por algunos de los grupos más reaccionarios de la sociedad mexicana, sino que muchos de quienes han estado trabajando dentro de sociedades secretas para la diseminación de estas ideologías bizarras son los mismos que actualmente se encuentran en altas posiciones de poder en México, empezando por César Nava, un miembro juramentado de la antisemita neo-Nazi Organización Nacional del Yunque, actual presidente nacional del Partido Acción Nacional por obra y gracia del gran dedazo presidencial de Felipe Calderón Hinojosa que les ha dado alas dentro de su gobierno a estos fanáticos herederos del fascismo franquista.

En realidad, a los judíos de México no les fué tan mal como a los judíos de Europa durante la segunda gran guerra. Pero esto podría cambiar drásticamente si se les sigue dejando crecer a los que hoy por hoy representan una de las más graves amenazas al continente americano. Después de todo, también a Hitler no lo consideraron un peligro cuando apenas estaba empezando, hasta que un buen día tanto los judíos de Europa como los no-judíos despertaron ante la infausta noticia de que ese “peligro insignificante” se había materializado en una de las fuerzas más terribles y destructivas conocidas por el hombre, y ya para entonces era demasiado tarde para hacer algo al respecto, confirmando la vieja máxima de que todo lo que hay que hacer para que los malos triunfen sobre los buenos es no hacer absolutamente nada. Y lo que haya sucedido así como todo lo que se haya acordado en los tiempos de Alemania Nazi entre los planificadores de la expansión del fascismo hacia el continente americano y ese obscuro personaje que les llegó de Guadalajara como una grata e inesperada sorpresa predispuesta a colaborar con ellos debe estar teniendo ya repercusiones en México a raíz de varios acontecimientos extraños nunca antes vistos que se han estado registrando últimamente en la política mexicana, a la luz de los cuales se antoja comprensible el contenido del siguiente trabajo:

Presidente cristero
Rodrigo Vera
Revista PROCESO
9 de marzo del 2010

Para mayor gloria de Dios, el gobierno de Felipe Calderón está subordinándose a los intereses de la jerarquía católica, al grado de que ya se convirtió en un gobierno de tinte confesional y neocristero que –por encima de la Constitución– está socavando al Estado laico mexicano.

Junto con el Ejército, que actualmente goza de grandes prebendas y es movilizado a nivel nacional, la Iglesia es la otra institución que sirve de pilar al gobierno federal. Sin embargo, el “peligroso binomio” clero-Ejército ha desencadenado una escalada de violaciones a los derechos humanos y a las libertades individuales.

El hecho más visible de este “franquismo a la mexicana”, de corte fascistoide, es la actual embestida del régimen calderonista contra la legalización del aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo, la cual es auspiciada desde El Vaticano por el Papa Benedicto XVI.

El investigador Édgar González Ruiz, especialista en las relaciones de la ultraderecha con los gobiernos mexicanos, afirma:

“El gobierno de Calderón es una especie de franquismo a la mexicana.

La comparación no es gratuita, pues el movimiento cristero de los años treinta se identificó con el general Francisco Franco y su gobierno.

Era el ideal que querían para México.

Y eso es precisamente lo que hoy Calderón –de raigambre cristera– está llevando a la práctica bajo los dictados de Ratzinger y El Vaticano”.

–En este sentido ¿hay diferencias entre el gobierno de Calderón y el de su antecesor panista Vicente Fox, quien también admiraba a los cristeros? –se le pregunta.

–Muchísimas. Fox solo tenía desplantes escenográficos con los que externaba su catolicismo; mostraba crucifijos, el estandarte con la imagen guadalupana o le besaba públicamente la mano al Papa… Sin embargo, su gabinete fue plural. Sólo alguno que otro funcionario aislado, como Carlos Abascal, tenía tendencias confesionales. Incluso, Fox decepcionó a la jerarquía católica porque no cumplió las promesas que le hizo durante su campaña.

“Calderón, en cambio, sí es consciente de su compromiso con el activismo católico. Tiene plena claridad de que entre sus prioridades está el desmantelamiento del Estado laico y la aplicación de preceptos religiosos, aunque con éstos se anulen libertades individuales. Y ya no son funcionarios aislados quienes tienen estas tendencias; prácticamente todo el gobierno calderonista en bloque le está dando continuidad a la lucha cristera”.

