viernes, 22 de marzo de 2013

Derecha en crisis: desfonde y sangría




Al empezar el 2013, se confirmó a nivel nacional que la sangría de militancia del PAN fue de tal magnitud que el PAN perdió cerca del 80 por ciento de quienes todavía hace algunos años le juraban lealtad eterna e incondicional al partido predilecto de las derechas y ultraderechas de México. Perdida definitivamente el “aura” por la conquista de la Presidencia de la República en el año 2000 que atrajo hordas de Yunquistas y busca-chambas que se afiliaron al Partido Acción Nacional (PAN) en los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, el desencanto con las muchas promesas incumplidas de “cambio” así como la pérdida del poder y el retroceso electoral a niveles de 1994 en las elecciones del 2012 propiciaron la fuga masiva de los presuntos militantes que recientemente manifestaron lo que se conoce como el síndrome de San Pedro que consiste en que siempre que alguien reconoce entre los nuevos aspirantes a ingresar al PRI tras el triunfo de Peña Nieto a cualquiera que hace algunos años tenía chamba dentro de alguna administración panista y que juraba ser leal al PAN por los siglos de los siglos ahora lo niega cuando se lo tratan de echar en cara. El intercambio en las oficinas locales del PRI es más o menos así: “Oye, yo te veía muy seguido salir y entrar a las oficinas del PAN y te ví con cachucha con logo del PAN y camiseta con el logo del PAN”; “¿Yo? Nunca, jamás, yo siempre he sido priista de corazón y ahora me proclamo gran admirador de Peña Nieto”; “Oye, yo también te ví en una camioneta de una administración pública panista y trabajabas para un gobierno panista”; “Yo jamás comulgué con los del PAN, es cierto que trabajaba para una administración panista, pero mi corazón siempre fue priista”; “Oye, yo también te ví caminando por la calle muy del brazo con otros panistas despotricando en contra del PRI acusando corrupción y fraude electoral”; “Me confunden con otro, yo jamás he sido y jamás sería panucho, para mí sería peor que ser un bastardo”. Y así siguen las negaciones y los cambios de colores en las camisetas. El éxodo de ciudadanos pertenecientes al PAN fue colosal: del millón 868 mil 572 militantes, activos y adherentes, sólo refrendaron su pertenencia a ese partido 379 mil, es decir, apenas el 20% del total. La estimación de la propia dirigencia nacional encabezada por Gustavo Madero era que antes de iniciar el proceso de refrendo la militancia se reduciría a la mitad, unos 900 mil, pero luego se apostó que se quedarían en el PAN los que votaron en la elección de candidato presidencial, el 5 de febrero de 2012: Un total de 547 mil. Ni eso. Los ciudadanos que refrendaron su militancia son casi los mismos 371 mil 377 que se afiliaron en la campaña de dos semanas que, con ese fin, organizó César Nava, quien sustituyó a Germán Martínez en la presidencia del PAN tras el colapso electoral de 2009. Y más aún: los 379 mil militantes (210 mil activos y 169 mil adherentes) son casi el mismo número que el PAN tenía en el año 2000, en vísperas de ganar la Presidencia de la República. El secretario nacional de elecciones del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN, Arturo García, reconoció que la caída de 1 millón 800 mil a unos 600 mil militantes puede hacer pensar que el PAN se vacía tras la descomunal derrota del 1 de julio, y queriendo desviar la atención respondió: “Nada más que esa es una interpretación muy errónea, porque el millón 800 mil hace mucho que no existen. El referente es la votación del candidato presidencial de febrero de 2012, que fue de casi 600 mil panistas. En febrero pudieron ir a votar todos los miembros activos y adherentes que quisieran, a nadie se le prohibió. Además había una competencia interna intensa, real, y los candidatos desplegaron toda su actividad para tratar de llevar gente a votar. Y eso dio, con números cerrados, 600 mil. Bueno, eso es lo real”. Pero, una vez concluido el procesamiento de los datos del refrendo, ni esos propios votantes quisieron seguir siendo militantes del PAN.

Entre los dizque leales militantes que abandonaron al PAN en su hora de desgracia quizá la sangría que más le duele en el alma a la derecha neopanista reaccionaria de México son los multimillonarios que solo vieron en el corrupto partido una forma de seguir haciendo negocios acrecentando sus fortunas a más no poder a cambio de darles limosnas para poder pagar los recibos de agua, luz y telófonos usados en la sede nacional y las sucursales del PAN:

Servitje, Aramburuzabala y Arango abandonan el PAN
Alvaro Delgado
Agencia APRO
4 de enero de 2013

Igual que el expresidente Vicente Fox y su mujer Marta Sahagún, así como al menos un millón y medio de ciudadanos, prominentes empresarios que fueron atraídos por el triunfo electoral de 2000 rechazaron refrendar su militancia en el Partido Acción Nacional (PAN), como María Asunción Aramburuzabala Larregui, Lorenzo Servitje Sendra y Manuel Arango Arias.

