martes, 27 de octubre de 2009

El peor legado de Felipe Calderón

Ya se ha señalado en otros trabajos de Spectator cómo, para poder legitimarse en el poder tras su muy cuestionado y dudoso triunfo, a Felipe Calderón se le hizo fácil declararle una guerrita a la delincuencia organizada de México, creyendo que con tal cosa su popularidad aumentaría y se le daría la credibilidad, el buen nombre y la buena reputación que todo Presidente merece.

A casi tres años de haber tomado esta decisión, Felipe Calderón sumergió al país entero en un terrible atolladero del cual no se ve a solución ni a corto ni a mediano plazo. Basta tan solo ver unos editoriales como el siguiente para darse cuenta de ello:

País preso de la psicosis
La guerra ya se le revirtió
Columna En la Linea
Felix Fuentes
Revista Siempre! 2927
19 de julio del 2009

La guerra al narcotráfico se le revirtió al gobierno. El cártel La Familia, que asuela a Michoacán y lo tiene bajo control, lanzó 16 ataques contra militares, marinos y agentes de la PFP. En cuatro días hubo más de 30 muertos incluso 15 policías y dos militares.

En Chihuahua, la comunidad mormona de Galeana se encuentra en estado de alerta permanente tras el secuestro y ejecución del líder social Benjamín LeBarón, sacado a rastras de su domicilio en presencia de su esposa e hijos. Su cuñado Luis Widmar corrió igual suerte y ambos homicidios son imputados al cártel del Chapo Guzmán.

Ciudad Juárez padece la peor era criminal de su historia. En seis meses fue rebasada la cifra de mil ejecuciones, pese a la presencia de 6 mil soldados, contra quienes pesan 623 denuncias sobre allanamientos, torturas y homicidios. Se tienen registros de por lo menos 30 casos de “desapariciones forzadas”.

La República es presa de psicosis ante el fortalecimiento de los cárteles. La población se desespera por falta de garantías y, según una encuesta televisada, la mayoría ciudadana afirma que los cárteles ganan la guerra.

El presidente Calderón insiste que los ataques del hampa son de desesperación por tantos golpes recibidos. Sin embargo, los hampones no parecen estar llorando y atacan con furia.

El gobierno de Estados Unidos informó a la Cámara de Representantes de su país sobre la violencia “alarmante y sin precedentes” padecida por México, a causa de los poderosos cárteles, los cuales amenazan a la seguridad nacional.

El informe redactado en el Departamento de Justicia de Estados Unidos destaca que los capos han extendido sus actos delictivos al secuestro y la extorsión mediante el cobro de cuotas.

El gobierno del presidente Felipe Calderón no se da por enterado de lo anterior pese al fracaso ante las olas delictivas, que masacran a tantos militares.

Jamás debió el régimen panista meter al Ejército mexicano al mundo de las drogas y la violencia, por no estar preparado para la captura de delincuentes. Tampoco se quiere ver esta realidad.

Algunos neófitos incrustados en los medios y el negocio de la publicidad aplaudieron el arranque de las incursiones militares y todavía lo hacen, sin entender el grave daño al Ejército y al gobierno. Los resultados son claros. Los militares han sufrido dolorosas bajas y se pierde su respeto ante la población.

Incluso los funcionarios han perdido el rumbo ¿O cómo se explica que el gobernador chihuahuense, José Reyes Baeza, haya ofrecido armas a la comunidad mormona para defenderse por sí misma?

Michoacán es hoy antesala del infierno. El arresto de Arnaldo Rueda Medina La Minsa, quien figura entre los importantes de La Familia, dio lugar a la serie de atentados en la entidad tarasca, Guerrero y Guanajuato.

De madrugada, comandos de entre 15 y 20 hampones tirotearon cuarteles de policías y soldados, así como hoteles donde se hospedan agentes de la AFI. El saldo trágico pudo ser peor, pero las fuerzas federales optaron por ponerse a salvo, como sucedió en Zitácuaro, de donde huyeron. Aquello quedó en el abandono.

Es la peor desdicha nacional. El hampa provoca la huida de representantes de la ley.

El mismo día en el que apareció el anterior editorial apareció otro editorial sobre lo mismo expresando el mismo pesimismo:

Mexico, como en Vietnam, como en Irak...
Ricardo Ravelo
Revista Proceso 1707
19 de julio del 2009

Justo a la mitad del sexenio de Felipe Calderón, el actual modelo de combate al narcotráfico –su principal bandera– se revela como un fiasco: el Ejército muestra signos de debilidad, el gabinete de seguridad continúa desorganizado y confrontado, las policías son insuficientes para detener la oleada de violencia y, por si fuera poco, se acumulan evidencias de que los cárteles de la droga siguen enganchados al poder político.

