martes, 1 de diciembre de 2009

El hundimiento de México

A mediados de noviembre del 2009 apareció publicada una nota informativa de corte dramático en EL UNIVERSAL que dice lo siguiente:

La estructura política anquilosada
Ignacio Alvarado
EL UNIVERSAL
17 de noviembre del 2009

En 2009 morirán 30 mil niños menores de un año como consecuencia de enfermedades en extremo prevenibles; 900 mil ciudadanos engrosarán las filas del desempleo, sumando con ello cerca de 3 millones de excluidos del sistema productivo. Entre los más jóvenes, otros 3 millones estarán sin escuela, mientras persiste la cifra de 6 millones de analfabetas. En el campo, más de millón y medio de agricultores trabajarán la tierra con ánimos de supervivencia.

Tal es el panorama que muestran cifras oficiales, tanto gubernamentales como de organismos internacionales. La realidad más cotidiana es un reflejo del derrumbe del país, cuyo sistema de gobierno es incapaz de subvertir ese declive, de acuerdo con analistas consultados. En poco más de una década, México no sólo perdió liderazgo regional, sino que extravío el rumbo. Va a la deriva como nación y ninguno de los especialistas ve signos de cambio en lo inmediato.

“La pobreza no se ha reducido, los servicios públicos no han mejorado, debido a que no hemos podido crear empleos. Lo que ha provocado el gobierno es un círculo, ya no digo vicioso, sino perverso, donde la desigualdad es cada vez mayor”, dice Saúl Arellano, director de Investigación del Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social AC (CEIDAS).

César Cansino, profesor investigador de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, asegura que la inversión en áreas fundamentales como educación, ciencia, tecnología, agro y desarrollo social es insuficiente o surge de programas mal diseñados. El volátil diseño del gobierno empeoró al comienzo de la década, con el arribo de un nuevo partido al poder.

Explica que “la llegada de una mayor pluralidad, de mayor competencia y de mayor transparencia en los procesos electorales no supuso la transformación del andamiaje normativo institucional, generando situaciones anómalas, contradictorias con la democracia”.

En todo caso, dice, la alternancia mostró con crudeza un país inacabado, en el que todo está por hacerse. “Lo vemos en todos los rubros: en materia de procuración de justicia, de reformas estructurales; en la construcción misma de las instituciones democráticas que aseguren el Estado de derecho y que preserven las garantías individuales”.

Erróneo, diseño de políticas

México se encuentra a la zaga en casi cualquiera de los rubros de inversión decisiva que convirtieron a países como Brasil en un referente de desarrollo.

En salud, el gasto ejercido por el gobierno equivale a 2.9% del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con datos de 2006 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), mientras que Argentina y Brasil destinan 4.58% y 4.92%, respectivamente.

En el plano educativo, el país también queda rebasado por las dos naciones sudamericanas: Brasil destina 4.87% de su PIB y Argentina 5.07%, mientras que México alcanzó, en 2006, 4%. En ciencia y tecnología la inversión no alcanza siquiera 1%, lo que por ley debió ocurrir desde hace tres años.

Arellano asegura que la baja inyección de riqueza nacional a estos sectores se complementa con diseños absurdos de inversiones para el desarrollo de la producción en el campo o el combate a la pobreza, en donde miles de millones de pesos se pierden anualmente sin alcanzar una meta de crecimiento.

Al año, el gobierno destina 240 mil millones de pesos al campo y 40 mil millones de pesos para el combate a la pobreza extrema. Pero la miseria no sólo se mantiene, tanto en zonas rurales como urbanas, sino que crece de forma gradual. Hasta ahora, dice el investigador del CEIDAS, no existe un solo pobre que haya abandonado esa condición a partir de la ayuda que recibe del gobierno.

“Es verdad que el gasto social se ha ido incrementando año con año, pero lo que no ha hecho el gobierno es un análisis del impacto. Es decir, tenemos evaluaciones de gestión, pero no resultados. Eso es gravísimo, porque cuando uno ve los resultados del programa Oportunidades a casi 10 años de su operación, no ves un solo pobre que haya dejado de serlo”, dice Arellano, quien afirma que el problema radica en el esquema que se sigue para ejercer el gasto.

“Cuando estalló la crisis de los precios de los alimentos, la FAO (Organización para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas) advirtió a México que los programas de recursos condicionados, como el de Oportunidades, funcionan cuando tienes un mercado eficiente; es decir, cuando la cadena de producción está vinculada a la de la distribución y ésta a mercados eficientes de la distribución y consumo final”.

