lunes, 22 de noviembre de 2010

Un ejemplo digno de seguir

Recientemente, en los Estados Unidos, país que está atravesando por una difícil situación económica, ocurrió un hecho excepcional. Un grupo de empresarios norteamericanos multimillonarios se juntaron para pedirle al gobierno del Presidente Barack Obama que les suba los impuestos. Esto lo podemos ver en la siguiente nota consignada por la agencia EFE:

Grupo de magnates en EU piden que les suban impuestos
Agencia noticiosa EFE
19 de noviembre del 2010

Un grupo de millonarios de Estados Unidos ha alzado su voz contra aquellos que exigen la extensión de los recortes aprobados durante el Gobierno de George W. Bush y ha pedido al presidente Barack Obama que les suba los impuestos.

La inusual petición se realiza mientras el debate en el Congreso sube de temperatura con una decisión incómoda para los legisladores: decidir si extienden o no los recortes tributarios emitidos por Bush que vencen a finales de año.

Los más de 40 millonarios, que se hacen llamar “Patriotas millonarios para un refuerzo fiscal”, han pedido que los recortes a aquellas rentas de más de un millón de dólares “terminen a final de año como estaba programado”.

“Hemos vivido muy bien durante los últimos años”, reconocieron sin tapujos en su web, en la que invitan a más millonarios a unirse a la campaña propuesta.

“Ahora, durante un momento de necesidad de nuestra nación, estamos ansiosos de aportar nuestra parte justa. No necesitamos más recortes de impuestos y entendemos que recortar nuestros impuestos aumentará el déficit y serán una carga para otros contribuyentes”, argumentaron.

Obama propuso en un primer momento que los recortes a los contribuyentes con ingresos de hasta 200 mil dólares y las familias con ingresos de hasta 250 mil siguieran en efecto.

En cambio, los republicanos quieren que la extensión se aplique a toda la población porque consideran que de otra manera se perjudicará a “los creadores de trabajo”, en alusión a los más ricos, dijo esta semana la congresista Michele Bachmann.

En el Congreso la mayoría de demócratas rechaza extender los impuestos, aunque algunos no han tomado todavía una posición clara y son cuidadosos a la hora de decidir su voto después de unas elecciones protagonizadas por la victoria republicana en la Cámara Baja.

Ayer el líder de los demócratas en el Senado, Harry Reid, y otros legisladores debatieron a puerta cerrada la medida y no consiguieron llegar a un acuerdo para sacar adelante un voto sobre los recortes.

A la salida, Reid anunció que sometería a voto ambas propuestas en el Senado, la hecha por el líder republicano Mitch McConnell para que todos los recortes tributarios sean permanentes, y el plan demócrata para que sólo continúen los referidos a la clase media.

Sin embargo, no hay suficientes apoyos para que ninguna de las leyes prospere, por lo que muchos analistas coinciden en que se trata de una estrategia política para remarcar las diferencias entre ambos partidos.

En el sitio Web de estos multimillonarios norteamericanos, se puede leer lo siguiente:

We are writing to urge you to stand firm against those who would put politics ahead of their country.

For the fiscal health of our nation and the well-being of our fellow citizens, we ask that you allow tax cuts on incomes over $1,000,000 to expire at the end of this year as scheduled.

We make this request as loyal citizens who now or in the past earned an income of $1,000,000 per year or more.

We have done very well over the last several years. Now, during our nation’s moment of need, we are eager to do our fair share. We don’t need more tax cuts, and we understand that cutting our taxes will increase the deficit and the debt burden carried by other taxpayers. The country needs to meet its financial obligations in a just and responsible way.

Letting tax cuts for incomes over $1,000,000 expire, is an important step in that direction.