“Marisún” Aramburuzabala Larregui, exvicepresidenta del Grupo Modelo y quien posee la fortuna más grande de México y exesposa del exembajador estadounidense Antonio Garza, se afilió como adherente el 2 de junio de 2006, pero ya no refrendó esa militancia.

Tampoco refrendó su militancia su hermana Lucrecia, quien se afilió también en 2006, y la madre de ambas, la pintora Lucrecia Larregui González, viuda de Pablo Aramburuzabala Ocaranza, fundador del emporio cervecero. Las tres donaron casi un millón de pesos, cada una, para el PAN en 2005.

Otro prominente empresario que desdeñó seguir militando en el PAN es Lorenzo Servitje Sendra, patriarca del Grupo Bimbo, que monopoliza la industria del pan y de pastelillos en México, y quien se afilió en 2005 para apoyar la precampaña presidencial de Alberto Cárdenas Jiménez.

Junto con Servitje Sendra, también se afiliaron al PAN varios miembros del clan que, además, le entregaban recursos para las campañas y los gastos ordinarios. Su hermano Roberto fue uno de ellos.

Otros fueron María del Pilar y María Luisa Servitje Montull, hijas de Lorenzo Servitje, quienes se afiliaron en abril de 2005 y tres meses después, en julio, lo hicieron sus primos Arantzatzú, Estíbaliz, Marisa y Francisco Laresgoiti Servitje. Ninguno refrendó su militancia como adherente.

Iñigo, Jordi, María del Pilar y Nicolás, quienes se afiliaron en julio de 2005, tampoco quisieron seguir siendo militantes adherentes del PAN.

Otro empresario emblemático que se afilió al PAN en 2005, y que ya no refrendó su militancia como adherente, es Manuel Arango Arias, fundador del Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi), quien se dio de alta en el padrón del PAN en 2005 para apoyar a Felipe Calderón.

Otro empresario destacado que tampoco refrendó su militancia como adherente del PAN, afiliado en 2005, es Diego Hildebrando Zavala Gómez del Campo, hermano de Margarita, la mujer de Calderón, y de Juan Ignacio, quien tampoco refrendó su militancia.

Como informó el semanario Proceso en su edición de esta semana, los militantes del PAN se dispararon en el año 2000 por el “aura” de la conquista de la presidencia de la República, pero la pérdida del poder en las elecciones de 2012, propiciaron la fuga masiva de esos militantes.

El éxodo del PAN es colosal: Del millón 868 mil 572 militantes, activos y adherentes, sólo refrendaron su pertenencia a ese partido 379 mil, es decir, apenas el 20% del total.

La estimación de la dirigencia nacional, que encabeza Gustavo Madero, era antes de iniciar el proceso de refrendo que la militancia se reduciría a la mitad, unos 900 mil, pero luego se apostó que se quedarían en el PAN los que votaron en la elección de candidato presidencial, el 5 de febrero de 2012: Un total de 547 mil. Ni eso. Los ciudadanos que refrendaron su militancia son casi los mismos 371 mil 377 que se afiliaron en la campaña de dos semanas que, con ese fin, organizó César Nava, quien sustituyó a Germán Martínez en la presidencia del PAN tras el colapso electoral de 2009.

Y más aún: Los 379 mil militantes (210 mil activos y 169 mil adherentes) son casi el mismo número que el PAN tenía en el año 2000, en vísperas de ganar la Presidencia de la República.

Aunque ello signifique un clavo más en el ataúd del PAN, la pérdida de estos personajes en realidad no representa pérdida alguna, porque en realidad nunca fueron panistas, al menos no de los panistas idealistas de abolengo y de antaño que creían en la plataforma ideológica de Gómez Morín. Se trata de traidores natos, gente carente de ideología que solo ve por sus propios intereses y no por los de la comunidad con la que convive ni por el país que comparte con sus conciudadanos.

Pero quizá la estampida más notoria involucra a gente prominente ligada directa o indirectamente a la extrema derecha encubierta de México. El PAN ya no les sirve para nada, y menos ahora que su forma encubierta de operar y su ideología nazi-fascista van siendo del dominio público gracias a Internet y las redes sociales. Para muchos de ellos ha llegado la hora de desprenderse del PAN al igual que un pañal desechable, migrando en pos de mejores horizontes hacia otros lugares en donde puedan echar raíces practicando lo que mejor saben hacer: la infiltración, la simulación, la conspiración, en todo lo cual son expertos; y en este sentido los Yunquistas y Tecos que antes se proclamaban entusiastas panistas posiblemente en poco tiempo se estarán proclamando los más devotos y leales priistas que pueda haber en todo México. Uno de los ultraderechistas encubiertos de alto rango que han decidido que es hora de cambiar de camiseta es ni más ni menos que el ultracorrupto César Nava:

Ni César Nava refrenda su militancia en el PAN
Agencia APRO
8 de enero del 2013

César Nava Vázquez no refrendó su militancia en el Partido Acción Nacional (PAN), que presidió entre 2009 y 2010, en cuyo periodo lanzó una campaña de afiliación cuya principal promotora fue la cantante Patricia Sirvent, conocida como “Patilú”, quien tampoco quiso seguir siendo adherente. La campaña de afiliación que Nava lanzó en 2009, junto con “Patilú”, sumó a 371 mil nuevos militantes, número casi idéntico a los 368 mil 253 activos y adherentes que quedaron tras el proceso de refrendo y que representan menos del 20 por ciento del millón 868 mil que sumaba hasta hace un par de semanas.

