lunes, 27 de diciembre de 2010

El extraño secuestro del “jefe Diego”



Al hacer su gran reaparición triunfal ante los medios el lunes 20 de diciembre del 2010 a las 13:30 horas, seguramente Diego Fernández de Cevallos le apostó a la inmensa desmemoria colectiva del pueblo mexicano que perdona muchas cosas para que no recordase que ya también en otra etapa importante de su vida desapareció por un mes sin que jamás le diera explicaciones a nadie sobre lo que sucedió en ese extraño mes, lo cual sigue siendo uno de los grandes misterios de la vida nacional, como lo deja en claro el siguiente analista de cuyo trabajo se han tomado algunos extractos:

El Jefe Diego
Raymundo Riva Palacio
25 de diciembre del 2010

En medio de toda la expectativa nacional, Diego Fernández de Cevallos regresó a la vida pública tras más de siete meses secuestrado de la misma forma como ha actuado a lo largo de su vida política: con eventos coreografiados y parte críticas de su vida, oscuras.

Así fue en 1994, cuando en el debate presidencial caminó sobre el candidato del PRI, Ernesto Zedillo, a quien apabulló, y dejó totalmente maltrecho en el camino al candidato de la izquierda, Cuauhtémoc Cárdenas. Fernández de Cevallos, candidato del PAN, tenía el camino solo hacia la meta en Los Pinos, pero se desapareció todo un mes, inmediatamente después de haber dominado claramente en ese encuentro.

Nadie sabe todavía qué es lo que realmente sucedió con Fernández de Cevallos cuando de la victoria se fue a la clandestinidad. Lo que se presume es que al haber abandonado la campaña todo ese mes, perdió el ritmo, el momento y, también, la Presidencia. El llamado Jefe Diego nunca dio explicaciones de su retiro misterioso de la contienda.

Esto tampoco es nuevo. Nunca da aquellas que lo puedan comprometer. Lo mismo hizo hace unos días, al ser liberado tras más de siete meses secuestrado. Intercambió unas cuantas ideas con la prensa que lo esperaba en su casa, y pidió que lo respetaran y entendieran el momento por el cual atravesaba.

De esa forma, tampoco tuvo que explicar cómo fue que después de tanto tiempo de movilidad física acotada, pudo manejar sin problema –en demostración de fuerza física– su Mercedes Benz por las calles de las Lomas de Chapultepec hasta su casa, seguido por periodistas que lo grabaron en esos momentos de regreso triunfal, y con unas flores que le regaló a su esposa.

La coreografía incluyó el no responder ninguna pregunta de la prensa. Por lo mismo, tampoco se vio en la necesidad de conciliar el hecho que su barba estuviera crecida de siete meses, mientras que su pelo estuviera perfectamente recortado, o que tuviera un buen color y no mostrara los estragos de tantos meses en cautiverio.

El tipo de secuestro que sufrió es uno donde los victimarios cuidan a sus víctimas, con tres comidas al día y un cuidado médico. No pueden darse el lujo de que se les muera, porque se les acaba el negocio. Pero aún con esos cuidados, Fernández de Cevallos salió del cautiverio –la PGR dijo que lo habían liberado horas antes de que lo viera la prensa– en condiciones físicas y anímicas muy distintas a quienes le precedieron en manos de los mismos secuestradores.

Pero las cosas raras en su vida pública son como su apellido materno.

Fernández de Cevallos, de 72 años y un cacique político en Querétaro, formó parte de esas generaciones de estudiantes de Derecho en la UNAM que se distinguieron por su oratoria, y que hicieron carrera política partidista. Diputado, senador, dirigente del PAN, figura central en los 80 y 90s, tuvo en la candidatura presidencial en 1994 una especie de cita natural con la historia.

Estaba en el mejor de sus momentos, con toda la fuerza de victorias políticas y el mejor dotado en recursos retóricos y capacidad polemista de todos sus pares en el debate presidencial de ese año. A nadie le extrañó que saliera tan bien librado de esa discusión, la primera televisada en México.

Demasiado bien, fue la valoración de ese debate. Si ese día hubiera sido la votación, la salida del PRI de Los Pinos se habría adelantado seis años. Pero Fernández de Cevallos corrió tan aprisa que se paró en seco. Cuando regresó a la campaña presidencial, ya era demasiado tarde para mantener el nivel de competitividad. Perdió en los comicios, pero su despacho de abogados floreció, y colocó a su socio, Antonio Lozano Gracia, como el primer procurador del PAN en un gobierno del PRI.

Directa o indirectamente, hubo un guiño del grupo de “El Jefe Diego” al ex presidente Salinas, con quien años antes, junto con el entonces presidente del PAN, Carlos Castillo Peraza, construyeron lo que se llamó la “concertacesión”, donde a cambio del apoyo del PAN a las iniciativas de Salinas para reconstruir la economía y enfilarla al Tratado de Libre Comercio, les entregó preseas electorales: los gobiernos de Baja California y Chihuahua, además de la destitución del gobernador electo de Guanajuato, Ramón Aguirre.

El grupo quedó intacto. Como ahora, tras el secuestro.

Sus captores querían 100 millones de dólares, pero quedó en 30. El dinero salió de dos préstamos bancarios y se pagó a mediados de noviembre. La familia que se fundó durante el gobierno de Salinas navegó a puerto seguro. Fernández de Cevallos, una vez más, se mantuvo en la proa.

No dijo más de lo necesario. Asumió que las contradicciones tendrán un costo político para él. Pero sabe que todo eso es efímero. Ya nadie le pregunta qué sucedió en 1994. En esta ocasión, ni siquiera cuestionaron sus contradicciones. “El Jefe Diego” se salió una vez más con la suya. Fue fácil y rápido, como tantas cosas lo han sido en su vida, hasta en el epílogo de su secuestro.

La época en la cual Fernández de Cevallos es esfumó de la vista de todos por espacio de un mes era la época en la cual la infiltración del PAN por parte de las sociedades secretas de la ultraderecha neo-Nazi ya aglutinadas en torno al Yunque estaba en marcha. Carlos Salinas de Gortari había consumado la implantación de su neo-liberalismo económico ultraderechista que a las pocas semanas de haber dejado el poder trajo consigo una brutal devaluación del peso cuyo impacto aún se resiente y que con el paso de los años agravaría brutalmente la brecha entre pobres y ricos haciendo a los pobres más pobres y a los muy ricos inconmensurablemente ricos. Era la época en la que la Organización Nacional del Yunque se preparaba para la instauración en México del primer Presidente emanado de la derecha, no-priista, lo cual ocurriría seis años después en el año 2000.

Hay pocas dudas sobre lo que habría hecho Diego Fernández de Cevallos en caso de haber llegado a la Presidencia, si usamos como guía su actuación pública como Senador.

En una cosa debemos ser categóricos. Aunque no hay evidencias o testimonios confiables de que Diego Fernández de Cevallos haya sido juramentado dentro de alguna de las sociedades secretas de la ultraderecha, Diego Fernández de Cevallos jamás se ha pronunciado públicamente en contra de estas cofradías siniestras, ni siquiera protestó o denunció dentro del mismo PAN la penetración que estas estaban llevando a cabo. Considerando que la ultraderecha queretana, junto con la ultraderecha poblana, la ultraderecha jalisciense y la ultraderecha guanajuatense, están entre lo más reaccionario y conservador que pueda haber en todo México, de corte eminentemente fascista, aglutinadas principalmente en torno a la Organización Nacional del Yunque, Fernández de Cevallos nunca fue precisamente el hombre que México requería para rescatarlo de tal amenaza.

El que Diego Fernández de Cevallos está íntimamente ligado con los sectores más conservadores y reaccionarios que hay en México es un asunto que no está a discusión y sobre el cual no hay duda alguna, como podemos verlo en el siguiente artículo:

Diego Fernández de Cevallos, un polémico símbolo de la derecha
Jacobo G. García
ElMundo.es
15 de mayo del 2010

Cuando Ernesto Zedillo ganó las elecciones (1994), muchos atribuyeron su remontada a que Diego Fernández de Cevallos dejó repentinamente de hacer campaña cuando la derecha estaba a un paso de arrebatar el poder al PRI (Partido Revolucionario Institucional), después de casi siete décadas. Su retirada, cuando lideraba las encuestas, dispararon todo tipo de sospechas.

Seis años antes, cuando Carlos Salinas recurrió a un 'apagón' informático para ganar la elección, Cevallos se convirtió en la pieza fundamental para reconocer una victoria cuestionada por todos. El aval internacional llegó poco después de la mano de Felipe González, lo que apuntaló definitivamente a Salinas en la silla presidencial.

En la histórica victoria del año 2000, Cevallos ayudó a Vicente Fox a llegar a Los Pinos y cuando López Obrador intentaba ganar en la calle los votos que las urnas le negaban, también apareció la figura de Cevallos al frente de una extraña conspiración que incluía espionaje, cámaras y micrófonos ocultos a líderes del PRD (Partido de la Revolución Democrática) de López Obrador.

Vehemente político y orador ácido e implacable, capaz de destrozar a sus rivales en un cara a cara, su nombre ha estado históricamente ligado al PAN (Partido Acción Nacional) desde los años sesenta y setenta, cuando hacer campaña frente al PRI era algo heroico y ganar algo impensable. Un tiempo en el que propio Calderón aparecía ya en pantalones cortos pegando carteles junto a nombre propios como Manuel Clouthier o Luis H. Álvarez.

Vinculado a los sectores más reaccionarios

Desde entonces Diego Fernández Cevallos, quien inició su brillante carrera de abogado en el bufete de Manuel Gómez Morín, fundador del PAN, ha estado vinculado a los sectores más reaccionarios de la derecha mexicana incluidos empresarios, mafiosos de cuello blanco, Opus Dei o Legionarios de Cristo.

Durante su larga carrera política, Fernández de Cevallos, conocido como el 'Jefe Diego', ha sido diputado, candidato presidencial y senador pero sobretodo el gran operador político del partido de Calderón. Durante el mandato del presidente Vicente Fox tuvo serios encontronazos con su propio partido y en la actualidad, apartado de la primera línea por una derecha más centrada, ha sido muy crítico con el ex presidente del PAN César Nava, uno de los hombres de confianza del presidente mexicano.

En los últimos años ha ganado litigios millonarios al propio Estado y ocupa un lugar destacado en el libro 'Los Intocables' (continuación de 'Los Amos de México') del director de El Universal Jorge Zepeda Patterson. Fernández de Cevallos protagoniza el capítulo titulado “el abogado del diablo” y en el que aparece como un cacique y próspero abogado que se enriqueció logrando la libertad de oscuros personajes gracias a sus influencias. Según el coordinador del libro, Cevallos es uno de los gran beneficiados de la “impunidad” reinante en el país.

Felipe Calderón habló con los hijos de Cevallos y emprendió vuelo en dirección a España, a donde llega este domingo para participar en la Cumbre Unión Europea-América Latina.

Hasta el momento se desconoce Cevallos es una víctima más del clima de violencia que vive el país o si es un mensaje directo del crimen organizado a Felipe Calderón. Se trata de la segunda desaparición sospechosa de gente de su entorno, tras la muerte de su amigo, Juan Camilo Mouriño. Una muerte que siempre se atribuyó a un fallo en el avión del ex ministro.