Sincerely,

Firmas:

Dirk Aguilar
San Francisco, CA

CYNDA COLLINS ARSENAULT
Superior, CO

Daniel Berger
Philadelphia, PA

Robert S. Bowditch JR.
Brookline, MA

DOUG CARLSTON
San Rafael, CA

Ben Cohen
San Francisco, CA

DAVID DESJARDINS
Burlingame, CA

Doug Edwards
Los Altos, CA

BOB EPSTEIN
Berkeley, CA

Ronald Feldman
New York, NY

Christopher Findlater
Cheyenne, WY

Eric Fredricksen
Los Gatos, CA

GAIL FURMAN
New York, NY

Ron Garret
Emerald Hills, CA

GARRETT GRUENER
Oakland, CA

Paul Haggis
Los Angeles, CA

NICK AND LESLIE HANAUER
Seattle, WA

JOHN S. JOHNSON
New York, NY

William Jurika
Piedmont, CA

JOEL KANTER
Vienna, VA

JOSHUA KANTER
Sandy, UT

Rochelle Kaplan
Salt Lake City, UT

JOHN KATZMAN
New York, NY

ROB AND DIANE LIPP
Los Angeles, CA

ART LIPSON
Salt Lake City, UT

Mario Morino
Rocky River, OH

WIN MCCORMACK
Portland, OR

DENNIS MEHIEL
New York, NY

HERBERT MILLER
Washington, DC

Vibhu Mittal
Palo Alto, CA

Moby
New York, NY

Peter Norvig
Palo Alto, CA

Morris Pearl
New York, NY

Gregory Rae
New York, NY

BERNARD RAPOPORT
Waco, TX

JONATHAN ROSE
New York, NY

GUY AND JEANINE SAPERSTEIN
Piedmont, CA

Heike Schmitz
Palo Alto, CA

SYBIL SHAINWALD
New York, NY

Craig Silverstein
Mountain View, CA

MICHAEL STEINHARDT
New York, NY

PHILLIPE AND KATHERINE S. VILLERS
Concord, MA

SCOTT WALLACE
Washington, DC

David and Vinitha Watson
Oakland, CA

GEORGE ZIMMER
Piedmont, CA

Esta petición inusual de los multimillonarios norteamericanos que piden que se les suban los impuestos originada por convicciones ciudadanas y por amor a la patria en los Estados Unidos contrasta dramáticamente con la actitud de muchos empresarios mexicanos multimillonarios los cuales, por el contrario, y pese a que muchos de ellos beneficiados inequitativamente por el fisco pagan mucho menos (proporcionalmente hablando) que los ciudadanos ordinarios, aún así esperan reterner sus privilegios en una época en la que la economía mexicana se mantiene en el estancamiento tras una brutal caída para la cual el hoy ex-Secretario de Economía Carstens alguna vez afirmó demagógicamente que México estaba preparado.

El mejor ejemplo de la falta de solidaridad y patriotismo de los empresarios multimillonarios con México a los cuales lo que les sobra es voracidad lo dán los dueños del duopolio de televisoras, Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego. Y la razón por la cual mantienen en pie la farsa de sus dizque programas altruistas no es en realidad porque sean de buen corazón, sino porque siempre que se discute en el Congreso alguna propuesta para que paguen lo justo en proporción a sus ganancias de inmediato responden amenazantes de que en caso de hacerse tal cosa ello sería el fin de sus programas altruistas como el Teletón, becas escolares, y algunas de las otras migajas que reparten para presumir y proyectar una imagen que más bien muestra de lo que carecen. Es más fácil que el Infierno se enfríe, es más fácil que Satanás se arrepienta sinceramente de sus pecados, es más fácil sacarle sangre a una piedra, que convencer a estos empresarios de ellos más que nadie están obligados moral y éticamente a pagar lo justo que les corresponde en solidaridad con el país que los ha hecho inmensamente ricos.

Como muestra de los fraudes mediáticos en los que incurre el duopolio de televisoras para mantener sus privilegios y sus exageradas exenciones fiscales tenemos el siguiente análisis:

Iniciativa México, otro fraude
Álvaro Delgado
Agencia APRO
7 de junio del 2010

Ante un gobierno fantasmal que sólo es fuerte con los débiles y servil con los poderosos, como las acciones policiacas en beneficio de la Minera México de Germán Larrea y el desdén por los deudos de la guardería ABC, el poder mediático que liderea Televisa clama por la unidad nacional mediante la Iniciativa México: Ofrece catapultar proyectos ciudadanos, pero es una verdadera tomadura de pelo.