Mientras el gobierno federal insiste en desplegar un mayor número de efectivos militares, ejecutar operativos con retenes y otras medidas obsoletas, los siete cárteles de la droga afincados en poco más de 20 estados de la República se baten con las fuerzas federales al tú por tú, lo que pone en evidencia que los narcotraficantes sí se prepararon para enfrentar la guerra.

A juicio de expertos consultados por Proceso, el combate al crimen organizado por la vía de la represión –fuerza contra inteligencia criminal–es el más atrasado del mundo, pues mostró sus fallas en Colombia, donde la exportación de drogas sigue siendo un boyante negocio, y en Italia, donde el Estado continúa luchando contra la mafia. Lo grave es que en México se sigue aplicando esa estrategia pese a sus nulos resultados, ya que el nervio financiero del narco permanece incólume.

"La del Ejército es una derrota moral", dice sin cortapisas José Luis Piñeyro, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana y experto en temas castrenses. Afirma que este año han desertado del Ejército entre 30 mil y 40 mil efectivos, buena parte de los cuales se enganchan con el crimen organizado.

"¿De qué sirven las armas si, como ocurrió en Vietnam e Irak, los soldados no quieren pelear? La política de combate al crimen está fracasada, no hay duda, y no veo por dónde el gobierno pueda revertir este embrollo", señala.

Además de que el patrimonio del crimen organizado “ha sido intocable hasta ahora”, agrega Piñeyro, el gobierno no trabaja en temas torales como la rehabilitación de drogadictos para reducir las ganancias del narco; tampoco reconoce que el desempleo y la pobreza son detonadores de la violencia y el principal “caldo de cultivo del narcotráfico”, y peor aún, no vemos que al presidente le interese estimular a la sociedad para que denuncie, pues "conviene que siga anestesiada".

Erubiel Tirado, analista en temas de seguridad y defensa, y maestro en ciencia política por la London School of Economics, indica: “Ante la impotencia frente al crimen organizado, el presidente Felipe Calderón no sólo recurre a su retórica gastada, sino a la mentira, cuando habla de que su gobierno va ganando esta guerra. Es claro que nadie le teme al Ejército, salvo aquellos que han sido víctimas de sus abusos, es decir, la sociedad civil”.

–¿El Ejército se preparó para esta guerra? –se le pregunta.

–Por supuesto que no. Y a esto se suma algo peor: un error de cálculo en la estrategia calderonista. El presidente pensó que con operativos y mayor presencia militar en las calles inmediatamente iban a bajar la delincuencia y la violencia. Pensó que nadie se atrevería a tocar y a enfrentarse al Ejército. Ya vimos que no es así: hemos constatado que los narcos cazan a los militares, a los policías, y hasta los decapitan.

"Es más que claro que hay un aprendizaje del crimen organizado para enfrentar al Ejército. En contrasentido, en lugar de haber aprendido de las lecciones del pasado, los militares vuelven a reproducir los métodos de la guerra sucia de los años setenta. El Ejército se ha visto avasallado, y los casos ilustrativos son Michoacán y Guerrero, donde han sido atacados agentes de inteligencia militar y hasta oficiales".

La razón de ser de esta terrible “guerrita” y sus trágicas consecuencias para todo México aparecen reseñadas en el siguiente reportaje:

El Narco: La guerra fallida de Calderón
Rodrigo Vera
Revista PROCESO 1721
25 de octubre del 2009ñ

“Fracaso”, es el término con que dos excolaboradores de Vicente Fox, Jorge G. Castañeda y Rubén Aguilar –al igual que muchos analistas y actores políticos–, califican la guerra de Felipe Calderón contra los cárteles de la droga. En un libro que acaban de publicar en coautoría, El narco: la guerra fallida, el excanciller y el exvocero presidencial pretenden destruir las tesis del mandatario con las que justifica una estrategia que ha costado miles de muertos y, por lo demás, no se ha traducido en una disminución del narcotráfico. Mediante este recurso, refieren los autores a Proceso, Calderón buscó legitimarse tras su dudoso triunfo en 2006.

El presidente Felipe Calderón emprendió su sangrienta y costosa guerra contra el narcotráfico sólo con el fin de “legitimarse” en el poder, tras ver que resultó muy cuestionado su triunfo en las elecciones de 2006. Calculó que –para consolidarse en la Presidencia– bastaría con aplastar a los cárteles mexicanos de la droga mediante un combate “fácil”, “rápido” y de “bajo costo”.

