jueves, 7 de junio de 2012

Los errores de Peña Nieto

Faltando tan solo unas cuantas semanas para la celebración de los comicios para elegir al próximo Presidente de México destinado para gobernar al país del 2012 al 2018, la situación había tomado ya un giro dramático con respecto al horizonte que se perfilaba hace apenas unos cuantos meses según los sondeos y encuestas de opinión publicados en los medios y dados a conocer a través del duopolio TELEVISA-TV Azteca. Al inicio de la contienda presidencial, el candidato priista Enrique Peña Nieto era ubicado por prácticamente todos los medios informativos como el puntero indiscutible, situado por encima de todos los demás aspirantes por un margen tan amplio que su triunfo en las urnas parecía ya un hecho consumado.

Sin embargo, en política no hay nada escrito. Todo lo que pueda suceder puede suceder, y lo que ayer parecía imposible muchas veces se vuelve posible y termina sucediendo en contra de los mejores pronósticos.

Al empezar el mes de junio del 2012, la situación había dado un vuelco dramático que ni siquiera los mejores analistas hubieran previsto. El amplio margen de ventaja que Peña Nieto llevaba sobre sus oponentes parecía haberse esfumado, y una encuesta de REFORMA (agencia informativa que, dicho sea de paso, al parecer de algunos había mostrado cierto favoritismo y simpatías hacia el candidato del PRI en sus coberturas informativas) situaba al candidato de la izquierda Andrés Manuel López Obrador a tan sólo cuatro puntos porcentuales de Enrique Peña Nieto, mientras que el mismo López Obrador al día siguiente proclamaba un virtual empate técnico entre él y el candidato del PRI. Y aunque el giro inesperado que dieron los eventos en torno a la sucesión presidencial y que afectaron negativamente al candidato del PRI incluye factores que estaban completamente fuera del control de Enrique Peña Nieto y su equipo de campaña, ciertamente hubo factores que desde un principio podrían haber sido circunventados por el mismo Peña Nieto, quien estaba tan seguro de sí mismo que no puso atención a esos pequeños detalles que terminaron por convertirse en la avalancha que faltando cuatro semanas para las elecciones amenazaba con arrastrarlo al precipicio.

Los errores cometidos por Peña Nieto empezaron de hecho con sucesos tales como lo ocurrido en la Feria Internacional del Libro celebrada en la ultraderechizada ciudad de Guadalajara, la sede de Los Tecos y de la conspiración nacional de extrema derecha, en donde Peña Nieto sucumbió a la trampa que astutamente se le tendió para exhibirlo como un ignorante más preocupado por su aspecto personal y lo que trae puesto en el pelo que por lo que verdaderamente cuenta, lo que está debajo del cuero cabelludo, o como el incidente en el que una de sus hijas se refirió a la gente ordinaria del pueblo en su cuenta de Twitter como “la prole”. Este tipo de cosas allanaron el camino para lo que habría de venir, factores que empezaron a debilitar a Peña Nieto no tanto con errores debidos a la falta de cultura o malos hábitos de lectura sino errores de juicio en los que no debería de incurrir alguien que aspira a gobernar una nación con más de 100 millones de habitantes. Lo sucedido en la Feria Internacional del Libro es el resultado anticipado de haberlo tomado por sorpresa. Pero los errores que le han ido carcomiendo la ventaja aparente que llevaba y que lo hacía parecer invencible son errores que van más al fondo del asunto.

Estos son pues, algunos de los errores tácticos y estratégicos en los cuales incurrió y ha estado incurriendo el candidato presidencial del PRI que han terminado por ponerlo entre la espada y la pared:

ERROR # 1.- No haberse deslindado desde un principio y de tajo con la asociación pública que se ha estado haciendo entre él y el ex-Presidente Carlos Salinas de Gortari, repudiándolo incluso.







La pregunta aquí es: ¿qué beneficios esperaba obtener Enrique Peña Nieto acercándose a alguien tan repudiado en todo México como Carlos Salinas de Gortari para pedirle consejos y asesorías, precisamente alguien que llegó a la Presidencia de México como el producto de un escandaloso fraude electoral, el fraude de 1988 epitomizado con la famosa caída del sistema? ¿Pero en qué estaba pensando cuando creyó que era mejor tener a Carlos Salinas de Gortari cerca como amigo que lejos como enemigo? ¿En qué cabeza cabe que la proximidad de alguien como Carlos Salinas de Gortari va a ser bien vista por muchos electores que aún recuerdan al sexenio de Salinas de Gortario como un sexenio de magnicidios sangrientos con asesinatos de alto impacto tales como el asesinato de su propio cuñado José Francisco Ruiz Massieu, el asesinato del candidato presidencial priista Luis Donaldo Colosio, y hasta el asesinato de un Cardenal de la Iglesia Católica, el Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo?

No existe ya ninguna duda de que Carlos Salinas de Gortari fue un Presidente ilegítimo porque llegó al poder de una manera ilegítima, llegó a la silla presidencial como el producto de un fraude electoral. Pero aún llegando a la silla presidencial de una manera tan torcida, pudo haber sido un buen Presidente honrando la investidura que se le puso. En lugar de ello, su legado resultó tan lamentable como la forma en la cual obtuvo la Presidencia. Dejó a la economía de México en tan mal estado colgada de unos cuantos alfileres que a los pocos días de haberle entregado el poder a su sucesor Ernesto Zedillo la economía nacional se derrumbó con el peso devaluándose de una paridad de tres pesos por dólar a nueve pesos por dólar acabando de tajo con la ficción salinista de que México estaba ya casi a punto de pasar a formar parte de los países ricos, del primer mundo. Pero quizá su peor legado fue el enraizamiento del capitalismo neoliberal a ultranza que tiene al desarrollo económico del país virtualmente crucificado, un neoliberalismo depredador que de cualquier modo terminó siendo adoptado por la derecha ultraconservadora en el poder. Fue precisamente durante el reinado de Carlos Salinas de Gortari que el canal 13 de México terminó siendo rematado a precios de ganga al empresario Ricardo Salinas Pliego (los arreglos en lo obscurito para la entrega de la empresa paraestatal siguen siendo un asunto privado entre ambos personajes) para crear TV AZTECA y con ello supuestamente una sana competencia a TELEVISA que mejoraría la variedad y la calidad de los programas disponibles, cuando la realidad es que a fin de cuentas en donde sólo había un buitre terminaron siendo dos. No se puede ignorar tampoco el hecho de que detrás de Carlos Salinas de Gortari siempre ha estado otro individuo quizás aún más perverso e intrigante que él.

Es posible que Enrique Peña Nieto haya creído en algún momento que asociándose a un hombre tan corrupto pero tan astuto y maquiavélico como Carlos Salinas de Gortari, el camino hacia la Presidencia de México así como el éxito indiscutible en la silla presidencial estarían virtualmente asegurados. Sin embargo, invariablemente, cualquier asociación con un personaje de tan mala fama y tan mal recordado por muchos mexicanos además de cualquier beneficio estratégico o táctico que pueda traer a algún político necesariamente viene contrabalanceado por esa pésima fama de Salinas de Gortari y el repudio que produce el ver a alguien asociado con él. También es posible que Enrique Peña Nieto haya sido malaconsejado deliberadamente de asociarse a Carlos Salinas de Gortari por los mismos caballos de Troya que han estado siendo denunciados en estos trabajos. Esto es algo que sólo él sabe. Pero ya sea que se haya ligado a Carlos Salinas de Gortari de motu propio o siguiendo malos consejos, el hecho es que era imposible hacer liga alguna con un personaje tan obscuro y tan siniestro sin despertar la sospecha pública de que el país entero quedaría nuevamente en manos de gente con intenciones dudosas y cuestionables.

Encima de todo, ¿cómo es posible que Enrique Peña Nieto hiciera el 25 de mayo del 2012 un llamado al PRI a romper con el pasado, cuando se percibe en todas partes que su padrino político es precisamente algo que representa lo peor de ese pasado? ¿Cómo es posible que se pueda estar incurriendo en incongruencias de este calibre cuando se está buscando atraer a los electores para poder ocupar la Presidencia de México?

ERROR # 2.- No haber reaccionado a tiempo y en forma sumamente enérgica a la guerra sucia y las campañas negras que la derecha ultraconservadora con la ayuda del gachupín de ultraderecha Antonio Solá le tenían armada en su contra.

