lunes, 28 de septiembre de 2009

La nueva extrema derecha norteamericana

México no es el único país que como nación deba tener remordimientos de conciencia por haber permitido el ascenso al poder de grupos conservadores de derecha aliados con grupos ultraconservadores de extrema derecha tales como la ONY y la sociedad clandestina Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara. A los mexicanos les basta con voltear los ojos para ver lo que está ocurriendo en los Estados Unidos y leer una nota como la siguiente:

Carter denuncia que el racismo prevalece aún en los Estados Unidos
J. Jaime Hernández
EL UNIVERSAL
17 de septiembre del 2009

El ex presidente estadounidense James Carter ha vuelto hacer alarde de su proverbial sinceridad, al declarar lo que muchos en EU prefieren callar: que el encono y la animosidad que han mostrado un sector del Partido Republicano y la extrema derecha hacia el presidente Barack Obama, son muestra del racismo soterrado que hoy subsiste en la nación.

“Creo que la mayoría de la animosidad demostrada contra el presidente se basa en el hecho de que es un hombre negro”, aseguró Carter en una entrevista difundida por la cadena NBC que ha levantado polvareda.

“Esa inclinación por el racismo todavía existe (en nuestro país)”, añadió Carter al calificar en este mismo sentido de “ruin” y “abominable” el grosero exabrupto del congresista republicano por Carolina de Sur, Joe Wilson, quien apenas el pasado 9 de septiembre gritó “mentiroso” a Obama, mientras éste defendía su proyecto de reforma sanitaria durante una sesión conjunta del pleno del Congreso.

Con los ecos de la marcha realizada por aproximadamente 60 mil radicales de extrema derecha el pasado fin de semana en esta capital, con el objetivo de denunciar el supuesto “asalto socialista” de Obama contra el país y de negarle su legitimidad para ocupar la Casa Blanca “por ser un ciudadano de Kenia”, James Carter señaló que se siente “apenado y profundamente preocupado” por el cariz de un movimiento que ha secuestrado al Partido Republicano.

“Las actitudes racistas todavía existen y creo que ahora han subido a la superficie por la creencia, entre muchos blancos, de que los afroestadounidenses no están cualificados para liderar este gran país”, insistió.

La denuncia de Carter, ex mandatario demócrata, a la que se han sumado líderes de opinión como Maureen Dowd, del New York Times o Colbert King, del Washington Post, ha provocado la airada protesta del líder republicano, Michael Steele, quien ha negado cualquier atisbo de racismo en la campaña a la que se ha sumado de forma entusiasta el ala radical de su partido.

“Esta acusación es falsa y el presidente Obama tendría que intervenir para corregir al ex presidente Carter, a fin de poner punto final a esta polémica y alejarnos de este asunto desagradable”, consideró Steele.

El gobierno reaccionó ayer mismo ante las polémicas declaraciones de Carter. “El presidente (Barack Obama) considera que la actual polémica (por la reforma sanitaria o los planes de regular el mercado financiero) no tienen nada que ver con el color de piel”, insistió el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, tratando de alejar el debate del polvorín de la cuestión racial, que se convirtió en tema tabú desde la campaña de Obama por la Presidencia.

La nota adquiere trascendencia histórica en virtud de los sucesos que están ocurriendo en México e inclusive alrededor del mundo.

Al igual que como sucedió en México en donde la derecha radical se fue apoderando del Partido Acción Nacional para transformarlo en un instrumento útil a sus fines y a su conveniencia, en Estados Unidos el partido político que está sirviendo como refugio a los simpatizantes de la derecha ultraconservadora norteamericana es el Partido Republicano. Si fuésemos a establecer una comparación como las que se acostumbran hacer en las pruebas estandarizadas de inteligencia, México es a Estados Unidos como el Partido Acción Nacional es al Partido Republicano. Al igual que como la Organización Nacional del Yunque y los grupos ultraconservadores radicales tales como la sociedad clandestina Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara han secuestrado al Partido Acción Nacional, sus contrapartes en Estados Unidos están haciendo exactamente lo mismo con el Partido Republicano, tal y como lo denuncia un preocupado ex-Presidente James Carter.