Pero calculó mal… Con tres años de gobierno, y después de miles de muertos, Calderón no ha podido acabar con esas mafias, ni tampoco con el consumo, venta y distribución de droga, puesto que el mercado en México “continúa estable”.

Hasta Vicente Fox, antecesor de Calderón en la Presidencia, acaba de pedirle públicamente que, ante su rotundo fracaso, mejor le ponga un alto a la masacre y regrese a los soldados a sus cuarteles, ya que el Ejército sólo “ha multiplicado” el problema.

Y para rematar, dos funcionarios de la administración foxista, el exvocero presidencial Rubén Aguilar y el excanciller Jorge G. Castañeda, acaban de publicar el libro El narco: la guerra fallida, que comenzó a circular en estos días y en el que rebaten, una a una, las tesis de Calderón con las que justifica su combate al narcotráfico.

Comenta Castañeda a Proceso:

“Después de salir muy cuestionado de las elecciones de 2006, Calderón emprendió su guerra para legitimarse. Alguien le vendió esa idea, que suponemos salió de su círculo de asesores en la materia, conformado entonces por Eduardo Medina Mora, Genaro García Luna y el general (Guillermo) Galván”.

–¿Y por qué justamente contra el narcotráfico?

–Le dijeron que sería una buena forma de legitimarse sin tener que golpear a los poderes fácticos lícitos, y que también sería una guerra fácil, rápida y de bajo costo. Partieron de la falsa idea de que los narcos son unos idiotas. Y no es así. Si fueran idiotas no serían ni ricos ni poderosos. Resultó, pues, una guerra dificilísima a la que no se le ve salida.

Lo secunda Rubén Aguilar:

“No sabemos si los malos cálculos de Calderón fueron por ingenuidad o por soberbia. Lo cierto es que no tomó en cuenta tres factores básicos para emprender esa aventura: contar con una fuerza apabullante para aniquilar al enemigo, definir claramente en qué consistiría la victoria y, por último, tener claridad en cómo iba a salir de su guerra”.

Ambos indican que los golpes para legitimarse son una constante en los últimos inquilinos de Los Pinos: Miguel de la Madrid arrestó a Jorge Díaz Serrano para afianzar su poder; Salinas de Gortari al líder petrolero Joaquín Hernández Galicia; Zedillo a Raúl Salinas, y Vicente Fox quiso consolidarse al intentar negociar con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

“Sólo que, respecto a sus antecesores, hay una diferencia tremenda entre los costos sociales que ahora asumió Calderón. Su intentos por legitimarse resultaron muy costosos y muy drásticos”, dice Aguilar.

Agrega Castañeda:

“La de Calderón es además una guerra optativa. Nadie se la impuso. El gobierno estadunidense no intervino ni lo presionó para realizarla”.

–¿No la justificaba ni la violencia social?

–Aquí debemos aclarar que, antes de que Calderón comenzara su guerra, a fines de 2006, el grueso de la población no padecía la violencia provocada por el narcotráfico. Padecía, eso sí, los robos o los asaltos de la delincuencia común. No debemos confundir, pues, este tipo de inseguridad con la provocada por el narco. Ésta última se disparó sólo a raíz de la guerra de Calderón, que aumentó a lo bruto el número de ejecuciones.

No conforme con sumergir a una Nación entera en el marasmo, Felipe Calderón buscó en México a lo peor de lo peor que pudiera encontrar en el país para ponerle en sus manos la procuración de justicia de México. Y estamos viendo ya las consecuencias de tales decisiones.

El ascenso de Felipe Calderón:





al poder puede y debe ser considerado, a la luz de los hechos, como una de las peores tragedias que pudieran haberle ocurrido al país. Y los hechos están demostrándolo.