El resultado de un diseño como el descrito por el investigador tiene un final adverso: los pobres compran malo y caro. Pero lo peor es que México ha entrado en una desestructuración rural, que pasa de lo estrictamente productivo a lo social e impacta al país entero.

Además de pobres, analfabetas

De los 19.5 millones de personas que viven en pobreza alimentaria, 12.2 millones radican en el campo. En 2007, la cantidad de mexicanos en extrema pobreza era de 14.4 millones. La cifra se elevó en 5 millones en los últimos dos años, cuando el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) calculó que la canasta básica alimentaria subió 12.5%, en contraste con un aumento salarial que no va más allá de 4%.

Son datos a los que no se han incorporado los cruces de 2009, cuando 900 mil individuos perdieron su empleo.

Además de pobre, México es un país de analfabetas y desertores escolares. Informes de la Auditoria Superior de la Federación revelan que el país invierte sólo 2.2% del gasto total en infraestructura para escuelas primarias y secundarias, cuando el promedio sugerido por la ONU es mayor a 8%.

Con base en los números, una inversión al doble produciría un crecimiento económico tres o cuatro veces mayor al que se registra ahora, y de ahí que los expertos enfaticen en la reducción de capital destinado al sector educativo.

Los indicadores de la CEPAL muestran claramente la realidad mexicana: en 2003 se alcanzó el punto máximo de inversión, con 4.1% del PIB; en 2004 cayó a 3.7%, y en 2005 volvió a 4.0%.

La base educativa es quizá la inversión que más garantiza un mejor futuro para cualquier país. El Programa de la ONU para el Desarrollo concluye que por cada año adicional de estudios, un individuo obtiene ingresos mensuales promedio de 450 pesos. Aplicada la fórmula a México, una persona que termina la preparatoria obtiene un ingreso 400 veces superior al de quien tiene la secundaria.

Con una tasa de deserción de 40% en bachillerato, y 6 millones de iletrados, México parece condenado a permanecer en el hoyo de la pobreza.

De acuerdo con la CEPAL, Chile invierte menos porcentaje de su riqueza al sector educativo, 3.18% en 2006, pero erradicó el analfabetismo. La tendencia de inversión aumenta en ese país, mientras que en México ocurre lo contrario.

No sirvió la alternancia política

El daño previsible ante el retroceso en inversión en educación, parece haber sido advertido por los legisladores.

El pasado 10 de noviembre, José Trinidad Padilla, presidente de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, anunció que el Congreso buscaría reasignar 20 mil millones de pesos al gasto educativo para no tener un país generador de “pobres e ignorantes”.

Un día después, la Cámara de Senadores solicitó a los diputados federales considerar recursos suficientes para alcanzar la inversión de 1% del PIB en ciencia y tecnología, algo que por ley debió alcanzarse desde 2006.

La intención no basta hasta que se aplique en hechos, dice el investigador del CEIDAS: “El país está condenado a seguir en el atraso cultural, tecnológico y científico, porque hoy 40% de la riqueza en el mundo se genera en el área del conocimiento. Tenemos las peores inversiones, no viene la alta tecnología, no hacemos innovación, no tenemos patentes y, por lo tanto, no tenemos un mayor ingreso en términos de población, pero tampoco de crecimiento económico”.

La disfunción de las instituciones y el mal diseño de los presupuestos tienen origen en intereses ajenos al gobierno. El investigador en Ciencia Política Israel Covarrubias sostiene que esa condición se acentuó al comienzo de la década, con la alternancia en el poder.

“El hecho de que México, progresivamente en la última década, se desplazó de ese lugar privilegiado que tenía como cabeza en el concierto latinoamericano, se debe un poco a esta ausencia del Estado. No sé si se deba exclusivamente a los panistas, a Vicente Fox o a Felipe Calderón, pero sí creo que ha habido una pérdida de la noción de Estado”.

La fractura laboral

Datos consignados por el CEIDAS indican que entre 1993 y 2008 el país incorporó a 15 millones de personas a la población económicamente activa. Pero de ellos, 10 millones están en el mercado informal, y de los restantes 5 millones que hallaron cabida en áreas formales de la economía, 60% carece incluso del derecho a la seguridad social.

En los hechos, las cuotas obrero-patronales registradas por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) fueron en decadencia desde 2002. Partiendo de los indicadores manejados por el IMSS, el empleo formal no ha crecido desde 2000.