Como informó el semanario Proceso en su edición del 30 de diciembre, los militantes del PAN se dispararon en el año 2000 por el “aura” de la conquista de la presidencia de la República, pero la pérdida del poder en las elecciones de 2012, propició la fuga masiva de esos militantes.

La estimación de la dirigencia nacional, que encabeza Gustavo Madero, era antes de iniciar el proceso de refrendo que la militancia se reduciría a la mitad, unos 900 mil, pero luego se apostó que se quedarían en el PAN los que votaron en la elección de candidato presidencial, el 5 de febrero de 2012: un total de 547 mil. Ni eso. Los 368 mil militantes (205 mil activos y 163 mil adherentes) son casi el mismo número que el PAN tenía en el año 2000, en vísperas de ganar la presidencia de la República.

Entre los personajes que ya no refrendaron su militancia están el ex presidente Vicente Fox y su mujer Marta Sahagún, pero también prominentes empresarios que fueron atraídos por el triunfo en 2000 rechazaron refrendar su militancia, como María Asunción Aramburuzabala Larregui, Lorenzo Servitje Sendra y Manuel Arango Arias. “Marisún” Aramburuzabala Larregui, ex vicepresidenta del Grupo Modelo y dueña de la fortuna más grande de México, así como ex esposa del ex embajador estadounidense Antonio Garza, se afilió como adherente el 2 de junio de 2006, pero ya no refrendó esa militancia.

Tampoco refrendó su militancia su hermana Lucrecia, quien se afilió en 2006, y la madre de ambas, la pintora Lucrecia Larregui González, viuda de Pablo Aramburuzabala Ocaranza, fundador del emporio cervecero. Las tres donaron casi un millón de pesos, cada una, para el PAN en 2005.

Otro prominente empresario que desdeñó seguir militando en el PAN es Lorenzo Servitje Sendra, patriarca del Grupo Bimbo, que monopoliza la industria del pan y de pastelillos en México, y quien se afilió en 2005 para apoyar la precampaña presidencial de Alberto Cárdenas Jiménez.

Junto con Servitje Sendra, también se afiliaron al PAN varios miembros del clan que, además, le entregaban recursos para las campañas y los gastos ordinarios. Su hermano Roberto fue uno de ellos. Otros fueron María del Pilar y María Luisa Servitje Montull, hijas de Lorenzo Servitje, se afiliaron en abril de 2005 y tres meses después, en julio, lo hicieron sus primos Arantzatzú, Estíbaliz, Marisa y Francisco Laresgoiti Servitje. Ninguno refrendó su militancia como adherente.

Iñigo, Jordi, María del Pilar y Nicolás, quienes se afiliaron en julio de 2005, tampoco quisieron seguir siendo militantes adherentes del PAN.

Otro empresario emblemático que se afilió al PAN en 2005 y que ya no refrendó su militancia como adherente es Manuel Arango Arias, fundador del Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi), quien se dio de alta en el padrón del PAN en 2005 para apoyar a Felipe Calderón.

Otro empresario prominente que tampoco refrendó su militancia como adherente del PAN, afiliado en 2005, es Diego Hildebrando Zavala Gómez del Campo, hermano de Margarita, la mujer de Calderón, y de Juan Ignacio, quien fue el otro miembro de ese clan que sí refrendó su militancia.

A ninguno de los tránsfugas se les puede llamar traidores, porque como ya se dijo arriba ellos nunca fueron panistas, simularon ser panistas en aras de sus propios intereses personales y en aras de los intereses de las organizaciones secretas y poderes fácticos a los cuales sirven y con los cuales están aliados, por eso hoy les resulta fácil renegar de aquello que habían utilizado como refugio y cuartel de operaciones. Independientemente de que prácticamente no hay esperanzas de que por los próximos seis años los que aún porten la camiseta del PAN puedan aspirar a conseguir algún cargo público así sea modesto (¡ni pensar en un cargo de primer nivel!) en el gobierno federal, y en muchas partes de México inclusive en los tres niveles de gobierno, las perspectivas para el PAN se ven sumamente negras para que pueda volver a Los Pinos en el 2018, no solo porque el PRI ya aprendió a vivir sin el gran dedo elector que era el Presidente en turno quien escogía personalmente a su sucesor en la Presidencia de la República, sino porque el PRI tiene material suficiente para torpedear al PAN en elecciones presidenciales futuras respondiéndole en especie a sus feroces guerras sucias mediáticas. Bastará con recordarle al pueblo en cada elección presidencial cómo después de seis años de estancamiento con Vicente Fox el régimen calderonista se convirtió en el sexenio de la muerte con una cuota superior a los 10 mil cadáveres por año más los cerca de 25 mil desaparecidos (que muchos dan por muertos). ¿Quién en su sano juicio quiere llevar nuevamente al PAN a Los Pinos para una segunda repetición de tan grotesca y dramática farsa sangrienta orquestada por la derecha ultraconservadora de México. El horizonte se ve tan negro para el PAN a largo plazo, que inclusive el ultracorrupto Diego Fernández de Cevallos tampoco refrendó su militancia dentro del PAN.