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POST SCRIPTUM:


El jueves 12 de noviembre del 2009, en una conferencia de prensa que ofreció a bordo del avión presidencial en ruta hacia Singapur, donde participaría en la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), Felipe Calderón respondió con autosuficiencia a los reporteros de la fuente que lo acompañan en estos viajes que la situación de Ciudad Juárez (considerada como la ciudad más peligrosa del mundo después de la guerra que desató Felipe Calderón contra la delincuencia organizada) era simplemente “una lucha entre dos pandillas”, recurriendo -a 20 meses de haber puesto en marcha un fallido “Operativo Conjunto Chihuahua”- al ahora argumento oficial que seguramente será utilizado de hoy en adelante para justificar el fracaso del combate oficial contra el crimen organizado, lavándose como Poncio Pilatos de la carnicería que él mismo desencadenó. Resulta absolutamente inaceptable que con una ciudad asolada por la barbarie y delitos de todo tipo, con una economía sumida en el deterioro, con más de cien mil de sus habitantes viviendo en el exilio, junto con el ignominioso récord de ser la urbe más violenta del mundo, la primera autoridad del país –a miles de kilómetros de esa ciudad fronteriza– se esté escudando ahora en una absurda tesis para esconder una realidad que, al parecer, los residentes de esa ciudad fronteriza son los únicos que comprenden porque la padecen. Felipe Calderón respondió de esa manera a los periodistas cuando le pedían su opinión en torno a la propuesta lanzada por amplios sectores de la sociedad de Ciudad Juárez de que intervenga la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para que dicha ciudad recupere la paz perdida, a lo cual Calderón agregó “evidentemente no es el caso de que se requiera: México no aceptaría la presencia y ninguna intervención extranjera en el país para estos temas que son de seguridad interior”. Y reforzó sus declaraciones, de nuevo, con otra premisa que ya casi nadie considera cierta: “las labores que efectúan tanto el Ejército como las distintas corporaciones policiacas, son las indicadas”. Aun más, Felipe Calderón sostuvo que en la percepción “de muchos mexicanos” el tema de la seguridad ya ha dejado de ser el más importante del país (¿?), “y en las noticias que dan cuenta de golpes o capturas a grandes capos, ahora se les presta mucho menos importancia”. Es decir, que desde la perspectiva presidencial y ya prácticamente por decreto, el asunto de la inseguridad y la violencia que vive esa sufrida comunidad fronteriza está supeditado a la lucha entre dos grupos criminales, pero su estrategia federal de combate va por buen camino (¿?), además de que ya casi nadie le presta atención a este tema (¿?).

De este modo, Calderón se desmarcó de la sangrienta y mortífera guerra que él mismo inició sin que nadie se lo pidiera y que ha sumido a la Nación entera en una situación de inseguridad que no se veía desde hace casi cien años, al igual que el niño que avienta la piedra y esconde la mano.

Se tiene conocimiento de encuestas que se han llevado a cabo entre aquellos que votaron por Felipe Calderón y el Partido Acción Nacional en el 2006 preguntándoseles si volverían a votar por Felipe Calderón y por el PAN, e interesantemente ninguna de estas encuestas ha logrado salir a la luz pública, lo que está haciendo sospechar a muchos de que una buena parte de las encuestas que sí están siendo publidadas -favorables a Felipe Calderón y al PAN- están, por ponerlo en términos blandos, amañadas.

Por otro lado, en un suceso insólito para un mandatario en funciones que aún no ha cumplido ni siquiera la mitad de su descalabrado sexenio, ocultado sutilimente por medios de comunicación como TELEVISA -aliados incondicionales del gobierno de Felipe Calderón al que prácticamente impusieron en el poder a costa de una guerra sucia mediática digna de la propaganda Nazi de Hitler-, hecho del cual sin embargo fueron testigos presenciales los millares de espectadores que asistieron a la inauguración del nuevo estadio del equipo de futbol soccer Santos en Torreón, Coahuila, la repulsa popular cayó directamente encima de la figura del Presidente al dejarse ver en público en dicho evento en una de sus cada vez más raras apariciones ante una multitud no controlada, como podemos verlo en la siguiente nota:

Rechifla a Calderón durante apertura del nuevo estadio del Santos
De la redacción
Agencia APRO
12 de noviembre del 2009

La afición del club de futbol Santos Laguna abucheó al presidente Felipe Calderón Hinojosa durante la inauguración del estadio Territorio Santos Modelo.

Mientras dirigía un mensaje oficial, el público rechifló al mandatario, quien se retiró del estadio al medio tiempo del encuentro entre la escuadra local y el equipo Santos de Brasil.

A la ceremonia inaugural acudieron también el astro brasileño Pelé, el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, y el gobernador del estado, Humberto Moreira.

El abucheo a Calderón, que también se extendió a Moreira, contrastó con el homenaje que la afición regaló a Pelé.

Mientras la afición rechiflaba al mandatario, éste dirigió un escueto mensaje: "Que sea para la alegría y unidad de los laguneros y para los éxitos del Santos Laguna y de su gran afición".

La esposa de Calderón, Margarita Zavala y sus hijos Luis Felipe y Juan Pablo, aprovecharon para fotografiarse al lado de Pelé.