Ya se había advertido aquí, con mucho tiempo de anticipación, que el PAN y la extrema derecha que lo tiene infiltrado recurrirían nuevamente a una viciosa campaña de descalificativos en el 2012 tal y como lo hicieron en el 2006, esperando hacer con Josefina Vázquez Mota el mismo “milagrito” que hicieron con Felipe Calderón haciéndolo escalar a un nivel lo suficientemente cercano al puntero en aquél entonces, Andrés Manuel López Obrador, como para poder “hacerlo ganar” así fuese por un ridículo margen del 0.65 por ciento que aunque no era suficiente para apaciguar las sospechas de que hubo un fraude electoral sofisticado a favor de Felipe Calderón sí tuvo el peso legal suficiente para darle el triunfo a Calderón haiga sido como haiga sido pese a las denuncias y las protestas por el presunto fraude cometido.

Enrique Peña Nieto se sentía tan seguro de sí mismo que entre él y su equipo de campaña decidieron no responder a la despiadada guerra sucia mediática lanzada desde las filas de la derecha ultraconservadora panista pese a que una andanada de descalificativos y calumnias como esa le habían servido ya a las mil maravillas a Felipe Calderón en el 2006 para acercarlo al entonces distantes Andrés Manuel López Obrador con el cuento chino de que López Obrador era “un peligro para México” (a seis años de distancia, y con una guerra ruinosa que le ha dejado más de 60 mil cadáveres a México trayendo consigo la demolición de la economía nacional, muchos que votaron por Felipe Calderón engañados por la propaganda negra de la derecha ultraconservadora afirman estar convencidos de que el verdadero peligro para México lo fue siempre y desde un principio el mismo Felipe Calderón que seguramente pasará a los libros de Historia como uno de los peores Presidentes que ha tenido México). Comparando lo que sucedió en el 2006 con lo que ha sucedido en el 2012, resulta innegable que Enrique Peña Nieto cometió en el 2012 exactamente el mismo error que López Obrador cometió en el 2006, en no responderle en especie al PAN-Gobierno su guerra sucia con una guerra sucia equiparable en intensidad y dureza. ¡Y ambos tenían tanto con qué atacar al PAN-Gobierno, ambos tenían tanto con qué responder y golpear duro!, basta con leer la obra documentada de Spectator acumulada desde el 2006 hasta el 2012 para darse cuenta de todo el material que había para golpear duro a la derecha ultraconservadora que actualmente se encuentra enquistada en el poder sin intención alguna de dejarlo.

Peña Nieto fue incapaz de aprender y asimilar la lección obtenida en su propio Estado, el Estado de México, cuando se llevó a cabo en el 2011 la contienda para elegir a su sucesor como Gobernador. En esa elección había tres contendientes, Eruviel Avila por parte del PRI, Alejandro Encinas por parte del PRD, y el Yunquista Luis Felipe Bravo Mena por parte del PAN. Durante la contienda, Alejandro Encinas no tuvo ningún empacho en sacar a flote durante los debates la asociación de Luis Felipe Bravo Mena con la extrema derecha antisemita de México. Y aunque Alejandro Encinas no ganó la gubernatura, el Yunquista Bravo Mena quedó pulverizado, hecho añicos, llevando al PAN en el Estado de México a un tercer lugar tan distante que ese solo hecho bastó para que Enrique Peña Nieto se beneficiara por la inercia del triunfo obtenido por el candidato gubernatorial priista. Lo irónico en este caso es que aunque el PRI no sacó a flote para nada el ultrderechismo antisemita del Yunquista Luis Felipe Bravo Mena, terminó beneficiado de modo indirecto al PRI al ir para el PRI votos que de otra manera hubieran ido para el PAN.

Y si bien es cierto que Enrique Peña Nieto reaccionó a las acusaciones y descalificativos que la candidata de la ultraderecha Josefina Vázquez Mota le estuvo haciendo durante el primer debate presidencial ordenado por el Instituto Federal Electoral, al ir preparado para echarle en cara a Josefina Vázquez Mota algunas cosas negativas en contra de ella, la reacción fue demasiado tardía y demasiado blanda. El analista Raymundo Riva Palacio estima en su trabajo “2012: El final” publicado al empezar junio del 2012 que la feroz y viciosa guerra sucia mediática que la candidata oficialista, la candidata del Yunque y de los Tecos, le estuvo haciendo en su contra bajo el slogan “Peña Nieto miente” acerca de los compromisos incumplidos, terminó costándole a Peña Nieto nueve puntos porcentuales. Esto es suficiente para bajar a cualquier “semi-dios” de su pedestal convirtiéndolo en un mortal como cualquier otro. El “Peña Nieto Miente” de hoy no es en nada diferente al “López Obrador es un peligro para México” del 2006, y en vez de contraatacar con lo mucho que tenía para contraatacar al PAN-Yunquista Enrique Peña Nieto no pasó de echarle en cara a Josefina Vázquez Mota sus inasistencias como Diputada Federal a las sesiones del Congreso de la Unión pese a tener a su alcance argumentos fuertes como el fracaso total de la guerra de legitimación de Felipe Calderón en contra de la delincuencia organizada con alrededor de 60 mil cadáveres acumulados incluyendo a muchas víctimas inocentes, lo cual es tanto como responderle a un enemigo mortal con piedritas lanzadas desde una resortera cuando se tienen a la mano bombas explosivas de alcance devastador.

¿Le agradecieron a Enrique Peña Nieto tanto Josefina Vázquez Mota como el ultraderechizado Partido Acción Nacional el haberse abstenido de responderles a su guerra sucia mediática y sus campañas negras evitando golpearlos con la dureza con la que los pudo haber golpeado en los primeros dos meses de la campaña presidencial? ¡Desde luego que no, porque esta gente nunca agradece nada! Por el contrario, el tono de los ataques en contra de Peña Nieto no ha cesado un solo momento.

ERROR # 3.- No deslindarse enérgicamente y a tiempo de cualquier tipo de asociación que se le pudiera hacer con la corrupta lideresa magisterial Elba Esther Gordillo.

Elba Esther Gordillo, hay que recordarlo, después de haber sido entronizada como líder magisterial vitalicia por alguien tan corrupto como ella (el mismo Carlos Salinas de Gortari), en el 2006 traicionó al PRI dándole apoyos de todo tipo al ultraderechizado Partido Acción Nacional para que Felipe Calderón pudiera ganar la Presidencia de México haiga sido como haiga sido, dando plena validez al refrán que dice “cria cuervos y te sacarán los ojos”.

El no haber marcado claramente una amplia distancia entre él y Elba Esther Gordillo ha sido aprovechado propagandísticamente en las campañas negras del PAN por la misma Josefina Vázquez Mota que dejando en claro su actual enemistad con Elba Esther Gordillo (una enemistad que ciertamente no existía cuando Vázquez Mota fue Secretaria de Educación Pública cuando todo era amor y paz entre ambas) ha estado diciendo tanto en un famoso spot televisivo como en sus apariciones públicas que ella jamás pactaría con Elba Esther Gordillo agregando (refiriéndose a Enrique Peña Nieto) en forma derogatoria poniéndolo como alguien tan corrupto como la misma Elba Esther Gordillo: “él ya pactó con ella”.

En rigor de verdad, el priista Enrique Peña Nieto ha tratado de deslindarse de una manera muy suave y diplomática de Elba Esther Gordillo diciendo simplemente que no tiene planeado incluírla dentro de su equipo. Sin embargo, esto es tanto como pretender querer negarle un préstamo de unos cien mil pesos a Carlos Slim, el hombre más rico del mundo. Elba Esther Gordillo NO necesita ser incluída como parte del equipo de ningún candidato presidencial o dentro de ningún gabinete presidencial porque con el enorme poderío que ha tenido como la corrupta lideresa magisterial que es ella NO necesita que le ofrezcan nada. En todo caso, Elba Esther Gordillo tiene más que temerle tanto a la panista ultraconservadora Josefina Vázquez Mota como al izquierdista Andrés Manuel López Obrador, sobre todo éste último porque hay pocas dudas de que ya como Presidente de México la corrupta lideresa magisterial no solo sería removida de la Secretaría de Educación Pública (esta es una de las promesas que ha hecho López Obrador) sino que posiblemente terminaría siendo echada a la cárcel enfrentando largas penas de prisión por todo tipo de delitos que van desde soborno y peculado hasta malversación de fondos y evasión fiscal.

ERROR # 4.- No “limpiar” el asunto de Atenco en la manera en que se requería para evitar la escalada de violencia que terminó produciendo una enorme cantidad de violaciones a los derechos humanos ni actuar de inmediato con acciones correctivas enérgicas para evitar que pudiera ser utilizado en un futuro como un ariete de golpeteo en contra del entonces Gobernador del Estado de México Enrique Peña Nieto.