Esto es lo que tiene que decir uno de los periodistas que han estudiado a fondo el bizarro fenómeno de las sociedades secretas de la ultraderecha de México acerca de la desbandada de otrora dizque fervorosos militantes del PAN:

Afiliados, otro gran fracaso del PAN
Alvaro Delgado
Agencia APRO
7 de enero de 2013

El desplome de un millón y medio de militantes, 80% del total de su padrón, es una expresión más del gran fracaso que ha representado el Partido Acción Nacional (PAN).

La justificación de Gustavo Madero, el anodino presidente del PAN, es que el millón 868 mil inscritos en realidad nunca existieron y que los 368 mil que refrendaron su militancia son los únicos auténticos.

El fracaso del PAN no es sólo la caída de su membresía a un número casi igual al que tenía en el 2000, que revela por lo menos ineptitud para generar la pertenencia a un proyecto, sino por qué y cómo llegaron a formar parte del padrón cientos de miles de ciudadanos con nombre y apellidos.

Y las respuestas tienen que ver, fundamentalmente, con la corrupción del propio PAN y sus dirigentes, desde los más modestos hasta la cúpula.

En el PAN todo mundo lo sabe: Las afiliaciones han estado ligadas, desde antes del 2000, con las candidaturas a puestos de elección popular y a cargos directivos.

“Sólo está vencido el que ha dejado de afiliar”, es la frase, torcida, de aquella que proclama que sólo está derrotado el que ha dejado de luchar y que, con cinismo, pronuncian entre risas dirigentes panistas que se han especializado en afiliaciones corporativas.

En 2005, en la contienda interna por la candidatura presidencial, el padrón era un problema muy serio por las afiliaciones masivas, con métodos clientelares, pero nadie quiso hacer nada.

El problema creció porque, la lógica facciosa, hizo que se integraran autoridades que toleraban la afiliación con datos falsos, simulación de cursos de capacitación, compra e intercambio de votos y otras conductas que ni los priistas habían sido capaces de innovar.

Las elecciones y decisiones internas se llevaron a cabo con prácticas y definiciones trampeadas que en buena medida explican por qué el PAN es, con mucho, el partido más litigioso de todos.

¿Se terminará el problema con la depuración del padrón o excluyendo a los “adherentes”, como adelantó hoy Madero? No, el problema es más hondo: Está arraigada ya en el PAN la subcultura del fraude, de la trampa, del engaño, del ejercicio de lo opuesto a la dignidad de la persona, que es fundamentalmente lo que infló exponencialmente el padrón.

El grupo de Madero, integrado por personajes de prácticas fraudulentas y hasta delincuenciales, y el de Felipe Calderón, que de eso también sabe mucho, no tiene ningún incentivo para cambiar de comportamiento.

El PAN se sigue hundiendo…

Se ha documentado ya previamente el gran suceso nacional que muchos interpretan como la próxima y virtual desaparición del Partido Acción Nacional del escenario político que retrocederá a lo que antes era, un partido de membrete sin presencia ni influencia real en el escenario de la vida pública. El siguiente analista suma su visión pesimista a estas opiniones destacando el hecho de que no se le puede cargar toda la culpa del hundimiento del PAN a Vicente Fox y a Felipe Calderón:

PAN: la debacle
Martín Moreno
Analista político
EL DIARIO
11 de enero del 2013

Aquella memorable escena de la película Titanic donde el barco se hunde irremediablemente con algunos músicos heroicos aún tocando, es la estampa que hoy retrata al PAN. La debacle blanquiazul es dramática. Culpar solamente a Fox y a Calderón del fracaso, resultaría simplista y comodino. Hay mucho más de fondo.

Cierto: la actuación de los ex presidentes panistas influyó directamente en la derrota azul. Vicente Fox: de la esperanza democratizadora a la caricatura de la “pareja presidencial”, entre fuertes tufos de corrupción en beneficio de los Bribiesca Sahagún.

Felipe Calderón: de la posibilidad real de un buen gobierno al terror por una guerra contra el narco necesaria, sí, pero mal planteada y diseñada más para matar que para triunfar. Fox y Calderón fueron puntales del fracaso panista.

Pero los ex presidentes no quedan solos en la responsabilidad histórica de provocar el naufragio de Acción Nacional.