Esta soberana rechifla recuerda otro suceso parecido ocurrido en otro estadio deportivo: la rechifla popular que cayó sobre el Presidente Gustavo Díaz Ordaz en la inauguración del IX Campeonato Mundial de Futbol conocido mejor como el Mundial México 70 en cuanto bajó de un helicóptero que había descendido en el campo central del Estadio Azteca, dos años después de la matanza estudiantil ocurrida en Tlatelolco en 1968 bajo órdenes directas del mismo Gustavo Díaz Ordaz quien autorizó personalmente la planeación y ejecución de la masacre por la cual jamás fue castigado. Después de esa muestra de repudio popular unánime, Díaz Ordaz jamás se volvió a presentar en ningún evento público. Y aunque Díaz Ordaz fue premiado dándosele el puesto de Embajador en España al hallarse en una posición sumamente incómoda ante un pueblo que lo repudiaba, a los pocos meses tuvo que abandonar el cargo al estarle cayendo encima -ya sin la protección de sus besamanos y paleros oficiales- tanto en México como en España las críticas por su autoría intelectual en una de las matanzas más sangrientas ordenadas desde el poder en México en contra de una muchedumbre desarmada, una masacre equiparable a la que describe la película soviética de 1925 El acorazado Potemkin que refleja a un pueblo indefenso y desarmado huyendo de las tropas del Zar que disparan indiscriminadamente contra el pueblo.

El mismo medio de comunicación dió seguimiento a la noticia de la rechifla con el siguiente documento:

La rechifla: cuando la mercadotecnia falla
Daniel Lizárraga
Agencia APRO
18 de noviembre del 2009

Además de promover su imagen en los medios electrónicos, actividad a la que ha destinado más de 8 mil millones de pesos, la gran pasión del llamado “presidente del empleo” es el futbol: ha asistido a varios estadios para presenciar los encuentros del seleccionado nacional. Pero el miércoles 11, durante la inauguración del Nuevo Estadio Corona, en Torreón, Coahuila, la afición lagunera lo recibió con una rechifla. Y en tan sólo unos instantes se desdibujó su imagen, esa que tan cara le sale al pueblo de México...

TORREÓN, COAH.- Aun cuando nunca ha ocultado su espíritu futbolero, el miércoles 11, durante la inauguración del Nuevo Estadio Corona en esta ciudad, la afición lagunera recibió al presidente Felipe Calderón con una rechifla acompañada de improperios.

De poco le valió al mandatario haberse puesto en Los Pinos la camiseta de equipos campeones de la Primera División –como es el caso de los Pumas de la UNAM– y de que asistió a cuatro de los cinco juegos eliminatorios locales de la selección nacional para ir al mundial de Sudáfrica 2010. La noche de ese miércoles alrededor de 30 mil aficionados desdibujaron justo en 1 minuto con 40 segundos su imagen publicitaria, en la que ha invertido 8 mil millones 779 mil 548 pesos.

Ese día la ciudad, una de las dos más importantes de esta entidad fronteriza, estaba paralizada. La empresa Modelo, fabricante de la popular cerveza Corona, abrió las puertas del estadio más moderno de América Latina, según los cronistas deportivos.

Entre los invitados de honor a ese evento se encontraban Edson Arantes do Nascimento, Pelé, uno de los futbolistas más grandes de todos los tiempos, y el presidente Felipe Calderón.

La gente que se apiñó en las entradas de los hoteles para cazar autógrafos, del futbolista, por supuesto, y los aficionados que soportaron durante todo un día los retenes de la Policía Federal, cuyos elementos los obligaron a bajar de sus autos con todo y familia para revisiones exhaustivas, brindaron un trato diferenciado a los dos visitantes más distinguidos: al astro brasileño lo aclamaron, mientras que el panista fue abucheado.

Pelé es uno de los deportistas más queridos en México. La afición recuerda aún el célebre “partido del siglo” jugado en el Estadio Azteca el 21 de junio de 1970 en el que Brasil se impuso a la escuadra italiana por 4 a 1 y se llevó a su país la copa Jules Rimet.

Calderón, quien acudió a inaugurar el coso lagunero, lo hizo en mal momento, apenas unos días después de que la mayoría de los diputados federales del PAN y del PRI decidieron aumentar el Impuesto al Valor Agregado de 15 a 16% y elevar de 28 a 30% el Impuesto sobre la Renta. De ahí que la silbatina se desatara desde que la imagen del mandatario apareciera en las pantallas gigantes del estadio.