San Salvador Atenco ha quedado marcado en tiempos recientes en dos ocasiones por dos eventos diferentes, el primero de los cuales sembró semillas de odio y descontento populares que volverían a florecer años después por otras razones completamente diferentes. El primer gran evento, desde luego, fue la pretendida construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México en la zona de San Salvador Atenco, algo que desde un principio estuvo dentro del ámbito de competencia del gobierno pro-Yunquista de Vicente Fox. Para la construcción de este nuevo aeropuerto, el cual iba a ser la gran obra estelar del panismo en el poder, en vez de convocar a los moradores de San Salvador Atenco a un diálogo para hacerles una buena oferta a cambio de sus terrenos (¡la habrían aceptado!), el gobierno federal procedió a poner en marcha un plan de expropiaciones indemnizando a los habitantes de la zona con compensaciones irrisorias, por no decir ridículas. El descontento popular creció cuando se supo que la valoración de los terrenos una vez construído el nuevo aeropuerto iba a ser mucho muy superior a las indemnizaciones ridículas que les estaban ofreciendo. Y creció aún más cuando se supo que en los trafiques de los terrenos se iban a enriquecer a manos llenas tipos tales como el amoral y corrupto Senador panista Diego Fernández de Cevallos, el cual había estado traficando en beneficio propio sus influencias como Senador de la República (algo que siempre ha hecho en los cargos públicos que ha ocupado) para amasar una fortuna estimada en cientos de millones de pesos con el asunto de San Salvador Atenco, esto mientras se mandaba a los habitantes de la zona a otras regiones lejanas en donde pudiera sobrevivir pidiendo limosna cuando se les acabaran las ridículas compensaciones que les estaban ofreciendo. La reacción no se hizo esperar, y los habitantes prácticamente se “levantaron en armas”. Una vez que hubo estallado el conflicto, les empezaron a subir la oferta por sus terrenos, pero los nuevos montos ofrecidos seguían siendo demasiado ridículos y fueron ofrecidos demasiado tarde. Careciendo de la autoridad moral como para ordenar una masacre al estilo de Don Porfirio Díaz sacando a todos los habitantes de la zona a punta de bayoneta, el proyecto tuvo que ser desechado, viniéndose abajo lo que de otra forma hubiera sido uno de los más grandes legados del panismo en materia de obra pública, legado que quedó trunco por la desmedida voracidad y rapiña que ya desde entonces empezaba a exhibir la derecha ultraconservadora en el poder.

Cuando años después estalló en el 2006 el segundo gran evento en la zona, el Gobernador Enrique Peña Nieto dejándose influenciar por la camarilla de pésimos consejeros que le rodeaban decidió echar mano del gran garrote, con lo cual su fama como gobernante autoritario y represor quedaría sellada para siempre. Visto en retrospectiva, el conflicto pudo haber sido manejado de una forma diferente sin necesidad de echar mano del gran garrote, y llevado a cabo de tal manera que quien cargara con el peso de las culpas fuera el gobierno federal panista. Pero en ese entonces el Gobernador Peña Nieto creyó que podía absorber el impacto en prestigio por el manejo del asunto, sin sospechar que años más tarde esto mismo le sería echado en cara por los estudiantes de la Universidad Iberoamericana en aquél viernes negro que marcaría el inicio de una fase totalmente nueva en la contienda electoral. La dura pregunta con la que a partir de ese día ha tenido que lidiar Enrique Peña Nieto es: ¿qué garantías puede haber de que alguien predispuesto a recurrir al gran garrote para la solución de conflictos sociales tan serios no caerá en la misma tentación de recurrir a la fuerza bruta para “resolver” otros conflictos sociales de mayor envergadura? ¿Qué garantía puede haber de que alguien que ha dejado tras de sí fama de represor y autoritario no refrendará esa fama ya como Presidente de la República? La pregunta es de fondo y de peso, por el simple hecho de que el Presidente de México es el Comandante en Jefe del Ejército y de la Marina, y puede darle a sus tropas las órdenes que se le vengan en gana sin pedirle autorización al Congreso de la Unión. Esto fue precisamente lo que hizo Felipe Calderón a los pocos días de haber asumido la Presidencia de México, usar su autoridad como Comandante en Jefe del Ejército para sacar a las tropas de los cuarteles enviándolas a las calles de México en una guerra a la delincuencia organizada para la cual el Ejército mexicano no estaba preparado al no haber estado dentro de sus atribuciones ejercer labores propias de las policías, trayendo consigo una secuela casi predecible de violaciones a los derechos humanos de la población civil a manos de soldados actuando como policías en las calles sumado a una cauda de 60 mil cadáveres y miles de desaparecidos más todas las viudas y huérfanos que cada uno de esos 60 mil muertos representan. La lección histórica para el pueblo de México aquí es sumamente clara: si se pone en la silla presidencial a alguien que en vez de pensar con la cabeza reacciona impulsivamente a tontas y a locas con las vísceras, a alguien de mente cerrada con el cual es imposible tratar de entablar algún diálogo o de hacerlo entrar en razón, las consecuencias pueden ser las mismas que poner a un Nerón o a un Calígula en la cima del poder, con la diferencia de que en la Antigua Roma las Guardias Pretorianas tomaban las cosas en sus manos al llegar los excesos a un límite intolerable pasando al tirano a cuchillo, mientras que en México no hay ninguna guardia pretoriana que pueda salvar al pueblo de los desmanes que pueda cometer en el poder alguien que no está preparado para gobernar como se debe, y en tiempos modernos el dictador fascista Adolfo Hitler simboliza estas cosas y más.

En relación a lo sucedido en Salvador Atenco, el siguiente documento resulta de gran interés por haber sido elaborado por un Ministro de la Suprema Corte de Justicia que afirma que hubo una tapadera en el asunto que hoy está asomando su rostro incómodo tocando a las puertas del candidato presidencial del PRI:

El horror de San Salvador Atenco
Ministros trataron de salvar el “buen nombre” de los responsables
Genaro David Góngora Pimentel
Revista Siempre!
19 de mayo del 2012

En mayo de 2006 en San Salvador Atenco, un pueblo del Estado de México, posiblemente a las cinco y media de la mañana, entraron fuerzas policiacas en busca de los líderes de un movimiento popular. Las razones de ese movimiento ya se han expuesto antes, aquí quiero decir lo que vimos todos en la televisión.

Procuraré, ahora, antes de que pasen los recuerdos a otra etapa de los olvidos mediáticos, recordar cómo “las fuerzas del orden” abrían a patadas las puertas de las casas y sacaban a las mujeres jalándolas del cabello y así en una y otra casa hasta que se cansaron. La furia fue tanta que pude observar como le daban un garrotazo a un perro que estaba echado a un lado de la banqueta.

—¿Le habrán roto la espina dorsal?

Esas imágenes que nos llevó la televisión a todos no las he podido olvidar. Recibí de la Comisión Nacional de Derechos Humanos fotografías en donde se veían mujeres aventadas a la caja de un camión, en donde era posible advertir piernas femeninas y faldas.

En alguna parte leí que en los territorios ocupados por los ejércitos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial se acostumbraba hacer esto para infundir terror en la población, doblegar sus ánimos y someterlos a la ocupación nazi. Pero estos casos pasaban en México y no hace mucho tiempo, sin el menor respeto a las garantías individuales.

Claro, como hemos visto en páginas anteriores, la Suprema Corte de Justicia de la Nación no tuvo más remedio que hacer una investigación por estimar que se violaban de manera grave, las garantías individuales. Esa fue la conclusión. Lo asombroso, lo increíble fue que se hiciera caso del ministro Mariano Azuela quien dijo que los responsables sólo podían ser los policias y los mandos medios. Con esto dejó a salvo a quienes ordenaron la invasión de San Salvador Atenco: el procurador general de la República, el gobernador del Estado de México y el secretario de Seguridad Pública Federal.

Esta posición inverosímil daba lugar a pensar lo siguiente:

Un día los “mandos medios” de la Secretaría de Seguridad Pública Federal y de la Secretaría de Seguridad del Estado de México decidieron reunirse para festejar su “hermandad”. En la madrugada, después de una cena alegre, con mujeres, claro, porque sin ellas no hay alegría, alguno de sus líderes propuso:

¾¿Qué tal si reunimos a nuestros muchachos y vamos a San Salvador Atenco a partirles la madre a ésos?

La proposición tuvo éxito y fueron a su encuentro con la historia.

Claro todo eso es ficción, porque ¿acaso se tomaría una decisión de este calibre por los “mandos medios”, sin la orden de los titulares superiores? ¡Desde luego que no! Eso sería absurdo, tan absurdo como la proposición del señor ministro Azuela.

