martes, 20 de diciembre de 2011

Orígenes ocultos del genocidio del 68 - 5a parte



Hemos visto en las entradas anteriores el contenido íntegro del trabajo periodístico y gráfico de los trabajadores de la revista Por qué? que documentó los antecedentes de un conflicto estudiantil que antecedió a la terrible masacre consumada por el muy bien armado y “glorioso” Ejército mexicano en contra de jóvenes estudiantes desarmados. Hay quienes le atribuyen a un oficial militar cínico el haber pronunciado al día siguiente de la masacre las palabras “las armas nacionales se han cubierto de gloria” (seguramente usurpadas de los libros de Historia en relación a la Batalla del 5 de Mayo). ¡Vaya gloria! En la misma revista considerada hoy de valor histórico incalculable, aparece a partir de la página 46 una entrevista exclusiva concedida por el Ingeniero Heberto Castillo, la cual se reproducirá también en forma íntegra sin edición alguna:

Causas de la violencia y la Reacción de Maestros y Estudiantes
Entrevista exclusiva habla el ingeniero Heberto Castillo Por Mario Menendez Rodríguez

El notable, valiente y honrado catedrático de la UNAM y el Politécnico propone la creación de un Tribunal de la Cultura para juzgar a quienes atenten contra el progreso de México.

Por tus 16 años en la UNAM y en el IPN debes conocer a fondo los problemas que se debaten en los centros de cultura superior. Por eso, la revista POR QUE?, de la que eres colaborador, desea entrevistarte para conocer tu opinión respecto a los últimos acontecimientos.

- Bien; desgraciadamente, en los centros de educación superior hay muchos, muchísimos problemas. El más serio de ellos, en mi opinión, es la imposibilidad de que los jóvenes de escasos recursos económicos -la inmensa mayoría- puedan recibir educación superior. Sin embargo, hay muchos problemas más paro los estudiantes que han tenido esa oportunidad. Pésimos programas de estudio, maestros mal preparados, ausentismo agudo de profesores, posiciones paternalistas de las autoridades que no toman en cuenta la opinión de los alumnos. Te sorprenderías, Mario, al saber que hay maestros con 20 años de ejercicio que jamás han sostenido un diálogo con sus alumnos sobre otros problemas que no sean los específicos de su materia.

Sí, pero sobre el problema actual, el que ha conmovido a México a partir de la última semana de julio, ¿qué?

-Muchas cosas, porque desde que las autoridades del país sembraron el caos con su brutal represión he participado con los estudiantes y los maestros del Politécnico y de la Universidad en la integración de comités por la defensa de la cultura en México. En primer lugar, quisiera mencionar algunos de los artículos de la Constitución de la República violados por las más altas autoridades. ¿Puedo hacerlo? ¿No consumo demasiado espacio en POR QUÉ?

Desde luego que puedes hacerlo, máxime que nuestra Constitución es tan poco conocida pro los mexicanos “cultos”.

-Gracias. Tienes toda la razón. Yo he leído en asambleas de profesores algunos de estos artículos sin mencionar su origen y casi me han acusado de subversivo. Bien, estos artículos nos pueden orientar para una exposición de hechos en los últimos días:

Artículo 1º. “En los Estados Unidos Mexicanos todo individuo gozará de las garantías que otorga esta Constitución, las cuales no podrán restringirse, ni suspenderse, sino en los casos y con las condiciones que ella misma establece”.



Artículo 9º: “No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier objeto lícito…

“No se considerará ilegal, y no podrá ser disuelta una asamblea o reunión que tenga por objeto hacer una petición, o presentar una protesta por algún acto a una autoridad, si no se profieren injurias contra ésta, ni se hicieren uso de violencias y amenazas para intimidarla u obligarla a resolver en el sentido que se desee”.