Conforme pasan los días y las semanas, resulta cada vez más difícil creer honestamente que el secuestro de Diego Fernández de Cevallos, el cual presuntamente fue liberado por sus captores el 20 de diciembre del 2010, no haya sido un autosecuestro intencionalmente planificado como parte de un plan con intenciones aún desconocidas. Su regreso de lujo es algo nunca visto en estos tiempos en los que muchos secuestrados están terminando convertidos en cadáveres aún pese al pago del rescate.

Veamos la siguiente nota:

Dudan tuiteros de veracidad de plagio de Diego Fernández de Cevallos
INFOSEL
21 de diciembre del 2010

La comunidad de la red social Twitter ha expresado sus dudas respecto a la veracidad del plagio del político Diego Fernández de Cevallos, pues a algunos usuarios les parece incongruente que el político mexicano apareciera ante la opinión pública con el cabello corto y la barba crecida, entre otros detalles.

A través del tema #JefeDiego, twitteros han realizado comentarios tales como "el #jefediego con pelo corto barba larga pero cuidada y cejas pintadas como las de Vicente Fernández y nada traumado huele a mentira con PAN".

También se puede leer "En México un sector pone en duda el secuestro de #jefediego líder de derecha que apareció muy bien cuidado tras varios meses de cautiverio".

Asimismo, los usuarios de la mencionada red social ven el plagio de Fernández de Cevallos como una oportunidad para que el político contienda en las elecciones presidenciales del 2012. "Se me hace que a la derecha le hacía falta un presidenciable fuerte, y qué mejor que un mártir. El #JefeDiego seguro sale en la foto".

En este sentido comentarios como "Me encanta ver la barba de #jefediego cuidada, su pelo recortado y una agenda muy llena desde el primer momento #CreaciondeCandidato" o "ya tenemos #jefediego para el 2012, ni Disney!".

Al igual que el extraño avionazo en el que perdiera la vida el Secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño, también en el secuestro de Diego Fernández de Cevallos hay detalles que el panismo en el poder desearía que se olvidaran, detalles que si se empiezan a escarbar a fondo lanzan más dudas sobre el supuesto secuestro de Diego Fernández de Cevallos. Uno de ellos, sin lugar a dudas, son las manchas de sangre que quedaron en su vehículo el día del secuestro (300 mililitros aproximadamente), esa sangre que se encontró a un lado de la camioneta y que supuestamente en base a pruebas periciales de ADN se había confirmado que pertenecía al “jefe” Diego, sangre por la cual se llevó a muchos a creer que pudiera haber sido herido de gravedad con esas mismas tijeras. Supuestamente, el objetivo de las tijeras habría sido extraerle un chip localizador. Sin embargo, cuando Fernández de Cevallos se presentó públicamente ante los medios después de su presunta liberación, se veía en muy buen estado de salud, rozagante, sin mostrar signos de herida alguna grave que pudiese haber requerido atención médica. Por otro lado, ¿cómo pudieron saber los presuntos secuestradores que Fernández de Cevallos tenían implantado un chip localizador, así como otro dato mucho más difícil de obtener, la localización exacta del chip en el cuerpo de Diego Fernández de Cevallos? ¿Acaso eran adivinos los secuestradores? Ciertamente, hay bandas del crimen organizado que operan en Europa y en Norteamérica como verdaderos profesionales, pero este tipo de sofisticación en la procuración de datos importantes es algo que nunca antes se había dado en México en donde las bandas de secuestradores son más bien matones sin estudios de secundaria y preparatoria, ya no se diga de universidad, que operan a la fuerza bruta. Sin embargo, al llevarse a cabo el secuestro, había una persona que sabía exactamente el lugar en donde Diego Fernández de Cevallos tenía implantado el chip, y esa persona era precisamente el mismo Diego Fernández de Cevallos. Sin tal conocimiento preciso, los secuestradores habrían tenido que llevar a cabo una cirugía exploratoria que lo habría dejado peor que Frankenstein.

Es un hecho que cuando se llevó a cabo el secuestro, no sólo el Partido Acción Nacional estaba atravesando un mal momento a nivel nacional a causa de los 30 mil cadáveres acumulados por el Presidente Felipe Calderón en su torpe lucha contra la delincuencia organizada así como el desorbitado aumento de la pobreza en México; también en el mismo conservador Estado de Querétaro el PAN iba en picada, a grado tal de que los queretanos, hartos del PAN y sus excesos incluído el mismo jefe Diego en la lista de excesos, optaron por expulsar al PAN de la gubernatura después de haber estado 12 años en manos del PAN, quedando el gobierno estatal en manos del priista José Calzada Rovirosa, vislumbrando tiempos negros para el PAN en el mismo Estado en el cual Fernández de Cevallos hacía gala de sus influencias y de su riqueza. Y fuera de Querétaro, Fernández de Cevallos también había dejado recuerdos imborrables que terminaron por alcanzarlo como el asunto de aquellos paquetes electorales producto de una muy cuestionada elección presidencial que terminaron convertidos en una pira funeraria de la democracia:




Mediáticamente hablando, el presunto secuestro de Fernández de Cevallos no pudo haber llegado en un mejor momento para detener la caída en picada del PAN en Querétaro y posiblemente también en el resto de México. Estas ganancias políticas del secuestro se podían dar por hecho mucho tiempo antes de que supuestamente se consumara. Y hay que dejar una cosa perfectamente en claro: desde el día de su liberación, Fernández de Cevallos ha dado a entender sin tapujos que el apoyará incondicionalmente al candidato del PAN que sea postulado para la Presidencia de la República. En pocas palabras, la prioridad principal de Fernández de Cevallos y la demás cloaca PAN-Gobierno únicamente está interesada en afianzar al PAN un tercer sexenio en la Presidencia de la República en el 2012, y tras esto un cuarto sexenio en el 2018, y tras esto un quinto sexenio en el 2024, y así por siempre. Cero alternancia es la consigna, aunque estén destruyendo al país. La alternancia que tanto pedían los panistas al PRI era para poder llegar ellos a la silla presidencial sin intenciones de soltar el poder jamás, y en esto Fernández de Cevallos no ha cambiado en nada.

Veamos otra inconsistencia.

Diego Fernández de Cevallos de su propia boca declaró ante los medios el mismo día en el que presuntamente fue liberado que había sido liberado ese mismo día. Esto ocurrió el 20 de diciembre del 2010.

Pero en una nota posterior, LA JORNADA reportó en su edición del jueves 23 de diciembre del 2010 que las declaraciones de Fernández de Cevallos hechas con respecto al presunto día de su liberación habían sido una mentira, afirmando que el jefe Diego estaba libre casi dos semanas (medio mes) antes de lo que él había afirmado, desde el 11 de diciembre.

¿Quién está mintiendo entonces?

En este caso, no es necesario recurrir a la personalidad siniestra de uno de los políticos más corruptos de México para dar con el mentiroso. Basta para ello con recurrir a lo que le dijo Fernández de Cevallos a los reporteros el mismo día de su liberación (Spectator tiene los videos que documentan lo que dijo). Tras haber afirmado que tenía poco tiempo de haber sido liberado, en cierto momento un reportero le pregunta en ese su día de liberación: “¿Tomaste un taxi y llegaste a la Ciudad de México?”. Algo desconcertado, Fernández de Cevallos respondió tajante: “No puedo dar pormenores”. Y no podía dar pormenores porque como estaba mintiendo, el dar detalles que no había previsto que se le pudieran preguntar podía ser motivo de que poco después se le encontraran sus contradicciones al no acordarse de todas las mentiras que tuvo que inventar al vapor. Esta es la típica actitud del que sabe que está mintiendo si es inteligente, se rehusa a dar mayores detalles. Como abogado, él sabe perfectamente bien cómo hasta los delincuentes más astutos pueden caer en contradicciones con un interrogatorio bien llevado a cabo.

Pero, si estuvo mintiendo en una cosa tan seria, ¿en qué más estaba mintiendo? Y de hecho, a partir de esto y de lo que le dijo a los reporteros ese día, un buen reportero puede descubrir como lo ha hecho Spectator que este tipo mintió a raudales. Por principio de cuentas, a menos de que su novia Liliana León Maldonado haya sido también parte del bien orquestado show mediático, le mintió a su propia joven novia (queremos creer que la joven realmente está enamorada de este tipo y que no persigue ningún tipo de interés económico en él), ya que si su liberación tuvo lugar casi dos semanas antes en los que se estuvo escondiendo también de su novia manteniéndola angustiada, el haberle llevado flores el supuesto día de su liberación resulta una farsa cruel digna del abogado del Diablo:





Del mismo modo, se presume que también les mintió a sus propias hermanas Elena, Beatriz y María Fernández de Cevallos Ramos, a menos que ellas también hayan sido cómplices del show, como igual les mintió a ellas el “amigo” que les notificó de la liberación con más de una semana de deliberado retraso.

¡Con razón el abogado del Diablo no quería dar pormenores al reportero que lo estaba empezando a acorralar comprometiéndolo a improvisar mentiras de las que posteriormente no pudiera acordarse cayendo en contradicciones, el método favorito de los investigadores para poner al descubierto a los hampones que están inventando historietas al vapor al no haber podido anticipar todos los detalles de lo que les pudieran preguntar!

Uno entre una cantidad creciente de reporteros y analistas que están convencidos de que el supuesto secuestro del jefe Diego no fue más que un farsa, un timo y un montaje para prepararse su regreso en grande al escenario político nacional justo a tiempo cuando se avecina la sucesión presidencial y justo a tiempo cuando el PAN va en picada es el siguiente:

Diego, la personificación del PAN
Álvaro Delgado
Agencia APRO
27 de diciembre del 2010

El silencio que Diego Fernández de Cevallos ha guardado sobre la fecha real de su liberación, el 11, no el 20 de diciembre, es elocuente de su verdadera condición: La mentira.

Nadie admite ser tildado de embustero, menos aún cuando recién se ha salido del infierno del secuestro, salvo que esa sea la absoluta verdad.

Y ese es el caso de Fernández de Cevallos, alias El Jefe.

Si su teatral reaparición hace una semana, el lunes 20, concitó toda suerte de dudas --que ya existían desde su secuestro, el 14 de mayo--, el dato de su real liberación, publicado por el diario La Jornada, el jueves 23 de diciembre, con base en información del gobierno de Felipe Calderón, lo termina de desnudar.

De haber sido falsa esa información, que derrumba todo el montaje de su impostado regreso, lo procedente era desmentirla de inmediato y daba oportunidad a que emitiera, por fin, el famoso “comunicado” que prometió sobre detalles de secuestro y aun los agradecimientos que pretendía hacer.

Pero nada.

Fernández de Cevallos confirmó que la virtud no es lo suyo.

En realidad, la deshonestidad no es patrimonio exclusivo de él.

Considerado emblema del PAN, Fernández de Cevallos personifica a lo peor de ese partido.

La mentira.

La hipocresía.

La injusticia.

La corrupción.

La impunidad.

La traición a los valores supremos.

Fernández de Cevallos es, entonces, el rostro del PAN, con toda su prepotencia.
Que nadie se extrañe que lo postulen candidato presidencial…

El mismo articulista había publicado una semana antes lo siguiente:

Diego: un secuestro que apesta
Álvaro Delgado
Agencia APRO
20 de diciembre del 2010

Para ser sometido a un cautiverio de siete meses, con un trato de “defensor de los grandes capos” por parte de sus captores, Diego Fernández de Cevallos exhibió un rostro rozagante en su primera aparición ante los medios de comunicación: El cabello recortado y la barba, larga y cana, pero cuidada.