Comenté en la sesión del Tribunal Pleno que no podría dejar afuera a quienes ordenaron la invasión y dije sus nombres, lo que llenó de indignación al señor ministro Aguirre Anguiano, porque, según él, los Ministros “no tienen que ser francotiradores de políticos”. Se trataba pues de salvar el buen nombre de los titulares mencionados. “Los ministros ¾dijo Ricardo Rocha¾ no son francotiradores de políticos ¾como indignado decía el señor ministro Aguirre Anguiano¾, son ¾dijo lapidario Ricardo Rocha¾ tapaderas de políticos.”

Los dirigentes de mandos medios y los policías fueron detenidos y ya todo lo hemos olvidado.

{Tomado del libro La Facultad de Investigación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de Genaro Góngora y José María Soberanes, Porrúa, 2010, pp. 35 a 37}








ERROR # 5.- No haber marcado claramente desde un principio su distancia entre él y gente asociada directa o indirectamente con la extrema derecha de México.

El ejemplo más relevante lo es sin duda alguna el que fuera el presidente del Partido Acción Nacional justo cuando se consumó el dudoso triunfo de Felipe Calderón en el 2006 con la ayuda de una despiadada guerra sucia mediática utilizando para ello los servicios de un gachupín de ultraderecha importado de España (siendo éste último recompensado como pago a sus servicios con la ciudadanía mexicana otorgada por la vía del fast track), Manuel Espino Barrientos:





Gracias al brillante trabajo de investigación llevado a cabo por la Alianza Estudiantil Prometeo de la Universidad Iberoamericana (precisamente la misma universidad privada que con la ayuda de Internet y las redes sociales puso a temblar de pies a cabeza al duopolio televisivo arrebatándole gran parte de su poder manipulador y desinformador), hoy se sabe que el derechista ultraconservador Manuel Espino tuvo en su juventud como tutor a nadie menos que a un operativo importante de la sociedad secreta de ultraderecha Tecos, el mil veces siniestro Sergio Américo Lastra. Resulta curioso que quien fuera presidente nacional del PAN consiguiéndole en abundancia a Felipe Calderón junto con Josefina Vázquez Mota (jefa de campaña del entonces candidato presidencial Felipe Calderón) todo tipo de recursos y contactos para impedir a toda costa que el izquierdista Andrés Manuel López Obrador pudiera sacar al ultraderechizado PAN de la silla presidencial, al darse cuenta de que la candidata de la ultraderecha mexicana Josefina Vázquez Mota se encaminaba hacia una derrota catastrófica en un deshonroso tercer lugar, de repente se revistiera con la camiseta de los priistas ofreciéndole su apoyo al candidato priista Enrique Peña Nieto para ayudarle a ganar la Presidencia de México impidiendo nuevamente (antes lo hizo en el 2006, ahora lo quiere hacer en el 2012) que el izquierdista Andrés Manuel López Obrador pudiera llegar a la silla presidencial. Inevitablemente, esto trajo como consecuencia directa que estén apareciendo alusiones obvias a la unión factual entre el candidato presidencial del PRI y la perversa y conspiratoria extrema derecha de México frecuentemente visualizada con la fachada de la antisemita y neofascista Organización Nacional del Yunque:





En realidad, ¿qué otra cosa se puede pensar, si no ésta?

En rigor de verdad, Manuel Espino jamás fue un verdadero panista como tampoco es un verdadero priista que simpatice mucho con Enrique Peña Nieto. La gente asociada a la extrema derecha de México no tiene lealtad ninguna hacia ningún partido político, su única lealtad es hacia la cofradía clandestina dentro de la cual se les haya tomado el terrible juramento de lealtad con el que son inducidos en esas mafias conspiratorias. Para el ultraderechista encubierto Manuel Espino, la decisión de hacer a un lado a la panista ultraconservadora Josefina Vázquez Mota para acarrearle su apoyo y el apoyo de la gente que afirma que lo respalda a favor de Enrique Peña Nieto tiene más que ver con la puesta en acción de un plan “B” que en cierta forma nos revela un viraje fundamental que está siendo dado por la ultraderecha encubierta de México en su lucha clandestina por su propia supervivencia. El plan “A” original desde un principio era ubicar mediáticamente a Josefina Vázquez Mota muy cerca del puntero en las encuestas Enrique Peña Nieto (el mismo Felipe Calderón asestó el primer golpe propagandístico “revelando” en una reunión de banqueros una supuesta encuesta que supuestamente ubicaba a Josefina Vázquez Mota a tan sólo cuatro puntos de Enrique Peña Nieto), para después ir cerrando el margen de diferencia con una despiadada guerra sucia mediática en contra de Enrique Peña Nieto (la cual no ha cesado) hasta “empatar” a Vázquez Mota con Peña Nieto poco antes de la celebración de los comicios presidenciales, dándole después el “triunfo” a Vázquez Mota haiga sido como haiga sido así fuese por una diferencia porcentual de una centésima de por ciento recurriendo a algunas de las mismas artes negras que seguramente utilizaron en el 2006, reteniendo de este modo la silla presidencial por tercera ocasión consecutiva. Pero el plan original no contaba con el hecho de que Josefina Vázquez Mota se iba a quedar estancada en el lugar en donde está, y que el efecto erosionador de las guerras sucias y campañas negras en contra de Enrique Peña Nieto que en efecto terminaron costándole varios puntos porcentuales en vez de ir a Vázquez Mota se fueron hacia López Obrador quien resultó beneficiado indirectamente con la caída de Peña Nieto ocasionada por las guerras sucias del PAN-Gobierno. Tampoco contaba con el hecho de que el conocimiento preciso acerca de la magnitud de la terrible conspiración nacional de ultraderecha llevada a cabo en contra de México se estaría difundiendo por todo el país a través de Internet y las redes sociales, dándole vuelta al ocultamiento cínico y descarado que han estado llevando a cabo los emporios televisivos tratando de mantener al pueblo de México ignorante sobre tan importante asunto que incide directamente en la vida socio-política nacional. Y tampoco contaba con el hecho de que la juventud estudiosa de México levantaría enérgicamente su voz en contra de la cada vez más obvia manipulación editorializada de las noticias dadas por el impío duopolio obstinado en hacer prevalecer en México una “democracia teledirigida”, ni que esta juventud se organizaría para poner un muro de contención en contra de la desinformación que las fuerzas ocultas que gobiernan a México habían preparado para inundar a la red de redes con propaganda blanca a favor de Josefina Vázquez Mota y propaganda negra contra los demás candidatos, principalmente el puntero Peña Nieto. Ese era el plan “A”. Pero al desfondarse la candidata de la ultraderecha, la prioridad dejó de ser el tratar de inflar como pavo real a Josefina Vázquez Mota para hacerla prevalecer sobre Peña Nieto. La prioridad súbitamente y de modo inesperado se convirtió en impedir a toda costa que el izquierdista Andrés Manuel López Obrador pueda llegar a la Presidencia de México, aún a costa de sacrificar al mismo Partido Acción Nacional. ¡No se asombre nadie de que ahora ultraderechistas prominentes se quiten la camiseta del PAN tirándola a la basura para ponerse la camisesta del PRI (y están dispuestos a ponerse la camisesta del mismo Satanás si ello es lo que se requiere para no quedar fuera del tablero de ajedrez)!

Las siguientes fotografías son de gran trascendencia histórica por las implicaciones que puedan tener para México en caso de que Enrique Peña Nieto pueda llegar a la Presidencia de la República:







El tipo que está a la derecha de Enrique Peña Nieto dándole su “apoyo” es precisamente una de las caras más emblemáticas de la ultraderecha de México, es precisamente Manuel Espino. Simbólicamente, (y físicamente), a la izquierda de Peña Nieto está la que fuera Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, también una traidora nata que llegó a dicho puesto gracias al apoyo que le dieron los izquierdistas y socialistas a través del Partido de la Revolución Democrática, la cual quedó “quemada” políticamente tanto por su naturaleza traidora como por sus relaciones adúlteras con el corrupto empresario argentino Carlos Ahumada (el mismo que le tendió una trampa al perredista René Bejarano con el asunto de las videograbaciones furtivas que posteriormente fueron usadas mediáticamente con fines meramente políticos por los panistas Diego Fernández de Cevallos y Federico Döring así como el mismo Carlos Salinas de Gortari para tratar de minarle al entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de México Andrés Manuel López Obrador una parte de la enorme popularidad de la que gozaba con la cual “amenazaba” ya con convertirse en el próximo Presidente de México en el 2006.