El ex-Presidente norteamericano Jimmy Carter no es el único que denuncia una radicalización hacia la derecha extrema que está encontrando refugio dentro del Partido Republicano. También el ex-Presidente Bill Clinton ha denunciado este fenómeno, e inclusive habla abiertamente de una conspiración como podemos verlo en la siguiente nota:

Continúa conspiración derechista, afirma Bill Clinton
Associated Press
27 de septiembre del 2009

El ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton afirmó ayer que una inmensa “conspiración derechista” que lo acechó a él durante su gobierno, ahora trata de hacerle daño al presidente Barack Obama.

El ex mandatario hizo las declaraciones en una entrevista por televisión durante la cual se le preguntó sobre uno de los momentos más emblemáticos durante el caso de Mónica Lewinsky hace una década.

Por esos días, la primera dama Hillary Rodham Clinton utilizó el término “una inmensa conspiración derechista” para describir cómo los enemigos políticos de su esposo trataban de destruir su presidencia.

En la entrevista para el programa “Meet the Press” de la cadena NBC se le preguntó al ex mandatario si él consideraba que continuaba la conspiración.

El respondió: “Por supuesto. Seguro que sí. No es tan fuerte como lo era antes, porque Estados Unidos ha cambiado demográficamente, pero sigue tan virulenta como antes”.

Clinton dijo que en esta ocasión, el foco está en Obama y “en su programa. Parece que desean que fracase”.

No es Spectator el que está haciendo esta denuncia acerca de una conspiración de la derecha en contra del Presidente democráticamente electo Barack Obama. El que hace esta denuncia es un ex-Presidente norteamericano, ni más ni menos que el que le dió a Estados Unidos una era de abundancia y prosperidad dejándole al país el superávit más grande de su historia, en contraste con el Presidente emanado del Partido Republicano George W. Bush que acabó en poco tiempo con esa riqueza y dejó hundido al país en su peor crisis económica desde los tiempos de la Gran Depresión. Es precisamente sobre hechos como estos que los literatos revisionistas admirados por la ultraderecha neo-fascista radicada en México tales como Salvador Borrego y Joaquín Bochaca prefieren callar al igual que como lo hacen cada vez que aparece una nueva prueba sobre las atrocidades cometidas por Hitler y sus esbirros.

Al igual que como ha sucedido en México, la nueva extrema derecha norteamericana no es la extrema derecha de siempre que estúpidamente se exhibe con las cabezas rapadas en mítines entonando alabanzas al dictatorial régimen nacional-socialista de Alemania y portando svásticas en los brazos. Todo lo contrario, se trata de una extrema derecha culta bajo la cual se esconde un odio tan atroz hacia las poblaciones minoritarias no-blancas como el odio atroz que antes se inculcaba en contra de los judíos y los “no-Arios” en Alemania y hoy se inculca en contra de los judíos, los izquierdistas y los homosexuales en México al amparo de literatura chatarra inspirada en el neo-Nazismo alemán y los revisionistas que se las han arreglado para manipular los datos y distorsionar la Historia de una manera tal que la versión nacional-socialista de la Historia pueda ser convincente y aceptada por quienes no presenciaron con sus propios ojos y vivieron en carne propia la barbarie desatada por las hordas fanáticas prohijadas por el Nazismo.

Las similitudes entre lo que está ocurriendo en México y lo que está ocurriendo en los Estados Unidos no paran en la nota anterior que acabamos de ver. También al igual que en México, individuos de ideología ultraconservadora y racista incrustados en los medios de comunicación están haciendo lo mejor que pueden para moldear (una mejor palabra sería distorsionar) a la opinión pública norteamericana usando y manipulando para ello los espacios de los que gozan en los medios televisivos, como podemos apreciarlo en el siguiente trabajo elaborado por un conocido articulista hispano-americano de Miami:

El boicot contra Dobbs, de CNN
Andrés Oppenheimer
Columnista de The Miami Herald y El Nuevo Herald
17 de septiembre del 2009

Una coalición de 11 grupos hispanos ha lanzado una campaña por internet para pedir a la CNN y a sus anunciantes que retiren su apoyo al conductor de televisión Lou Dobbs, en un esfuerzo similar al que condujo a docenas de empresas a retirar sus avisos comerciales del programa de Glen Beck, de la cadena Fox.