Y para ser liberado en la madrugada, en un lugar ignoto, es curioso que hasta el mediodía el emblema del panismo siguiera vistiendo los andrajos que le facilitaron sus captores, sobre todo cuando emprendió una campaña de entrevistas obsequiosas transmitidas hasta la náusea.

Pero, en fin, en el Partido Acción Nacional (PAN) están excitados por la liberación de Fernández de Cevallos, y hasta lo perfilan ya como candidato presidencial en 2012, pero deberían serenarse: Este caso, que no presagia nada bueno, exhibe el paraíso de la impunidad que ahoga a México y no se ve cómo pueda ser parte de la solución.

La liberación del litigante panista es, de suyo, un acontecimiento político de relevancia, porque altera el tablero político, a un año y medio de las elecciones presidenciales, pero, en la hipótesis de que se interese en la candidatura del PAN y aun que se materialice tal ambición, nada aportaría para frenar la descomposición de México, que es lo que explica su extraño secuestro.

Porque, como es el caso, ¿alguien que es parte del problema puede ser la solución? ¿Puede quien hizo los amarres políticos, en 1988 y 2006, para la instauración de gobiernos que afianzaron el modelo económico, político y mediático vigente rectificar y, aun en un acto de contrición como creyente, recocer los errores cometidos, aun sin incorporarse a un proyecto contrapuesto? No se ve cómo.

Dolerse de que su secuestro no es más relevante que el cobarde asesinato de Marisela Escobedo, la madre que murió dos veces al no hallar justicia por el homicidio de su hija Rubí Marisol, no es suficiente, como tampoco lamentar de dientes para afuera la criminalidad que atormenta el país.

Es, a lo sumo, un duelo tan impostado como el del empresario Alejandro Martí, víctima también de la criminalidad que prohíja la impunidad al más alto nivel.

¿Qué hará ahora Fernández de Cevallos? A falta de una negativa contundente, deja ver que se reinsertará en la vida política, tal como lo anhelan en el PAN --y el agitador social Carlos Salinas--, pero si lo hace será para reivindicarse públicamente de una biografía asociada al uso del poder político para amasar una fortuna que, por ahora, por lo visto sufrió mengua con el pago del rescate.

O cuando dice que su vida seguirá siendo normal lo que debe interpretarse es, no que regresa a la vida política, sino al litigio que le permita recuperar la pérdida de su patrimonio con el patrocinio de asuntos que se ganan gracias a sus conexiones con fiscales y jueces que forman parte de su entramado de intereses.

Por lo pronto, a juzgar por su apariencia física y anímica, está casi para comenzar a trabajar apenas inicie el año.

Por lo pronto, el propio Fernández de Cevallos empezó a ajustar cuentas: Aunque a sus captores dijo haberlos perdonado, hizo un reclamo directo a Felipe Calderón cuando, en su primera aparición tras 220 días de cautiverio, afirmó que “las autoridades tienen una tarea pendiente”, capturar a sus secuestradores, pero aclaró --conocedor de su correligionario-- que deberá ser “sin abusos, sin atropellos, sin flagelaciones”.

Y sabida su repulsión recíproca, la Presidencia de la República emitió un comunicado para asegurar que, en la conversación telefónica que sostuvieron, “el licenciado Fernández de Cevallos agradeció el respaldo que recibió por parte del presidente Calderón, al igual que de su familia y amigos cercanos, durante su cautiverio y que fue crucial para sobrellevarlo con entereza”.

Nada bueno vendrá: Calderón ha emprendido una cacería contra los de suyo extraños captores –que ni siquiera puede pensarse que tienen reivindicaciones ideológicas--, pero nada garantiza que quienes sean presentados ante los medios de comunicación, que será pronto, realmente sean los autores del secuestro.

Sobre todo si el encargado del caso es, como lo ha sido desde el principio, Genaro García Luna, el secretario de Seguridad Pública experto en montajes espectaculares para ganar rating.

La otra opción del gobierno es la que puede esperarse: Cualesquiera que sean los “extraños desaparecedores”, y las razones que tuvieron para hacerlo, gozarán de plena impunidad…

Efectivamente, el “jefe Diego” fue regresado a la libertad por sus presuntos captores en tan buenas condiciones que hasta sus propias hermanas dijeron que su barba de Santa Claus se le veía muy bien, justo a tiempo para la temporada decembrina y la celebración de la Natividad cinco días después de su publicitada liberación. Ese mismo día, acudió a entregarle una tarjeta el abogado Enrique Ostos, quien fuera apoderado legal del rapaz y corrupto empresario argentino Carlos Ahumada, precisamente el de los videos utilizados en contra de Andrés López Obrador en contubernio con Carlos Salinas de Gortari para restarle la amplia popularidad de la que gozaba. Llama la atención el hecho de que se procuró darle la exclusiva de la noticia de su liberación al desinformador oficial de TELEVISA, Joaquín López-Dóriga, antes que a ningún otro medio nacional o internacional, y esto no puede tomarse como un mero accidente sino que se debe dar por hecho de que se trató de algo que ya estaba planeado meticulosamente con tiempo de anticipación. Y para haber estado en un supuesto largo cautiverio de medio año, el “jefe Diego” parecía estar muy bien enterado de las noticias nacionales y mundiales en el lapso de tiempo transcurrido cuando estuvo preso. Esto nos lo confirma el siguiente análisis:

La liberación mediática de Diego Fernández de Cevallos
Jenaro Villamil
Agencia APRO
20 de diciembre del 2010

Siete meses y seis días después de que se anunciara su desaparición y luego se confirmara su secuestro de alto impacto político, la liberación del excandidato presidencial panista Diego Fernández de Cevallos formó parte de una operación mediática, en la pantalla de Televisa y con el audio de su conductor estelar, Joaquín López Dóriga, quien afirmó lo siguiente a las 9:02 de la mañana:

“Fue liberado hace unas horas. Se encuentra bien de salud, se encuentra débil. Ha cumplido 7 meses y 6 días de secuestro desde aquella noche del viernes 14 de mayo. El anuncio es que Diego Fernández de Cevallos ha regresado a su casa, se encuentra débil, pero fuerte”.

No fue la Procuraduría General de la República (PGR) la que confirmó la liberación. Días después de su desaparición, el viernes 14 de mayo, los familiares le pidieron a la máxima autoridad ministerial que se mantuviera al margen. Tampoco fueron los familiares ni los “Misteriosos Desaparecedores”, sobrenombre de sus plagiarios.

A las 9:30 de la mañana, media hora después de la exclusiva de López Dóriga, el vocero de la PGR, Ricardo Nájera, afirmó que no podían confirmar la liberación de Fernández de Cevallos. Tampoco, en dónde se encuentra, cuál es su estado de salud y cuánto fue lo que se pagó de rescate.

Fue la pantalla de Televisa, transformada en ministerio de la información extraoficial, la que anunció la liberación, justo el día que todos los medios de comunicación e impresos se concentraban en las explosiones de los ductos de Pemex en San Martín Texmelucan, Puebla, que provocó, en su primer día, 28 muertos, 53 heridos y la destrucción de 32 casas.

El anuncio “oficial” de la liberación de Fernández de Cevallos también fue conveniente para opacar la ola de indignación que se ha desatado tras el asesinato de la activista de Chihuahua, Marisela Escobedo, y el crimen contra su cuñado. Tratando de aminorar el impacto de estos homicidios, teñidos de la corrupción de los jueces de Chihuahua y de la incapacidad de las autoridades ministeriales, el presidente Felipe Calderón envió el domingo 19 de diciembre dos mensajes a través de Twitter:

“Es lamentable que jueces de Chihuahua soltaran al asesino confeso de Rubí Freyre”.

La liberación mediática y mediatizada de Diego también ha opacado el otro gran escándalo que reportan los medios: la fuga de 151 reos de Tamaulipas, la tercera de más alto impacto en esta entidad.

Operación Televisa

Después de que se escuchó el audio con la voz de Joaquín López Dóriga, el canal de análisis informativo de Televisa, Foro TV, se dedicó a levantar reacciones y a dar “línea” a los políticos mexicanos.

Los comentaristas en torno del conductor Esteban Arce insistieron en que la liberación de Diego Fernández de Cevallos debe propiciar un “pacto de unidad nacional” entre todas las fuerzas políticas.

El amigo y socio de Fernández de Cevallos, Fauzi Hamdam, confirmó que el excandidato presidencial panista en 1994 se encuentra liberado y “está descansando en su casa”, en declaraciones a Radio Red.

Antonio Lozano Gracia, exprocurador general de la República y amigo de Diego Fernández de Cevallos, le confirmó a Milenio TV la liberación, sin indicar qué día ni precisar cuánto fue el monto que se pagó.

Otro aliado de Fernández de Cevallos, el exsenador Héctor Larios, actual secretario de Gobierno de Sonora, afirmó que “lo que importa es la alegría que sentimos por su liberación”. Larios insistió que le corresponderá a la familia confirmar o no lo que Televisa dio como un hecho.

Lo impresionante del caso de este secuestro de alto impacto político es que fue la propia Televisa la que sobredimensionó la desaparición y luego ejerció una férrea autocensura.

Un día después de su desaparición, el sábado 15 de mayo de este año, Televisa y su conductor Joaquín López Dóriga realizaron una “emisión especial”, cuyo único tema fue especular sobre lo acontecido en torno de la ausencia física de Fernández de Cevallos. Desplegaron cámaras y helicópteros en su rancho de Querétaro.

Dos días después, “a petición de la familia”, Televisa decidió que no iban a informar más sobre el secuestro que ya para entonces estaba confirmado por los “Misteriosos Desaparecedores”.

“Para no poner en riesgo su vida”, argumentó la televisora.

Ahora, los “misteriosos liberadores” ganaron la nota, pero no quedan claros los detalles de esta historia que no termina de escribirse.

Sobre el monto presuntamente pagado por su liberación, 30 millones de dólares, esta es una cantidad que la gran mayoría de los mexicanos jamás verá junta en toda su vida. Ni siquiera entrando a la Lotería Nacional y “pegándole al gordo” comprando varios “cachitos” lograrán obtener una cantidad así en efectivo (se presume que los secuestradores no aceptan pagos con tarjetas de crédito ni en cheque certificado). Si el secuestro fue real, los captores podían esperar obtener por lo menos un monto de esa magnitud porque de tal tamaño es la fortuna personal amasada por el “jefe Diego” lucrando con la política y traficando sus influencias en las redes del poder. Y si el secuestro fue fingido, no era posible inventar para los medios una cifra mucho menor a esa porque nadie lo habría creído y se le habría caído su teatrito. En su presentación ante los medios de comunicación el 21 de diciembre del 2010, al preguntársele si se recortaría la barba Fernández de Cevallos afirmó estar entre “santo e indigente”. Pues no puede decirse que esté entre la santidad, y mucho menos en la indigencia.