Al segundo trimestre de 2009, 43.3 millones de ciudadanos registraban ingresos por acción de su trabajo. De ellos, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo señala que 5.6% percibe menos de un salario mínimo, y en el rango inmediatamente superior, con ingresos que van de entre uno y dos salarios mínimos, se encuentran otros 9.6 millones de mexicanos.

Impacto en la forma de morir

La pobreza y el desempleo, o el empleo de baja calidad, inciden en la salud y la manera en que mueren los mexicanos.

En 2007, el Instituto Nacional de Geografía e Informática (INEGI) registró el deceso de 512 mil personas. De ellas, 30 mil contaban con menos de un año.

Los cánceres de mama y cérvico-uterino mataron a 9 mil mujeres, y las enfermedades infectocontagiosas acabaron con otros 6 mil individuos.

El dato que destaca es el de los 30 mil niños que mueren anualmente, debido a que seis de cada 10 pudieron salvarse con atención médica simple.

“Cuando uno ve la cantidad de niñas y niños que se enferman por desnutrición, no lo puedes creer”, dice Saúl Arellano, quien asegura que “en este país tenemos los dos extremos: 10% de niños con problemas graves por obesidad, de un lado, y con desnutrición crónica por el otro, quienes literalmente se están muriendo de hambre”.

No vislumbran “salvación”

Los polos opuestos se notan también en la disposición de la infraestructura. Los grandes residenciales que se levantan en San Pedro Garza García, el municipio más rico del país, son la orilla contraria de lo que se vive en la montaña de Guerrero, donde se concentran las comunidades más empobrecidas no sólo de México, sino del planeta.

La desigualdad es impresionante, dice Israel Covarrubias. A partir de 2004 el tema comenzó a discutirse en los recintos académicos, por un elemento fundamental que plantea una pregunta: “¿Cómo se llegó a tales niveles cuando se alcanzaron altos índices democráticos en el país?”

México es la decimocuarta economía mundial, pero se encuentra en la posición 53 entre las naciones con mejor desarrollo humano. Su nivel de desigualdad, compara Saúl Arellano, es igual al de El Salvador o Perú, naciones con mucho menos riqueza. En síntesis, dice el experto, “aquí (en México) es como si tuvieras a Estados Unidos y a Zambia bajo un mismo territorio”.

Para ello no hay salidas visibles, advierte el investigador de la Universidad de Puebla César Cansino:

“Siendo realistas, creo que la situación será cada vez peor. Los indicadores económicos tenderán a deteriorarse. Los sectores que han sido estratégicos para apuntalar nuestra economía irán perdiendo capacidad, precisamente porque no se han querido modificar los principios bajo los que se sostienen. Si el sector energético fue un pilar para el crecimiento en las mejores décadas de la economía nacional, ahora será un lastre y abonará al deterioro económico, desalentando a otros sectores de la economía. México está a la deriva”.

La nota no es ninguna fabricación de la fantasiosa “gran conspiración judía masónica comunista” que al decir de la extrema derecha esté empeñada en desacreditar y enlodar al gobierno dirigido por la dupla derecha-ultraderecha de México, ayer por el ranchero pro-Yunquista de Guanajuato Vicente Fox y hoy por el disminuído Felipe Calderón. Es el retrato de la cruda realidad. Se salieron con la suya en el 2000 y nuevamente en el 2006. Lograron con sus artes y sus artimañas apoderarse de las riendas del poder federal y con ello ir metiendo a su propia gente en el establecimiento de un gobierno paralelo secreto. Y la gran mayoría del pueblo de México está pagando a un costo altísimo el no haberse dado cuenta de la trama urdida en su contra. El costo es real, medido tanto en términos económicos como en vidas humanas y un futuro destruído para las generaciones aún por venir, como podemos verlo en el siguiente análisis:

Vergüenza ante el mundo
Jorge Carrazco Araizaga
Agencia APRO
20 de noviembre del 2009

Sin equívocos, México vive uno de sus peores momentos de cara al mundo.

El llamado bono democrático que representa el fin de un régimen autoritario en el caso de nuestro país acabó en frustración.

No es ninguna sorpresa, sino resultado lógico de la fallida alternancia política del PRI al PAN.

Los seis años de la presidencia de Vicente Fox y los tres de Felipe Calderón se resumen en la catastrófica revisión internacional que se hizo la semana pasada al desempeño de México en la economía, la corrupción, la pobreza, la delincuencia organizada y derechos humanos.

Si bien esos problemas no se originaron con la llegada del PAN, la virulencia con que se han manifestado en el país sí es responsabilidad de quienes han conducido el país en la última década y en particular del actual responsable, Felipe Calderón.

