Asuntos sin importancia
No sólo existe en la ciudad de Guadalajara una universidad privada de corte ultranacionalista neofascista en la cual nació el concepto de la fundación de sociedades secretas con la lealtad de sus integrantes sostenida mediante terribles juramentos de lealtad reforzados con la amenaza insinuada de mutilaciones, tormentos agónicos e inclusive penas de muerte aplicadas a quienes se atrevan a romper el silencio quebrantando su juramento de secrecía perpetua que los encadena de por vida a tales sociedades tenebrosas que operan en la clandestinidad y a cuyos miembros se les obliga a ocultar sus verdaderos nombres bajo seudónimos y a actuar como espías, traidores, e infiltradores al servicio de “la causa”. También existe una universidad oficial sostenida con fondos públicos, la Universidad de Guadalajara, mejor conocida como la UdeG, la cual es aborrecida y detestada por los dueños y funcionarios de la universidad privada de ultraderecha a los que nada les ocasiona más alegría que ver a su competidora la UdeG hundirse en miles de problemas graves y en el descrédito, y cuya mayor alegría sería el ver paralizada por completo a su competidora con una huelga estudiantil prolongada de varios años que terminara por acabar con dicha institución. De ese modo, al no haber acceso a una educación pública universitaria gratuita en Guadalajara, los jóvenes tapatíos se verían prácticamente obligados a inscribirse en la universidad privada neofascista y obligados a pagar altas colegiaturas enriqueciendo aún más los bolsillos multimillonarios de sus amorales dueños que en público se proclaman como muy devotos y fervientes católicos. Hay, pues, amplios beneficios económicos que los dueños de esa universidad privada pueden sacar con el hundimiento de la calidad educativa y el nivel de vida estudiantil en la UdeG, e inclusive siempre han estado más que dispuestos a promover todo tipo de conflictos dentro de la UdeG (recurriendo a sus infiltradores y a sus caballos de Troya, claro está) que la pueda empujar aún más al barranco. Es, al final de cuentas, cuestión de negocios. Cuestión de intere$e$ creado$.
En el camino hacia la conquista y consolidación del poder, hay asuntos que aunque sean de importancia y de enorme interés público ya sea para el pueblo de México o para la población de algunos de sus Estados, no lo son para quienes tienen otras prioridades inconfesables en su agenda. Un ejemplo elocuente de ello ocurrió en la misma sede de la conspiración nacional de ultraderecha, la ciudad de Guadalajara, en donde a raíz del descubrimiento de varios cadáveres de estudiantes aparecieron publicadas notas periodísticas como la siguiente:
En el camino hacia la conquista y consolidación del poder, hay asuntos que aunque sean de importancia y de enorme interés público ya sea para el pueblo de México o para la población de algunos de sus Estados, no lo son para quienes tienen otras prioridades inconfesables en su agenda. Un ejemplo elocuente de ello ocurrió en la misma sede de la conspiración nacional de ultraderecha, la ciudad de Guadalajara, en donde a raíz del descubrimiento de varios cadáveres de estudiantes aparecieron publicadas notas periodísticas como la siguiente:
Atribuyen a la FEG asesinato de estudiantes; exigen su desmantelamiento
Alberto Osorio
Agencia APRO
16 de diciembre del 2011
La Universidad de Guadalajara (UdeG) responsabilizó a la “pseudorganización denominada Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG)” de la muerte de los cuatro estudiantes de la Preparatoria número 8 y el padre de uno de ellos, y exigió que se castigue “a los autores materiales del multihomicidio, a la red de corrupción de la cual forman parte y a quienes fungen como sus padrinos políticos”.
En un desplegado difundido este viernes, el Consejo de Rectores de la UdeG señaló que el presunto cobro de cuotas a comerciantes informales que operan en los alrededores de la casa de estudios fue la causa del asesinato de las cinco personas, cuyos cadáveres fueron hallados en fosas clandestinas dentro de las propias instalaciones de la FEG.
“Todo apunta a actos de extorsión a cargo de integrantes de la pseudoorganización denominada Federación de Estudiantes de Guadalajara y la operación de grupos armados y porriles que asesinaron a cuatro estudiantes menores de edad e indefensos y al padre de uno de ellos, y los enterraron en fosas clandestinas en sus propias instalaciones”, dice el desplegado.