Desde luego, puede verse que el artículo primero fue violado al no ser respetadas las garantías individuales que la Constitución consagra. Así ocurrió cuando la manifestación pacífica del 26 de julio, que se organizaba como protesta por a agresión de los granaderos a los estudiantes de la vocacional del Politécnico. Esta manifestación, autorizada por las autoridades el mismo día que otra manifestación lo había sido para celebrar el Asalto al Cuartel Moncada por Fidel Castro en Cuba, fue agredida salvajemente por la policía y ha puesto a pensar a no pocos



en si no habría habido más que simple casualidad en la coincidencia de las manifestaciones y en las autorizaciones. De ello nada sé. Todo lo que pudiera decir serían especulaciones. Lo que puedo afirmar es que no recuerdo ninguna manifestación de protesta de las muchas en que he participado en que el orden sea roto por los manifestantes. Siempre que han ocurrido disturbios han sido los policías quienes los han causado. Fue muy certero un cartel de los muchachos que decía más o menos: “Manifestación sin policías, manifestación ordenada”.

Una vez roto el orden se inició la batalla. Como puede verse por las fotos que me muestras, el salvajismo de la policía y, más tarde, del ejército, fue evidente. Esta actitud provocó la natural reacción de los jóvenes -y no por jóvenes, sino por hombres- de contestar a la violencia con la violencia. No imagino que haya muchos seres humanos capaces de responder con sonrisas o con argumentos a los culatazos







de los violadores del orden encargados de vigilarlo.

Las fotos que ilustran tu revista muestran cómo entre los estudiantes estaban infiltrados policías vestidos de paisanos cometiendo actos vandálicos. Eso debe quedar claro para el pueblo -bueno, si te permiten la publicación de estas fotografías y de mis opiniones-…

No creo que la objetividad en la información haga daño a México, todo lo contrario. ¿No lo crees tú así?

-Naturalmente. Sólo en México se actúa en muchas ocasiones en forma extraña. Si tú denuncias un problema, no se te reclama el que denuncies el problema si a las autoridades les ha dolido tal denuncia. No. Se te achaca el problema. Quien denuncia situaciones graves en el país es acusado con frecuencia de ser el autor, el responsable de tales situaciones graves.







Pues bien, cuando los estudiantes de las vocacionales y de las preparatorias comenzaron a detener camiones de pasajeros para formar barricadas y proteger sus escuelas de la agresión policíaca, se suscitaron hechos más violentos aún. Yo no podría precisar si los preparatorianos entraron al conflicto con motivo de la agresión a la manifestación pro Cuba o porque, como e dice por ahí, un autobús atropelló a un estudiante. No lo sé. Lo que resulta evidente es que los ánimos de los jóvenes se caldearon y respondieron a la agresión violentamente. Por ahí se dice -algunos de los viejos oportunistas del marxismo de catálogo lo dicen- que esto fue planeado por agentes de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos) y del FBI (Federal Bureau of Investigation). También corren rumores de que se deseaba “quemar” políticamente a Corona del Rosal y a Echeverría. Eso no lo sabemos y difícilmente podríamos esclarecerlo quienes no tenemos los medios para hacer una investigación exhaustiva del problema. Sí; pensamos que el gobierno de México tiene la obligación de esclarecer ante la opinión del pueblo tan vergonzosos hechos.

Por otra parte, sí puedo da algunos informes a la opinión pública de algunos hechos que pueden ayudar a deslindar responsabilidades. Por ejemplo, durante la agresión del cuerpo policíaco a la vocacional 5 en la ciudadela, un fotógrafo con todas las apariencias de extranjero y portando una cámara fotográfica, era protegido por granaderos para desarrollar su labor informativa. Los estudiantes, al ver semejante desacato, lo agredieron y le causaron lesiones logrando rescatar algún material que conservan como trofeo. El material rescatado me fue mostrado por estudiantes de Ingeniería. Consiste de una pequeña caja de aluminio con un videotape con el escudo de los EE.UU, y un letrero que dice: Servicio de Información del Presidente Lyndon B. Johnoson.