Cuando el maestro de ceremonias, el conductor deportivo de TV Azteca André Marín, mencionó el nombre del presidente, el abucheo ya era generalizado. La protesta se escuchaba claramente en las pantallas de las televisoras. El canal 7 transmitió la ceremonia en vivo.

La del miércoles 11 fue la primera vez que Felipe Calderón se presentó como mandatario ante un estadio repleto. Antes, durante los juegos eliminatorios para el mundial de Sudáfrica 2010, asistió al palco de honor en el Estadio Azteca, pero la gente no se percató de su presencia. Pero esta vez la afición futbolera le pasó la factura.

La última vez que Calderón fungió como anfitrión ante miles de personas fue el 10 de septiembre de 2006, cuando su equipo de colaboradores organizó en la Plaza de Toros México un mitin de agradecimiento por los votos recibidos tras la controvertida elección presidencial. En aquella ocasión los panistas llenaron el coso cuya capacidad es para 40 mil personas. Y eso que la gente podía entrar sólo con invitación.

Cientos de personas de los estados vecinos a la Ciudad de México fueron trasladadas a ese lugar en autobuses. Era un evento hecho en casa: el equipo de transición pagó 5 millones 802 mil pesos del erario a la empresa Make Pro por la organización del festejo.

Tres años después…

A diferencia de lo que sucedió en septiembre de 2006, en el Nuevo Estadio Corona a los invitados no los controló el estrecho círculo de colaboradores de Calderón. La mayoría de los asistentes al evento eran seguidores del equipo anfitrión, El Santos, y viven en una zona de clase media dominada políticamente por el PRI.

Y es precisamente ese sector de la población el que resultó más afectado por el alza de impuestos, según los analistas financieros.

La noche de la inauguración del Nuevo Estadio Corona, Calderón se congeló momentáneamente cuando escuchó el abucheo. Sin embargo, se repuso e intentó sonreír ante los fotógrafos al momento de cortar el listón. El gobernador Humberto Moreira observaba detenidamente al inquilino de Los Pinos. El presidente de la Femexfut, Justino Compeán, dio un paso atrás. TV Azteca disminuyó el volumen de sus micrófonos abiertos. La gente no dejaba de silbar.

Impopularidad

Durante su gestión, Calderón ha privilegiado a la televisión para dar sus mensajes. Tan sólo en el año por terminar, el gobierno destinó mil 800 millones de pesos para servicios de comunicación y publicidad. Esa suma pudo invertirla en programas sociales la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) para combatir la pobreza en Sinaloa, por ejemplo. No lo hizo.

El panista prefiere las cámaras en lugar de los auditorios. Hoy, su gobierno tiene contratos millonarios con compañías productoras especializadas en video y filmación de documentales como Lomas Postproducción, Pop Films y Corazón Films.

Dentro del Nuevo Estadio Corona poco pesó esta peculiar estrategia de posicionar la imagen presidencial. La gente que abucheó a Calderón tuvo que pasar cuatro filtros de seguridad. El primero era un retén sobre la carretera de acceso; el segundo un puesto de inspección en el estacionamiento; el tercero un módulo de revisión a la entrada general estadio, y el cuarto un detector de metales en las rampas, antes de llegar a las gradas. Algunos espectadores tardaron hasta tres horas en pasar los filtros.

Los altos mandos del Estado Mayor Presidencial estaban nerviosos. Alrededor del mediodía del miércoles 11, las autoridades locales activaron el “código rojo” –una alerta policiaca–, luego de que un grupo armado incendió una miscelánea en el ejido de las Huertas, en Gómez Palacio, cerca de la capital coahuilense.

De acuerdo con la Subprocuraduría de Justicia en la Laguna de Durango, los sujetos dispararon contra cuatro jóvenes que estaban a unos cuantos metros de la tienda de abarrotes. En el sitio murieron tres muchachos de entre 16 y 17 años. La zona se la disputan los cárteles de Los Zetas y de Sinaloa.

Las medidas extremas en torno al mandatario exacerbaron a la gente, toda vez que el Estado Mayor Presidencial invalidó las invitaciones enviadas por el Grupo Modelo. Los militares exigían a los asistentes sus identificaciones y los sometían a revisiones exhaustivas; incluso cancelaron dos ruedas de prensa con exjugadores de Santos.

Los gritos, silbidos e insultos contra Calderón se intensificaron durante 25 segundos, justo el tiempo que el mandatario tardó en leer una pequeña tarjeta con el protocolo para inaugurar el estadio.