Veamos otro editorial interesante acerca del presunto secuestro del mismo autor cuyo editorial acabamos de leer, publicado al día siguiente:

Diego, entrelíneas de una liberación
Jenaro Villamil
Agencia APRO
21 de diciembre del 2010

Paradojas y entrelíneas de una figura como Diego Fernández de Cevallos tras su liberación, después de siete meses y seis días de misterioso cautiverio:

1. En 1994, el entonces candidato presidencial del PAN desapareció de la escena pública después de ganar el debate televisivo a sus contendientes del PRI (Ernesto Zedillo) y del PRD (Cuauhtémoc Cárdenas). Fernández de Cevallos iba al frente de las encuestas. Su partido y hasta Felipe Calderón Hinojosa describieron con suspicacia la “desaparición” de Diego.

Dieciséis años después, su reaparición tras un prolongado secuestro se convierte en un acontecimiento mediático de primer orden y en una inevitable fuente de especulaciones sobre su posible postulación para el 2012. Este martes declaró: “Yo voy a apoyar al candidato del PAN”, pero todo su discurso anticipa un proyecto político para combatir la percepción de un gobierno atenazado por la impunidad, y una sociedad harta de la inseguridad y la corrupción.

Diego resurge y con él la percepción de que es el político panista más influyente, ahora con el aura de un sobreviviente, casi místico, víctima de uno de los delitos más crueles.

2. Asesorado o no, Diego se convirtió en el medio, el mensaje y el vocero de su propio caso. La PGR enmudeció, las autoridades de Querétaro también y el presidente Felipe Calderón sólo alcanzó a articular un lugar común: aplicará “toda la fuerza de la ley” para encontrar a los secuestradores del exsenador y abogado litigante.

En contraste, Fernández de Cevallos aprovecha la alta exposición mediática para redefinir su imagen y fama pública. Ante reporteros y entrevistadores televisivos reiteró: “Parte de la causa de mi secuestro es esa imagen de un hombre infinitamente rico, no lo soy. Y punto”.

Su mensaje es de perdón a los secuestradores y articula una hipótesis ante su secuestro que ninguna autoridad ha desmentido: “Un fin económico, pero con una marcadísima connotación política, supuestamente por cuestiones ideológicas”.

Perdonó a sus “misteriosos desaparecedores”, pero dejó entrever que las negociaciones fueron ríspidas y, quizá, los plagiarios no sólo obtuvieron 30 millones de dólares –la cifra más citada por el pago del rescate--, sino una fortuna invaluable: información.

Así lo dejó entrever el final del “Boletín-Epílogo” enviado por los plagiarios:

“Diego es un nudo en donde atraviesan historias turbias. Ahora conocemos de cierto los modos de los trabajos y oficios con los que se maneja, las personas con las que trata y algunas de las que han sido sus más logradas empresas.”

3. La insistencia de Diego en la fe y en la creencia religiosa, salpicada de citas de El Quijote, constituye no sólo un mensaje a las audiencias masivas que lo escucharon o vieron, sino también a las altas esferas o grupos de la ultraderecha que operan en la opacidad:

“Como hombre de fe, yo he perdonado el agravio, no quiero contra ellos ninguna venganza, y sólo le pido al Estado mexicano que trate esto como un caso más, porque no podemos olvidar tragedias superiores como la de la señora de Chihuahua (Marisela Escobedo) y muchos otros.”

El propio Diego sabe que el suyo no es un caso más. Si lo fuera, no hubiera generado el interés mediático y la respuesta y sobreexposición tan extensa que él mismo protagonizó.

¿A quién perdona específicamente el Jefe Diego? ¿A grupos de ultraderecha? ¿A una guerrilla que no alcanza a cubrir el perfil ni el discurso tradicional de la ultraizquierda? ¿A un comando de expolicías secuestradores, como han sugerido expertos en negociaciones de plagios?

Para algunos especialistas y observadores, el caso de Fernández de Cevallos coincide con varios puntos de contexto: el perfil de un grupo secuestrador de la guerrilla no coincide ni en lógica ni en discurso con los comunicados tradicionales; la revista Proceso fue utilizada en las “pruebas de vida” como vinculada al grupo criminal, algo que antes Genaro García Luna utilizó con narcotraficantes detenidos; el neopanismo no reclamó más acciones por la desaparición, y Diego reaparece después de las elecciones en el CEN del PAN y el retorno de figuras vinculadas al Yunque en posiciones clave.

4. El papel de Televisa y de su comentarista estelar, Joaquín López Dóriga, como ministerios extraoficiales de Información, fue muy claro. Una llamada telefónica de López Dóriga al noticiario Primero Noticias –sin la conducción de Carlos Loret-- confirmó la liberación de Diego. Semanas antes, El Universal y el periodista José Cárdenas, de Radio Fórmula, adelantaron una liberación que fue desmentida sin aclarar la fuente.

La liberación de Diego fue sincronizada mediáticamente. Milenio Diario, claramente vinculado a Televisa, dio a conocer el domingo 19 el “Boletín-Epílogo”. Las autoridades callaron, pero fue la propia víctima quien acreditó la exclusiva de López Dóriga dando una multitudunaria rueda de prensa, a las afueras de su domicilio.

El senador priista Francisco Labastida reveló algo, el mismo día de la liberación, que no ha sido desmentido: una empresa de origen británico fue la que negoció la liberación. Y una empresa de origen mexicano, Televisa, fue la que confirmó el fin del secuestro. Las autoridades ministeriales estuvieron al margen. No hubo héroes policiacos ni investigaciones puntuales. Al menos, públicamente.

Para otros observadores, el caso Diego confirma también una tendencia: el Estado se coloca al margen de los grandes secuestros y el impacto mediático está perfectamente sincronizado.

De acuerdo a los mismos secuestradores, el secuestro de lujo de Diego Fernández de Cevallos no fue un simple secuestro con fines meramente económicos, sino un secuestro con fuertes motivaciones políticas en contra de la minoría que está gobernando el país, y en su explicación de motivos parecen ser menos generosos hacia el “jefe” Diego que lo que lo han sido TELEVISA y sus colegas en las altas esferas de la política:

Ni perdón ni olvido
Miguel Ángel Granados Chapa
23 de diciembre del 2010

A diferencia de Diego Fernández de Cevallos, que apenas volvió a su vida normal perdonó a quienes lo secuestraron meses atrás, sus captores se niegan a practicar ese sentimiento. Al contrario, su consigna es “Contra la justicia y la impunidad ni perdón ni olvido”. Con ella firman sus comunicados recientes, cuya autenticidad ha podido medirse en los hechos, pues anunciaron la liberación de Fernández de Cevallos cuando efectivamente ocurrió.

El manifiesto político contenido en las tres partes del boletín epílogo muestra que no se trata de un secuestro común y corriente, puramente mercenario, sino de un acto político. Así lo define la propia víctima, por lo que situarse en la cómoda posición de considerar que sus autores son meros delincuentes no ayudará a localizarlos y llevarlos ante la justicia, como es menester. Han cometido un delito y deben responder por él, así haya actuado por móviles no sólo económicos. Pero es preciso conocer esas motivaciones.

El manifiesto se compone de tres porciones entreveradas. La más vasta de ellas es un análisis de la estructura social mexicana, no con la profanidad de una indagación sociológica, sino regido por ideas previas que parte de una concepción dicotómica de la sociedad, dividida entre “Ellos” y “Nosotros”. Aquellos generan y aprovechan la violencia estructural, y organizan la suya propia, una violencia destructiva, destinada a exterminar a los desposeídos. Éstos no son sólo víctimas de esas violencias sino que han contribuido a dar carta de naturalidad a la primera, como si fuera una situación inexorable ante la que sólo rendirse. Justamente contra esa posición se levantan los “miseriosos desaparecedores”, o la Red de transformación global.

La segunda parte se integra con denuncias concretas contra Fernández de Cevallos (explicando por qué se le escogió para este acto de violencia “revolucionaria”) y también contra Carlos Salinas de Gortari. Con retratos de ambos se ilustraron los primeros comunicados, los que incluían pruebas de vida de Diego. Para los secuestradores, en “la figura de Carlos Salinas de Gortari se identifica más claramente el inicio de esta etapa destructiva; cruzando varios intereses y procesos, es un actor principal y miembro de los círculos más restringidos del control del poder en ese entramado mafioso”.

El reaparecido panista, a su turno, es un “nudo por donde atraviesan múltiples historias turbias”, conocidas por los secuestradores a lo largo de meses de probable interrogatorio inquisitivo, que los condujo en algún momento a mofarse de las confidencias que les había hecho su víctima. En el epílogo, aseguran que “ahora conocemos de cierto los modos de los trabajos y los oficios con los que se maneja, las personas con las que trata y algunas de las que han sido sus más logradas empresas”. En ese punto narran que el secuestrado escribió y remitió cartas, “reclamándoles apoyo económico en correspondencia a su lealtad y a sus servicios”, a 23 destinatarios, cuyos nombres han dado a conocer, encabezados por el propio Salinas de Gortari.

Fernández de Cevallos, dijeron sus captores, “acumula una larga pero poco honrosa carrera de impunidad y enriquecimiento”. Citan algunos ejemplos de servicios rendidos a poderosos. Este es un ejemplo particular: menciona la dedicatoria, escrita “con gratitud y cariño”, estampada por el nuncio Girolamo Prigione en la copia de la inscripción número uno en el registro de asociaciones religiosas, a nombre de la Iglesia apostólica romana. Los secuestradores afirman que esa nota de Prigione cuelga en el despacho de Diego. Tendrían por qué conocer este detalle si el propietario de la oficina lo narró –lo que indica el grado a que llegaron las confidencias– o si alguno de los secuestradores estuvo alguna vez en ese despacho.

También imputan a Fernández de Cevallos haberse caracterizado “por el abuso de poder, el tráfico de influencias y el enriquecimiento a costa del erario y de los bienes de la nación”. Por ello, “tomarlo prisionero, exhibirlo y obligarlo a devolver una milésima de lo robado constituye además de un golpe político a la plutocracia y a sus instituciones, una demostración de la voluntad de lucha y de la capacidad operativa de los ‘descalzonados’ como él nos denomina, una demostración de que nadie, por poderoso que sea, puede ser intocable, una demostración de que con unidad de acción se puede doblegar la voluntad del enemigo y combatir la impunidad”.

En estas últimas líneas se percibe ya, disperso aquí y allí, un plan de acción, la tercera parte del manifiesto. No es un plan descrito minuciosamente sino sólo en sus largos trazos, para desatar una lucha en que “el pueblo” despliegue “todos los medios a su alcance”. Los desaparecedores han elegido la vía armada:

“El ejercicio de la violencia es para Nosotros ineludible, pero necesita de un proyecto en el que su uso sea solamente un medio necesario: el proyecto no puede reducirse a destruir otro. Nuestro proyecto es recuperar lo que la vileza de los poderosos nos arrebata, y es nuestra condición humana; nuestro proyecto es la rehumanización de todos los que no formamos parte de su selecto círculo, a diferencia de Ellos que sólo buscan su propio beneficio. Pensar y hacer política pasa por evaluar las condiciones de existencia, nuestras relaciones sociales e interpersonales, transformarlas en cada acto y hacerse cargo de la vida pública”.

Los secuestradores declaran su convicción de que “el uso constructivo de la violencia es legítimo”.