En la noche del 29 de julio ocurrieron los más graves acontecimientos: el ejército intervino a requerimiento expreso del licenciado y general Corona del Rosal y bombardeó la Escuela Nacional Preparatoria derribando una de sus puertas de acceso y lastimando gravemente -se habla de muertos- a varios estudiantes parapetados en esa puerta. Aquí, Mario, permíteme que te transcriba otros artículos de nuestra Constitución:

Artículo 29. “En los casos de invasión, perturbación grave de la paz pública o cualquier otro que ponga a la sociedad en grande peligro o conflicto, solamente el Presidente de la República Mexicana, de acuerdo con el Consejo de Ministros y con aprobación del Congreso de la Unión y en los recesos de este, de la Comisión Permanente, podrá suspender en todo el país o en lugar determinado las garantías que fuesen obstáculo para hacer frente, rápida y fácilmente, a la situación; pero deberá hacerlo por tiempo limitado, por medio de prevenciones generales y sin que la suspensión se contraiga a determinado individuo…”

Artículo 129. “En tiempos de paz ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar…”

Resulta evidente así que hubo violación flagrante de la Constitución. Nadie puede argumentar que hubo suspensión de las garantías constitucionales de acuerdo con el Artículo 29. Por otro lado, las actividades del ejército claramente explícitas en las fotografías que se publican revelan que no “tenían exacta conexión con la disciplina militar”. El bombardeo de la Preparatoria No. 1 creó en la conciencia de todos los universitarios un repudio natural, espontáneo, desvinculado de cualquier partidarismo a la represión gubernamental. Puso en evidencia, además, que las autoridades no respetaban la constitución. Para colmo de violaciones, en entrevistas de prensa celebradas en la noche del 29 al 30 de julio, Luis Echeverría, secretario de Gobernación; Alfonso Corona del rosal, regente de la Ciudad de México; Julio Sánchez Vargas, procurador general de la República; Gilberto Suárez Torres, procurador de Justicia del Distrito y Territorios Federales, aceptaron públicamente su participación en los hechos, declarando el Sr. Corona del Rosal que había solicitado la intervención del ejército.

Quiero ahora que los lectores de POR QUE? recuerden otro artículo de la Carta Magna:




Artículo 108. “Los senadores y diputados al Congreso de la Unión, los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los Secretarios del Despacho y el Procurador General de la República, son responsables por los delitos comunes que cometan durante el tiempo de su encargo y por los delitos, faltas u omisiones en que incurran en el ejercicio de ese mismo cargo”.

En estas circunstancias, ante los flagrante de las faltas cometidas pensé que podía hacer uso del derecho que concede el Artículo 111 que a la letra dice:

“Se concede acción popular parar denunciar ante la Cámara de diputados los delitos comunes u oficiales de los altos funcionarios de la Federación…”

Fue así que acudí a la Asamblea de Profesores y Autoridades en el instituto Politécnico Nacional en donde se debatía un documento para su publicación en la prensa nacional. Presidía dicho acto el Sr. Guillermo Massieu, director general del Politécnico, y se encontraba el auditorio de Zacatenco prácticamente lleno. Pedí el uso de la palabra cuando ya se había cerrado casi el debate y propuse que se denunciara la violación a la Constitución cometida por los funcionarios citados para hacer la consignación correspondiente ante el Congreso de la Unión. La Asamblea aprobó por aclamación que duró varios minutos dicha proposición. El locutor declaró que la adición había sido aprobada. Cuando vi el documento en los periódicos, unos días más tarde, no se mencionaba el asunto…

Más tarde, en la Asamblea de la Unión de Profesores de la Facultad de Ingeniería celebrada el 2 de agosto, se acordó hacer una protesta pública por la agresión a los estudiantes. En dicha asamblea se planteó otra vez la necesidad de hacer la denuncia de quienes habían violado la Constitución. Se aprobó también en forma casi unánime y se designó una Comisión redactora -a la cual fui designado- que junto con el Comité Directivo de la Unión de Profesores, elaborara el documento y lo hiciera público. Cuando se discutió su redacción, el Comité Directivo de la Unión se opuso a respetar el acuerdo de la asamblea, argumentando que se podría incurrir en el delito de difamación. No fue posible convencerles de lo contrario y cinco días después, se reunió de nuevo la Asamblea. En ella participaron un gran número de ingenieros empleados de confianza de grandes empresas constructoras (el presidente de la Unión es un ingeniero al servicio de la ICA) y de funcionarios públicos. El acuerdo de la Asamblea fue revocado porque planteaba duda mi proposición; al leerles los artículos de la Constitución que he transcrito en la entrevista, se dijo que “posiblemente hubiera otros artículos que aprobaran la represión”. Cuando hice ver lo lamentable que resultaba el hecho de que un grupo colegiado de universitarios manifestara su ignorancia con respecto a la constitución de la República, un profesor admitió que a él no le daba en lo absoluto vergüenza el no conocerla. Semejante afirmación fue rubricada por una ovación de la claque enviada par invalidar el acuerdo de la asamblea. Ahí se propuso que la Unión no protestara sino que sólo se emitiera un comunicado “apoyando al rector Barros Sierra”.