El abucheo contra el mandatario no se transmitió en los noticiarios nocturnos de Televisa; tampoco en los espacios de TV Azteca. Pero esto no impidió que las imágenes se distribuyeran. Y el video íntegro llegó al portal de youtube.com.

Balconeo

Hasta la medianoche del viernes 13, el video grabado en el Nuevo Estadio Corona había sido visitado por 11 mil 97 personas en el sitio electrónico. Otro video protagonizado por Calderón es el que transmitió Brozo, en su Notifiero el pasado 11 de septiembre y que muestra la parte del debate de los candidatos a la Presidencia de la República en la que se observa al abanderado panista en el momento en que anuncia su decisión de reducir los impuestos.

“Voy a bajar la tasa del impuesto sobre la renta porque los mexicanos que producen empleos, que trabajan, no deben pagar más de lo que se paga en otras partes del mundo”, prometió entonces el abanderado del panismo.

A lo largo de su gestión, Calderón ha sido blanco de críticas esporádicas provenientes de los seguidores de Andrés Manuel López Obrador, quienes lo llaman espurio. Una de ellas, durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en noviembre de 2007; otra, en el Auditorio Nacional con la Fundación Telmex, también en ese año; una más fue en Palacio Nacional, ya en 2008, cuando un joven estudiante, Andrés Leonardo Gómez, lo increpó desde el templete donde estaban los invitados especiales, durante un evento especial.

Cuando alguien califica a Calderón de “espurio” en algún acto público, los elementos del Estado Mayor Presidencial siempre arremeten contra él. Pero lo sucedido en el Nuevo Estadio Corona no tiene precedente. Los militares se mostraron impotentes para acallar a las casi 30 mil personas congregadas en ese sitio.

Gasto inútil

Durante los tres años de gestión calderonista, la Presidencia ha gastado por lo menos 125 millones de pesos en la difusión de campañas y en promocionar la imagen del mandatario, así como alrededor de 96 millones de pesos en encuestas y análisis políticos.

En julio de 2007, por ejemplo, Los Pinos encargó a la empresa Imagen Pública y Media un estudio para conocer qué pensaba la población sobre Calderón a fin de posicionar su imagen. El pago por este servicio fue de 172 mil 500 pesos.

Menos de 24 horas después del abucheo, Calderón ya estaba viajando rumbo a Singapur, donde asistió a un encuentro con miembros del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés). Durante el trayecto el mandatario se desplazó a la parte trasera de la aeronave presidencial para platicar con los reporteros.

En esa improvisada rueda de prensa, Calderón aseguró que hubo una campaña deliberada de empresarios en contra de su propuesta hacendaria que “erosionó” y “debilitó” las posibilidades de un buen acuerdo político al generar un “ambiente muy destructivo” que inhibió los consensos.

“Si hubiera habido un ambiente mucho más constructivo, no sólo de los diputados y senadores del PRI, sino de todas las fracciones parlamentarias, hubieran estado en mayor posibilidad de impulsar decisiones mucho más aceptables para todos o mejor orientadas técnicamente, pero fue tal la presión y la descalificación hacia los legisladores de las medidas que se tenían que tomar, que eso generó un ambiente poco constructivo y positivo para ellos”, dijo antes de participar en la cumbre de la APEC.

Asimismo, criticó a los empresarios por los ataques a su gobierno, que se preocupa por aplicar el derecho fiscal. Aún no llegaba a Singapur cuando los diarios de la Ciudad de México informaban ya sobre el enfrentamiento del mandatario con los industriales.

“FCH se enfrenta otra vez a la IP”, informó El Economista; “La IP boicoteó el paquete fiscal: FCH”, tituló El Financiero; “Calderón culpa a empresarios del fracaso fiscal”, destacó Excélsior en su primera plana.

Suavizar la información

Poco antes, en el contexto del debate presupuestal, Calderón acusó a los empresarios de no pagar impuestos. La oficina de Comunicación Social de Los Pinos no distribuyó la versión estenográfica con los señalamientos del mandatario. Y cuando los diarios estaban circulando en las calles, la dependencia emitió un comunicado para suavizar las críticas contra los empresarios.

En ese documento, Presidencia destacó que Calderón llamó al sector empresarial a dialogar con miras a lograr un crecimiento económico sostenido.

“La Presidencia de la República refrenda su disposición y propuesta a las organizaciones empresariales, sindicales y a todo el sector productivo del país, a buscar por la vía del diálogo la construcción de un acuerdo que permita al país impulsar el crecimiento económico y la generación de empleos”, destacó el texto oficial.