Si hay un secuestro reciente creíble en la familia de Diego Fernández de Cevallos, es el que llevó a cabo su propio hijo arrebatándole los hijos a la esposa, raptándolos con las mismas artimañas y trapacerías legaloides que aprendió de su padre y que el archicorrupto “jefe Diego” nunca se preocupó por enmendar y corregir cuando esa era precisamente una de sus obligaciones como Senador de la República:

Secuestran a nietos de Diego Fernández de Cevallos en Cozumel
Gustavo Villegas/David Camacho
SIPSE
28 de octubre del 2010

Los gritos desgarradores de Jimena Mari-Fouche se escuchaban hasta la calle mientras luchaba con elementos de la Secretaría de Marina y la Defensa Nacional para evitar que le arrebataran a sus dos hijos, uno de año y medio y otro de cuatro. Los infantes son nietos de Diego Fernández de Cevallos.




Los militares recibían órdenes de tres personas vestidas de civil para evitar que se tomaran fotografías de un operativo que hubiera hecho palidecer al implementado en la captura de un capo de la droga en México.

Minutos antes de las 19 horas corrió como reguero de pólvora la noticia de un fuerte despliegue de elementos castrenses en la 50 avenida entre 11 y 13. Todos abastecidos con armas larga y de grueso calibre. Por las características del operativo, inicialmente se habló de la detención de narcotraficantes y posteriormente de ejecutados.

La realidad era que David y Rodrigo Fernández de Cevallos, hijos del “Jefe Diego”, llegaron armados a Cozumel para llevarse a los infantes, producto de la unión entre Jimena y David.

El oficial de más alto rango en la movilización militar era Sergio Ricardo Martínez Ruiz, comandante de la Guarnición Militar en Cozumel.

Los militares entraron a la casa y según testimonios de la agraviada y sus familiares, les arrebataron a los menores y provocaron daños en el interior de su residencia.

Tras un lapso de 30 minutos, los dos menores fueron introducidos a una camioneta tipo Van. Varias personas en el interior los cubrían y partieron con rumbo desconocido.

Jimena Mari-Fouche se controló un poco para poder hablar con los reporteros a quienes dijo que David se aprovecha de la ausencia de su padre, quien nunca hubiera permitido el abuso del que fue objeto y el “rapto” de sus hijos. Agregó que su ex esposo, tras el secuestro de su suegro, la encerró cuatro meses en Querétaro.

Con la ropa desgarrada y un corte en la parte interna del labio, producto de la lucha por retener a sus hijos, dijo con voz quebrada por el llanto que durante todo este tiempo fue abusada física y psicológicamente.

Previo a su separación, David Fernández de Ceballos fue demandado por violencia intrafamiliar y reveló que su divorcio está en proceso, mientras tanto, un juez le otorgó la custodia de los menores.

“Vine a Cozumel porque es un lugar seguro (...) Aquí quiero criar a mis hijos y ahora me los han quitado con todo este despliegue de fuerza. Soldados ¿para qué? ¡Son niños, por Dios!”. Expresó la atribulada madre.

Antes de retirarse dijo a los corresponsales de medios impresos y electrónicos que ambos (David y Rodrigo) estaban armados en el momento de los hechos y que entraron con una supuesta orden de cateo, misma que debe ser falsa, ya que un juez le favoreció en la custodia de sus hijos.

David permanece en la isla con sus dos hijos

Hasta el momento David Fernández de Cevallos permanece en la isla con sus dos hijos. Intentó cruzar a Playa del Carmen en el ferry de las 21 horas, pero no fue posible porque llegaron elementos de la Procuraduría General Justicia del Estado en Cozumel, quienes le solicitaron que se identificara y un documento que avale que pueda llevarse a sus hijos. No pudo demostrarlo.

Trabajadores del ferry, aún se desconoce la empresa, impidieron que se trasladara hasta arreglar la situación legal con sus hijos. Aún no hay explicación de porqué las fuerzas Armadas colaboraron para “secuestrar” a los también hijos de Jimena Mari-Fouche.

La última vez que se le vio a Fernández de Cevallos hijo, fue cerda del restaurante “Las Palmeras” frente al muelle donde operan los ferrys que se dirigen a Playa del Carmen.

¿Pues no que la madre tiene derecho prioritario sobre la custodia de los hijos? En realidad, no, al menos no en el México construído por depredadores sociales como Diego Fernández de Cevallos y los alucinados seguidores del Yunque.

En México no cualquier ciudadano tiene el poder y las influencias para llevar al mismo Ejército a un secuestro familiar a menos de que tenga influencias poderosas como las que gozan Diego Fernández de Cevallos y su hijo que le aprendió todas sus mañas, no cualquiera desacata la orden de un Juez y sigue campante paseándose por los restaurantes y los bares como si nada hubiera pasado. Esto es algo que, de hecho, sólo ocurre en los regímenes dictatoriales. A esto se llama influyentismo, prepotencia, impunidad, deshonestidad, corrupción, y muchos otros adjetivos. Es a lo que el “jefe Diego” y su hamponesco hijo han estado acostumbrados toda su vida. De este modo, cincuenta personas ingresaron a un domicilio para ejecutar el secuestro de un niño por un problema de diferencia familiar, y por supuesto con la policía y las autoridades dejando la zona liberada para perpetrar semejante atropello. ¿No hubiera bastado con que un juez, con los elementos necesarios lo hubiera ordenado y asignar un par de oficiales de justicia para hacer cumplir esa orden si la madre lo negara? Desafortunadamente, esto no es lo que se estila en México, no en el México moderno construído por el mismo Diego Fernández de Cevallos junto con los dementes de la Organización Nacional del Yunque y otros como ellos en donde el matonaje y la delincuencia política organizada gozan de total impunidad, en donde el que todo lo puede ciertamente lo hace con plena garantía de impunidad a pesar de leyes, porque en México la impunidad política tiene más fuerza que ellas.

Por su parte, TELEVISA y su gemela siamesa TV AZTECA tuvieron muy buen cuidado de no empañar el triunfal regreso del “jefe Diego” al escenario nacional pidiéndole su opinión frente a las cámaras acerca del secuestro de sus propios nietos llevado a cabo por su propio hijo justo cuando el mismo “jefe Diego” supuestamente padecía su propio secuestro. Para Jimena Mari-Fouche no hubo una sola muestra de compasión y mucho menos una sola lágrima de parte de los noticieros desinformadores de las dos televisoras que sólo dan a conocer su “caridad” en bien publicitados actos como el Teletón que utilizan como pretexto para evadir pagar los mismo porcentajes de impuestos que el resto de los mexicanos se ven obligados a pagarle al PAN-Gobierno.

Veamos otra nota al respecto:

Denuncia penal contra el hijo del Jefe Diego por violencia intrafamiliar
Rosa Santana
Agencia APRO
29 de octubre del 201

David Fernández de Ceballos Gutiérrez, hijo de Diego Fernández de Ceballos, fue acusado por su esposa Jimena Mari-Fouche Gómez, de quien se encuentra en proceso de divorcio, de ataque armado, lesiones con violencia, allanamiento y plagio de sus dos hijos.

Anoche, escudado en un dispositivo en el que se participaron elementos del Ejército, la Marina y policías federales, Fernández de Ceballos, de 29 años de edad, irrumpió, armado, en el domicilio de los padres de Mari-Fouche, en esta isla, para llevarse a los dos pequeños: Diego Manuel y David, de cuatro y un año de edad, respectivamente.

David Fernández de Ceballos allanó el predio, ubicado en la avenida 50 entre 11 y 13 de la colonia Independencia, junto con sus hermanos Rodrigo y Miguel y los agentes federales David “N” e Israel “N”, quienes aparecen como coacusados en la denuncia 1656/10/2010 que interpuso la familia Mari-Fouche en la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE).

Jimena Mari-Fouche, de 28 años, afirmó que anoche su esposo, rompiendo puertas y ventanas, irrumpió en la casa de sus padres escoltado por dos agentes federales encapuchados, tomó a los niños y los subió a una camioneta rentada para llevarlos al muelle y sacarlos de la isla.

Además, acusó a David de haberla golpeado a ella y a sus padres cuando salieron a defenderla.

De acuerdo con el examen médico que se le practicó en la PGJE, la señora presenta equimosis en la boca, y sus padres, el doctor Manuel Mari-Fouche y Carmen Gómez, lesiones y contusiones que tardan unos 15 días en sanar.

Anoche, luego del operativo, que duró aproximadamente media hora, Jimena Mari-Fouche, con la boca ensangrentada y la ropa rota, declaró a los medios que su esposo la tuvo encerrada y amenazada de muerte durante cuatro meses en un predio de Querétaro, tiempo durante el cual fue sometida a abusos físicos y sicológicos.

Dijo que logró escapar después del secuestro de su suegro, Diego Fernández de Ceballos, y regresó a Cozumel, a la casa de sus padres en busca de protección.

Señaló que antes de la separación, ya había demandado a David por violencia intrafamiliar, y aseguró que un juez le otorgó a ella la custodia de los hijos en tanto se desahoga el proceso de divorcio.

“Vine a Cozumel porque es un lugar seguro. Aquí quiero criar a mis hijos y ahora me los han quitado con todo este despliegue de fuerza. Soldados, ¿para qué? ¡Son niños, por Dios!”, afirmó entre sollozos.

Afirmó que su esposo y sus hermanos entraron armados a su domicilio presentado una orden judicial, que dijo podría ser falsa, para llevarse a los menores.

El inmenso pillo de los escándalos de Punta Diamante, el maquiavélico intrigante que se reunió clandestinamente con el también maquiavélico e intrigante Carlos Salinas de Gortari:




para conspirar en contra del pre-candidato presidencial izquierdista Andrés Manuel López Obrador e impedir a toda costa que la dupla PAN-Yunque pudiera ser echada del poder con el voto popular en el 2006 usando para ello los videos proporcionados por el archicorrupto empresario argentino Carlos Ahumada, el hombre que traficó descaradamente sus influencias como Senador para ganar casos multimillonarios a su favor y en contra de los intereses de la República a la cual había jurado solemnemente proteger y representar, ¿realmente sería capaz de fingir haber sido víctima de un secuestro con la finalidad de poder volver en grande al escenario político nacional o poder ejercer una influencia desmesurada en la política de México justo en un momento en el que el PAN se está colapsando por su propio peso? ¡Claro que sí!, porque ya demostró con su negro pasado que es capaz de todo, hasta de eso. Hay muchos hombres públicos que no serían capaces de llegar a tales extremos de planear y ejecutar un autosecuestro, pero Diego Fernández de Cevallos definitivamente no es uno de ellos, y en este respecto su credibilidad es prácticamente nula. Como también es cierto que el pago del supuesto rescate de 30 millones de dólares no habría representado una merma económica considerable para él ni en el caso de un secuestro genuino ni en el caso de un autosecuestro, y por lo que se ha visto sigue conservando todas sus propiedades (¡todas!) sin que haya empobrecido en lo absoluto, a diferencia de otros secuestros reales en donde las familias pierden hasta las casas en las que habitan con tal de salvar a sus seres queridos. El bien planificado y espectacular show mediático de su liberación, su glorificación, su transformación inmerecida de hampón de cuello blanco en víctima, héroe y mártir despertando la compasión de quienes le siguen el juego, todo ello contribuye a demeritar la credibilidad que se le podría dar a otro en su misma situación. De hecho, por lo que él representa, en caso de un levantamiento popular armado en contra de la ultraderecha reaccionaria que se está enraizando en el poder en México con la instalación de un gobierno paralelo secreto del cual él ha sido beneficiario, él sería uno de los primeros objetivos militares a eliminar, ya que lejos de ser parte de la solución al problema él es parte del problema, y es de hecho una de las principales cabezas aunque permanezca agazapado. Se sobreentiende que la ejecución del abogado del Diablo tras un juicio sumario únicamente podría ser de utilidad militar con un levantamiento armado en marcha en contra del PAN-Yunque, porque en ausencia de una revuelta de esta índole su ejecución aislada únicamente serviría como una fabulosa arma propagandística al gobierno de facto en México como lo fué para Adolfo Hitler la ejecución de Reynhard Heydrich, justo en un momento en el que al PAN y al Yunque les urgen mártires públicos cuando la democracia que aún queda en México amenaza con expulsarlos del poder como castigo a tanta corrupción, impunidad y prepotencia que “el cambio” trajo consigo.