Cuando un partido político pierde el… ¡80 por ciento de su militancia! (sólo dos de cada diez refrendaron su pertenencia al partido), no se debe a la actuación ineficaz de sólo dos hombres. Va más allá: a que se abandonaron los principios e ideales del panismo; a la falta de liderazgos consolidados en dirigencias nacionales, estatales y municipales; a la carencia de una oferta política atractiva para militantes y simpatizantes; a la ausencia de programas que involucraran a panistas afiliados y a adherentes; a que el panismo centralizó –al estilo del PRI–, todo el poder en Los Pinos y se olvidó de formar nuevos cuadros, incluyendo posibles liderazgos futuros entre senadores, diputados o gobernadores.

Resultado: además de entregar la Presidencia, el PAN perdió ocho gubernaturas, 24 senadurías, 70 curules federales, además de infinidad de diputaciones locales, alcaldías y regidurías. En SLP, Edomex y Chihuahua, donde el panismo se consolidó en membrecía durante los 80 y 90, son donde más cayó la cifra de activos del PAN. Algo falló en esas entidades.

Después del proceso de refrendo de afiliación, el PAN quedó con poco menos de 50 por ciento de sus miembros activos, y menos del 20 por ciento de simpatizantes. Fallaron todos, desde los delegados estatales hasta los militantes por no ser capaces de impulsar un cambio desde las bases partidistas.

¿Eso fue culpa de Fox y de Calderón exclusivamente? No. Sin embargo, como en los equipos de futbol, parte del fracaso en dos temporadas seguidas recae directamente en los propietarios del equipo y en los entrenadores. Y Vicente y Felipe eran dueños y directores técnicos.

Hoy vemos a los Martínez Cázares y a los Gustavo Madero, el primero responsable de la debacle electoral de 2009, sin sensibilidad política suficiente para detectar el hundimiento que se venía y evitarlo; el segundo, culpable parcial de perder las elecciones presidenciales en 2012, ineficaz operador político y hoy más al servicio del PRI que del PAN. Vaya par.

¿Y dónde queda la responsabilidad de gobernadores que hundieron al PAN, como Sergio Estrada Cajigal, con Morelos entregado al crimen organizado? ¿Y Emilio González Márquez y sus desfiguros públicos, con un Jalisco en moratoria financiera?

Y en el DF, Mariana Gómez del Campo y Gabriela Cuevas –dos cartas prometedoras, sin duda–, nomás no han dado el brinco político-electoral que las convierta en opciones de gobierno. El PAN en la capital es tan pobre que hasta corre el riesgo de perder su registro. De ese tamaño.

¿Y Josefina Vázquez Mota? Si algo se le tiene que reprochar, sería su falta de decisión para tomar las riendas de su campaña. Lo ocurrido en el Estadio Azul –donde había estadio lleno ya con la candidata en el lugar, pero que por errores de logística se fue vaciando– reflejó falta de liderazgo de la candidata. Un “salimos ahora” para aprovechar el estadio al tope, fue la frase que le faltó a Josefina para demostrar quién mandaba. Vázquez Mota será, sin duda, una pieza fundamental dentro de la refundación del PAN. O del “nuevo PAN”.

Paralelo a la improvisación y a la pobre operación política panista, las traiciones también influyeron. Vicente Fox pasa a la historia con la etiqueta de “traidor” al PAN por haber apoyado a Peña Nieto. Y punto.

Fueron Fox y muchos más: tan sólo en Querétaro el partido expulsó a… ¡563 integrantes por incurrir en actos de traición! Es decir: por apoyar a otros partidos, principalmente al PRI.

Así, entre presidentes mediocres, liderazgos fallidos, candidaturas saboteadas, gobernadores nefastos y militancia indolente, el PAN enfrenta una crisis político-ideológica que, al menos, durará los próximos seis años.

Mientras, la lucha interna por el control del partido está declarada: calderonistas vs. josefinistas... y los yunques. Ya lo veremos.

He aquí más sobre el desfonde casi absoluto del PAN:

PAN desdeñado
Los panistas extraviaron la brújula
Teodoro Barajas Rodríguez
Revista Siempre!
12 de enero del 2013

El PAN va en retroceso, su apuesta por el poder lo ha damnificado porque no ofrece atractivos, esa codicia atroz de sus cuadros dirigentes de la última docena de años lo ha enviado a un lugar distante. Perdió el poder y, en consecuencia, el partido. Resultó profético Daniel Cossío Villegas, así lo pronosticó.

A una abrumadora mayoría de panistas militantes no le interesó refrendar su pertenencia, comenzando por el exmandatario Vicente Fox. Lo que aún queda del PAN lo disputan ferozmente las tribus internas, entre una derecha moderada con otra de contenido radical de muy estrecha cercanía con organizaciones ultraconservadoras, yunquistas.

El PAN no fue la opción diferente que sus propagandistas vendieron en el año 2000 con un exitoso candidato que no paró hasta vencer al PRI para fraguar la alternancia, ese bono democrático se dilapidó vía ocurrencias, chistoretes y sinrazones diversas.