Anunciada con un espectacular despliegue, que convirtió el exconvento de San Hipólito del Centro Histórico de la Ciudad de México en un gran set para el anuncio que fundió a Televisa con Televisión Azteca, así como con casi todos los grupos televisivos, radiofónicos y de prensa, Iniciativa México se presenta como la vía para que proyectos colectivos e individuales obtengan respaldo económico, previa selección de un Consejo Técnico y, como en los concursos, la votación de la audiencia.

Por la relevancia de los promotores, patrocinadores y miembros del Consejo Técnico y el Consejo Consultivo de esta idea de Televisa, en la que lamentablemente se ha usado a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y al Instituto Politécnico Nacional (IPN), se pensaría que el fondo para premiar con financiamiento proyectos de beneficio social sería cuantioso.

La envergadura de este proyecto, que sus promotores como Emilio Azcárraga Jean comparan con las gestas de la Independencia y de la Revolución, implicaría que el gobierno federal se sonrojaría de vergüenza porque un grupo de propietarios de medios de comunicación sacrificarían parte de sus ganancias para motivar a los millones de mexicanos que trabajan de manera honesta a favor de los demás.

No es así: Detrás de la parafernalia filantrópica y la hipocresía de exhibir los antivalores representados por policías de tránsito capitalino --¡todavía los llamados tamarindos!--, vendedores ambulantes y políticos peleoneros, pero omisos en los ladrones de cuello blanco que se cuentan entre los animadores de tal iniciativa, se esconde una cifra ridícula: Seis millones de pesos.

En efecto, como en los contratos tramposos, la letra chiquita de Iniciativa México premiará sólo los cinco proyectos finalistas a criterio del Consejo Técnico y del número de votos que obtengan de los curiosos: El primer lugar recibirá dos millones de pesos y los otros cuatro un millón de pesos cada uno.

Los cinco finalistas surgirán de 20 propuestas, cuatro por categoría --calidad de vida, desarrollo comunitario, medio ambiente, justicia y derechos humanos, y buen gobierno y rendición de cuentas--, que serán difundidas a través de los medios de comunicación y programas especiales conducidos por Carlos Loret de Mola y Sergio Sarmiento, para que el público las conozca y vote por ellas.

Eso sí, proyectos que se inscriban y no sean finalistas pondrán obtener premios de consolación: Saldrán en espacios de la tele --quizá a la medianoche o en programas de farándula--, de la radio y los periódicos adherentes.

Pero si Iniciativa México es fraudulenta con estas migajas, en una visión filantrópica que es inaceptable que avalen la UNAM y el IPN, lo son también sus propios promotores, particularmente Televisa y Televisión Azteca.

Se ostentan como modelos de virtudes cívicas, pero son en realidad los más tenaces violadores de la Constitución y las leyes, como lo prueban las multimillonarias multas que les ha impuesto el Instituto Federal Electoral (IFE) por los contumaces desacatos a transmitir los mensajes institucionales y de los partidos políticos.

Activo promotor de acciones golpistas, el dueño del Grupo Salinas, Ricardo Salinas Pliego, se ostentó como animador de una “alianza que recupere la esperanza” y pontificó:

“Los invito a sacar lo mejor que tenemos, lo mejor que somos y nuestros mejores sueños. Los invito hacer de lado la apatía y el cinismo para entregarnos a la tarea constructiva de un mejor país. Los invito a participar, envíen sus propuestas, ahora es cuando. Basta, basta de quejarnos de lo que no funciona y hay que pasar directamente a la acción”.

Este empresario sabe lo que dice: Su empresa televisiva ha violado sistemáticamente la ley y ha recurrido en 38 ocasiones al amparo para no pagar más de 200 millones de pesos en multas del IFE acumuladas desde 2008.

Lo mismo ocurre con Televisa, también sistemática violadora de la ley, cuyas multas no les ha sido cobradas por el IFE ni por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

Lo mismo puede decirse de la conducta de Televisa y Televisión Azteca como medios de comunicación: Amafiados con el poder político, al que han sometido en los años recientes, la práctica de ocultar y manipular información de interés público los ha hecho sinónimos de ignorancia y oprobio.