No es la primera vez que se alude a la incapacidad de Calderón para conducir el país y la pequeñez de su equipo de gobierno.

Más claro no puedo ser el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, quien sin miramientos dijo el pasado miércoles en México que el gobierno de Calderón fue el que peor enfrentó la crisis económica mundial.

No se equivoca, pues en el diagnóstico estuvo la respuesta. Cómo olvidar que para el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, no teníamos de qué preocuparnos, pues se trataba apenas de "catarrito".

Stiglitz colocó en el lado opuesto a Brasil y a la India. De forma reiterada, Brasil se ha convertido en referente del éxito no logrado por México. Aunque Calderón se mofó del apagón que hace algunas semanas sufrió ese país, lo cierto es que no sólo en economía, sino en la diplomacia, los brasileños han pasado por encima de México.

En la crisis de Honduras, el gobierno de Ignacio Lula da Silva se colocó rápidamente al frente de la defensa del presidente depuesto, Manuel Zelaya. Calderón no lo podía hacer. Tiene un problema de origen. Por más que haya recibido a Zelaya como jefe de Estado, ¿cómo le podría reclamar al golpista Roberto Micheletti su falta de legitimidad, si es de la que carece?

Descolocados y estrechos, Carstens y el secretario de Desarrollo Social, Ernesto Cordero le reclamaron a Stiglitz su falta de conocimiento de la realidad mexicana.

No pueden decir lo mismo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. El organismo de Naciones Unidas que se dedica precisamente a seguir la realidad económica de la región, dijo al siguiente día de la declaración de Stiglitz que como consecuencia de la crisis internacional, México fue donde más empeoró la pobreza en América Latina. Ahora hay 41 millones de personas en esa condición. Es decir, 4 de cada 10 mexicanos. Casi la mitad del país.

El martes, desde Berlín, se informó al mundo que México se coloca en los peores niveles de corrupción. Con una calificación de 3.3, en una escala del 1 al 10, México está por debajo de Cuba, El Salvador y Guatemala y comparte lugares con varios países africanos y asiáticos.

Horas después, la consultora internacional Pricewaterhouse informó que México es el quinto país con más fraudes, de una muestra de 54 naciones; mientras que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) previó un incremento del desempleo para el próximo año para colocarse en 6.5 por ciento, respecto al 6.2 del tercer trimestre de este año.

La catástrofe es tan evidente para el mundo que la propia secretaría de Economía admitió el viernes que la Inversión Extranjera Directa cayó un 37 por ciento de enero a octubre de este año.

En derechos humanos la cara mexicana no es distinta. El mismo jueves se adelantó que en las próximas semanas se dará a conocer el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en contra del Estado mexicano por su falta de investigación en el caso de tres mujeres asesinadas en la zona conocida como campo algodonero, en Ciudad Juárez.

Lo mismo se espera que ocurra en el caso de Rosendo Radilla. Detenido y desparecido por el Ejército en 1974, durante la guerra sucia en Guerrero. Ambos casos son emblemáticos de las graves violaciones a los derechos humanos en el país exhibidas ante la comunidad internacional.

Los gobiernos del PAN no sólo han sido indolentes ante el tema, sino que en el caso de Calderón se han fomentado con el pretexto del combate al narcotráfico.

Los casi 15 mil muertos que ha dejado esa "guerra" propiciada por el gobierno calderonista, así como las muertes y desapariciones de periodistas, a niveles de lugares donde hay una guerra civil abierta, hacen de México uno de los países más violentos del mundo.

A mitad de su gobierno, Calderón da muestras de un desgaste y una incapacidad inauditas. Ni Miguel de la Madrid en sus peores tiempos.