Supuestamente Fernández de Cevallos se comprometió con sus captores “a luchar por un México más justo”. ¿Él, de todos los hombres de México, haciendo tal compromiso, cuando su “lucha” pasada “por un México más justo” sólo sirvió para enriquecerlo a manos llenas? Eso no se lo creerían sus supuestos captores, ni siquiera se lo creería él mismo. Es más fácil que llegue Supermán del planeta Krypton para acabar con el Yunque que el jefe Diego anteponga los intereses de México a los suyos propios cuando nunca lo ha hecho en toda su vida, no a menos de que haya enloquecido, y en sus apariciones recientes ante los medios si algo ha demostrado es que está más cuerdo que nunca. Podemos creer sin ponerlo en duda que una persona como Isabel Miranda de Wallace sinceramente esté comprometida a luchar por un México más justo porque ya ha estado luchando por un México más justo sin recibir a cambio un solo centavo, y lo mismo se puede decir de Alejandro Martí que tampoco ha buscado lucro alguno en luchar por un México más justo, al igual que el Padre Chinchanoma (Q.E.P.D.). Estos son verdaderos gigantes en un país en el que los verdaderos héroes son contados. ¿Pero Diego Fernández de Cevallos, el abogado del Diablo según lo describiera Roberto Rock en el libro “Los intocables”? Es más fácil que el Diablo se arrepienta de sus pecados y que regrese al Cielo dejándole a la Providencia el problema de quién se quedará a cargo del Infierno en su ausencia, a que el jefe Diego deje de ser lo que es. Para Fernández de Cevallos, el único México justo es el que le permita acumular con sus transas por lo menos unos 30 millones de dólares como un buen principio. ¡Y supuestamente sus presuntos captores que se presentan como unos modernos Robin Hood lo regresan a la libertad para que pueda seguir haciendo de las suyas! Esto último a raíz del comunicado con el que el grupo llamado “Red por la Transformación Global” intenta adjudicarse el secuestro como parte de una lucha en contra de la derecha extrema que está gobernando a México, con lo cual se estarían proclamando a sí mismos (sin decirlo explícitamente) como “comunistas”. Esto, desde luego, cae precisamente dentro del juego de la Organización Nacional del Yunque con el cual esta funesta organización se quiere presentar a sí misma como paladín de la libertad y la justicia al decir estar luchando en contra de “la gran conspiración judía masónica”, razón por la cual el siguiente editorial adquiere relevancia e interés:

Secuestro adulterado
Editorial
Revista Siempre!
26 de diciembre del 2010

Supongamos que no fue el gobierno el que secuestró a Diego Fernández de Cevallos y que los autores son un grupo escindido del Ejército Popular Revolucionario, versión que algunos medios de comunicación y amigos de la víctima intentan oficializar por diferentes vías.

Demos por hecho que fue, en sentido estricto, la guerrilla. Muy bien. El largo, larguísimo comunicado con el que el grupo Red por la Transformación Global anunció la liberación de Fernández de Cevallos parece redactado por un mal aprendiz de comunista. Ni las palabras y menos los conceptos corresponden a la formación doctrinaria de un movimiento armado que se formó en los años 60 en la Universidad Autónoma Chapingo, bajo la asesoría de un guerrillero guatemalteco.

Escindido o no, se trata de una agrupación que tiene una larga historia, con una ideología que ha adquirido en los libros, en la academia y en la práctica propagandística y que por ello no puede ser el autor de un documento incoherente, políticamente inconsistente y evidentemente engañoso. Alguien dijo a la revista Siempre!: el secuestro y liberación de Fernández de Cevallos es un “juego de espejos”.

Pero sigamos suponiendo que no fue el gobierno el autor del secuestro. Su liberación, los tiempos y la forma, tampoco responden a los métodos de la guerrilla. El periódico El Universal publicó una serie de fotografías de personajes secuestrados donde compara el estado de las víctimas antes y después del secuestro. La más elocuente es la de la ex candidata a la Presidencia de Colombia, Ingrid Betancourt, quien aparece, después de su liberación, con veinte kilos menos de peso.

Fernández de Cevallos, en cambio, se presenta ante los medios de comunicación manejando un Mercedes Benz, con un ramo de rosas rojas y sobre todo con una lucidez intelectual y profundidad de discurso que confirma el móvil político y no tanto ideológico o económico de su secuestro.

En el desglose de los acontecimientos, sigamos dando por hecho que fue la guerrilla y no el gobierno. Los grupos de ese tipo recurren al secuestro de hombres ricos o vinculados al poder político para comprar armas y fortalecer su movimiento. En este caso, ¿dónde está esa agrupación, su lugar de operaciones, la presencia de su lucha?

El comunicado en cuestión es tan pobre en el análisis que hace dudar del poderío que se le atribuye. Cualquier guerrilla estaría perdida al reducir el objetivo de su lucha al secuestro de un político, para ¿qué?, ¿para remediar la tragedia nacional? Si partimos de la lógica de la Red de Transformación Global la desaparición del ex candidato a la Presidencia de la República era imprescindible para resolver la pobreza, la violencia y la impunidad.

Si de estrujar consciencias se trataba, comencemos por decir a quién le importó el secuestro de Fernández de Cevallos. ¿Y en qué momento hubo realmente una estrategia propagandística guerrillera, constante y frecuente, para denunciar los errores y abusos de poder de la derecha? Sí, de la derecha, porque dentro del comunismo auténtico, no virtual, es imprescindible marcar los ejes ideológicos para identificar al enemigo. Y en este caso, casualmente, esa geometría no aparece.

El comportamiento del PAN y del gabinete fue, por decir lo menos, anormal. Las expresiones, las poco que hubo, se limitaban a un “ojalá y regrese”. La desaparición de Fernández de Cevallos pasó —en la preocupación del gobierno— a un segundo plano. Esa es la verdad. Su secuestro fue un castigo político. Sí, como él mismo dijo ante la televisión: por pensar como pienso. Pero quienes lo castigaron no fueron los comunistas, sino sus pares.

La inteligencia que lo distingue le permitió dar ante los medios un discurso camuflageado: “Voy a vivir para adelante, sin miedo, sin cobardías, sin arrogancias, pero con definición y valor” Destacó su preocupación por la violencia que genera el narcotráfico. Por la impunidad, por la pobreza, por la injusticia. Es decir, por el fracaso del sexenio. Fernández de Cevallos y no los Misteriosos Desaparecedores es el verdadero guerrillero. Su lucha, hasta antes de su desaparición, la daba hacia el interior de su partido. Ahí es donde se libra la lucha más dura, y por lo visto, la más intolerante, fanática y peligrosa.

Las palabras de gratitud del Jefe Diego han sido insistentemente para “Dios y la Virgen”, para “Liliana, sus hijos y familia”, para sus “amigos”, para “mucha gente que no conozco”, pero ninguna para el gobierno, los integrantes de su partido o el Presidente

El carácter pendenciero, prepotente y bravucón del archi-corrupto abogado del Diablo es tal que inclusive ha tenido enfrentamientos con gente de su propio entorno, lo cual incluye al mismo Felipe Calderón, según lo documenta el periodista Álvaro Delgado en un hecho que ocurrió en una sesión del Comité Ejecutivo Nacional, a finales de 2004, en una escena verificada por el reportero con tres testigos directos.




En aquella ocasión Calderón evocó la relación de Fernández de Cevallos con Carlos Salinas de Gortari, en el periodo de Luis H. Álvarez como presidente del PAN, y lo llamó “vendido”. El “jefe Diego” respondió aduciendo que las gestiones que hizo ante Salinas fueron a petición del mismo Luis H. Álvarez, como lo hizo también ante Ernesto Zedillo cuando Calderón fue presidente del PAN, y le recriminó: “¡No te hagas pendejo”. Luis Felipe Bravo Mena, el entonces presidente del PAN, trató de tranquilizar al abogado del Diablo quien le reclamó no haber reconvenido a Calderón y él tenía derecho a responderle. De frente a Calderón, en medio de la expectación de los miembros del CEN, le recordó que le pidió interceder ante Zedillo, pero que mantuviera el secreto. “Te llegué a ayudar y siempre me dijiste que no se supiera. ¿Por qué? ¡Porque eres un cobarde Te llegué a ayudar, porque era el presidente del partido el que me lo solicitaba”, a lo cual Calderón respondió “No es cierto” pretendiendo negar el hecho. “¡Es que eres un cobarde ¡Acéptalo!”.




Esto desmiente la amistad que Calderón dijo haber tenido con Fernández de Cevallos a raíz de la desaparición de éste en un hecho que cinco días después definió, en Washington, como “un misterio”. Las diferencias entre estos dos personajes siniestros de la política mexicana han sido profundas desde que Fernández de Cevallos fue coordinador de los diputados federales, entre ellos el mismo Calderón, en el segundo trienio de Salinas, profundizándose a tal grado que a finales de 1996 estuvieron a punto de liarse a golpes. Según la semblanza “El abogado del diablo” que el periodista Roberto Rock hizo de Fernández de Cevallos para el libro Los intocables, éste puso en duda la hombría de los intelectuales, entre los que incluía a Castillo Peraza, que entonces presidía el PAN. “Pues yo no soy intelectual, pero aquí estoy para defender a Carlos, ¡levántate”, lo retó Calderón, al tiempo que se quitaba los lentes. Y aunque no se produjo el intercambio de golpes, la enemistad jamás fue superada, si bien se unificaron como uña y carne junto con Carlos Salinas de Gortari y Vicente Fox para combatir a su adversario común, Andrés Manuel López Obrador, en los videoescándalos, el desafuero, las elecciones presidenciales del 2006, y en la calificación presidencial, lo cual demuestra con creces que por muy divididos que estén estos buitres siempre estarán firmemente unidos dispuestos a todo con tal de evitar que la dupla PAN-Yunque pueda ser expulsada del poder. Y ultimadamente, esto es lo que más debería preocupar a Diego Fernández de Cevallos en caso de que decida volver a la política nacional en grande para rescatar al PAN de un posible colapso en las elecciones presidenciales del 2012: que lo mate el mismo Yunque con la finalidad de echarle la culpa “a los comunistas” y usarlo como bandera glorificándolo como “héroe y mártir” justo para las próximas elecciones presidenciales con la finalidad de explotar el “síndrome del efecto Colosio” gracias al cual a un desconocido Ernesto Zedillo le fue posible llegar a la Presidencia de México recibiendo un enorme voto de compasión a causa del magnicidio perpetrado en contra del candidato Luis Donaldo Colosio.