La realidad indica ahora que el PAN es un partido del montón que no inspira la confianza de la militancia, que ha sido desdeñado por sus otrora cuadros que participaron de las victorias del pasado reciente para ser testigos de la derrota actual que tiene sus orígenes en la propia praxis de los mandatarios de esa misma extracción.

Dice Joaquín López Doriga que el poder a todos los iguala, acaso por esa condición humana tan inherente como inefable. El estilo de gobernar del PAN no se diferenció en mucho a los que encabezaron los priistas, ambos con una excesiva concentración de poder en una sola persona, Felipe Calderón puso y dispuso en las dirigencias nacionales panistas, sus allegados jugaron papeles importantes aunque fracasados: Germán Martínez y César Nava son una muestra de ello.

La izquierda está en crisis, la derecha por igual. Ideologías fantasmas, modos y usos similares, una afanosa aunque infructuosa búsqueda por el poder. A cinco siglos de la aparición de El Príncipe de Nicolás Maquiavelo, esas cuentas, recetarios o reglas para la consecución del poder terrenal es vigente como el hambre o la sed porque la condición humana es exactamente la misma. Los tratados clásicos en torno a la ciencia política plantean los controles porque la avaricia, envidia y egoísmo del ser humano se expresan de diferente manera.

El PAN se ha quedado sin una parte importante de su militancia, ello tiene un lógico efecto cuantitativo, aunque es mayor el impacto político porque refleja una crisis inocultable.

Años erráticos le han valido al instituto fundado por Manuel Gómez Morín ese desdén de sus exmilitantes, sólo doce años bastaron para desinflar esperanzas y expectativas cifradas en un cambio que nunca se dijo para qué, la brújula la extraviaron.

El PAN retorna a su condición ejercida durante décadas, oposición. Muchos de sus bastiones se resquebrajaron, como fue el caso de Jalisco, entidad en la que gobernó un mandatario hipócrita tan cercano al catecismo como a los exabruptos y ser filantrópico con recursos ajenos.

Con miras a tratar de rescatar lo que queda del PAN, a partir de la mañana del 16 de marzo del 2013 empezó a llevarse a cabo una gran farsa como las que se acostumbran a protagonizar en el partido de las derechas y ultraderechas reaccionarias de México. La farsa fue la 17ava asamblea nacional extraordinaria del PAN, en donde se llevó a cabo una modificación de los estatutos dizque para democratizar al corrupto partido.

La reforma de Corral
Javier Cuéllar
Analista político
EL DIARIO
20 de marzo del 2013

La reforma parcial a sus estatutos internos aprobada por la decimoséptima asamblea nacional extraordinaria del PAN, que supuestamente entrega a los militantes del partido albiceleste el derecho de elegir a su presidente y a sus candidatos, es tan falsa e hipócrita como lo es el principal de sus impulsores, el senador Javier Corral Jurado. Este prohombre del partido de Felipe Calderón tal vez pueda sorprender a militantes del PAN de otros estados pero en Chihuahua saben que la senaduría que actualmente usufructúa es ejemplo del dedazo pues todos saben que en la elecciones internas fue ampliamente superado por Carlos Borruel y Cruz Pérez Cuellar en un proceso interno abierto a la ciudadanía que luego fue tachado de viciado y anulado dando paso a la imposición directa de Corral desde las cúpulas más altas del panismo nacional.

Así, los panistas chihuahuenses están ciertos con ese periodista y escritor estadounidense fallecido a principios del siglo pasado, Ambrose Gwinett Bierce que nos dice: “El elector goza del sagrado privilegio de votar por un candidato que eligieron otros”. Y en el caso del señor Corral Jurado los panistas ni siquiera tuvieron el derecho de votar por Javier Corral Jurado, sino que les fue impuesto por el grupo gobernante sin opción de protestar, no obstante que sobre el señor Corral también pesaban las acusaciones de acarreo clientelar de votantes en esas elecciones internas que luego fueron llamadas por él mismo como el cochinero, cuando el formó parte entusiasta de ese chiquero.

Lo cierto es que, entre los asistentes a esa inmemorable asamblea Corral logró percibir un ánimo generalizado de repudio a las actuales dirigencias del PAN y sus grupos de poder interno, personificado en el anhelo de la militancia a tomar las riendas del partido blanquiazul y es probable que el señor, al ver la revolución en vez de enfrentarla decidió encabezarla, no tanto con la intención de llevarla a buen puerto sino más bien para reventarla desde adentro. Lo cierto es que esa rebeldía de las bases partidistas con sus dirigentes está condenada al fracaso pues desde hace mucho tiempo en el PAN las cosas se mueven con criterio de pandilla.

La reforma no pudo consumarse porque la retirada de muchos miembros, que provocó la falta de quórum, fue por consigna atizada por el aburrimiento farragoso de las discusiones alambicadas de efectos retardatorios cuando las pandillas están viendo que el populacho está encarrerado y amenaza sus intereses. Ya se verá que en la continuación de la asamblea estos grupos vendrán mejor organizados y preparados con porras que darán vuelta atrás en las ansias democratizadoras. Por si esto llegare a fracasar, la asamblea ya fue impugnada ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación lo que deja a lo reformado colgando de alfileres.