En ninguna de sus partes se desmiente el hecho de que Calderón acusara a los empresarios de emprender una campaña contra su propuesta fiscal que, entre otras cosas, incluía un impuesto generalizado de 2% a todos los bienes y servicios, incluido el consumo de alimentos y medicinas.

“Las opiniones vertidas –precisó el comunicado– tanto por el sector privado como por el gobierno federal, sobre el proceso legislativo de discusión y aprobación de la ley de ingresos, llevado a cabo por el Congreso de la Unión, son expresión de la complejidad de los temas abordados, de la libertad de expresión y de la necesidad de conducir, de manera razonada y constructiva, ese diálogo nacional.”

Durante la reunión empresarial México, Cumbre de Negocios, celebrada en Monterrey del 8 al 10 de noviembre, hubo críticas por parte de empresarios al modelo económico.

El magnate Carlos Slim llamó a fortalecer la rectoría del Estado en materia económica y pidió robustecer la política fiscal.

“Hemos vivido con ajustes económicos que nos han impuesto desde fuera el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, en vez de elaborar planes de desarrollo”, dijo.
Asimismo, manifestó su esperanza de que no vuelvan a ocurrir caídas económicas como la registrada durante el primer trimestre del año.

“La recuperación no lo sé, pero hay que ir viendo la evolución; no creo que venga una recuperación sustancial y mucho dependerá de las políticas económicas que sigan”, añadió Slim.
Un tanto ajeno a este tipo de señalamientos, Calderón parecía más preocupado en esos días por atender asuntos relacionados con el futbol.

El martes 10, en un hecho inusitado, asistió a un evento del equipo Tuzos del Pachuca, del que es aficionado uno de sus hijos, donde inauguró un pabellón bautizado con el nombre del presidente de la FIFA, Joseph Blatter. En ese acto, el homenajeado se dijo sorprendido por la asistencia de un jefe de Estado:

“Este día estoy muy orgulloso de ser la cabeza de la FIFA, de recibir este homenaje como ser humano de un pequeño país como Suiza. Es un homenaje grande porque es muy raro que se pueda recibir tal homenaje en presencia de un jefe de Estado, del Presidente de México, el señor Calderón.

“Para mí, especialmente para los colegas del futbol, para los ejecutivos Julio Grondona, uno de los vicepresidentes de la FIFA, Jack Warner, presidente de la Concacaf, y Justino Compeán, presidente de la Femexfut, es un honor que (Calderón) esté con nosotros, es un homenaje al futbol. Le agradezco mucho de parte de la gran familia de futbol por asistir a este evento en Pachuca.”

Al día siguiente, el presidente mexicano que más se ha presentado en público como aficionado al futbol fue abucheado por los laguneros durante la inauguración del Nuevo Estadio Corona.

De hecho, el odio popular que se ha estado acumulando recientemente en contra de Felipe Calderón es mucho mayor que lo que la rechifla popular que recibió el 12 de noviembre del 2009 parecería indicar. En cantidades crecientes, por todo México, han estado apareciendo “pintas” en bardas en las cuales ya abiertamente y sin ningún respeto a su investidura presidencial le lanzan mentadas de madre. ¡Y todavía no cumple la mitad de su mandato!. Cabe reflexionar que muchos de los afectados por la creciente ola de criminalidad que está viviendo México a raíz de la guerra desatada por Felipe Calderón así como su centenar de promesas incumplidas así como el creciente desempleo en el sexenio del autonombrado “Presidente del Empleo” así como su alejamiento cada vez más notorio de los ideales enarbolados por el panismo de hace 7 décadas, es gente que votó por él. Se trata de gente que se siente defraudada, decepcionada, engañada, la cual está abriendo los ojos a la realidad de que con la monstruosa propaganda Goebbeliana del duopolio de televisoras se le hizo creer que Felipe Calderón era algo que no era y que nunca fué. Y esos que votaron por Calderón y que hoy están pagando a costo exorbitante el precio de su error y de su culpa ven aterrados la posibilidad de tener que aguantarlo por 3 años más en el poder. Queda aún por verse si habrá suficiente paciencia popular para aguantar hasta las próximas elecciones presidenciales del 2012 sin sucumbir antes a la terrible pero tentadora idea de expulsar al PAN-gobierno del poder a costa de lo que sea, inclusive a costa de un levantamiento armado en contra de lo que se está consolidando ya como una dictadura virtual de derecha-ultraderecha bajo el antifaz de una democracia simulada.