¿Realmente serían capaces los maquiavélicos y amorales cerebros y militantes del Yunque de mandar matar y llevar a cabo la ejecución de Diego Fernández de Cevallos si con ello creen que pueden salvar las elecciones presidenciales del 2012 para el PAN-Yunque? ¡Desde luego! Igual que Diego Fernández de Cevallos es capaz de todo con tal de volver en grande a la política nacional recurriendo a lo que sea, incluída la posibilidad de fingir su propio secuestro. En este sentido, ambos son iguales, como dos gotas de agua. Para ellos, el fin justifica los medios, incluyendo la simulación, la mentira, el engaño y la traición, y hasta el mismo asesinato no sólo de los contrarios sino de los suyos propios.


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POST SCRIPTUM:


Como un corolario a este trabajo publicado por Spectator y contraatacando mediáticamente a través de todos los medios posibles los señalamientos como los que se hicieron aquí levantando fuertes sospechas acerca de la veracidad del secuestro del que supuestamente fue víctima Diego Fernández de Cevallos, un mes después de su supuesta liberación y tronando como Júpiter tonante el mismo Cevallos declaró ante los medios que “fuí liberado el 20 de diciembre y quien diga lo contrario miente”. El caso es que no fueron únicamente los reporteros de LA JORNADA quienes señalaron que Diego Fernández de Cevallos ya estaba “libre” desde antes de la fecha de su supuesta liberación. Anteriormente, ya desde el 28 de noviembre del 2010, los reporteros de EL UNIVERSAL habían hecho circular la noticia de que Diego Fernández de Cevallos ya había sido liberado, usando como fuente de información al propio sobrino de Diego Fernández de Cevallos. ¿Esta acusando entonces Diego Fernández de Cevallos a su propio sobrino de haber mentido?

Sigue siendo cierto que Diego Fernández de Cevallos, tras la derrota del PAN en el Estado de Querétaro habiendo perdido la gubernatura ante el PRI después de 12 años de estarla detentando, era ya virtualmente un cadáver político. Y su resurrección mediática se debió -¿todo estaba fríamente calculado?- precisamente a su presunto secuestro y su presunta liberación. De no haber sido por este incidente, del que salió muy bien librado por cierto -a juzgar no sólo por su excelente apariencia física y su nada deteriorado estado de salud sino por el fin que han tenido muchos otros que sí han sido realmente secuestrados en México-, Fernández de Cevallos sería un gran cero a la izquierda justo cuando se avecinan las importantes elecciones presidenciales del 2012.

Pero lo más estrafalario estaba aún por venir, cuando posteriormente, el 25 de enero del 2011, Fernández de Cevallos “confirmó” en una intervención durante el programa de Pepe Cárdenas en Radio Fórmula que un día antes de haber sido liberado se había decidido aplicarle la pena capital y que “solicité por escrito y con mi firma la revocación de la sentencia de muerte”. Y no desaprovechó la ocasión para dar más detalles del momento de su liberación: “Sí fui liberado en la madrugada del 20 de diciembre pasado, no como dolosamente algunos medios de comunicación afirmaron. De ahí me trasladé a San Juan del Río, a casa de un familiar, pedí que me dieran un desayuno y que me llevaran a un peluquero, así sucedió. De ahí me trasladé a la Ciudad de México”.

¿De cuando acá los secuestradores se manejan con burocracias y formalismos -muy al estilo de como acostumbran hacerlo los abogados como Diego Fernández de Cevallos-, actuando más como los actuarios y los jueces de algún Juzgado del orden penal que como secuestradores?

Pero el asunto se vuelve aún más estrafalario cuando justo el mismo día en que Diego Fernández de Cevallos afirmara que había solicitado por escrito (¿ante la presencia de algún Notario para dar fé pública?) que se le revocara la pena de muerte, sus supuestos secuestradores enviaron un comunicado a los medios avalando plenamente la palabra de Diego Fernández de Cevallos con respecto a la supuesta conmutación de la pena de muerte que había sido decidida en contra suya y la forma burocrática empleada para dirigirse a sus secuestradores para pedirles clemencia.

¿De cuándo acá unos secuestradores que supuestamente habían decidido aplicarle la pena de muerte al secuestrado se muestran tan preocupados por darle credibilidad y sustento posteriores a las declaraciones de su presunta víctima ante los medios después de haberlo liberado? Sobre todo cuando supuestamente lo desplumaron con 30 millones de dólares en efectivo que ni siquiera Spectator ha visto juntos jamás en un solo lugar. Esto es algo que no tiene precedente alguno en la historia de la criminalidad en México.

Como nos lo pinta el Jefe Diego, podemos imaginarnos a los secuestradores recibiendo por escrito la solicitud que les fue entregada por Fernández de Cevallos -un original y veinte copias, por favor- para que no le apliquen la pena capital, deliberando sobre la petición escrita como si fuesen una junta de notables, deliberando para llegar a una sabia decisión salomónica -en cuestión de unas cuantas horas -siempre pensando en lo que pueda ser mejor para el país entero sobre lo que pueda ser mejor para los intereses de un solo hombre- y tras esto, llenos de misericordia y de caridad cristiana hacia su víctima, deciden perdonarle la vida para regresarlo a la vida pública en México para que pueda seguir haciendo desmanes en la mayor impunidad como los que siempre ha cometido en contra de sus compatriotas y por lo cual jamás ha mostrado arrepentimiento alguno. Y así, los supuestos benefactores de México que dicen estar “luchando por el bien de México” al haber llevado a cabo el supuesto secuestro de Fernández de Cevallos, lo ponen en circulación nuevamente a sabiendas del daño que este hombre le puede seguir ocasionando al país aprovechando el impacto mediático de su presunto secuestro para adquirir nuevamente fuerza política y popularidad. Es como si en la Alemania Nazi un grupo de “alemanes consternados” hubiera secuestrado a Hitler para aplicarle la pena capital por el bien de Alemania, y en vez de hacer lo que ya habían decidido y acordado desde antes de llevarse a cabo el secuestro optaran por dar marcha atrás a última hora liberando a Hitler para que pudiera volver a seguir haciendo lo mismo que lo siempre le gustaba hacer a Hitler, conformándose en cambio con recibir 30 millones de marcos alemanes en sus bolsillos a cambio del “esfuerzo patriótico” llevado a cabo que amerita al menos algún tipo de remuneración económica generosa.

En última instancia, el peor enemigo de Diego Fernández de Cevallos para la credibilidad que pueda tener en todo este asunto de su supuesto secuestro es el mismo Fernández de Cevallos, ya que al montarse en un circo mediático a la vista de todos tratando de aprovechar al máximo y sacarle el mayor provecho posible al asunto de su secuestro tratando con ello de volver a tener el enorme y temible poder político que alguna vez llego a tener,dando muestras de un oportunismo político que sólo puede levantar fuertes sospechas, resulta harto difícil poder concederle el beneficio de la duda. Y de que a menos de dos meses de su supuesta liberación Fernández de Cevallos ya estaba tratando de sacarle jugo político al papel de víctima mártir en el que él mismo se arropó no debe quedar absolutamente duda alguna, como lo deja en claro la siguiente nota:

Se reincorpora el ‘Jefe Diego’a actividades del PAN
Excélsior
2 de febrero del 2011

Tras diez años de ausencia de las actividades proselitistas de su partido, Acción Nacional, Diego Fernández de Cevallos se incorporó a actos de campaña de dicho instituto político al llamar a votar por el candidato del blanquiazul al gobierno de Baja California Sur, Marcos Covarrubias Villaseñor.

Luego de sus diferencias con el ex presidente Vicente Fox Quesada, el Jefe Diego optó por mantenerse al margen de las actividades partidistas, dejando de acudir, incluso, durante años, a las sesiones del Consejo Nacional del partido, órgano en el que posee un lugar de carácter vitalicio.

Ello hace factible que el ex candidato presidencial del PAN participe apoyando a candidatos del PAN en futuras contiendas políticas como la gubernatura del Estado de México y la campaña presidencial para el año 2012.

Acción Nacional informó que Fernández de Cevallos llamó a los sudcalifornianos a votar por los candidatos del PAN y a definirse por lo que más le convenga a esta entidad.




Diego Fernández de Cevallos estuvo secuestrado por siete meses y fue liberado el 20 de diciembre pasado.

El ex senador invitó a la población a votar el próximo domingo con plena conciencia por el abanderado a la gubernatura de “La Alianza es Contigo”, Marcos Covarrubias, así como por los candidatos a presidentes municipales Rodolfo Davis Osuna, de Loreto; Héctor Ibarra Espinoza, de La Paz; Venustiano Pérez Sánchez, de Comondú; Arturo de la Rosa Escalante, de Los Cabos; y Humberto Mayoral López, de Mulegé.

“Hoy en Los Cabos, en La Paz y en toda la entidad se dan las oportunidades de un cambio de gobierno con motivo de las nuevas elecciones, y yo como panista estoy pidiendo que se piense y que se decida en favor de la propuesta que encabeza como candidato al gobierno del estado, Marcos Covarrubias”, estableció el Jefe Diego.

El objetivo prioritario de Diego Fernández de Cevallos y sus compinches en el PAN-Gobierno de impedir a toda costa una derrota del PAN en las elecciones para la gubernatura de Baja California Sur se logró tal y como se deseaba, enviando al PRD junto con el PT y su candidato Luis Armando Díaz a una humillante tercera posición en la votación:




Pero... ¡un momento! ¿Acaso no estaba muy interesado el PAN en estar forjando alianzas electorales con su supuesta antípoda ideológica el PRD con la finalidad de impedir a toda costa que el PRI pueda expulsar al PAN de la silla presidencial en las elecciones presidenciales del 2012, alianzas impulsadas por el Yunquista César Nava? Bueno, esto demuestra la doble cara de quienes están detrás de la conspiración para perpetuar al PAN y a la ultraderecha encubierta que lo controla en el gobierno federal por los siglos de los siglos. Y demuestra que no son amigos de nadie cuando de tratar de retener el poder se trata, y que carecen por completo de escrúpulos e ideología alguna que no sea la ambición del poder por el poder mismo. De hecho, a los pocos días de haber humillado al PRD en las urnas en las elecciones celebradas en Baja California Sur, el panista sinvergüenza Javier Corral (sobre quien Spectator ha documentado ya parte de su negro pasado) no tuvo empacho alguno en anunciar pomposamente en una entrevista con El Universal Edomex celebrada en Toluca el 17 de febrero del 2011 que el PAN iría por la madre de todas las alianzas ¡precisamente con el mismo humillado y manipulado PRD!, afirmando con sus propias palabras que la elección en el estado de México es el preámbulo más importante para las elecciones presidenciales de 2012 y que una coalición entre los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) “sería la madre de todas las alianzas, hicimos todas las coaliciones anteriores en Oaxaca, Puebla, Guerrero y Baja California para llegar a la alianza en el Edomex y ganar”, confiado sin lugar a dudas en que el ultracorrupto (y posiblemente vendido en sus convicciones por una buena cantidad de dinero) líder nacional del PRD Jesús Ortega le perdonará totalmente al PAN la humillación inflingida en Baja California Sur prestándose para nuevas alianzas como las ya forjadas que sirvan para garantizar la permanencia perpetua del PAN en la silla presidencial (no el posible ascenso del PRD a la silla presidencial, eso nunca, y lo sabe muy bien Jesús Ortega tras el robo descarado que sufrió la izquierda de México en las elecciones presidenciales del 2006.) Javier Corral debe saber mejor que nadie acerca de estas alianzas bizarras entre el PAN y el PRD, ya que él obtuvo precisamente tal cosa cuando se lanzó para lograr la gubernatura en las elecciones celebradas en Chihuahua en el 2004, enfureciendo a millares de panistas que se sintieron traicionados por estos bizarros pactos a grado tal que contribuyeron a propinarle a Javier Corral una derrota tan contundente en esas elecciones que nunca más se volvió a lanzar en pos de un puesto de representación popular en el Congreso de la Unión buscando el voto directo del pueblo, conformándose con obtener a través de sus “palancas” en el PAN puestos tan plurinominales como antidemocráticos que no requieren contender directamente por las simpatías del electorado.