Cuando intenté explicar lo absurdo de un acuerdo tan abyecto, tan divorciado dl sentir de los verdaderos profesores de la UNAM, de los jóvenes estudiantes, al tomar el micrófono la porra de lambiscones con "estudios superiores" me quitó el uso de la palabra pidiendo la votación. Lo aprobaron por aplastante mayoría.

Refiero estos hechos a la revista porque, aun cuando anecdóticas, pueden dar una idea de lo grave que es la situación en la UNAM y en otros centros de educación superior. Los maestros, en su inmensa mayoría, son representantes de las grandes empresas o bien son funcionarios públicos que tienen como principal preocupación sostener y engrandecer sus posiciones de ventaja, no mejorar la educación superior en beneficio del pueblo. Sólo les preocupa preparar técnicos, científicos, literatos, etc., que sostengan en el poder económico y político a ese pequeño grupo que lo detenta en México, en perjuicio, naturalmente del pueblo.

Vemos entonces que, si para preservarlo, se debe reunir a la bajiza más violenta, no lo dudan un solo momento.

Yo afirmo públicamente que ese grupo de ingenieros profesores de la Facultad de Ingeniería no tienen las calidades humanas necesarias, indispensables para orientar a los estudiantes. Por ello renuncié a la Unión de Profesores y lo comuniqué a los estudiantes de la Facultad reunidos en Asamblea. Es importante destacar que los jóvenes de Ingeniería recibieron mi renuncia al grupo “charro” de la Facultad con una manifiesta y entusiasta simpatía.

Ahí mismo, en esa asamblea de la directiva de la Unión de Profesores les dije que en mi opinión ese grupo había actuado antiuniversitariamente, con bajeza, ya que quien tiene confianza en las razones que proclama no teme la discusión y esos profesores habían tolerado que a un profesor se le negara el derecho de expresión. Entonces me retiré.

El director de la Facultad, ante la simpatía de los alumnos hacia mi posición advirtió que yo faltaba a la verdad y los estudiantes me



hicieron volver al auditorio. El director preguntó entonces ante la expectación de los concurrentes que abarrotaban la sala: ¿Es cierto, como lo es, que sólo una vez se le negó a Ud. El uso de la palabra y que intervino en otras repetidas ocasiones? Yo le contesté: Es cierto, señor, pero las leyes y los reglamentos y las normas elevadas de conducta se aprueban para ser respetadas siempre y no de cuando en cuando.

¿Y que hacían las autoridades de la Escuela y de la Unión en esa Asamblea Estudiantil?

-Trataban de informar a los estudiantes, que participaron con entusiasmo en el movimiento, sobre las resoluciones tomadas en la Asamblea de la Unión. Dieron a conocer su acuerdo de apoyar al rector adicionado con una proposición del Ing. Oribe Alva que le quitó un tanto lo lambiscón a la resolución que primero se había aprobado. De todas maneras los jóvenes recibieron con rechiflas el documento y lo consideraron indigno de la Facultad. Un joven estudiante del comité de Lucha le recordó al director de la Escuela que, al iniciarse el movimiento, había dicho a los alumnos que si algún día no actuaba con dignidad en su puesto que se le pidiera su renuncia. El estudiante dijo "Sr. ingeniero Paulín, ese momento ha llegado". Semejante afirmación fue rubricada por una larga ovación.