Cuando se tomaron las fotografías del candidato priista Enrique Peña Nieto con el ultraderechista Manuel Espino a su derecha y la ex-izquierdista Rosario Robles a su izquierda, acababan de subscribir entre los tres el 5 de junio del 2012 en la Ciudad de México una “Concertación Mexicana” en apoyo a Enrique Peña Nieto, el cual aceptó gustosamente la concertación celebrada (en los tiempos del intrigante Carlos Salinas de Gortari, a este tipo de arreglos no se les llamaba concertaciones, se les llamaba concertacesiones, y es a lo que recurrió Salinas de Gortari para obtener del Partido Acción Nacional la legitimación que tanto le urgía obtener después del fraude electoral de 1988, entregándole al PAN las gubernaturas de Baja California y Chihuahua a cambio del reconocimiento que un muy agradecido pero cada vez más putrefacto PAN habría de darle a Salinas de Gortari reconociéndolo como el “Presidente legítimo” de México).

Las fotografías deberían de ser suficientes como para descorazonar a cualquier priista. ¿Acaso no confiaba Enrique Peña Nieto en los militantes de su propio partido para poder llevarlo hacia una victoria así fuese muy apretada en el 2012? ¿Realmente tenía que forjar Peña Nieto pactos y alianzas con esta gente no-priista de dudosa reputación con tal de obtener el triunfo en las urnas haiga sido como haiga sido? Y si hubo acuerdos y promesas “en lo obscurito”, ¿qué les pudo haber ofrecido Enrique Peña Nieto a estos dos cuervos como para que valiera la pena aceptarles su “apoyo”? ¿A cambio de qué está Peña Nieto dispuesto a comprometer su Presidencia con tal de ser Presidente? ¿Se está viendo por enésima ocasión una repetición del mismo abominable pecado en el que incurrieron Felipe Calderón y Josefina Vázquez Mota cuando vendieron sus convicciones y su libertad de acción a cambio de las proverbiales 30 monedas de Judas? ¿Realmente creyó Peña Nieto que era tanto lo que le tenían que ofrecer estos dos cuervos como para poner en cuestionamiento su propia integridad al establecer “convenios” como el que hizo con ellos? ¿Entonces Peña Nieto no estaba tan seguro de sí mismo de que él podía triunfar por él mismo sin tener que “venderle el alma al Diablo”? ¿Qué lo hace entonces diferente de Felipe Calderón y Josefina Vázquez Mota? ¿No pudo darse cuenta de que al pactar con alguien como Manuel Espino estaba preparando al PRI para ser una versión reeditada del PAN Yunquificado? ¿Por qué no se refugió en los mismos priistas que le han estado dando su apoyo absoluto e incondicional en vez irse a los brazos de dos personajes por los cuales nadie en su sano juicio votaría para darles ni siquiera una alcaldía perdida en una región serrana, dos personajes que no hace mucho tiempo despotricaban duramente en contra del PRI proclamándose con orgullo como sus peores enemigos? La percepción creciente, el mensaje indirecto enviado a muchos priistas es entonces: si quieres votar por un gobierno con una agenda de ultraderecha, puedes votar por Josefina Vázquez Mota, la cual está apoyada en forma decidida por la terrible sociedad secreta fascista Tecos que opera desde la ciudad de Guadalajara hacia todo México, o por Enrique Peña Nieto quien ya le está abriendo las puertas del PRI a los ultraderechistas de México que empiezan a abandonar al PAN al irse a pique el transatlántico en el que habían estado navegando desde el 2000 hasta el 2012.

El ultraderechista Manuel Espino consideró el “enganchamiento” de Enrique Peña Nieto un triunfo tan importante para su causa (la de Manuel Espino, no la de Enrique Peña Nieto) produciéndole tanta satisfacción que en la víspera decidió celebrarlo en grande poniéndose borracho a grado tal que terminó yendo a parar a la cárcel al sobrepasar el límite legal fijado por la Ley:



Cartonista: Félix Lazos
Fuente: EL DIARIO


La posibilidad de un pacto forjado por un asustado Enrique Peña Nieto temeroso de perder las elecciones presidenciales con los poderes fácticos que están siendo coordinados por la derecha ultraconservadora de México no es poca cosa, porque se trata precisamente de la persona que estaría gobernando a México por seis largos años, y una vez instalado en la silla presidencial ya no hay nada que se pueda hacer para detener lo que tenga planeado hacer como parte del pago de facturas a cambio del apoyo recibido.

Además del ultraderechista Manuel Espino, otra confirmación de que la extrema derecha mexicana -traidora por naturaleza- se está “vistiendo” ahora con los “colores” del PRI (¡el Rey ha muerto, viva el Rey!) la está dando precisamente quien fuera Presidente de México gracias al PAN, el guanajuatense Vicente Fox. El domingo 3 de junio del 2012, Vicente Fox sorprendió no solo a muchos panistas sino también a la nación entera al pedirle a Josefina Vázquez Mota declinar su candidatura a favor de Enrique Peña Nieto. Aquí es necesario hacer un paréntesis para repasar el hecho histórico de que Vicente Fox en realidad nunca fue un panista de esos que pudiéramos llamar “tradicionales”. De hecho, Vicente Fox, cuyas ligas con la extrema derecha de Guanajuato en donde la fascista Organización Nacional del Yunque tiene su más fuerte presencia nacional son un hecho confirmado por la gente de la cual se rodeó desde el momento en que fue investido como Presidente así como su primer gran acto simbólico que consistió en retirar con sus propias manos el cuadro de Benito Juárez que había servido de fondo a la oficina presidencial (el Benemérito de las Américas siempre ha sido uno de los personajes más odiados por la extrema derecha antisemita de México que ha crecido educada con propaganda como el libro América Peligra del nazi-fascista Salvador Borrego), pudo obtener primero la nominación como candidato presidencial del PAN y posteriormente su triunfo en los comicios presidenciales con la ayuda de un enorme influjo de recursos económicos de procedencia desconocida canalizados por triangulaciones ilegales y vías torciadas a través de la organización mafiosa conocida como Amigos de Fox y sin los cuales Vicente Fox habría sido un cero a la izquierda en el mismo Estado de Guanajuato. Es precisamente el ascenso del guanajuatense pro-Yunquista Vicente Fox a la silla presidencial en el año 2000 lo que marcó la consolidación de uno de los objetivos históricos más anhelados por la extrema derecha de México, que era sacar al PRI de Los Pinos e instalarse en la silla presidencial con libre acceso a todos los recursos de la Nación disponibles desde el gobierno federal. Antes de que Vicente Fox le pidera a Josefina Vázquez Mota declinar a favor de Enrique Peña Nieto, todo indicaba que Fox había sido presionado para manifestarse públicamente a favor de ella, lo cual no duró mucho. Pero con tan sólo un mes por delante y con Vázquez Mota desfondada sin poder salir de bache en que se encontraba su agonizante campaña, también para el pro-Yunquista Vicente Fox lo importante no era un tercer triunfo del PAN en los comicios presidenciales sino impedir a como dé lugar la posibilidad de que el izquierdista Andrés Manuel López Obrador pueda llegar a ocupar la Presidencia de México desde la cual López Obrador le podría cobrar a Vicente Fox y a su esposa algunas facturas pendientes. Cabe agregar que al mismo tiempo que Fox le pedía a través de los medios a Josefina Vázquez Mota declinar a favor de Andrés Manuel López Obrador, también declaraba que el izquierdista López Obrador a quien Fox y su consorte tanto temen estaba siendo “inflado artificialmente”, algo de lo cual el mismo Fox no parece estar muy convencido ya que de ser así Fox no se habría visto en la necesidad imperiosa de tener que darle un puntapié a Josefina Vázquez Mota para pedirle renunciar a favor de Peña Nieto.



Título: Como digo una cosa digo otra
Cartonista: Fisgón
Fuente: LA JORNADA



Título: Tras la máscara
Cartonista: Helguera
Fuente: LA JORNADA


Y así como Manuel Espino y Vicente Fox, ha ido creciendo el número de tipos asociados de alguna manera con la extrema derecha encubierta de México que parecen estar siguiendo al pie de la letra la nueva consigna que consiste en ya no tratar de rescatar lo irrescatable sino impedir que pueda ocurrir en el 2012 lo que se impidió que ocurriera en el 2006, esto es, el ascenso de Andrés Manuel López Obrador a la silla presidencial.