En una entrevista dada por Felipe Calderón en exclusiva a su principal promotor y patrocinador TELEVISA cuando la guerra sucia mediática del 2006 que le permitió llegar a la Presidencia de México, radiada la noche del 24 de agosto del 2009 en el noticiero nocturno conducido por Joaquín López-Dóriga, asumiendo un rostro dramático Calderón repitió algo que ya ha dicho en ocasiones anteriores, echando gran parte de la culpa de la debacle económica que está siendo padecida y que seguramente seguirá siendo padecida por el país en la mitad de lo que le queda de su infeliz sexenio al argumento de que “el petróleo del país se está acabando”. Estas entrevistas, llevadas a cabo siempre bajo estricto control y vigilancia de los equipos editoriales de TELEVISA en coordinación con los elementos que trabajan para la Presidencia de México, sin derecho de réplica para responderle al Presidente Calderón sus argumentos, intencionalmente dejan pasar otras cosas por alto que el principal jilguerillo desinformador de TELEVISA nunca le pregunta a Calderón de cara al público televidente. En el caso del petróleo, mal hace Calderón en echarle gran parte de la culpa al agotamiento de las reservas petrolíferas de México, porque si de eso se trata, se le puede replicar que en Japón, país que no tiene yacimientos de petróleo ni minas de oro y plata como las que tiene México, se tiene una economía que sitúa a Japón entre las primeras cinco potencias mundiales. En Suiza tampoco hay yacimientos de petróleo, y pese a ello el nivel de vida de cualquier ciudadano suizo es incomparablemente mejor que el del mexicano promedio. En Francia tampoco tienen yacimientos de petróleo como los que ha tenido México, y hay muchos mexicanos de clase media y clase media alta que en estos momentos preferirían vivir mejor en Francia que en México. ¿Acaso olvidó o simplemente no quiere recordar Felipe Calderón el argumento de los panistas de antaño de que la riqueza de un país se basa no en lo que está en el subsuelo sino en el trabajo colectivo de sus ciudadanos que son quienes realmente generan la riqueza de un país? Después de la Conquista, también los Reyes Católicos de España creían que lo único realmente valioso del Nuevo Mundo eran sus yacimientos de oro y plata, justificando con ello la esclavización de las poblaciones indígenas para la extracción de los minerales, y a fin de cuentas al Imperio Español esa riqueza mal habida no le sirvió de nada porque terminó perdiéndolo todo. Pero lo más injustificable del despilfarro que se hizo de la riqueza petrolera de México en los nueve años en que la derecha conservadora ha tenido el poder en sus manos es que no se hizo inversión o proposición presidencial alguna que valgan la pena mencionar para el desarrollo de fuentes alternativas de energía como plantas generadoras de electricidad basadas en la energía eólica (del viento) así como granjas de fotoceldas solares, fuentes de energía no-contaminante que además es gratuita y es de presencia constante en oposición al petróleo que es una fuente de energía no-renovable, bajo el pésimo argumento de que “¿para qué desarrollar fuente alternativas de energía si México tiene tanto petróleo?”. En realidad, si la dupla derecha-ultraderecha que terminó hundiendo a México quiere buscar responsables de la debacle, no tienen más que mirarse en el espejo, porque ellos son los que están gobernando hoy al país.

Recordemos cómo tres años atrás la feroz guerra sucia mediática emprendida en las elecciones presidenciales del 2006 en contra de Andrés Manuel López Obrador centró sus ataques sobre el argumento fantasioso de que López Obrador era “un comunista” cuyas peligrosas propuestas lo convertían en “todo un peligro para México”. Justo a tres años de distancia de la fracturada toma de protesta y ascenso al poder de Felipe Calderón a costa de pactar complicidades perniciosas con los poderes fácticos que lo apoyaron, veamos lo que nos tiene que decir uno de los más distinguidos analistas de México:

“Primera prioridad” o el hilo negro
Lorenzo Meyer
1 de diciembre del 2009

Descubrimiento, La semana pasada Felipe Calderón aseguró que en los “largos tres años” que aún le quedan al frente del Poder Ejecutivo –en las actuales circunstancias ese trienio es un tiempo enorme–, la “primera prioridad” –así lo dijo– de su gobierno será “enderezar el rumbo social” y “erradicar la pobreza”, tarea que no sólo es factible sino también una obligación ética. Y bien podría añadirse que es además indispensable para impedir que se acelere la descomposición social.

La idea misma de comprometer el grueso de la energía en combatir las causas y paliar los efectos de la pobreza, es loable. Sin embargo, al examinar el contexto en que se lanza la propuesta ya no es tan positiva y clara. En primer lugar, porque el ofrecimiento viene de quien hoy encabeza políticamente a la derecha mexicana y desde hace siglos han sido justamente las conductas de esa derecha una de las causas que explican la persistencia de la extendida y aguda pobreza mexicana.

“Por el Bien de Todos, Primero los Pobres”. El combate a la pobreza como “primera prioridad” ya lo había propuesto en su campaña electoral Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Sin embargo, por esa propuesta, centro de la plataforma política de la izquierda, AMLO fue calificado por la derecha y sus títeres incondicionales como “mesías tropical”, como “un peligro para México” y tratado en consecuencia: impedirle llegar a la presidencia “a como diera lugar”. Por esa propuesta, tan sensata como factible y útil incluso para los intereses de la burguesía –una de las razones del éxito del presidente Luiz Inácio Lula da Silva y su país, Brasil, es la prioridad que efectivamente le ha dado al combate a la pobreza– toda la derecha mexicana se lanzó para aplastar a AMLO, incluso si eso implicaba destruir la credibilidad de aquello que apenas estaba naciendo: la confianza en las instituciones electorales.