González Ruiz menciona algunas dependencias oficiales que siguen esa línea, como la Procuraduría General de la República (PGR), la Secretaría de Educación Pública (SEP), la Secretaría de Gobernación (SG) o la Secretaría de Salud (SS).

Agrega que “lo más grave” es la “intromisión del clero” en la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y en la Secretaría de Marina (SM), sobre todo mediante las llamadas capellanías castrenses.

“A través de esas capellanías se está fraguando la alianza Iglesia-Ejército, algo nunca antes visto.

Y Calderón se apoya muy especialmente en esas dos instituciones, cuya intervención abierta en la vida de nuestro país es cada vez más evidente.

Son un binomio peligroso que suele desembocar en dictaduras de corte fascistoide, como la de Pinochet en Chile.

“Al Ejército, por ejemplo, Calderón ya lo tiene patrullando permanentemente en las calles con el fin de darle mayor participación en la vida pública, pero usa el pretexto de que combate al narcotráfico, una lucha –por cierto– no prioritaria en estos momentos de crisis económica, pero a la que los medios electrónicos le dan mucho eco”.

Totalitarismo católico

Todavía el pasado 8 de diciembre –día de la Inmaculada Concepción–, el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México, acompañado por el secretario de Marina, almirante Mariano Francisco Saynez, bendijo la capilla del Hospital General Naval de Alta Especialidad.

Ahí –según una nota periodística publicada por el semanario católico Desde la Fe– el prelado “elevó sus plegarias a Dios por los miembros de la Marina”, y convivió con médicos, enfermeros y autoridades de las Fuerzas Armadas.

Al solemne evento litúrgico también asistió el magnate Olegario Vázquez Raña, dueño del periódico Excélsior y presidente del Grupo Hospitalario Ángeles, así como Daniel Goñi Díaz, presidente nacional de la Cruz Roja Mexicana.

Fue un acercamiento más entre el alto clero y los mandos de las Fuerzas Armadas.

Autor de libros como El clero en armas. Militarismo católico en América Latina; La última cruzada: de los cristeros a Fox; Conservadurismo y sexualidad, y La sexualidad prohibida, González Ruiz enfatiza:

“Sí, Calderón comienza a instaurar un totalitarismo católico y militarizado.

Es un presidente cristero.

Él mismo en lo personal –por sus raíces familiares y su militancia en el PAN– se ha declarado públicamente contra el aborto y los matrimonios entre homosexuales”.

En efecto, el 20 de marzo de 2007, cuando en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) aún se debatía la despenalización del aborto, Calderón tomó abiertamente partido a favor de la Iglesia: “Yo estoy en defensa de la vida (del no nacido). Tengo pleno respeto por la dignidad y la vida humana”, dijo.

Y apenas el pasado 2 de febrero rechazó la aprobación de los matrimonios entre homosexuales en el Distrito Federal, por considerarla violatoria a la Carta Magna: “La Constitución de la República habla explícitamente del matrimonio entre hombre y mujer”, aseguró el mandatario.

En ambas ocasiones, el presidente instruyó a la PGR para que, primero, interpusiera un recurso de inconstitucionalidad –ante la Suprema Corte de Justicia– contra la despenalización del aborto.

Y luego otro igual contra la legalización del matrimonio gay… Y la PGR cumplió fielmente ambas encomiendas.

Exclama González Ruiz:

“¡No puede ser! Calderón convirtió a la PGR en abogada de las causas de la jerarquía católica, en un bufete de defensoría jurídica para el clero.

¡Esto es inconcebible en un Estado laico!”.

El especialista menciona que, incluso, las instancias judiciales y la Secretaría de Gobernación siempre protegen a obispos y sacerdotes que son demandados por intervenir en asuntos electorales, o por verse involucrados en otros ilícitos.

“En la práctica existe el fuero eclesiástico.

El caso más representativo es la impunidad que cubre al obispo Onésimo Cepeda, acusado constantemente de actos delictivos.

Mientras que al cardenal Norberto Rivera el gobierno le puso a su servicio a un grupo de policías federales”.