En el texto, dirigido a dirigido al presidente Felipe Calderón y al gobernador de Jalisco, Emilio González, los rectores exigen “investigar a fondo las prácticas de la FEG en la venta de protección a vendedores ambulantes” y “desmantelar a fondo a este grupo criminal”.
Asimismo, demandan hacer justicia “de manera expedita, imparcial y con apego a la legalidad, para que estos crímenes no queden impunes y se castigue a los responsables materiales, a la red de corrupción de la cual forman parte y a quienes fungen como sus ‘padrinos’ políticos”.
Este viernes, el rector general de la UdeG, Marco Antonio Cortés Guardado, insistió que el hallazgo de los cinco cuerpos está relacionado con el cobro de piso a vendedores ambulantes.
En entrevista con Carmen Aristegui en MVS noticias, explicó que, de acuerdo con los dictámenes periciales de la Procuraduría General de Justicia de Jalisco (PGJE), los alumnos habían acompañado al padre de uno de ellos –vendedor de churros– a reclamar por las cuotas excesivas a comerciantes ambulantes, fueron amenazados y nunca salieron del edificio.
El hecho, dijo, “forma parte de un conjunto de agresiones que la Federación de Estudiantesde Guadalajara ha hecho contra la comunidad universitaria”, por lo que pidió al gobernador Emilio González desmantelar a ese grupo, al que calificó como criminal.
Añadió:
“Es un grupo (FEG) que se dedica a extorsionar a gente que gana el sustento con mucho trabajo, que se dedica a acosar estudiantes en todos los niveles y que es capaz de cometer este tipo de brutalidades”.
Y pidió no seguir alimentando “la sobrevivencia de un grupo que no contribuye a la buena marcha de la vida estudiantil”.
Al preguntarle cuáles son los “padrinos políticos” a los que el Consejo de Rectores hizo referencia en el desplegado, Cortés Guardado indicó que no podía señalar personas en específico, pero consideró que “obviamente tiene apoyos tras bambalinas la FEG, puesto que ha sobrevivido extrañamente cuando ya no representa nada, absolutamente nada, al interior de la Universidad de Guadalajara. Se le ha otorgado patente de corso para que siga teniendo influencia en las escuelas y secundarias, donde ejerce un extraño control estudiantil”, agregó.
Por separado, la PGJ confirmó que los cuerpos de tres de los cinco cadáveres hallados en instalaciones de la FEG fueron entregados a sus familiares.
Se trata de Francisco Javier Carrillo, Gabriel Morán y Juan Pablo Valentín, rescatados entre la mañana y la noche del miércoles 14. El día siguiente, expertos del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses localizaron los otros dos cadáveres, de Armando Gómez e Ismael Gómez (padre e hijo).
Las cinco personas habían desaparecido desde el viernes 9, luego de que presuntamente acudieron a la sede de la FEG a entrevistarse con miembros de ese organismo para pedir la reducción de cuotas en el pago de “uso de suelo” de vendedores ambulantes.
Versiones extraoficiales apuntan que la PGJE ya investiga a un sujeto conocido como El Tatuado, a quien se señala como presunto responsable del múltiple homicidio.
He aquí otra nota al respecto:
Crímenes con trasfondo porril
Alberto Osorio/Felipe Cobián
Revista PROCESO # 1833
17 de diciembre del 2011
“Pasen y revisen todo el edificio para que vean que no hay cuerpos enterrados ni armas”, dijo el presidente de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG), Tonatiuh Bravo Padilla, a un grupo de alumnos de sociología que a finales de los ochenta acudió a la sede fegista a pedir permiso para competir contra la planilla oficial que buscaba la representación en la Facultad de Filosofía y Letras.
El ex diputado Tonatiuh Bravo Padilla, rector por segunda ocasión del Centro Universitario de Ciencias Económicas y Administrativas (CUCEA), se refería en broma a la leyenda urbana de que en los extensos terrenos de la FEG –más de media hectárea– había muchos cadáveres enterrados.
Ahora que la Procuraduría General de Justicia de Jalisco (PGJE) exhumó cinco cadáveres en los terrenos que ocupa la FEG, la anécdota adquiere un matiz tan tétrico como el del edificio que alberga a dicha federación, por cuya presidencia pasaron también los hermanos Raúl y José Trinidad Padilla López, ambos ex rectores de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
Según los peritajes, los cuerpos desenterrados son de cuatro estudiantes de la preparatoria 8 y de un padre de familia que vendía churros en las inmediaciones de la FEG (Carlos Pereyra 100) y la Escuela Normal de Jalisco, en la glorieta del mismo nombre, en la colonia Miraflores. Para ello pagaba derecho de piso a la federación, una antigua práctica que se ha mantenido durante años en esta organización porril.