¿Tendríamos que apoyar estas peticiones como una manera de sacar del aire a estos irresponsables conductores? ¿O corremos el riesgo de estar presionando a las cadenas de televisión y a los anunciantes a que saquen del aire a todos los programas de noticias que se ocupan de temas controvertidos, reduciendo así el intercambio de ideas y estrechando el debate político?

La campaña destinada a que la CNN saque del aire a Dobbs fue lanzada el martes por una coalición que incluye al Consejo Nacional de La Raza, la Liga Unida de Ciudadanos Latinoamericanos y la Nueva Red Demócrata. Los grupos pusieron su petición en el sitio web www.dropdobbs.com donde esperan recolectar 100 mil firmas en el transcurso de las próximas seis semanas. Según los organizadores, cuando tengan las firmas enviarán las cartas a la CNN y los auspiciantes de Dobbs.

La campaña sigue el modelo de la organizada contra Beck, el periodista-comediante de la Fox. Según los líderes de esta campaña, ya han enviado 200 mil peticiones, que llevaron a 62 anunciantes a retirar sus comerciales del programa de Beck.

“La CNN le proporciona a Dobbs una tribuna poderosa y sin precedentes para difundir información derechista tergiversada y promover el odio y el temor. Y sus auspiciantes lo hacen posible, y rentable para la CNN”, dice el sitio de internet que promueve la campaña contra Dobbs.

“Esos auspiciantes dependen de la lealtad de una amplia base de consumidores que incluye a millones de latinos que están cansados de ser demonizados por Dobbs Enviemos a esos auspiciantes el mensaje de que son responsables de financiar la incitación al odio”.

Según me dijo Simon Rosenberg, líder de la Nueva Red Demócrata y ex periodista televisivo, los programas de cable como el de Dobbs están alimentando una peligrosa polarización social en Estados Unidos.

“Dobbs difunde información probadamente falsa, y para referirse a los hispanoamericanos en particular, utiliza una retórica feroz y extremista que no debería tener lugar en una de las principales cadenas de televisión, como la CNN”, aseguró Rosenberg. “Dobbs es libre de decir lo que quiera en su propio sitio web, sus libros y su programa de radio, pero CNN y Time Warner, que son empresas respetadas en todo el mundo, deberían tomar posición respecto de este tipo de discursos”.

¿Deberíamos apoyar esta petición?

Edward Schumacher, profesor de Harvard y ombudsman de The Miami Herald, afirma que “el boicot es perfectamente legítimo. Aunque Dobbs no tenga la intención de demonizar a los inmigrantes y latinos, de hecho lo hace. Insiste con ese tema noche tras noche, y son tantos los hechos que saca de contexto, que aunque yo piense que él no es racista, lo que hace es alimentar el racismo”.

Además, Dobbs suele confundir al público presentando opiniones disfrazadas de noticias, agregó Schumacher.

Edward Wasserman, profesor de ética periodística en la Universidad de Washington and Lee y columnista de The Miami Herald, agregó que así como Dobbs tiene derecho a expresarse libremente, los consumidores de noticias también tienen derecho a boicotear a las empresas que auspician al periodismo irresponsable.

“Si uno siente que los comentarios de Dobbs son incendiarios, irresponsables o engañosos, entonces uno no debería comprar los productos de sus anunciantes”, dijo Wasserman.

Mi opinión: Si el programa de Dobbs fuese presentado como un programa de opinión, yo me opondría al boicot, pues implicaría un intento de coartar su libertad de expresión. Pero si Dobbs, Beck y otros presentadores de la televisión por cable siguen engañando a la opinión pública emitiendo sus programas en formato de noticieros, sin decir que son programas de opinión, y si cruzan la línea del discurso desapasionado para convertirse en voceros de sus respectivas cruzadas, entonces tienen que atenerse a las consecuencias, entre ellas los boicots.

(Si se preguntan por qué The Miami Herald publica mi columna bajo el título de En mi opinión, y por qué yo siempre termino mis columnas con las palabras “mi opinión”, es justamente por eso, para ser totalmente transparente, y que los lectores sepan que están recibiendo un punto de vista, en este caso el mío).