Por impedir el paso a una izquierda moderada –más cercana a esa que hoy gobierna lo mismo en Brasil, que en El Salvador o Uruguay y muy alejada a la que está en Venezuela– quienes apoyaron a Calderón en 2006 se negaron a transitar por ese camino ya muy probado como benéfico. En España, por ejemplo, la democracia política echó raíces fuertes gracias a que la derecha y los militares franquistas aceptaron en 1977 entregar el poder –porque los electores así lo decidieron–, a una derecha democrática encabezada por Adolfo Suárez y esta derecha, tras capear con éxito el intento de golpe militar de 1981, no se resistió a entregarlo a los socialistas de Felipe González para que éstos, a su vez, al cabo de años se lo retornaran a la derecha de José María Aznar que, a partir de la elección del 2004, se vio obligado a devolverlo a los socialistas de José Luis Rodríguez Zapatero. Durante todos esos cambios, nada le pasó a la gran burguesía.

No hay duda, al final del siglo XX, la derecha española se sobrepuso a sus instintos y actuó de manera inteligente y hoy tiene un país con problemas pero viable. La derecha mexicana, en cambio, actuó de manera opuesta y hoy tiene entre manos lo que todos tenemos: un fracaso.

La Primera “Primera Prioridad”. Tras asumir el poder vía el “haiga sido como haiga sido”, Calderón se propuso adquirir una imagen que cuadrara con la visión política conservadora: la de un Ejecutivo duro, del tipo no nonsense. De ahí su decisión de (mal) ponerse el uniforme de general de cinco estrellas y proceder a movilizar al Ejército en una guerra contra los narcotraficantes. Sin embargo, como el mercado del narco está fuera de nuestras fronteras y sigue sin cambiar su naturaleza desde hace medio siglo, esa actividad ilícita mantiene sus recursos. Las cifras de los ejecutados en la lucha entre y contra el narco siguen sin abatirse –este año ya superó las 5, 207 muertes del año pasado (Reforma, “ejecutómetro” 2009) – y la posibilidad de éxito en este sexenio en este rubro es tan baja que ya se ha declarado imposible (véase al respecto el análisis de Rubén Aguilar y Jorge G. Castañeda en ‘El narco: la guerra fallida’).

Al fracaso de la lucha contra los cárteles de la droga se debe agregar el que entre 2006 y 2008 la cifra de mexicanos que padecen pobreza alimentaria pasó de 13.8 a 19.5 millones, y la de aquellos en condiciones de pobreza de patrimonio pasó de 42.6 millones a 50.6 millones. En tales condiciones no es de extrañar que hoy el gobierno deseé cambiar la naturaleza de su agenda aunque ello implique adoptar la de su adversario.

El haber adoptado como meta prioritaria justo lo mismo que proponía aquél candidato presidencial al cual la dupla derecha-ultraderecha vituperó acremente calificándolo como “mesías tropical” y como “todo un peligro para México” confirma en forma por demás tardía algo que muchos mexicanos saben ya en carne propia: el país se está hundiendo en un marasmo, a causa de los gobiernos emanados de la derecha ultraconservadora del país. Y a estas alturas, cualquier remedio calderonista resulta ser ya meras aspirinas para combatir un tumor que creció hasta convertirse en incurable.

Quizá lo único digno a estas alturas que le queda por hacer a los barones de la derecha ultraconservadora de México, en reconocimiento a su estrepitoso fracaso para hacer un papel mejor que el de los gobiernos comunistas de Europa Oriental que tanto criticaban, sería el aceptar la solución propuesta por el siguiente editorialista en la edición número 2944 de la revista Siempre!, que es la única salida posible en un país al que todavía le quede algo de sus instituciones republicanas:

Ya es hora de hacer las maletas
Alvaro Cepeda Neri
Revista Siempre!
15 de noviembre del 2009

Según Jean Bodino: el Estado es una nave. El gobierno al timón. La nación como sociedad, a bordo ocupada “en el continuo trabajo, echando una mano, quien a las velas, quien a las jarcias, quien al ancla, y que quienes carecen de fuerzas han de dar un buen consejo o eleven sus votos y plegarias a Aquel que tiene poder para desencadenar vientos y amainar tempestades, ya que todos juntos corren el mismo peligro”.