Desde ese día la Facultad de Ingeniería mantiene un paro general por la agresión que sufrió la Asamblea permanente un día antes de los hechos que antes relato a manos de un grupo de choque del llamado MURO. Los estudiantes de Ingeniería han declarado que no levantarán el paso hasta que se expulse a todos los miembros de esa tristemente célebre organización.

¿No han participado los maestros de Ingeniería en el movimiento?

-Sí, su participación se concretó a marchar en la manifestación muda de la UNAM y a una publicación del apoyo al rector Barros Sierra.

Pero, ¿ha participado en la llamada coalición de Profesores de Enseñanza Media y Superior pro Libertades Democráticas?

-Sí, pero ahí sólo en la forma de un pequeño grupo de maestros, que nosotros representamos. La Unión se proclamó en contra de dicho organismo y se negó a discutir el documento que publicamos en apoyo de los estudiantes. Su repudio se manifestó el mismo día en que la Asamblea aprobó el documento de apoyo al rector. La Coalición de Maestros de Enseñanza Media y Superior pro Libertades Democráticas, nació el mismo día, el 7 de agosto de 1968.

¿Qué es la coalición?

-Es un frente de maestros que en virtud de los graves acontecimientos que afloraron en los disturbios de la última semana de julio, surgió para tratar de unificar los esfuerzos de todos los maestros de la República para preservar en México un clima de libertad indispensable en el desarrollo de la cultura. Los centros de educación media y superior son sistemáticamente reprimidos en su libertad de expresión siempre que desean -como en indispensable- trascender con sus ideas fuera de los salones de clase. Me explicaré mejor: No es posible pretender someter a la Universidad, al Politécnico, a Chapingo, a la Normal, etc., a que promuevan el desarrollo de la cultura sólo paredes adentro de sus edificios. Cuando alguna de estas Casas de Estudio lleva sus preocupaciones a la calle, respetuosas de las leyes constitucionales vigentes, son las autoridades quienes deben decidir si esto se autoriza o no. En general se trata de funcionarios menores. Aduciendo falacias se impide el contacto de los estudiantes con el pueblo. Se habla, por ejemplo, de interrupciones de tránsito, bloqueo de calles, cierre de comercios. Se presenta, en fin, a una manifestación -una de tantas formas que tienen las instituciones de educación superior para salir a la calle- como un estorbo para el desarrollo pacífico de las actividades de los hombres que viven en la ciudad.

A más de que la Constitución consagra el derecho de reunión y de manifestación quienes hacen aquí algunas otras consideraciones.

¿Cuántas veces al año se desarrollan manifestaciones masivas que interrumpan -vamos a decir- 3 horas el tránsito en algunas calles de la ciudad? Podría afirmarse que desde que yo tengo memoria de ello, no más de dos veces al año.

¿Qué males mayores causan?: Ninguno de importancia, a no ser en las ocasiones en que



las autoridades han intervenido para reprimirlas. Entonces como en las del 26 de julio próximo pasado, se originan lamentables pérdidas de vidas y de bienes. Pero debe quedar claro. Esto se debe a la intervención de la policía y del ejército, no a los manifestantes.

¿Por qué la policía no interviene cuando las bandas de pandilleros hacen de las calles citadinas campos de batallas? Tal vez porque en esas batallas no hay ideas generosas que se defiendan. Tal vez porque lo que reprime el gobierno no es la interrupción de tránsito sino la manifestación libre de las ideas.

En la concentración de universitarios o en la de politécnicos se han expresado ideas y se le han llevado al pueblo. Se le ha enseñado cuando menos que la radio, la televisión y la prensa viven de ocultar la verdad al pueblo.

Es por eso que las protestas no están encaminadas sólo a reclamar la autonomía de la Universidad y a manifestar repudio por los cuerpos represivos.

Ni menos aún se pretende que la UNAM disfrute de extraterritoriedad. Se plantea la necesidad de garantizar que en el futuro no volverán a cometerse violaciones a la Constitución de la República por autoridades que temen la discusión de las ideas y que tienen horror por los adelantos de la ciencia que ofrece al pueblo nuevos horizontes de organización social.