De acuerdo con el procurador Tomás Coronado Olmos, el multihomicidio estaría relacionado con el reclamo por el cobro excesivo de cuotas que la FEG aplicaba al padre de familia, cuyo nombre era Armando Gómez. Fuentes consultadas por este semanario refieren que la agrupación extorsiona a los vendedores ambulantes que se instalan cerca de escuelas secundarias, del Hospital Civil y del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI).
En un recorrido que Proceso realizó por lugares donde la FEG cobra derecho de piso, los ambulantes comentan que esa organización les exige el pago de 100 pesos semanales y la compra de una credencial en 600 pesos. A cambio, no los molestan los inspectores del ayuntamiento de Guadalajara.
Poco después de las dos de la tarde del miércoles 14, la UdeG emitió un boletín en el que informaba de la desaparición de cuatro alumnos de la preparatoria 8 y de un padre de familia. Precisó que los estudiantes desparecidos eran Francisco Javier Carrillo García, Gabriel Morán Cervantes, Juan Valentín Guerrero y Óscar Ismael Gómez Saucedo, hijo de Armando Gómez. Los muchachos cursaban el tercer semestre de preparatoria.
A esa hora, peritos del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses y elementos de la Policía Investigadora ya habían localizado en la parte trasera del edificio de la FEG dos cadáveres, hasta ese momento no identificados.
La policía ingresó al inmueble con una orden de cateo expedida a temprana hora del miércoles 14, a pesar de que la PGJ la había solicitado desde el sábado 10 al Juzgado 12 de lo Penal. El retraso es inexplicable.
Ese mismo día, la procuraduría recibió la denuncia de la desaparición de los cuatro jóvenes y del vendedor ambulante y padre de familia. Sus familiares los vieron por última vez el viernes 9 y al no saber nada de ellos en el curso de la noche, el sábado acudieron temprano a levantar la denuncia.
Reacciona la UdeG
Contrariamente a lo que ocurrió en noviembre pasado, cuando se presentaron al menos 10 denuncias por la desaparición de las 26 personas que luego fueron encontradas asesinadas junto a los Arcos del Milenio, en esta ocasión la PGJ actuó con celeridad y acudió el mismo día a las instalaciones de la federación.
Familiares de las víctimas estaban seguros de que a los desaparecidos les había ocurrido algo terrible en la FEG, pues a este lugar se habían dirigido el viernes 9 para arreglar un asunto. Un compañero de los estudiantes confirmó su certeza cuando les comentó a los familiares que el grupo había ido a ese lugar. También les dijo que él no los pudo acompañar por motivos de trabajo y eso lo salvó.
Los policías encontraron el edificio abandonado y se percataron de que junto a una cancha de frontón había tierra removida. Por ello solicitaron la orden de cateo.
En el primer día de excavaciones, que concluyeron alrededor de las 10 de la noche, los peritos forenses localizaron tres cadáveres. Al segundo día, el jueves 15, exhumaron a los otros dos. Todos fueron llevados al Servicio Médico Forense para la autopsia e identificación. Pudo comprobarse que murieron por impacto de arma de fuego y por heridas de objeto punzocortante.
El asesinato múltiple puso en alerta a la UdeG. Incluso Raúl Padilla López, el hombre fuerte de esta casa de estudios desde hace 23 años, tuvo que suspender un viaje a Los Ángeles, California, a donde acude con frecuencia.
La UdeG difundió un boletín en el que dio cuenta de la desaparición de cinco personas. También advirtió de “la existencia de grupos armados que operan con plena impunidad y sin que la autoridad haga algo al respecto”. Asimismo publicó en los diarios dos desplegados dirigidos al presidente Felipe Calderón, al gobernador Emilio González y al secretario de Gobernación, Alejandro Poiré.
En el primer desplegado, aparecido el jueves 15, la institución pedía la búsqueda y localización de los estudiantes y el padre desaparecidos. Se quejaba de “la inseguridad que priva en el país y crea una sensación de vulnerabilidad en la sociedad”. En el segundo demanda castigar a los culpables de la masacre, así como la desaparición de la FEG y la entrega de su edificio a la casa de estudios.