La dirigencia nacional de cualquier partido, incluido el PAN, siempre emanará del seno de las pandillas de poder que irresistiblemente operan en esos organismos. Sus coaliciones y los acarreos de votantes son el modo operativo de esos grupos de poder internos aunque las formas de hacerlos varíe de acuerdo a la idiosincrasia de los miembros en lo particular y pueden ir desde la convocatoria por las redes sociales, los acuerdos en cónclaves reservadas hasta el transporte descarado en automóviles y camiones de pasajeros según puede constatar en la práctica el propio Javier Corral, pues él mismo los usó en Chihuahua.

Los tres grupos o pandillas políticas que a nivel nacional imperan en el partido azul y blanco y los otros muchos que existen en cada una de las regiones en que todavía existen girones del PAN, no pueden desaparecer por virtud de una decisión de los afiebrados asambleístas; de ninguna manera, tan sólo deberán y sabrán adaptarse a los nuevos tiempos en el remoto caso de que la reforma al estatuto sea aprobada. Por muchas asambleas y reformas que se implementen, Acción Nacional no podrá emerger de su ostracismo hasta que no se reconozca que lo hundió la corrupción y el sanguinario gobierno de Felipe Calderón con todas las implicaciones y desgarriates que nos sepultaron como país.

Si no reconoces las causas de la enfermedad, menos podrás curarla. Y esto se aplica a la medicina y a la política.

El lenguaraz, protagónico, vitriólico y visceral Javier Corral del cual Spectator ya ha documentado algunas cosas interesantes en trabajos previos, no desaprovechó la ocasión para presentarse por enésima ocasión como “salvador” del PAN y “salvador” del pueblo que ha estado siendo obligado a mantener en la opulencia a este perpetuo parásito que a falta de un trabajo honesto no puede dejar de vivir de los dineros del pueblo que se embolsa a sus propios bolsillos.

En esa 17ava Asamblea Nacional Extraordinaria del PAN no hubo en un solo momento ninguna disculpa ni a los panistas de base ni al pueblo de México por los cerca de 80 mil cadáveres y cerca de 25 mil desaparecidos que le costaron a la Nación la desgastante y sangrienta “guerra” iniciada por Felipe Calderón en contra del narco para poder legitimarse en el poder, una guerra que al concluír el trágico sexenio calderonista ni fué “ganada” (al inicio de su descalabrada gestión, Felipe Calderón afirmó que se iba “a ganar”, solo para poner pies en polvorosa largándose del país y dejándole a los mexicanos la papa caliente) ni resultó en una “victoria” o proclamación de “triunfo” por parte del Ejército mexicano (el cual tuvo que resignarse a aceptar su derrota en la celebración del centenario del Ejército), ni disminuyó el tráfico de drogas hacia los Estados Unidos ni disminuyó el consumo y el incremento en las adicciones. Tampoco hubo ninguna disculpa ni a los panistas de base ni al pueblo de México por no haberse hecho absolutamente nada para castigar la enorme putrefaccion y corrupción que se gestó en el panismo enquistado en puestos de alto nivel, como tampoco hubo disculpa pública por haberse dado cobijo a elementos radicales de la extrema derecha como Luis Felipe Bravo Mena y César Nava en vez de expulsarlos a todos ellos una vez identificados.




Un coterráneo del editorialista norteño arriba citado elaboró un trabajo que fue publicado al siguiente día en el cual concuerda plenamente con su homólogo en sus puntos de vista sobre un partido de derecha conservadora que después de haber dejado al país en ruinas convertido en zona de guerra se está enfrascando a nivel local en luchas intestinas fratricidas que lo tienen al borde de la desaparición:

PAN, un partido agotado
Carlos Murillo M., abogado
EL DIARIO
21 de marzo del 2013

La crisis del panismo en Chihuahua parece no tener punto final, les pasa como aquella frase del filósofo de Rubio que reza: “En política nunca se toca fondo, siempre hay un escalón más abajo”. Y así es. El PAN se hunde, y cada vez que saca la cabeza e intenta salir del hoyo, termina por caer en las más bajas pasiones.

El diagnóstico es el de un desahuciado, porque los herederos de Gómez Morín han despilfarrado el poco capital político que les quedaba, recuérdese que el partido conservador quedó en ruinas, tras la debacle provocada principalmente por la pésima estrategia de campaña de Josefina Vázquez Mota y el desgaste corrosivo del gobierno de Felipe Calderón.