Análoga conducta exhiben otros adherentes de Iniciativa México, como la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT) y ejemplares del periodismo como los hermanos Olegario Vázquez Raña, del grupo Imagen y Excélsior, y Mario Vázquez Raña, de Organización Editorial Mexicana y cacique del olimpismo.

Salvo el rector José Narro y la directora del IPN, Yoloxóchitl Bustamante, el elenco que forma parte del Consejo Técnico y del Consejo Consultivo de Iniciativa México no sorprende. Lo único curioso es que no apareció Enrique Krauze, accionista de Televisa y asesor de Felipe Calderón.

Por lo demás, Iniciativa México no es una novedad: El 12 de enero de este año, Emilio Azcárraga Jean, presidente de Televisa, expuso la idea de este proyecto:

“Hace 200 años un grupo de mexicanos buscó la independencia y, después de mucho trabajo, la consiguió. Luego pasaron cien años más y otro grupo de mexicanos buscó la democracia y después de mucho trabajo, igual: se logró. Hoy, 100 años después, estamos en una coyuntura que hace que no nada más un grupo de mexicanos busque construir un México mejor, sino que todos los mexicanos busquemos la construcción del México que queremos, de un México mucho más grande”.

Sí, lo mismo que dice el técnico de la selección nacional, Javier Aguirre, en el promocional que inauguró Iniciativa México, tan fraudulenta como Calderón...

Añadiendo aún más a lo anterior, tenemos el siguiente análisis:

Iniciativa México: sospechosísimo
Columna Estrictamente Personal
Raymundo Riva Palacio
17 de noviembre del 2010

Iniciativa México tuvo éxito en su primera edición. El proyecto altruista de los principales medios de comunicación tuvo una gran convocatoria y navegó con discreción los mares turbulentos. Quedó oculto el rechazo al proyecto a uno de los galardonados porque su propuesta de proteínas no tenía destino alguno, o aquellas propuestas que avanzaron a espaldas del consejo revisor que nunca se enteró de su existencia. Tampoco se supo del cabildeo de altísimo nivel para que el tercer lugar, tras criticar al presidente Felipe Calderón de frente por la guerra contra el narcotráfico, no alcanzara el primer lugar, ni se abrió una investigación por las quejas de que uno de los grandes ganadores utilizó un call center para saturar con llamadas los conmutadores y ganar votos.

Pero hay un escollo aún más delicado del que quizá ni siquiera fueron alertados. Es sobre el ganador de la primera convocatoria de Iniciativa México, Raúl Hernández Garciadiego y su asociación civil Alternativas y Procesos de Participación Social, cuyo proyecto de “Agua para Siempre” recibió simbólicamente un cheque por diez millones de pesos —que se irá entregando gradualmente—, que tiene en su pasado reciente un récord de gestión opaca y fallida con el que pudiera estrellarse Iniciativa México. Ese antecedente tiene que ver con proyectos negociados con el gobierno de Puebla.

Durante el gobierno de Melquiades Morales se le entregaron contratos a Alternativas para proyectos prioritarios de infraestructura hidráulica en la región mixteca de Puebla. Existe documentación oficial que Alternativas recibió poco más de 16 millones de pesos en 2002 y 2003, de los cuales sólo pudo reportar la aplicación de 11 millones 316 mil pesos, y que de los cuatro millones 758 mil pesos restantes asignados, no proporcionó ningún detalle de su aplicación. Recursos adicionales negociados por ocho millones de pesos para 2004, nunca fueron entregados por la Secretaría de Finanzas del estado porque nadie de la asociación civil se presentó a reclamarlos.

Alternativas y Procesos de Participación Social es una empresa prácticamente familiar que crearon en 1988 Hernández Garciadiego y su esposa Gisela Herrerías, quien es la persona que firmó los contratos con el gobierno de Puebla. Según varios documentos consultados, la asociación civil incumplió con la información relativa de presupuestos pormenorizados, las especificaciones técnicas de construcción, los costos y la mano de obra que les habían exigido, lo que motivó que las autoridades poblanas realizaran una investigación que concluyó que el costo de la obra “no (era) real”, y que se habían elevado los costos, en el comparativo con el resto de la industria de la construcción, hasta en un 40 por ciento.