Además, los firmantes, miembros del consejo de rectores encabezados por Marco Antonio Cortés Guardado, se quejan por la impunidad de que goza la FEG y piden que “se castigue a los responsables de la red de corrupción” que a su juicio se da gracias a quienes fungen como “padrinos” políticos de ese organismo. Sin embargo, no mencionan los nombres de los presuntos protectores.
Puntualizan: “Todo apunta a actos de extorsión a cargo de integrantes de la pseudorganización denominada Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) y la operación de grupos armados y porriles que asesinaron a cuatro estudiantes menores de edad… y al padre de uno de ellos y los enterraron en fosas clandestinas en sus propias instalaciones.
“Es necesario que se aclare, sin dejar espacio a ninguna duda, la participación de este organismo gansteril en estos atroces acontecimientos y se castigue a los responsables. Se deben investigar a fondo las prácticas de la FEG en la venta de protección a vendedores ambulantes, el control de cooperativas escolares de escuelas secundarias y los actos de violencia en las preparatorias 1, 2, 11, Vocacional, Politécnica, de Tonalá Norte, en la Feria Internacional del Libro y en las instalaciones de la FEU y otras dependencias universitarias “y que se reintegren a la UdeG las instalaciones ocupadas en forma ilegal en el Hospital Civil y en (la calle) Carlos Pereyra”.
Finalmente, en el documento publicado el viernes 16 la casa de estudios manifestó su “consternación y solidaridad con los familiares de las víctimas y con la comunidad universitaria de la preparatoria 8, por los recientes acontecimientos”.
Negro historial
El presidente de la FEG, Israel Mariscal Quezada, se deslindó de los asesinatos y en su cuenta de Facebook aseguró que la organización ha hecho a un lado las prácticas violentas que la caracterizaron cuando era dirigida por personajes desagradables. Añadió que éstos ahora “intentan olvidar de dónde salieron y el periodo de impunidad que ellos mismos propiciaron y dirigieron”.
Mariscal declaró a los medios que el asesinato de cinco personas y la localización de sus cuerpos es “un hecho aislado” que no afecta el desarrollo histórico de la organización que encabeza.
Por su parte, el gobernador Emilio González Márquez reveló que hay algunas pistas de los asesinos. La procuraduría identificó a un sujeto a quien le apodan El Tatuado como uno de los presuntos responsables. El viernes 16 por la tarde, cerca de 5 mil universitarios (entre estudiantes y directivos) demandaron castigo para los asesinos de los alumnos de la preparatoria 8.
Ahora, la UdeG reclama para sí el edificio de la FEG. Este inmueble está en poder del gobierno estatal desde 2004, cuando la administración municipal encabezada por Emilio González entregó ese espacio al gobierno de Francisco Ramírez Acuña, ambos de extracción panista y quienes han tenido fricciones con el Grupo UdeG liderado por Raúl Padilla López.
La FEG nació en 1948 al desaparecer el FESO (Federación de Estudiantes Socialistas de Occidente), cuyo último presidente fue Raúl Padilla Gutiérrez, padre de Raúl y de Trinidad Padilla López. Desde entonces, la agrupación creció al amparo del poder y de ahí surgieron políticos priistas; casi todos sus principales dirigentes llegaron a ser diputados o senadores. Así ocurrió con Miguel Naranjo Granda, Carlos Ramírez Ladewig –quien se convirtió en su cacique hasta su violenta muerte en 1973–, José Luis Lamadrid, José Guadalupe Zuno, José Manuel Correa y Félix Flores, entre otros. Los gobernadores Guillermo Cosío Vidaurri y Carlos Rivera Aceves también tuvieron relación con esta organización de raigambre porril.
Cuando se formó el movimiento estudiantil de 1968, la FEG fue baluarte del gobierno diazordacista por medio del entonces gobernador Francisco Medina Ascencio, quien tuvo la encomienda de sobornar a los dirigentes fegistas con puestos públicos, autos, relojes Rolex, terrenos y aun con el edificio donde ocurrió el múltiple asesinato, y sobre todo con protección e impunidad. Así, algunos líderes, como Carlos Morales García, El Pelacuas, se convirtieron en jefes de grupos mafiosos.
Algunos de sus líderes murieron violentamente, como Fernando Medina Lúa o Hermenegildo Romo. Después, del seno de la FEG vendría el nacimiento, entre otros, del FER (Frente Estudiantil Revolucionario) y el FRAP (Frente Revolucionario Armado Popular).