No sólo la Universidad, sino el Politécnico, la Normal Superior, la Escuela de Agricultura y todos los centros de educación superior deben gozar del derecho que tenemos todos los ciudadanos mexicanos de disfrutar de la INVIOLABILIDAD de domicilio. Para catear una casa u oficina, para aprehender a una persona refugiada en determinado sitio se requiere de una orden judicial. Esto preserva la seguridad del hogar o del individuo. ¿Cómo es posible plantear -como lo hace lamentablemente portes Gil- que el ejército, que los granaderos, pueden violar el recinto universitario aduciendo que no tiene derecho de extraterritoriedad la UNAM?

Ningún centro de educación media y superior puede garantizar para su actividad docente un clima de libertad y de seguridad si no conseguimos -es mi opinión- la autonomía expresa de las autoridades para todos los centros de educación superior.

no preservaremos el ambiente adecuado en el país para que la cultura superior pueda desarrollarse en beneficio de México si no garantizamos el respeto a las garantías constitucionales ahora violadas.

¡Basta ya de intervenciones del ejército en contra de los estudiantes! ¡Basta ya de caminar hacia una dictadura de carácter fascista!

Cuando se formó la Coalición de Maestros de Educación Media y Superior ante el llamado de los maestros del Instituto Politécnico Nacional y el Consejo de Profesores de la Facultad de Ciencias de la UNAM, hicimos la proposición tantas veces mencionada: que se denunciara la violación a la constitución cometida por altos funcionarios del Gobierno y en especial que se deslindara la responsabilidad de Alfonso Corona del rosal, Luis Echeverría, Marcelino García Barragán, Julio Sánchez Vargas y Gilberto Suárez. La respuesta de la asamblea fue en el sentir de que se deslindaran las responsabilidades de quienes resultaran culpables de las violaciones, pero no en el de mencionar los nombres de los funcionarios que evidentemente habían participado en los acontecimientos para bien o para mal. En esa reunión fui designado con otros dos compañeros profesores de la UNAM en el Comité Directivo Provisional de la Coalición junto con tres profesores del IPN, tres de la Escuela de Agricultura de Chapingo y tres de la Escuela Normal Superior. Más tarde se incorporó un representante de los trabajadores de la Universidad.

Se acordó apoyar a los Comités de lucha Estudiantiles que habían emplazado a las autoridades a resolver los siguientes seis puntos:

1.- Libertad de los presos políticos.

2.- Destitución de los generales Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea Cerecero, así como también del teniente coronel Armando Frías

3.- Desaparición del cuerpo de granaderos, instrumento de la represión y no creación de cuerpos semejantes.

4.- Derogación del Artículo 145 y 145 Bis del Código Penal Federal (delito de disolución social).

5.- Indemnización a las familias de los muertos y a los heridos que fueron víctimas de la agresión desde el viernes 26 de julio en adelante.

6.- Deslindamiento de responsabilidades de los actos de represión y vandalismo por parte de las autoridades a través de policía, granaderos y ejército.

Además convinimos por unanimidad solidarizarnos con las medidas que tomaran los estudiantes si una vez cumplidas las 72 horas del plazo no se resolvían favorablemente sus peticiones. Esta determinación precisaba el carácter de la Coalición que era extrictamente de solidaridad con los estudiantes tanto del Politécnico como de la Universidad.

Echaba de lado las pretensiones de algunos interesados en hacer recaer la responsabilidad de los acontecimientos en el “comunismo internacional”, o en las organizaciones de extrema derecha. Así, los maestros quedamos situados en el único sitio que podíamos ocupar: el de compañeros solidarios de los estudiantes mexicanos en la defensa de nuestras casas de cultura. Al lado de alumnos y de autoridades, pero nunca de manera laguna en la dirección del movimiento.