El problema para Peña Nieto es que, al aceptar e incluso agradecer el apoyo que le ofrece toda esta gente que está claramente ligada a la extrema derecha de México ya sea en forma directa o indirecta, aunque el mismo priista Enrique Peña Nieto no esté juramentado dentro de ninguna de las sociedades secretas de la ultraderecha mexicana como el Yunque y Los Tecos (Spectator todavía no tiene información alguna en su base de datos que ligue directamente a Peña Nieto con la derecha neofascista de México), puede causar e inclusive ya está causando la impresión de que ya pactó con ellos para obtener su apoyo para poder llegar a la Presidencia de México “haiga sido como haiga sido” ofreciéndoles algo importante a cambio de estos apoyos. Este tipo de cosas son precisamente el tipo de cosas que dan pie a las habladurías de que, en el fondo, tanto el PRI como el PAN son la misma cosa (¡no lo son, y las feroces guerras sucias mediáticas y las despiadadas campañas negras del PAN en contra del PRI lo comprueban!), al grado de que más que hablarse de un PRI y de un PAN hay que hablar de un PRIAN. Y aunque no haya tal tipo de pacto, basta con que mucha gente lo crea para que lo dé por hecho y que, ante la dura perspectiva de tener por delante a un gobierno federal con seis años de duración que incluya nuevamente entre sus funcionarios a gente ligada a la derecha ultraconservadora neofascista de México, prefiera darle su voto precisamente al mismo izquierdista al cual se está tratando de detener. Aceptar e inclusive agradecer los apoyos de gente siniestra asociada a la extrema derecha de México siempre ha sido el equivalente de forjar un pacto con el Diablo, y si en algo es muy eficiente el Diablo es a la hora de cobrar sus cuentas.

ERROR # 6.- Haber prometido darle continuidad a la ruinosa guerra iniciada por Felipe Calderón en contra del narcotráfico sin modificación o cambio alguno que valga la pena mencionar.

Nada ha calado más hondo y en forma más dolorosa que la guerra de legitimación emprendida por Felipe Calderón al tomar la decisión de sacar al Ejército de los cuarteles enviando a las tropas a las calles de las ciudades para combatir a la delincuencia organizada (empezó a hacerlo con su propio Estado, Michoacán, en donde cinco años y medio después se tienen atentados narcoterroristas como los organizados en contra de los camiones de la empresa Sabritas por los Caballeros Templarios), con los soldados ejerciendo labores propias de las policías y los agentes ministeriales. Con años de anticipación se estuvo advirtiendo aquí que esa “guerrita” iniciada con proclamas oficiales triunfalistas era una prescripción para un desastre de proporciones incalculables. El tiempo ha dado la razón a estas apreciaciones, y la “guerra de Calderón”, una guerra estúpida mal planeada y peor ejecutada, terminó convirtiéndose en una dantesca tragedia nacional que ha producido escenas de horror como nunca se habían visto en tiempos recientes (cuerpos decapitados y desmembrados, tormentos que ni siquiera los chinos en sus peores épocas practicaban, secuestros y desapariciones al por mayor, etc.), elevando la inseguridad en el país hasta las nubes.

En este rubro, y desde antes de empezar la contienda presidencial, Enrique Peña Nieto tuvo una oportunidad dorada para marcar desde el principio una sana distancia entre la catástrofe calderonista y lo que vendría siendo su forma de gobierno, prometiendo cosas tales como: (1) regresar al Ejército mexicano a los cuarteles limitando sus labores en el combate al narcotráfico a asuntos tales como labores de inteligencia y destrucción de plantíos, (2) considerar el asunto del consumo de drogas no como un problema de criminalidad sino como un problema de salud pública tratándolo de manera acorde mediante programas de prevención y rehabilitación médica al igual que como se trata otras condiciones como la diabetes y la hipertensión, (3) considerar la posible legalización de algunas drogas como la mariguana sin andarle pidiendo su consentimiento o su parecer al gobierno de Washington (que al fin y al cabo ni lo agradecen), (4) combatir a la delincuencia organizada yendo a donde les puede doler, yendo directamente a sus finanzas, y usando las fortunas decomisadas para financiar centros de rehabilitación y compensar a las víctimas que dejan las acciones de la delincuencia organizada, (5) remover de los puentes internacionales a todos los soldados del Ejército mexicano que están cuidando que no cruce droga de México hacia los Estados Unidos por la franja fronteriza, ya que la función prioritaria del Ejército mexicano debería de haber sido siempre proteger los intereses de México y no los intereses de los Estados Unidos (ya que tan buenos han sido los norteamericanos para detener el flujo de indocumentados mexicanos hacia los Estados Unidos, pueden hacer lo mismo sellando sus fronteras al tránsito de drogas ilícitas, a ver si es cierto que se puede bajar a cero la introducción de cocaína, heroína, metanfetaminas y otras drogas a territorio norteamericano), (6) proclamar la “guerra contra las drogas” en México un fracaso, dejando en claro que si Estados Unidos quiere que esa “guerra” se siga peleando entonces Estados Unidos deberá empezar por poner el ejemplo peleándola dentro de su propia casa en lugar de pelearla fuera de sus fronteras en países como México, (7) legalizar las drogas “duras” como la heroína y la cocaína pero de modo tal que ningún particular se beneficie en México a manos llenas hasta ocupar lugares de “honor” en la lista de la revista Forbes de los hombres más ricos del mundo, o sea suministrando dichas drogas únicamente bajo un estricto control y supervisión del Estado desde la producción básica hasta el procesamiento final, y ello como parte de programas de terapias de rehabilitación en las que se vayan substituyendo paulatinamente las drogas duras por medicamentos de control tales como la metadona con la mira a largo plazo puesta en la rehabilitación total del adicto en vez de su criminalización.

Es mucho lo que Peña Nieto pudo haber hecho para “meterle reversa” al “cambio” quitándole de encima al país este horripilante problema que será el peor legado del peor Presidente que haya tenido México (tenía que ser un Presidente emanado de las derechas y las ultraderechas). De hecho, todas las opciones que se han mencionado arriba las pudo haber puesto en práctica el mismo Felipe Calderón, y tal vez habría sido recordado como uno de los más grandes Presidentes en la Historia de México (¡y las derechas y ultraderechas se habrían llevado el crédito y el mérito por los logros obtenidos!), pero no pudo hacerlo simple y sencillamente porque su inmensa vanidad y soberbia le impidieron ver más allá de sus gafas, jamás estuvo dispuesto a aceptar haber cometido error alguno en la puesta en práctica de su “guerrita”, y si nunca cometió error alguno, ¿por qué razón habría de modificar su estrategia “perfecta” carente de errores? No debe causar asombro alguno que la miopía intelectual del ególatra e intolerante Felipe Calderón haya terminado por ocasionarle una desaprobación histórica sin precedentes faltando menos de seis meses para terminar su descalabrada gestión como Presidente de México.

Enrique Peña Nieto se pudo haber deslindado por completo y de tajo de la fracasada guerra contra el narco de Felipe Calderón poniendo en la mesa de discusiones propuestas firmes y concretas como las que se han ennumerado arriba. Pero en vez de hacer tal cosa, simple y sencillamente se ha limitado a ofrecer la continuación de la “guerra” iniciada por Felipe Calderón.

En pocas palabras...

¡Más de lo mismo!

¡Seis años con más de lo mismo! Y con las mismas funestas consecuencias para el país, GARANTIZADO.

Seguramente muchas de las viudas y huérfanos que hay detrás de los 60 mil cadáveres que ha dejado la “guerra” de Calderón y que tenían puestas sus esperanzas en el puntero en las encuestas y sondeos de opinión, Enrique Peña Nieto, han de haber caído en un enorme desánimo e inclusive en la incredulidad al confirmar que Enrique Peña Nieto no tiene que ofrecer más que una repetición de lo mismo que echó a andar Felipe Calderón. Veamos. En seis años de gobierno, 60 mil cadáveres vienen representando algo así como 10 mil cadáveres por año. Si bajo una nueva administración (por ejemplo, Enrique Peña Nieto, o quien sea) las cosas siguen igual, sin cambio alguno, ello implicaría que al llegar el 2018 se tendría algo así como 120 mil cadáveres acumulados. Más o menos lo que deja una verdadera guerra como la de Iraq o la de Afganistán. Esto sin contar con la continuada destrucción de la economía nacional. Y teniendo a su lado a tipos como Manuel Espino cerca de él dispuestos a aconsejarlo en cosas tales como echar mano del recurso del gran garrote, se tiene la receta perfecta para terminar de hundir a México en el caos social que podría ser el preludio para la instauración de una dictadura de corte fascista como las que padecieron los chilenos y los argentinos (esta sería una manera de sectas siniestras de extrema derecha tales como la Organización Nacional del Yunque y los Tecos de Guadalajara de “regresar por sus fueros” volviendo a adquirir fuerza y poder).

Los detractores de Enrique Peña Nieto, que son cada vez más numerosos, están torpedeando duramente su intención de mantener tal y como va la “guerra” de Calderón sin cambios que valgan la pena mencionar, y las críticas están empezando a llegar al grueso de la población en donde muchos están preguntando y se están preguntando a sí mismos: ¿pero en qué cabeza cabe continuar haciendo lo mismo que ha resultado ser un soberano fracaso? ¿Cuál es entonces la esperanza que ofrece Enrique Peña Nieto para sacar a México del atolladero? ¿Puras palabras bonitas en frases huecas? ¿Pero en qué cabeza cabe repetir los errores del panismo en el poder en el asunto del manejo del problema del narcotráfico? ¿Está realmente preparado este hombre para gobernar al país?