Otros ex presidentes del organismo estudiantil fueron más afortunados, como Enrique Zambrano Villa, Enrique Alfaro Anguiano, los hermanos Padilla López y Carlos Briseño Torres, quienes llegaron a ser rectores de la UdeG. Este último merece mención aparte porque terminó suicidándose el 19 de noviembre de 2009 luego de ser destituido por diferencias con Raúl Padilla.
A finales de los ochenta, cuando Padilla se hizo de la rectoría de la UdeG, cortó de tajo con la FEG. En la práctica emuló a Ramírez Ladewig al crear y manejar la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y la convirtió en el organismo oficial del estudiantado.
Al tiempo que se descubrieron los cadáveres en las fosas clandestinas de la FEG se conoció de la sentencia a 30 años de prisión que impuso el juez Décimo Penal en contra de Iván Gómez López como uno de los responsables del crimen contra el exdirector de la preparatoria 7 Fernando González Sandoval, brazo derecho del presidente de la Feria Internacional del Libro. Casualmente, González fue acribillado (también) un 9 de diciembre, pero de 2009, en las calles de Pablo Neruda y Patria, cerca de la Universidad Autónoma de Guadalajara.
El homicidio supuestamente fue orquestado por los hermanos Gustavo y Richard Mancilla. Los dos eran escoltas de Padilla y estaban dados de alta en la nómina de la Procuraduría General de Justicia. Sin embargo, la fiscalía no ha ejercido ninguna acción penal contra ellos, según comenta Alfonso Partida Caballero, abogado de la UdeG para ese caso.
En realidad, no sólo los estudiantes y maestros de la Universidad de Guadalajara están hartos y más que hartos de ese nido de gángsters y hampones que siempre ha sido la FEG:
Muchos tapatíos también estan hartos y más que hartos de la impunidad absoluta con la que siempre han actuado estos criminales de la FEG en contra de la ciudadanía en general y no sólo los estudiantes de la UdeG, sin aportar jamás beneficio alguno a la comunidad. Es por ello que cuando con el apoyo de la derecha ultraconservadora el Partido Acción Nacional logró arrebatarle al otrora hegemónico Partido Revolucionario Institucional la gubernatura de Jalisco, muchos creyeron honestamente (e ilusamente) que ello marcaría del principio del fin de ese nido de hampones. Y tras la llegada de Vicente Fox a la silla presidencial en el año 2000, con los tres niveles de gobierno (municipal, estatal, federal) en manos de la derecha ultraconservadora, creyeron sinceramente que al menos los neofascistas les quitarían a la FEG de encima. Pero nada de eso ocurrió. Y al acercarse el año 2011 a su dramática conclusión, la FEG continuaba operando tranquilamente ante el fingido disimulo del Gobernador de los Tecos Emilio González Márquez.
Así pues, no todos en el ultraderechizado Estado de Jalisco están tristes por lo que está sucediendo dentro de la universidad del estado, la universidad pública, la universidad oficial. Hay quienes saltan y brincan de gusto cada vez que ven a su añeja adversaria carcomerse y desgastarse en el oprobio y en el descrédito. Se trata de los fundadores y los descendientes de los fundadores de la Universidad Autónoma de Guadalajara, la misma universidad privada que se escindió del gobierno a raíz de la pretendida implantación de la educación socialista en México en 1933 iniciando una especie de rivalidad amarga entre la universidad estatal UdeG y la universidad privada UAG. Cada vez que la UdG se dá un golpe demoledor a sí misma (si se puede, con “ayuda externa”), los barones de la UAG aprovechan la oportunidad para jactarse en sus aquelarres clandestinos con comentarios sarcásticos que “esa mugre de universidad es el mejor ejemplo de que la educación pública gratuita es un fracaso, ya que no pueden vivir en el orden”. De acuerdo con tales mofas y burlas, la única manera en la cual los maestros y los estudiantes podrían vivir “en el orden” en la UdeG sería con un sistema policiaco similar al que padecen los estudiantes que tuvieron el infortunio de ir a caer a la Universidad Autónoma de Guadalajara: un sistema basado en una red anónima de traidores y soplones indoctrinados en ideología de extrema derecha e incrustados entre el estudiantado para denunciar en reportes elaborados semanalmente y firmados con seudónimos a todos aquellos que ameriten ser expulsados o inclusive eliminados al estilo de la mafia, sin libertad de expresión, sin libertad de opinión, sin libertad de nada, como si se tratase de presos que deben cumplir una condena obligatoria por cuatro o cinco largos años. Es a lo que han estado acostumbrados como modo de vida, es lo que les parece “normal”, como normal les parecía a algunos rusos la vida que llevaban bajo la bota de Stalin, como normal les parecía a algunos alemanes la vida que llevaban en tiempos de guerra bajo la bota de Hitler, y como normal les parecía a los españoles militantes de la Falange la vida que llevaban bajo el dictador perpetuo Francisco Franco.