Como si la condición raquítica del albiazul a nivel nacional fuese poca cosa, resulta que en Chihuahua no están conformes con la crisis, se ha dado una ola de renuncias de los mejores gallos que tenía el PAN, en Parral renunció Miguel Jurado a la candidatura de la presidencia municipal y en Chihuahua Toño López hizo lo mismo, ambos acusan a la dirigencia estatal de cerrar los espacios –regidurías– a la negociación –repartición–, por el mismo rumbo se rumora que podría estar la nominación de María Antonieta Pérez en Juárez, quien será la siguiente víctima de su propio partido, si Mario Vázquez sigue dejando los cabos sueltos del consenso como hasta ahora, demostrando su poca eficacia como operador político.

En resumen, la disminución en la fuerza electoral del PAN es tal, que competirá en los próximos comicios por un solo distrito en el caso de Juárez: el 03, en el que se han registrado ya varios aspirantes todos con la esperanza de pelear por esa única diputación peleable, de los ocho distritos de la frontera. Pero ninguno, ni por error, ha levantado la mano por cualquiera de los otros distritos, que consideran un castigo inhumano.

Entonces, Acción Nacional compite hoy con el Partido Verde en algunas regiones de Juárez y su cobertura está reducida a cero en decenas de colonias. Con ese escenario, no hay mañana. Es por eso que los panistas de abolengo ya cerraron la cortina, nadie cree en el PAN, ni siquiera ellos mismos.

Si alguien me dijera que ésta es una conspiración contra Acción Nacional lo creería, además pensaría que es el sabotaje perfecto, el que viene desde las entrañas, el que primero corroe las vísceras y después el corazón de un partido político. Les cayó la tormenta perfecta de la política, la que además es tóxica.

Cada elección es inédita por naturaleza, pero es sorprendente cómo un proceso electoral como el de este año, puede ser tan histórico, porque es muy probable que seamos testigos del peor desastre electoral de que se tenga memoria en el PAN, el mismo partido que hace 12 años era invencible en Juárez y que hoy está al borde de la desaparición.

Los panistas que libraban batallas contra el centralismo, tomaban puentes, organizaban las resistencias ciudadanas, huelgas de hambre y lanzaban consignas en contra el gobierno autoritario, hoy son un conjunto de grupos facciosos, completamente desarticulado, sin rumbo, sin bandera, sin mística, es un partido agotado.

Concordando también con estos pesimistas vaticinios, el humorista nacional Catón publicó el mismo día lo siguiente en medios nacionales:
De política y cosas peores
Armando Fuentes Aguirre, “Catón”
21 de marzo del 2013

En lenguaje boxístico andar groggy significa quedar atontado, aturdido o semiinconsciente por un golpe; apendejado, si me es permitido este cultismo que ofrece precisión mayor. La expresión viene de grog, una bebida hecha a base de ron que en los barcos de la flota británica se daba a los marinos como parte de su ración, y que los ponía tícuros, trompetos, pipas, zumbos, pedernales, pandos, chucos, estraféuticos, incróspidos o con una pedicurista a todo dar, palabras todas éstas que sirven para designar el estado en que andan los beodos. Pues bien, así, groggies, parece que andan los panistas después de la derrota contundente que sufrieron en la elección presidencial, y que los llevó a ser sotacolas en la lista de los partidos principales. Su última reunión fue lamentable; evidenció el desconcierto que priva en las filas blanquiazules por causa de la división entre quienes siguen a Madero, el actual presidente del partido, y los que aún se mantienen bajo el influjo de Calderón (Felipe, por si alguien lo ha olvidado), quien fue un poco presidente de la República y un mucho presidente del PAN. Es una pena que Acción Nacional esté así, groggy, pues ahora que parecemos volver a los tiempos del partido oficial, de los carros completos, de la cargada, etcétera, hace falta una oposición consistente que sirva de freno y contrapeso al poder presidencial y haga valer el pluralismo que debe haber en todo ejercicio democrático. Y ya no digo más, pues advierto que esta larga perorata me está dejando groggy.

En el borde del abismo, los derechistas ultraconservadores le apostaron todo nuevamente a la guerra sucia recurriendo a los servicios del gachupín Antonio Solá para orquestarles de nueva cuenta campañas de odio recurriendo a los slogans difamatorios y a la calumnia, creyendo que sus guerras sucias mediáticas les servirían para eternizarse en el poder otro sexenio, le apostaron mucho a la judicialización de la política y a la politización de la justicia y el tiro les salió por la culata, le apostaron mucho al apoyo de los poderes fácticos con los cuales prohijaron mucha corrupción e impunidad (el mejor ejemplo de ello es la archicorrupta lideresa Elba Esther Gordillo, el colmo de la corrupción en México) sin darse cuenta que varios de tales poderes fácticos no tienen amigos, solo intereses. Y en su 17ava asamblea nacional extraordinaria le apostaron a la simulación, a la manipulación tratando de despertar nuevamente falsas esperanzas en una ciudadanía que no será engañada como lo fue en el pasado.

La gran “renovación” del PAN resultó ser algo así como tratar de salvarle las piernas gangrenadas a un moribundo que no quiere darse cuenta que sus extremidades están perdidas y que de no ser amputadas ello terminará por costarle su propia vida.