El Bodino monárquico abogó por la República y censuró a quienes (como los panistas) se complacían deseando o empujando la nave estatal al naufragio para “prestos acudir al botín, aunque ya se enriquecieron con el incesante chorro de cosas que han arrojado por la borda... por mi parte (mi consejo) es que el cambio sea pacífico y natural, si ello es posible, y no violento o sangriento”. Los seis libros de la República.

Los calderonistas llevan la nave sin la estrella polar de la Constitución ni mapa alguno para la navegación en política económica y sin piedad para el pueblo que se esfuerza en remar para mantener a flote sociedad, gobierno y Estado que, empobrecido, amenaza con rebelarse.

Es mucha el hambre de millones de mexicanos, víctimas de enfermedades, epidemias y sin empleo. Las nuevas generaciones de jóvenes y profesionistas mendigan ayuda, atrapados en una crisis social y económica acelerada por la incapacidad política de los calderonistas que no dan una.

El consejo a Calderón es que ha llegado la hora de irse, para que en cuanto cumpla cuatro años al frente del mal gobierno, se designe al presidente sustituto que concluirá el periodo. De continuar Felipe Calderón en Los Pinos, provocará que la nave estatal se hunda, pero antes, la celebración de las Revoluciones de 1810 y 1910 (de por medio la gloriosa Revolución de 1854, de cuando con Juan Alvarez, parió a la Generación de Juárez, El Nigromante... el Estado laico, la República) serán motivo para el estallido social.

Pues éstas, inconclusas que fueron al no arrancar de raíz a los torpes, impolíticos y gobernantes con padresnuestros, de los conservadores, padres putativos de los panistas, tendrán que salir (y más nos vale que sean levantamientos pacíficos “y no violento o sangriento”), para la segunda restauración de la República y salvar la nave estatal, quitando del timón a los incapaces que nos llevan mar adentro, a “la tormenta impetuosa” de una explosión social muy parecida a las de la Independencia, Ayutla y la antiporfirista. Y los panistas-calderonistas son los porfiristas de hoy.

Si aún le queda algo a dignidad, si realmente piensa en el bien de México y el del resto de los mexicanos más que en su propio bien personal, no le queda otra alternativa a Felipe Calderón más que presentar su renuncia dejando que el Congreso de la Unión convoque a nuevas elecciones presidenciales mientras un sustituto toma su cargo temporalmente, poniéndole desde luego un bozal al duopolio televisivo para que ya no vuelva a meter sus manos en asuntos que solo competen al pueblo, bajo advertencia-amenaza de una nacionalización de ambas en caso de que quieran volver a abusar de su poder con nuevas guerras sucias a través de noticieros y editoriales amañados. Ya llegará la hora de ajustar cuentas con las organizaciones secretas de la ultraderecha que han estado avanzando una conspiración tras bambalinas en contra de México. Pero si Felipe Calderón piensa más en su propio bien personal que en el bien de México y del resto de los mexicanos, todo lo que tiene que hacer es seguir gobernando por otros tres años dándole a México más de lo mismo que ya le ha dado. Ya sabemos lo que se puede esperar de él.

Con todo, se antoja difícil que la mala hierba que en el 2000 se apoderó del gobierno de México esté dispuesta a dejar las riendas del poder tan fácilmente. Ya están preparando para las elecciones presidenciales del 2012 al Gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, el niño consentido de la terrible sociedad secreta de ultraderecha Tecos que maneja tras bambalinas a la rabiosamente ultraderechista Universidad Autónoma de Guadalajara, y también a Josefina Vázquez Mota; ambos ultraderecha pura pero escondiendo su extremismo neo-fascista bajo un antifaz, lo cual los hace más peligrosos que lo que fueron los mismos Nazis para Europa en el siglo pasado. Por lo pronto, México se seguirá hundiendo, porque no hay de otra.



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POST SCRIPTUM:


No sólo analistas de reconocido prestigio han estado presentando con toda la seriedad del mundo la propuesta de que Felipe Calderón deje el cargo desde el cual ha estado hundiendo a la Nación. También mucha gente del pueblo ya está más que harta de lo que está sucediendo, y aterrada ante la posibilidad de que tras Felipe Calderón el PAN repita un tercer sexenio al mando del poder federal y tras esto un cuarto sexenio y así por siempre. Esto lo podemos constatar en Facebook:

En Facebook, 100 mil usuarios exigen renuncia de Calderón
Alejandro Saldívar
Revista PROCESO
10 de enero del 2009

El contador crece cada minuto. Bajo el lema virtual de “¡Yo soy parte del millón, que renuncie Calderón!”, cerca de cien mil usuarios en Facebook, critican el alza a los impuestos y las políticas públicas del gobierno calderonista.