La experiencia en este proyecto llevó al entonces secretario del Medio Ambiente de Puebla a recomendar que “para futuros trabajos en el tema, se establezcan reglas de operación que aseguren la transparencia y seguimiento oportuno de los recursos públicos”. Hernández Garciadiego, según la documentación, siempre argumentó que todo fue resultado de “confusiones”, pero distintas áreas técnicas en el gobierno poblano fueron mostrando con informes técnicos, que no existieron confusiones sino omisiones.

Por ejemplo, la asociación civil había condicionado a los beneficiarios del proyecto en la zona mixteca a poner material, mano de obra y en algunos casos, incluso, a dinero en efectivo para apoyar la construcción de la obra, que generó en su momento, según exfuncionarios poblanos, molestia entre los habitantes de la zona que sería beneficiada. Sin embargo, de acuerdo con los documentos, ni el manejo de los recursos ni la recaudación de las aportaciones de los beneficiarios, fueron reportados, como lo establecía el contrato.

La memoranda hace referencia también a que durante 2002 y 2003 la asociación civil gastó casi la mitad de las aportaciones gubernamentales en gastos indirectos y en la compra de maquinaria, que posteriormente rentó a los propios beneficiarios de la obra, lo que también se consideró como una irregularidad de Alternativas, aunque en ningún momento llegaron a señalarla de haber incurrido en actos de corrupción.

Los diferentes funcionarios poblanos que intervinieron en los procesos de verificación técnica y supervisión fueron muy críticos con la gestión de Alternativas por su falta de transparencia, sus contradicciones, los manejos opacos con los beneficiarios y la elevación de los costos de las obras —que fue explicada epistolarmente por Hernández Garciadiego en forma ambigua—. Ese proyecto era de 24 millones de pesos, de los cuales sólo ejercieron dos terceras partes sin que hubiera existido explicación alguna del porqué nunca recogieron el tercer tramo de los recursos, que ya habían sido aprobados.

En Iniciativa México obtuvieron diez millones de pesos más, a lo que se estima se sumarán otros 20 millones que aportará el gobierno federal. La celebración de Hernández Garciadiego y Alternativas el domingo en que se dio al ganador de la convocatoria y los posteriores festejos en Tehuacán, donde residen y trabajan, no era para menos. Sin embargo, sería altamente conveniente que se tomara la experiencia mixteca para que el galardonado no resulte al final un petardo que reviente en la propia Iniciativa México.

Ya que no tuvieron el cuidado para revisar con detenimiento a los concursantes —49 mil en total—, ni lo hicieron al menos con los finalistas, es un requisito de transparencia que vigilen el proyecto y los recursos asignados, para evitar, si quieren seguir con Iniciativa México en el futuro, que el fantasma de Puebla regrese por la puerta grande de la cadena nacional.

En vez de cooperar con el rescate económico de México, la avaricia y la putrefacción moral emanada desde el ámbito de las televisoras ha sido inmensa y ha quedado bien documentada no solo por Spectator sino por muchos otros analistas, siendo uno de los más recientes el que aparece en el libro El sexenio de Televisa:





de Jenaro Villamil, resultado de una investigación excepcional que documenta cómo el consorcio TELEVISA ha adquirido un enorme poder durante los gobiernos panistas; en particular, durante el mandato de Felipe Calderón, demostrando que actualmente esta empresa es un poder fáctico a plenitud, es decir, un poder real por encima de las leyes e instituciones del Estado mexicano. Un Estado dentro del Estado. En dicho libro, el autor revela, una a una, las historias no públicas –en varios casos auténticas conjuras- que documentan la forma en que se ha conformado este poder desmedido, incontrolable, avasallante. Así, siendo “los dueños del circo político”en esta “república de pantalla”, nos enteramos cómo sus principales ejecutivos, los “cuatro fantásticos”, no sólo consiguen ingresos multimillonarios vendiendo, sin restricción alguna, espacios publicitarios a los partidos y a los gobiernos, sino que se dan el lujo de que se legisle a su favor y de que el control de las elecciones pase no por el Congreso sino a través del “canal de las estrellas”. Entre las múltiples historias secretas que aquí se cuentan, destacan: las oscuras maniobras en torno a la llamada Licitación 21; el papel que jugó el consorcio en la trama de los videoescándalos y la guerra sucia contra AMLO; la ambiciosa operación de cooptación y legitimación de Televisa conocida como Iniciativa México; los engaños y maquinaciones, auspiciados por el gobierno en turno, que permitieron a Emilio Azcárraga Jean el control accionario del consorcio; las tortuosas manipulaciones para dominar la televisión por cable; el melodrama de encuentros y desencuentros entre Televisa y Univisión; el uso de brokers para vender campañas de publicidad política a largo plazo, como la que hoy opera para llevar a Enrique Peña Nieto a la Presidencia en 2012, etcétera. Ante tal exhibición de atrocidades, el autor se pregunta: ¿será cierto, como afirman los dueños del circo, que “los mexicanos tienen la televisión que se merecen”?

La razón principal por la cual los dueños del duopolio mantienen tan buenas relaciones con la extrema derecha de México a la cual casi nunca tocan para nada ni mencionan en lo absoluto en sus amañados noticieros -como si la Organización Nacional del Yunque y los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara que tienen infiltrado al partido en el gobierno no existiesen ni representasen el enorme peligro que hoy representan- es porque los neo-Nazis de México los apoyan y les hacen coro en la defensa de sus multimillonarios intereses al igual que el mismo Hitler apoyó a los poderosos empresarios alemanes que lo ayudaron a consolidarse en el poder. Es una alianza simbiótica en la cual ambos defienden sus propios intereses prometiendo defender los intereses del otro.

En el caso del vil duopolio de televisoras, cada vez que se intenta equiparar las contribuciones fiscales de estas empresas multimillonarias con lo que pagan proporcionalmente el resto de los mexicanos, además de que las televisoras ponen el grito en el Cielo denunciando que si se hace tal cosa ello será el trágico fin de sus “piadosos” programas dizque caritativos consistentes en bien publicitadas limosnas, los radicales del neofascismo mexicano hacen otro tanto denunciando que esos esfuerzos por subirles los impuestos a Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego no son más que “socialismo puro”, “comunismo disfrazado”, ataques en contra de la iniciativa privada y la libre empresa “fraguados por los judíos, masones y comunistas que se quieren apoderar de México”.

¿Son entonces “masones, judíos y comunistas” que se quieren apoderar de los Estados Unidos aquellos empresarios multimillonarios que están pidiendo que se les suban los impuestos? ¡Desde luego que no! Por el contrario, se trata de gente que verdaderamente ama a su país, que verdaderamente se preocupan por su nación más que por las fortunas que acumulan. Son el reverso completo del mal ejemplo que dan en México los dueños voraces del mezquino duopolio de televisoras. O el ya fallecido dueño bilioso de esa universidad privada de Guadalajara que no conforme con amasar una vasta fortuna en sus bolsillos gracias a su muy lucrativo negocio educativo decidió ir por más fundando una organización clandestina lavándole el cerebro a sus propios clientes-estudiantes con propaganda antisemita para poder infiltrar a través de ellos (sin pagarles un solo centavo) al gobierno de México hasta la médula a la vez que se presentaba a sí mismo como un filántropo altruista y desinteresado, todo un “benefactor de la sociedad mexicana”. En realidad, la única ocasión en la cual estos multimillonarios apátridas de México son verdaderamente generosos es en tiempos de elecciones cuando abren generosamente sus recursos para apoyar a todo aquél que no represente un peligro para sus intereses económicos, bajo la bandera de que cualquiera que pueda afectarlos en sus intereses económicos es necesariamente todo “un peligro para México” al que hay que detener a como dé lugar, como ya lo demostraron plenamente en las pasadas elecciones presidenciales del 2006.