Señala que, por otro lado, el gobierno ya le autorizó a la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) operar su propia estación radiofónica, Radio Guadalupana, para realizar proselitismo católico en todo el país, violando así la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, que prohíbe al clero manejar medios de comunicación masiva.

La cruzada

En octubre pasado, el sacerdote Omar Sotelo, encargado de la Pastoral de la Comunicación de la CEM, anunció que Radio Guadalupana ya cuenta con la aprobación de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel).

Será la emisora “oficial” del episcopado y punta de lanza para “crear una cadena de radios” en las cerca de 100 diócesis del país.

Además, sus contenidos serán transmitidos por Internet.

Dice González Ruiz:

“Otra muestra de esta alianza entre el gobierno y el clero ocurrió en diciembre pasado, cuando la Secretaría de Gobernación hizo circular un mensaje de Benedicto XVI en sus tarjetas navideñas”.

Y muestra una tarjeta –con el escudo nacional y el membrete de Gobernación–, en la que el pontífice aboga por los niños migrantes:

“Deseo de corazón que se dedique la debida atención a los emigrantes menores de edad, quienes necesitan un ambiente social que permita y favorezca su desarrollo físico, cultural, espiritual y moral”.
Benedicto XVI.

La SEP –añade el investigador- es otra dependencia oficial en plena alianza con el clero.

Detalla:

“En muchas parroquias del país ya se están dando cursos de alfabetización y educación a los adultos.

Esta instrucción parroquial es producto de un convenio entre el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) y el episcopado mexicano, el cual ha difundido documentos sobre estas actividades conjuntas que realiza con la SEP”.

Y para acercar a los niños y jóvenes estudiantes a la fe católica –prosigue el especialista–, la Iglesia instauró las llamadas “capellanías escolares”, que están operando en muchas escuelas públicas y privadas del país.

“Así como la Iglesia tiene injerencia en el Ejército mediante las capellanías militares, o interviene en el Sector Salud con las capellanías hospitalarias, lo hace también en el sector educativo con las capellanías escolares, en abierta violación al Artículo Tercero Constitucional, donde se estipula que la educación debe ser laica”.

Al respecto, la Arquidiócesis Primada de México cuenta con un plan bien estructurado para instaurar capellanías escolares en todos los planteles del Distrito Federal, elaborado por su Comisión de Pastoral Educativa.

El documento titulado Capellanías escolares aclara que este tipo de pastoral “tiene como encomienda, particularmente en el ámbito de las escuelas, la propagación de la fe entre los docentes, los alumnos y los padres de familia”.

En su capítulo II define los objetivos de dichas capellanías:

“La capellanía tiene como finalidad proporcionar formación cristiana a todos los miembros de la comunidad educativa.

Por ello, cada centro debe contar con la asesoría de un capellán que, junto con sus catequistas y misioneros, atienda gustosamente, en un horario conocido, las consultas de todos los que soliciten consejo y orientación para el desarrollo de su vida personal”.

El documento precisa que en la Arquidiócesis de México “hay 1265 escuelas que requieren atención, sin contar las universidades.

La meta es que los párrocos puedan visitarlas una vez a la semana, para supervisar la preparación” de los estudiantes y “vincularlos a la parroquia”.

Y concluye: “La escuela es un lugar privilegiado: ¡Un semillero vocacional!”.

Esta gran cruzada de evangelización escolar la emprenden todas las diócesis y arquidiócesis del país, por medio de sus miles de parroquias y con la bendición de la SEP.

Indica González Ruiz que, además, “la SEP da preferencia a los libros de texto producidos por los grupos relacionados con la Iglesia, mientras que rechaza aquellos cuyos contenidos molestan al clero, como ya sucedió en agosto de 2008, cuando prohibió libros de texto editados por el gobierno del Distrito Federal, sólo porque abordaban el tema de la sexualidad desde una perspectiva científica”.

Gobierno confesional

La Iglesia cuenta con amplios espacios que abarcan a la Secretaría de Salud, cuyo coordinador general de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos es el abogado Bernardo Fernández del Castillo, “un personaje ligado a los grupos de extrema derecha”.

Su bufete –Fernández del Castillo y Asociados–, representante legal de la Arquidiócesis de México, fue el que defendió al cardenal Norberto Rivera de las acusaciones en su contra –en la Corte de Los Ángeles– por supuestamente proteger al cura pederasta Nicolás Aguilar.