La página, creada el 22 de diciembre de 2009, es un receptáculo de mensajes que van de lo iracundo a lo humorístico y de lo colérico a lo elocuente. Entre los mensajes que atiborran la página principal cada cuatro minutos se lee lo siguiente:

“Es casi imposible que haya un político honesto, pero al menos que no sean tan cínicos ni rateros” (Victor Pérez).

“Nadie quiere al pelele impuesto por los grandes corporativos” (Diente Zambrano).

“Que renunsie el y todos esos hijos de puta que estan en el poder, no solo eso, que los fusilen y luego los quemen por traidores, gente así no son culeros, son culerazazazasos” (sic) (Victor Ja ja ja).

“Te odio Calderón, quitaron mi novela por tu estupido mensaje!!” (sic) (Griselda Limones).

“Que se vaya mucho a la chingada… el y todos los panistas. Bola de pendejos mochilones (sic) (Juan Manuel Cervantes).”

“Añadan mi firma para que el fecal sea sacado del país a huevasos y a su familia le demos sape por sape y patada por patada” y en otro mensaje “Yo también quiero a Calderón muerto” (Oswaldo Sánchez).

“(Calderón) hazte a un lado que estorbas… deja que progrese México y no lo inundas más.”

En la galería de imágenes se puede ver a Calderón con uniforme de policía, de payaso, dentro de un bote de basura, parodiando a los Simpson, disfrazado de desempleado, de Guasón. Las fotos son aderezadas por decenas de caricaturas que parodian distintos momentos de su gestión. Otras hacen apologías de Calderón con el nazismo y el franquismo.

Tan sólo en 16 días y hasta la medianoche del jueves 7 de enero el contador del grupo marca 100, 464 miembros. Entre las propuestas de los usuarios se encuentra colgar mantas en las principales avenidas del país con la frase: “Un millón por la renuncia de Calderón”.

“Calderón con minúsculas”

−Pero pon calderón con minúsculas así como debe ser− dice Carlos Castro, uno de los administradores del grupo en Facebook llamado “A que en 30 días juntamos 1,000,000 que quiere que renuncie Calderón”.

Según Carlos Castro, la página es parte de un movimiento ciudadano deslindado de cualquier grupo político.

Sin embargo, Facebook se ha encargado de minar el descontento de Castro. Desde el sábado dos de enero, Facebook bloqueó a uno de los administradores, en su pantalla se leía:

“Se te ha bloqueado por comportarte de modo que otros usuarios pueden considerar molesto u ofensivo.No puedes publicar en ningún muro porque se te ha bloqueado por haber usado mal esta función en repetidas ocasiones. Este bloqueo puede durar varias horas o varios días.”

Carlos afirma que su movimiento no incita a la violencia: “utilizamos las herramientas que nos permiten las leyes, estamos inconformes, (Calderón) nos ha dado muestras de que no hace bien su función, hacemos las cosas de manera pacífica”.

Castro es uno de los 4.5 millones de usuarios que tienen cuenta de Facebook en México. Su testimonio es optimista: los primeros días empezaron con mil asociados, seis días después llegaron a 6 mil, y cerraron el año con 28 mil.

El día de hoy entran de 13 a 14 mil personas que simpatizan con el movimento que pide la revocación de mandato del titular del Ejecutivo, Felipe Calderón.

Y aunque Facebook no detiene la cacería de administradores, Carlos Castro afirma que el movimiento es transparente y sin tintes partidistas, aunque dice, se han unido “panistas renegados”, priistas y perredistas.

Entretanto, las manifestaciones de hartazgo se multiplican en toda la República. En el foro del grupo se han creado espacios para que la gente en los estados tenga contacto entre sí.

Julián Contreras, uno de los miembros, escribe que no tiene miedo de morir por correr a los “inútiles” de su ciudad.

Mientras tanto, Facebook se politiza. “La revolución pacífica”, dicen sus panfletos. Y el hartazgo se multiplica. El contador crece cada minuto.

Tal vez lo que más deba preocupar a los panistas, a los Yunquistas, a los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara, y a toda la prole engendrada por la literatura neo-fascista distribuída en México, es un lema que está apareciendo con mayor frecuencia en carros que circulan por el centro del país que dice lo siguiente:

“Los pobres que está haciendo el PAN hoy
son los revolucionarios que lo echarán del poder mañana.”