El tema no es si estamos de acuerdo o no con las opiniones de Dobbs y los otros presentadores de televisión hispanofóbicos, sino si se presentan a sí mismos como lo que son: columnistas de opinión. Hasta que Dobbs no haga eso, las peticiones para sacarlo del aire serán justificadas.

¿Qué tan serio puede ser el asunto del extremismo desarrollado en casa en los Estados Unidos? Veamos la siguiente nota:

Investigan encuesta en Facebook sobre matar al presidente de EU
Agencia EFE
28 de septiembre del 2009

Los Angeles— El servicio secreto estadounidense inició una investigación sobre un sondeo en la red social de Internet Facebook en el que se preguntaba si se debería asesinar a Barack Obama, informó ayer la cadena CNN.

La encuesta fue creada por un desarrollador de aplicaciones para Facebook, dada de alta durante el fin de semana y accesible para todos los usuarios de la web a quienes se les planteaban como opciones de respuesta “sí”, “puede ser”, “si recorta mi asistencia sanitaria” y “no”.

Las autoridades se pusieron en contacto con los administradores de Facebook para solicitar a la empresa de Internet que tomase medidas al respecto.

“Como suele ser, nuestros vigilantes usuarios nos informaron antes. El servicio secreto nos envió un correo electrónico a última hora de la mañana (costa oeste de Estados Unidos) para pedirnos que la retiráramos, pero para entonces ya había sido quitada y se lo hicimos saber”, explicó el portavoz de Facebook, Barry Schnitt.

La aplicación se encuentra inoperante “hasta que el contenido inapropiado sea eliminado”, dijo Schnitt.

Facebook permite a personas o entidades ajenas a su compañía elaborar aplicaciones que puedan ser utilizadas en su sistema, normalmente, encuestas, juegos, pruebas de conocimiento, que suelen llevar un formato de test de pregunta respuesta cerrado y cuyos resultados se puede compartir con los “amigos” en esta red.

El servicio secreto, que se encarga de la seguridad del presidente de Estados Unidos, confirmó que estaba en marcha una investigación para esclarecer el incidente.

Dada la cercanía de los Estados Unidos con México, uno no puede menos que preguntarse si en este auge del neo-extremismo en los Estados Unidos están teniendo algo que ver los grupos de ultraderecha de dicho país que han estado sosteniendo relaciones con los grupos de ultraderecha en México a lo largo de varias décadas, si la literatura de corte neo-fascista que se ha generado y diseminado en México no ha terminado por traspasar fronteras contaminando a las nuevas juventudes de dicho país, si la indoctrinación ultrasecreta en la ideología proporcionada a estudiantes norteamericanos como los que van a cursar la carrera de Medicina en la ultraderechista Universidad Autónoma de Guadalajara no está comenzando a dar ya sus frutos en el vecino país del Norte cuando estos estudiantes regresan a sus lugares de origen llevando consigo la nueva “iluminación”. De esto se ha lanzado ya una advertencia en un trabajo previo de Spectator titulado La Sombra del Yunque en USA.

Una cosa es absolutamente cierta: mientras no haya suficientes ciudadanos informados que expongan y diseminen lo que está sucediendo tras bambalinas, mientras la verdad que poderes fácticos como TELEVISA en México han logrado ocultar no salga plenamente a la luz a la vista de todos, la amenaza del neo-fascismo va a seguir creciendo no sólo en México sino en sus países vecinos. Porque estas causas desquiciadas actúan al igual que un virus, propagándose y contagiando a quienes no cuenten con defensas mentales para resistir la seducción del asalto, multiplicándose rápidamente hasta que un buen día la cosa puede terminar saliéndose fuera de control, al igual que como ocurrió con Alemania y España en los años treinta del siglo XX con su secuela de millones de muertos, y posteriormente en Argentina y Chile en las décadas de los cincuentas y los sesentas con su secuela de millares de “desaparecidos”, crímenes de lesa humanidad por los cuales los perpetradores de tales actos de barbarie permanecieron y siguen permaneciendo en su gran mayoría en la más absoluta impunidad.