Resume el investigador:

“Por encima de la ley, la injerencia del clero se está dando en todas las esferas de gobierno, avanza por todos los flancos. Estamos viviendo bajo un gobierno confesional que se percibe en la vida cotidiana”.

–Sin embargo, acaba de reformarse el Artículo 40 Constitucional, para establecer con claridad que México es un Estado laico.

–Sí, esa fue una reacción del Congreso ante el apabullante avance de la Iglesia.

En teoría, la reforma a la Constitución debería ser un freno… Pero Calderón no respeta las leyes sobre la laicidad, y aquí lo que importa son los hechos; las violaciones a los derechos humanos por parte de la milicia, o las mujeres que están siendo encarceladas –con penas hasta de 30 años de prisión– solo por haber abortado y contravenir las leyes eclesiásticas.

Con esas leyes, la Iglesia lleva un cogobierno con Calderón.

Señala el investigador que “la agenda del clero es la del PAN, porque éste siempre ha sido el partido de la jerarquía católica, sólo que hoy ya no lo puede negar”.

Lamenta que el PRI se haya sumado a la penalización del aborto en 18 estados.

Y más recientemente –dice– hasta el PRD y la izquierda están cayendo en el juego de la Iglesia, mediante sus alianzas políticas con los panistas sólo por ganar algunas gubernaturas.

“El clero se aprovecha de los políticos traidores y mezquinos de los partidos de oposición”, apunta.

Un ejemplo: el senador perredista Pablo Gómez propuso el pasado 25 de febrero reformar la Constitución para otorgar el derecho de asociación política y proselitismo a los sacerdotes.

Por su parte, el historiador Lorenzo Meyer, de El Colegio de México, coincide en que actualmente hay una “ofensiva neocristera contra el Estado laico”.

Mientas que las “derechas mexicanas” –agrega en un artículo publicado el pasado jueves 11, en el diario Reforma– le están dando cabida a “una izquierda burocrática e inofensiva” que quiere “un nicho en la estructura formal del poder”.

Añade que con la restauración de la República, en 1867, se suponía que el triunfo del Estado laico “era un asunto resuelto”.

Pero no fue así.

La laicidad perdió terreno durante el Porfiriato.

Vino después la Revolución y la Constitución de 1917, con la que nuevamente se supuso el triunfo del Estado laico. Pero la guerra cristera demostró que la derecha seguía dispuesta a desafiar hasta con “las armas” a la estructura política mexicana.

Ahora, alerta Meyer, el gobierno de Calderón y una “parte oportunista del PRI, que es siempre la mayoría en ese partido”, intentan “movilizar” a la sociedad hacia una “ofensiva final” que derrumbe al Estado laico.

En realidad, aún no se ha visto todo, porque esto es apenas el comienzo. A medida que la temible dupla derecha-ultraderecha se va enquistando más y más en el poder y va ganando confianza en su control mediático que ejerce sobre el pueblo de México -a lo cual se prestan gustosamente las dos cadenas televisivas que gozan de un duopolio casi exclusivo en México a cambio de convertirse en paleros y comparsas del sistema que las beneficia- se están viendo sus intentos por reescribir la historia de México cada vez más y más al gusto de los revisionistas de la extrema derecha. Es así como en los libros de texto gratuitos se ha empezado a ejercer una censura en todo contenido de tipo sexual que pueda ser considerado como “inaceptable” para los nuevos ultraconservadores. Es así como la Historia de México está siendo encausada para la eliminación de la época pre-colombina haciéndole creer a los jóvenes que México empezó con la llegada de los Conquistadores españoles y gracias a la llegada de los Conquistadores, subiendo paulatinamente de tono logrando de esta manera en un lapso prolongado de tiempo algo que no podría lograrse si se tratase de instaurarlo repentinamente arriesgando una explosión de descontento popular en contra de los nuevos amos de México. Esta es la verdadera herencia maldita que dejaron los Nazis en México, una herencia que ha ido creciendo y cuyas semillas están empezando a germinar y cuyos frutos estamos viendo hoy de confín a confín por todo el territorio mexicano.