Fue interesante para mí el escuchar las reflexiones de algunos maestros que deseaban orientar y dirigir el movimiento. Las más de las veces fueron profesores que no habían participado en otros conflictos y que no olvidaban




su actitud paternalista que en nuestro tiempo definitivamente los estudiantes han echado por la borda. En mi opinión, además debemos impulsar esa tendencia de los estudiantes para romper con las normas educativas obsoletas que pretenden la supeditación mental del estudiante hacia el maestro. Debemos buscar -y lo estamos haciendo ya- una mayor integración maestro-alumno-maestro. La Coalición surgió a la luz pública en un desplegado que contenía además un aspecto muy importante. Hacíamos ver la necesidad de la existencia de la Coalición en función de la violación de los artículos 1, 9, 11, 16,29 y 129 de la Constitución. Firmaron el manifiesto todas las escuelas del Instituto Politécnico Nacional y algunas de la UNAM.

En la reunión constitutiva de la Coalición lanzamos la iniciativa de crear además un Tribunal de la Cultura que se avocara a juzgar a los mexicanos egresados de Centros de Ecuación Superior que hubieran participado en los lamentables acontecimientos para que se les señalara con índice de fuego ante la opinión pública. Proponía que se invitara a participar en éste a todos los jóvenes y adultos que en México tuvieran las manos limpias y que quisieran defender la cultura, el progreso y la independencia de México. Se propuso considerar el punto, pero no se tomó resolución.

En la siguiente asamblea y ante unos 600 profesores de la UNAM, del IPN, de la Normal y de la Escuela de Agricultura de Chapingo se presentó un informe de las adhesiones recibidas y se esperó el plazo de las 72 horas que se cumplía a las 20 horas. Se aprobó ir al paro con los estudiantes al no conocerse una resolución aprobatoria y se tomaron además acuerdos importantes. Entre otros:

1.- Ir a paro nacional.

2.- Hacer los exámenes a los estudiantes en el momento apropiado para evitar que éstos perdieran el año o el semestre.

3.- Seguir acudiendo a las aulas para dialogar con los estudiantes.

4.- Llevar adelante el Tribunal de la Cultura.

5.-Llevar ante el Congreso de la Unión la acusación de la violación a la Constitución por parte de altos funcionarios del Gobierno.

6.- Pedir a las autoridades universitarias Radio Universidad para informar al pueblo

7.-
Pedir también la imprenta de la Universidad para nuestros volantes y documentos.

8.- Editar junto con los estudiantes un periódico.

9.- Formar brigadas con los estudiantes para informar a la opinión pública.

10.- Luchar por la autonomía del Politécnico y de otros centros de cultura superior.

11.- Elaborar un documento en donde se informe a la opinión pública de los acontecimientos hasta el vencimiento del plazo.

12.- Protestar por la calumnia hecha al profesor Juan Manuel Gutiérrez Vázquez, director de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional, de limpia e indiscutible trayectoria, y pedir la desaparición de los organismos FNET, MURO y FUM.

-Y, ¿qué decidieron los comités de lucha ante la carta de corona del Rosal dirigida a Massieu?

El Comité Directivo se dirigió al día siguiente a Zacatenco para entrevistarse con los estudiantes para conocer de su resolución. Nos informaron que Massieu había enviado sendas copias de la carta de Corona del Rosal a la FNET y al Comité de Huelga pidiéndoles firmaran de recibido. Que lo habían hecho y que en principio habían acordado contestar; que lo estaban considerando y que esa noche tendrían alguna respuesta. Debo decirte que recibí una muy grata impresión de los dirigentes porque mostraban un juicio muy equilibrado y una gran decisión de lucha. Estábamos charlando cuando llegó un estudiante con un periódico vespertino en donde se anunciaba que Massieu y la FNET aceptaban formar la comisión y en el cual se transcribía una entrevista con Massieu en la cual el Director del Politécnico denunciaba la “infiltración” entre los estudiantes del Comité de Huelga de personas extrañas a la organización. Las cosas cambiaron rápidamente. Se nos informó que probablemente decidieran hacer público su rechazo a la maniobra de las autoridades.