ERROR # 7.- Haber permitido que creciera desmesuradamente la percepción de que Peña Nieto estaba siendo favorecido injustamente por el duopolio TELEVISA-TV Azteca por sobre los demás candidatos, incluída la misma candidata oficialista Josefina Vázquez Mota, presuntamente a cambio de mantenerles favores, concesiones y privilegios a estas dos empresas rapaces cuya voracidad está ya fuera de toda proporción y límites.

En mucha gente existe la percepción (correcta) de que ni TELEVISA ni TV AZTECA dan algo a cambio de nada, de que cualquier favor político que hagan en sus manejos desinformativos de las noticias del día siempre tendrá un costo oculto, y de que en este caso las facturas a pagar son excesivamente altas para el país entero. La percepción generalizada es que tras 12 años de estancamiento económico, más de 60 mil cadáveres en una guerra inútil y costosa que el pueblo de México no pidió, la caída en picada de la calidad educativa en México y el aumento en la extrema pobreza, los poderes fácticos entre los cuales ciertamente se encuentran los intereses del perverso duopolio televisivo tratarían de mover una parte importante de sus apuestas hacia otra opción que no fuese la izquierda pero con la cual podrían seguir trabajando y continuar disfrutando sus inmerecidos privilegios y concesiones. Pero no contaban con la materialización de otro factor importante fuera de su control con el cual las televisoras rapaces empezarían a perder gran parte de su poder manipulador y desinformativo, un factor libre por completo de censura y el cual no está vendido a ningún poder fáctico ni a sociedad secreta alguna como el Yunque y los Tecos, un factor lo suficientemente poderoso como para terminar por derrocar a tiranos de larga duración en el Medio Oriente como el “faraón” egipcio Hosni Mubarak y el dictador Muamar Gadafi: Internet y las redes sociales.

Un ejemplo paradigmático del enorme poder de Internet y las redes sociales para la construcción de una nueva sociedad tecnológica mucho mejor informada y mucho mejor preparada para tomar decisiones trascendentales lo dá lo sucedido al día siguiente del descalabrado encuentro que tuvo el candidato presidencial priista Enrique Peña Nieto con los estudiantes de la Universidad Iberoamericana. La red informativa (o mejor dicho, desinformativa, a su modo, siempre buscando quedar bien con el que crea que pueda obtener los mayores privilegios y beneficios así se trate del mismo Diablo) Organización Editorial Mexicana (OEM) del poderoso empresario supra-capitalista Mario Vázquez Raña:





dando un manejo completamente tergiversado de la noticia, minimizó los reclamos estudiantiles y calificó el encuentro de Peña Nieto como un triunfo. La nota, desde luego, no concordaba casi en nada con lo que había sucedido en aquél encuentro, pero encima de ello sonaba como un insulto a la inteligencia de los lectores de las notas proporcionadas por dicha agencia informativa. Los eventos ocurridos en los días posteriores no solo desmintieron el manejo manipulado y tergiversado de las noticias dadas por la cadena desinformativa OEM, sino que pararon de cabeza a su dueño y a los accionistas de todos los demás consorcios manipuladores de información dándoles a entender que los tiempos del engaño, la manipulación, la desinformación y las corruptelas de la prensa vendida estaban llegando a su fin.

La avalancha de sucesos que han puesto a temblar de pies a cabeza a Enrique Peña Nieto haciéndolo dudar de sus posibilidades de triunfo y orillándolo a aceptar la mano que le tienden algunos de los tipos asociados con las fuerzas más obscuras y siniestras de México, fuerzas de naturaleza eminentemente conspiratoria, ha traído consigo la elaboración de trabajos y editoriales que no le son muy favorables que digamos, como el siguiente:

Peña Nieto, en caída libre
Jesusa Cervantes
Agencia APRO
2 de junio del 2012

Seguramente, la mañana del 27 de mayo el puntero en las encuestas electorales, Enrique Peña Nieto, se levantó temprano, vio los reportes que su equipo de campaña le da y se espantó. Era la primera vez que no tenía los acostumbrados 25 puntos arriba en los sondeos.

Todas las mañanas, a las siete, el equipo de campaña peñista, Luis Videgaray, Luis Miranda y Luis Vega -los tres luises, como se les conoce- se reúnen en privado y hacen un primer balance del día anterior; verifican cómo aparece su candidato en los medios, quiénes lo criticaron, qué efecto puede tener determinado acontecimiento nacional en los sondeos y cómo va en los estados.

Quizá el 27 de mayo, el mismo Peña Nieto se percató del inicio de su caída, quizá se lo comunicó su primer círculo; no lo sabemos de cierto, lo único evidente fue el rostro agobiado que mostró en su primer acto de campaña de ese día.

Con una hora de retraso, el “favorito” en las encuestas llegó ante empresarios de la industria textil en la bella airosa, Pachuca, Hidalgo. Entró al salón a paso lento, con la cabeza, por vez primera, agachada. Cuando se incorporó por completo su mirada estaba perdida; atrás quedaron sus entradas triunfales, el arrebato por el teléfono celular para tomarse decenas de fotografías con sus admiradoras.

El candidato se veía y se sentía, preocupado. No era para menos, el periódico Reforma lo ubicaba por vez primera desde que arrancó formalmente la campaña electoral con varios puntos a la baja, aunque todavía por encima de sus tres competidores y aún a buena distancia de su inmediato contendiente.

Aunque hemos de reconocer que su debacle electoral arrancó el 11 de mayo en la Universidad Iberoamericana al ser abucheado por la comunidad estudiantil, además de cuestionado y acosado a lo largo y ancho de las instalaciones.

Por cierto, dicen que desde ahora la Ibero ya no tiene cupo para el próximo curso, pues todos los jóvenes quieren estar ahora en la escuela que dio el primer salto y mostró al país que ahí sí se enseña a pensar y debatir. Dicen que hasta se ha ubicado en el top del prestigio, desbancando a la propia UNAM.

Pero volviendo a Peña, no fue sino hasta una quincena después cuando su rostro denotó preocupación: el 27 de mayo en Pachuca, Hidalgo.

Después del 11 de mayo el fantasma de la Ibero lo persiguió por cada una de las localidades que visitó; primero fue Saltillo, Coahuila, el 12 de mayo, donde un grupo de jóvenes intentó colocar una manta de repudio; le siguió la megamarcha estudiantil en el Distrito Federal el sábado 19 del mismo mes y donde según las autoridades capitalinas, ésta rebasó los 40 mil asistentes.

En contraparte, el lleno de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco en donde Andrés Manuel López Obrador logró congregar a por lo menos 10 mil muchachos. Le siguió otra marcha multitudinaria estudiantil anti Peña que salió del monumento a la corrupción del sexenio calderonista, la Estela de Luz, hasta el Zócalo, haciendo parada inevitable en las instalaciones de Televisa Chapultepec.

Y todo ello pasó a ser un coctel en contra del priista que devino en la primera caída en las encuestas: el 27 de mayo.

A partir de ahí, el rostro de Peña Nieto, la seguridad y los actos de campaña, se volvieron impredecibles. Un día aparecía mal encarado, sin siquiera querer hablar con la prensa, es más, ni mirarla pues se iba por donde los medios no podían acceder.

Luego, el capitán Cuevas, su jefe de escolta, se volvió triplemente precavido y malhumorado, pues cada vez que algún reportero o fan de Peña burlaba la seguridad, gritaba improperios. Y para rematar, su agenda: un día se anunciaba que estaría en Michoacán y al siguiente se suspendía, otro día en Tijuana y se cancelaba para La Paz.

Y por si eso no bastara, la agenda que se entrega a los medios de información para que puedan programar la cobertura, se empezó a proporcionar a medias. Es decir, se anunciaría la ciudad que el candidato visitaría pero hasta el último momento se daba a conocer el lugar exacto.

El 11 de mayo generó un caos en la campaña electoral de Peña Nieto y la alerta se intensificó después del ataque que sufrió una de las camionetas de campaña en la ciudad de Querétaro, donde un grupo de jóvenes (después se sabría que formaban parte del PAN) la zangoloteó pensando que ahí iba el candidato.

La imprecisión sobre los lugares y hora en que el exgobernador mexiquense estará tiene su origen en el viernes negro de la Ibero y todo ha generado un cambo de estrategia, aunque públicamente no se acepta, pero el objetivo es que el estudiantado conglomerado en el movimiento #YoSoy132 no se entere del lugar que visitará y así prevenir posibles conflictos como el de Córdoba, Veracruz o el de Colima o el de Zacatecas.