A decir verdad, tanto la sociedad secreta Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara como los porros de la FEG son mafias de hampones en toda la extensión de la palabra. La única diferencia es que mientras que los primeros tienen una ideología ultrafanática perfectamente bien definida y una agenda política igualmente bien definida para la conquista del poder público a largo plazo en toda la República Mexicana a base de una infiltración silenciosa llevada a cabo con una cantidad creciente de graduados de la UAG y caballos de Troya indoctrinados y preparados para tal efecto, los segundos son simplemente hampones. Fuera de ello, ambos son grupos criminales desprovistos de todo rasgo de humanidad. Es como tratar de comparar a los gángsters con los hampones de la delincuencia organizada, es como tratar de comparar dos gotas de agua.
Los cerebros que controlan todo lo que sucede y ocurre dentro de la sociedad secreta Tecos de la UAG pueden convivir muy bien al lado de otras mafias criminales, mientras esas otras mafias como la FEG o inclusive de la misma delincuencia organizada no se atrevan a meterse con ellos. Ya lo han demostrado y ya se ha documentado aquí con anterioridad. Los problemas pueden surgir cuando alguien se atreva a tocarlos o tocarles sus intereses o interponerse en sus conspiraciones para la conquista del poder; es entonces cuando pueden saltar las chispas y los cerebros de la conspiración nacional pueden sacar a relucir toda su crueldad.
Pese a los reclamos hechos al ultraderechista Gobernador de Jalisco (Gobernador por obra y gracia de los Tecos que lo apoyaron en todo para que la ultraderecha pudiera apoderarse por completo de dicho Estado) pidiéndole la desaparición del nido de hampones que es la FEG, estos reclamos han terminado por caer en saco roto porque simplemente los conspiradores que están detrás del Gobernador Emilio González Márquez tienen otras prioridades más apremiantes, y la desaparición de la FEG ciertamente no es una de ellas, como tampoco lo es cualquier acción que pueda ayudar a sanear la vida interna de la UdeG y ayudar a los maestros y estudiantado de la UdeG a mejorar la calidad académica para poder convertir a la UdeG una de las mejores instituciones educativas o quizá del continente americano. Nada de esto es prioritario para la ultraderecha enquistada en Guadalajara, y ni siquiera está en el último lugar de sus prioridades porque ni siquiera está incluída como una prioridad. En realidad, al ultraderechista Gobernador de Jalisco, al igual que a los dueños y funcionarios de la Universidad Autónoma de Guadalajara, nada le daría más gusto que ser testigo callado del hundimiento continuo de la UdeG en el fango. Su principal prioridad en todo caso es cualquier acción que pueda ayudar en algo o ser de algún beneficio para los dueños de la Universidad Autónoma de Guadalajara. Esa es su verdadera prioridad.
A los derechistas y ultraderechistas que están enquistados en la cima del poder político en México no les importa lo que suceda dentro de la FEG, y para tal caso, tampoco les importa un comino lo que suceda dentro de la UdeG. En los 11 años que lleva el PAN gobernando al país desde la Presidencia de la República, nunca les ha importado, nunca les importó, y allí están las pruebas de ello. Lo único que verdaderamente les importa es consolidar su control sobre el poder federal extendiendo sus tentáculos para alcanzar a cualquier mexicano que habite en la República Mexicana. Y esta es una lección dura que los tapatíos están teniendo que asimilar. Si alguien en Jalisco todavía espera que el Gobernador ultraderechista promueva la desaparición de la FEG, se tendrá que quedar esperando inutilmente por los próximos meses que le quedan a este tipo como Gobernador de Jalisco, porque esto simple y sencillamente no va a ocurrir. Tal vez esto es algo que deberían de tomar en cuenta a la hora de votar por el PAN o contra el PAN en las próximas elecciones en las que se lleve a cabo la renovación de la gubernatura en el Estado de Jalisco, sobre todo tomando también en cuenta que esta es una oportunidad que el destino le brinda a los jaliscienses una sola vez cada seis años.
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