Debe llamar la atención el hecho de que para su gran retorno a la vida política nacional Fernández de Cevallos escogiera precisamente el Estado de Baja California en donde la ultraderecha mexicana cada vez menos encubierta tiene una presencia creciente en dicho Estado en donde ha estado afianzando su garra. Como también debe llamar la atención el hecho de que el amoral político emanado de lo más ultraconservador de la sociedad de Querétaro jamás ha hecho llamado alguno a limpiar el Partido Acción Nacional de la peligrosa infiltración extremista encubierta que se ha ido apoderando poco a poco de las redes del poder en México, y esto no porque Diego Fernández de Cevallos no sepa qué es la Organización Nacional del Yunque o quiénes son los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara, ¡claro que lo sabe!. Pero esos son temas en los que Fernández de Cevallos siempre ha mantenido un silencio de ultratumba, porque su principal prioridad personal es seguir siendo un beneficiario de un PAN-Gobierno atornillado en el poder por siempre.




Lo único que podría hacer Diego Fernández de Cevallos a estas alturas para poder recuperar credibilidad en torno a su supuesto secuestro sería retirarse por completo a la vida privada sin volver a meter sus sucias manos absolutamente para nada en la política del país dejándole al resto de los mexicanos que decidan sus propios destinos, al menos mientras llegan y pasan las elecciones presidenciales del 2012. Pero Fernández de Cevallos ya dejó muy en claro desde el primer día de su supuesta liberación que no tiene intención alguna de hacer tal cosa, y que por lo contrario tiene planeado el estar participando activamente en la política del país como militante del PAN-Gobierno como ya lo hizo en las elecciones presidenciales de Baja California Sur desplegando como arma de propaganda su fama ganada con su supuesto secuestro que le ha permitido presentarse como héroe, víctima, mártir y “salvador”, contribuyendo con su granito de arena a lograr el afianzamiento del PAN en el poder por un tercer sexenio en el 2012 como el preludio a lo que tiene toda la intención de convertirse en una dictadura virtual disfrazada como democracia y apuntalada mediáticamente por pulpos monopólicos como TELEVISA. Resucitado políticamente y mediáticamente por las televisoras con la ayuda propagandística y muy oportuna de su extraño “secuestro”, Fernández de Cevallos regodeándose en la notoriedad ha estado muy activo yendo de un lugar a otro (en muchos casos sin necesidad de guardaespaldas ni guaruras) dando conferencias “magistrales”, dictando ponencias, y repartiendo autógrafos, en vez de retirarse a la vida privada para ya no exponerse a un segundo “secuestro” que le impediría seguir lucrando políticamente con el primero. Entre los eventos en los cuales se ha estado luciendo públicamente, se puede citar su presencia en Espacio 2011 Ola Digital organizado y convocado -naturalmente- por TELEVISA con la presencia mediática del deificado junior de TELEVISA Emilio Azcárraga Jean, en donde afirmó “Es necesario buscar que la sociedad esté conformada por personas honestas, no sólo honradas, ya que el honrado suele esconder su verdadera condición, en tanto que el honesto no lo hace” (¿?), para después continuar moviéndose a sus anchas de un lugar a otro buscando ávidamente los reflectores. Si toda esta publicidad gratuita y masiva es lo que se puede obtener con un secuestro, seguramente hay muchos políticos en México que estarían más que dispuestos a planificar sus propios auto-secuestros de no ser porque tal maniobra carecería hoy de credibilidad al habérseles adelantado Fernández de Cevallos con lo que parece ser una magnífica idea para lograr una resurrección política espectacular.

Si no hiciera todas las cosas que hoy está haciendo para volver a proyectarse en grande públicamente, sería porque después de su presunto secuestro Fernández de Cevallos habría decidido retirarse a la vida privada, en cuyo caso no podría sacarle ningún provecho al asunto de su supuesto secuestro. Y a fin de cuentas, precisamente de eso se trata todo. ¿O no, Jefe Diego?

La mañana del jueves 13 de octubre del 2011 aparecieron varias mantas “implorándole” a Diego Fernández de Cevallos su regreso a la vida política del país -de preferencia como candidato presidencial en el 2012 para ser Presidente de México del 2012 al 2018:




La primera manta apareció (nada extraño en esto) justo afuera de la residencia del Jefe Diego, en las que se leía “¡Jefe Diego, México te necesita!, 2012-2018”. Las mantas no estaban firmadas ni tenían logotipo alguno que identificara a sus autores, obviamente elaboradas por alguien que no quería ser identificado.

“Haciéndose del rogar” (o fingiendo hacerse del rogar, que para el caso es lo mismo tratándose de un tipo como el Jefe Diego), e inflado su ego, en entrevista con Carmen Aristegui para MVS Noticias, el soberbio Fernández de Cevallos negó haber participado en la colocación de las mantas y afirmó que había ordenado retirarlas para no generar especulación. Sobre la petición que se hace en las mantas, subrayó “con toda humildad”:

“Yo creo que en primer lugar México necesita de todos los mexicanos, no nada más del Jefe Diego. Lo que dice esa manta de que México me necesita, por supuesto que es la verdad, pero también necesita a todos los mexicanos, incluyendo a los que pusieron las mantas. No hay ninguna novedad en que México me necesite”.

Tres meses antes de la colocación de las mantas, el principal artífice de las concertacesiones “en lo obscurito” con el Presidente Carlos Salinas de Gortari para avalar el fraude electoral de 1988, y cómplice principal en los videoescándalos urdidos con la ayuda del corrupto empresario argentino Carlos Ahumada, en una entrevista con el diario Plaza de Armas de Querétaro el Jefe Diego dándose verdaderos baños de pureza se sintió y se vió a sí mismo en una posición de tan alta solvencia moral y ética que no vaciló en decir lo siguiente: “Acción Nacional debe recuperar valores perdidos. Duele decirlo a un hombre que nació en Acción Nacional, está con él y seguirá en él. Por desgracia, ha venido perdiendo identidad y rumbo, así como rectitud y generosidad en muchos de sus militantes (¿?). Hoy en día la mayoría de los mexicanos consideran iguales a todos los partidos políticos. El ideal humanista y democrático por el que luchó el PAN durante muchos años ha cedido paso a las ambiciones personales de no pocos de sus agremiados (¿?)”. Considerando insuficiente la generosidad y congruencia de algunos de sus dirigentes y militantes: “Sí pululan las maniobras y los acomodos nada honorables de muchos otros. Esto lo percibe la gente y por ello no estamos hoy en un buen posicionamiento frente a la mayor parte del electorado. En Acción Nacional se han perdido valores, ideales, estilos, comportamientos, proyectos y, desde luego generosidad” (¿?). Y para “salvar a México”, desde luego, se requiere con urgencia de la ayuda de una serpiente resucitada políticamente con el melodrama telenovelesco de su secuestro que le cayó como anillo al dedo a un tipo carente de escrúpulos, posiblemente preparando su gran regreso a la política como Senador de la República (plurinominal, desde luego, sin correr el riesgo de someterse directamente al voto popular, eso fue precisamente parte de las transas y “concertacesiones” diseñadas para permitirle llegar a las esferas del poder a tipos que de otra manera no podrían sobrevivir el castigo del voto popular en las urnas).

Reaccionando ante los teatrales desplantes mediáticos del “jefe” Diego parecidos a los de un payaso que se empeña en presentarse como “salvador”de México pretendiendo dar cátedras sobre cómo “salvar” a México y al PAN, el siguiente analista externó las observaciones que de él se reproducen:

Ya cállate, Diego...
Trayectoria cínica
Guillermo García Oropeza
Revista Siempre!
28 de julio del 2012

Debo confesar, con cierta vergüenza por mi ingenuidad de la que quisiera ya estar aliviado antes de morir, que alguna vez sentí cierta estimación por Diego Fernández de Cevallos, quizá porque admiro en los políticos la elocuencia y la correcta construcción lógica de su retórica, así como el dominio del lenguaje. Recuerdo cómo Diego en aquel famoso debate con Zedillo y Cuauhtémoc los dejó tirados a los dos, que se vieron tan poco efectivos verbalmente.

Después de todo, existe, o más bien existía, una tradición en la política mexicana de aprecio de la elocuencia, una tradición con hondas raíces en el mundo latino y su ideal ciceroniano. En los colegios y después en las escuelas de Derecho se dio siempre un lugar a los concursos de oratoria, donde jovencitos prometedores hacían sus primeras armas hacia una carrera política. Todo esto ha desaparecido y poquísimos políticos actuales son capaces de domar el potro salvaje de un buen discurso. Muchos de ellos, incluso apenas si saben expresarse en buen castilla (no names, please) así que Diego, en este pardo panorama nacional era una luminosa excepción, con un estilo, diríamos en términos boxísticos, de verdadero fajador.

Lástima que al irle descubriendo sus pillerías, sus negocios de “exitoso” abogado, sus alianzas con los que se suponía eran sus enemigos, su desprecio por la más elemental virtud democrática, sus abusos de poder, como aquel embarazoso asunto de la “carretera del amor” donde se gastaron fondos públicos para facilitarle el acceso a Diego a su noviecita ranchera, la que prefirió a su legítima esposa por la ley de Dios, para casarse con la joven por las “impías” leyes de Juárez como las había llamado cuando era beato vociferante.

Y luego, pues, todo el sainete de su “secuestro” que no logró convertirlo en héroe ni detener su decadencia política. Diego, un bravero juvenil que atacó al entonces su compañero de partido Hugo Gutiérrez Vega con un látigo de hacendado soberbio y arrogante, no pudo ser esa figura brillante que su partido necesitaba en todo su desolador panorama de mediocridad intelectual, este pobre PAN del foxato y calderonato, con su Madero indigno de llevar el apellido, su neopriista Espino, su patética Josefina o su Cordero repelente para no hablar de sus gobernadorcitos blanquiazules como Emilio Etilio González de Jalisco.

Pues bien, Diego siguiendo instrucciones no sé de quien se lanza como en sus mejores tiempos contra Andrés Manuel López Obrador, quien seguramente es, como toda figura política sujeto de análisis, revisión y crítica, pero siempre y cuando ésta provenga de la objetividad, del conocimiento y, sobre todo, de una autoridad moral. Y es, precisamente, lo que Diego no tiene, cuya trayectoria cínica le impediría mencionar siquiera la palabra democracia.

Yo no sé qué futuro podría tener Diego en el PAN de la debacle y sólo se nos antoja desearle que ya se vaya a sus ranchos queretanos o que se construya un palacete en sus terrenos de Punta Diamante para que escriba sus memorias, de quien pudo haber sido sabio pero que se quedó en ser sólo listo.