A la persecución de los jóvenes le siguió lo que parece ser fuego amigo del PRI y los embates en contra de algunos conocidos priistas. Por ejemplo, los documentos que llegaron a distintas redacciones sobre manejos financieros turbios de dos de sus principales operadores: Miguel Osorio Chong y Luis Videgaray.

Y como cereza de pastel, la causa administrativa de Estados Unidos en contra del exgobernador priista de Tamaulipas, Tomás Yarrington y el seguimiento que le dio el gobierno federal mexicano por presunto lavado de dinero del narcotráfico.

Todo lo anterior pasó a convertirse en una pesada loza para el candidato puntero, quien ahora en lugar de una sonrisa trae una mirada de angustia e irradia inseguridad que mientras más entra en contacto “con la estructura priista”, se desvanece y cambia por una más amable.

Y no es para menos, pues según la encuesta, de nuevo del periódico Reforma, el jueves pasado, lo ubicó a la baja, pero lo peor para él es que a tan sólo ¡cuatro puntos! de Andrés Manuel López Obrador; atrás quedaron los 25 puntos, aunque Mitofsky lo sigue ubicando como inalcanzable.

La actitud y el rostro de preocupación de Peña Nieto han sido tan evidentes que justo cuando explotó el caso Yarrington, en la conferencia improvisada para abordar el tema, una reportera le preguntó porqué en los últimos días se le estaba viendo tan decaído. “No sé porqué me ve así, yo sigo con el mismo entusiasmo”, respondió, palabras más, palabras menos.

Pero aunque el candidato lo sostenga, tanto él como su equipo de campaña no pueden evitar ocultar que están preocupados, y más si leen con cuidado eventos de su contrincante más cercano, López Obrador, con algunos empresarios, como por ejemplo el que tuvo con el dueño de Televisión Azteca, Ricardo Salinas Pliego, quien lo invitó a compartir con sus empleados de Elektra su proyecto electoral en Cancún.

Existe una encuesta que la propia televisora del Ajusco mandó a realizar recientemente a nivel nacional y los números, dicen, han dejado azorado al dueño pues hay un candidato que va en franca caída libre y otro, avanzando a paso lento.

Quién sabe si los tiempos le alcancen al más cercano contrincante de Peña Nieto para derrotarlo, pero por lo pronto más de un empresario y varios panistas están ya viendo hacia dónde van a poner su resto. Si no lo creen, basta con ver cómo en el pasado acto con los empresarios de La Laguna el equipo peñista tuvo que retirar por lo menos cien sillas para que no se vieran solitas, pues los destinatarios nunca llegaron.

¿Será por eso que al reunirse con “la estructura del PRI” en Durango, Peña les dijo que se quedaran con “un pedacito de mi corazón” y hasta anda pidiendo que lo adopten como hijo? A lo mejor no conmueve pero cómo se le parece ahora “al amoroso” del Peje.

Tomando en cuenta los errores arriba citados en los que ha estado incurriendo Enrique Peña Nieto, sería algo injusto de parte del priismo nacional el tratar de echarle toda la culpa al izquierdista Andrés Manuel López Obrador de la caída cada vez más obvia de su candidato presidencial en las preferencias de los electores. Ni López Obrador ni el Partido de la Revolución Democrática ni el Partido del Trabajo ni organización izquierdista alguna de México tuvieron mucho que ver con la despiadada y feroz guerra sucia mediática sin punto de reposo que los panistas-Yunquistas le tenían preparada a Enrique Peña Nieto aún desde antes de que comenzara la contienda presidencial y la cual no ha parado un solo momento. López Obrador, sin meter sus manos en el asunto, fue simplemente el beneficiario de la guerra sucia y las campañas negras del PAN-Gobierno en contra de Peña Nieto. La intención original de la guerra sucia panista-Yunquista en contra de Peña Nieto no era que López Obrador se beneficiara de ella, eso no formaba parte del plan original, eso no era parte del “plan A”. La intención era que Josefina Vázquez Mota alcanzara a Peña Nieto para después darle el triunfo de cualquier manera así fuese recurriendo a tácticas y chicanas de carácter legaloide para legitimarla como Presidenta de México haiga sido como haiga sido. Al quedar estancada sin lograr ascenso alguno, el beneficiario indirecto de la guerra sucia en contra de Peña Nieto terminó siendo López Obrador, el cual estuvo todo el tiempo “detrás de las gradas” viendo cómo el minotauro panista-Yunquista desgarraba a Peña Nieto tumbándolo de su pedestal, con el mismo Peña Nieto agravando su situación al estar incurriendo en los errores señalados. Sin quererlo, los ultraderechistas de México le hicieron el favor a López Obrador, y ahora están cada vez más inquietos (incluso, desesperados) tratando de impedir la peor de sus pesadillas: un Presidente de izquierda en la silla presidencial. El que un izquierdista ocupe una silla presidencial no tiene por que ser una tragedia nacional. Mientras México se hundió, Brasil subió . Sin embargo, para el caso muy especial de México, el ascenso de un izquierdista a la silla presidencial, justo cuando los detalles de la conspiración forjada por la extrema derecha mexicana están siendo expuestos a la luz del día, representaría una derrota de proporciones históricas para los conspiradores. Sería un golpe demoledor del cual no se recuperarían en mucho tiempo, posiblemente jamás. Y ya ni siquiera les queda en el 2012 la alternativa de tratar de recurrir a un magnicidio como el que segó la vida del candidato priista Luis Donaldo Colosio (cuyas palabras “veo un México con hambre, con sed de justicia” tal vez fueron las que alarmaron a algún tipo intrigante de proclividad asesina que terminaron costándole a Colosio su propia vida), ya que en todo caso seguramente entraría de inmediato como substituto alterno de López Obrador otro izquierdista connotado, Cuauhtémoc Cárdenas, cuyo ascenso a la silla presidencial no solo obligaría al nefasto Carlos Salinas de Gortari a empacar a toda prisa sus maletas para volver nuevamente al exilio en Irlanda, sino que seguramente pondría a temblar de pies a cabeza a todos aquellos que tuvieron que ver con el fraude electoral consumado en 1988. En pocas palabras, si tratan de remover a Andrés Manuel López Obrador del camino por las malas, en vez de irles mal les puede ir peor, mucho peor, porque en un caso así el mismo Cuauhtémoc Cárdenas ya como Presidente de México ordenaría una investigación total y a fondo que impediría una impunidad como la que se supone que guardan los presuntos autores intelectuales del homicidio de Luis Donaldo Colosio, y gente muy importante podría terminar encerrada por el resto de sus vidas en prisión con sus cuantiosas propiedades confiscadas y sus privilegios y concesiones removidos de tajo. En el 2012, la única opción que les va quedando es apostarle todo a Peña Nieto no porque sean muy “peñanietistas” sino porque no hay de otra.

El candidato priista Enrique Peña Nieto aún puede ganar. Eso está dentro de lo posible, porque como ya se dijo, en política no hay nada escrito. Sin embargo, se antoja remota la posibilidad de que a estas alturas su triunfo pueda ser tan avasallador como hace dos o tres meses Peña Nieto suponía que iba a ser, y esto puede tener consecuencias mayúsculas que no había previsto. Un triunfo con amplio margen de ventaja por encima de los otros tres candidatos, incluída la misma candidata del partido oficialista, le podría haber dado a Peña Nieto la legitimidad indispensable para poder promover sus reformas y sus planes ante el Congreso de la Unión, podría haberle dado un mandato. En cambio, un triunfo con un margen mínimo de diferencia, lo pone virtualmente entre la espada y la pared desde antes de tomar posesión de su cargo como Presidente de México, ya que no es lo mismo triunfar con una mayoría absoluta (por ejemplo, obteniendo el 52 por ciento de la votación, con el resto de los votos repartidos entre sus tres oponentes) que triunfar con una mayoría relativa en la cual no tendría ni siquiera la tercera parte de la votación a su favor. Esto, desde luego, pone presiones desmedidas al Presidente entrante orillándolo a caer en la tentación de tomar acciones espectaculares al iniciar su gestión para poderse legitimar en el poder, sobre todo si son millones de electores quienes puedan sospechar que el triunfo en las urnas fue el producto de otro fraude electoral sofisticado apoyado con manipulaciones mediáticas y sobornos. Así fue precisamente como inició Felipe Calderón su Presidencia. Así fue como trató de ganar aceptación echando a andar su guerra de legitimación que terminó costándole muy caro a la Nación entera. Lo peor que puede suceder es que se lleve a cabo una repetición de la misma historieta, con el pueblo de México teniendo que pagar al final los platos rotos, por seis largos años sin poderse hacer nada al respecto excepto tratar de aguantarlos y sobrevivirlos, si es que se puede.