Fue hasta el día siguiente que los estudiantes del Comité de Huelga publicaron un documento muy claro, muy preciso, haciendo ver que no se resuelve el problema, que la Comisión que propone el Regente del D.F. no sería





posible debido a las presiones que ejercerían sobre los miembros y reiteraron la necesidad de satisfacer su demanda de los seis puntos y precisaron que la destitución de los funcionarios pedida estaba en manos de Corona del Rosal, dada la evidencia de los hechos. Concluían anunciando una gran manifestación para el martes 13 de agosto. La coalición se solidarizó -como lo había anunciado- con el Comité de Huelga y acordó en su asamblea por unanimidad sumarse a la manifestación y solicitar a los estudiantes que permitieran a los maestros marchar al frente de la manifestación. Las profesoras presentes pidieron marchar ellas a la vanguardia. Se acordó hacer llegar esa solicitud a los estudiantes.

Heberto, ¿son esos los últimos acontecimientos?

Sí, son los últimos. Leímos en la asamblea una publicación muy significativa de la Asociación de Estudiantes de Ingeniería y la Unión de Profesores de la Facultad de Ingeniería. En esa publicación se recogían las proposiciones que inicialmente había hecho a la primera asamblea y que después habían sido rechazadas violentamente. Los estudiantes de Ingeniería me informaron que después de la presión ejercida por ellos habían acordado hacer tal publicación. Interesante resulta saber el peso que tiene una



actitud honrada aun cuando tenga tal oposición como la que se encontró.

Creo, desde luego, que los estudiantes de Ingeniería han actuado con una honradez extraordinaria y que han dado ejemplo de bonhomía, pero encuentro en la decisión de los profesores de Ingeniería el mismo oportunismo que los hizo rechazar mis puntos de vista para aceptarlos después ante la presión estudiantil. Sin embargo, parece que asoma aquí la mano sutil del político mayor de la UNAM que se la juega en la campaña y que pretende quitarnos las banderas mas limpias. Bien sea si es para defenderlas y no para mostrarlas solamente. Ahí tiene otra más, el Tribunal de la Cultura que ha prendido ya entre los estudiantes de México y entre los hombres limpios que aman la cultura, que desean el progreso del pueblo de México y que luchan por su cabal independencia económica.

¿No temes represalias por parte de las altas autoridades a las que has denunciado?

Las espero, pero no las temo. Si por defender la constitución de la República, si por denunciar a funcionarios deshonestos enriquecidos gracias al disfrute de sus puestos públicos, si por buscar la independencia de México al amparo de nuestras leyes debo desaparecer o ir a la cárcel, será un ejemplo para los estudiantes de México. Recuerda, Mario, que cuando se defienden ideas como éstas no importa lo poderoso que sea el enemigo. Lo que importa es lo justo de tus planteamientos. No luchamos por tener asegurada la victoria sino porque tenemos la razón.





El material visto hasta este punto cubre en forma íntegra los materiales periodísticos y gráficos recabados y reproducidos en la revista Por qué? Narra los hechos tal y como se fueron desarrollando en el verano de 1968, y demuestra en forma contundente y concluyente que las versiones oficialistas de que detrás de los disturbios estudiantiles había “una conjura comunista internacional” provocando con “agitadores profesionales” a los estudiantes a una sublevación para el derrocamiento del gobierno unipartidista de México y su reemplazo con un régimen totalitario de corte marxista, fueron de principio a fin patrañas, fantasías sin fundamento lógico propiciadas y divulgadas por gente que incrustada en las más altas esferas del gobierno querían que se le diera tal sesgo a los hechos que estaban sucediendo.

Pero lo peor estaba aún por venir. Los estudiantes capitalinos no sabían que tenían una cita con el destino en la Plaza de las Tres Culturas frente al complejo residencial de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968. Y la ultraderecha nacional, palpitando cada vez con mayor fuerza desde la ciudad de Guadalajara, había hecho también una cita con ellos a través de carniceros genocidas neo-Nazis como el aspirante a golpista y General originario del Estado de Jalisco Marcelino García Barragán quien a su vez se encargaría de darle cumplimiento a las directivas que estaban emanando desde fuera de la Ciudad de México.