lunes, 5 de julio de 2010

Kaput




El 28 de junio del 2010, faltando tan sólo seis días para la celebración de los procesos electorales para la renovación de la gubernatura en el Estado de Tamaulipas, el candidato que llevaba la delantera de acuerdo con todas las encuestas realizadas, Doctor Rodolfo Torre Cantú:





fue asesinado en una emboscada:







El abanderado del PRI era el claro favorito para ganar la elección del domingo 4 de julio del 2010. También fueron asesinados cuatro miembros de su equipo. Fue Fernando Moreno Peña, de la dirigencia del PRI, quien confirmó horas después del cierre masivo de su campaña el magnicidio con el cual el candidato del PRI fue removido del camino, dejándole el camino libre al candidato opositor del Partido Acción Nacional.

En una de las últimas encuestas llevadas a cabo antes del magnicidio, el portal informativo milenio.com subió a la red Internet el 22 de junio del 2010 los resultados de la encuesta realizada por el Grupo Comunicación Estratégica (GCE), en la que el candidato de la alianza Todos Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú, aparecía con el 48,8 por ciento de las intenciones de voto a su favor, contra el 13,9 por ciento para el candidato del PAN, José Julián sacramento y el 3,5 por ciento para el perredista, Julio Almanza Armas. En mayo del 2010, Rodolfo Torre Cantú recibía el 69,6 por ciento de los votos, dejando a Sacramento Garza en un distante 24,0 por ciento y a Julio Almanza el 4,6 por ciento. En abril del 2010, Torre Cantú obtenía el 49,8 por ciento, contra el 31,4 por ciento de José Julián sacramento garza y el 3,8 por ciento de Julio Almanza. En pocas palabras, conforme la ciudadanía iba conociendo mejor al Doctor Rodolfo Torre Cantú, tanto mayor era el aumento en su popularidad garantizando el apabullamiento total del candidato oficial del PAN-Gobierno a la gubernatura de Tamaulipas. El estudio utilizado en la encuesta se aplicó del 18 al 20 de junio a mil 200 adultos mayores de 18 años con credencial para votar vigente en sus domicilios arrojando un 2,83 por ciento de margen de error con el 95 por ciento de confiabilidad.

Si hubo un móvil político detrás del asesinato (ciertamente no se trató de un asalto), y dada la relevancia de la víctima y la forma elaborada en la cual se cometió el crimen podemos suponer que sí lo hubo, los autores intelectuales debieron de haber sabido de antemano que las leyes locales del Estado de Tamaulipas indican que en caso de una situación como ésta las elecciones no se suspenden, el proceso electoral sigue su curso, y faltando menos de una semana para llevarse a cabo las elecciones sin margen de tiempo alguno para encontrar y promover a un candidato substituto, el crimen favorecía al personaje situado en segundo lugar en las encuestas, precisamente al candidato del Partido Acción Nacional a la gubernatura de Tamaulipas, el principal y directo beneficiado con la eliminación de un rival al que no podía ganarle en las urnas. De este modo, si se requiere un móvil para el crimen, no tenemos que ir muy lejos para encontrarlo. Sin embargo, es muy posible que ni siquiera el mismo candidato del PAN a la gubernatura de Tamaulipas haya tenido conocimiento alguno de lo que se estaba fraguando en contra del principal candidato, es muy posible que al candidato panista, aunque principal beneficiario del magnicidio, ni siquiera se le haya informado de nada en caso de ser el asunto parte de un esquema mucho más amplio, un esquema de control político encubierto sobre toda una Nación en el cual hay una desesperación para que cada una de las partes se sumen a un gran todo para poder mantener el yugo sobre México mediante una democracia grotescamente simulada, un esquema que explica a la perfección la remoción justo a tiempo en el 2010 por vías legaloides del también candidato a la gubernatura de Quintana Roo, un esquema que explica a la perfección los intensos espionajes telefónicos y la divulgación justo a tiempo de conversaciones privadas obtenidas por medios ilegales en el 2010 en contra de los Gobernadores de Veracruz y Oaxaca, un esquema que explica la aparición súbita casi mágica en varios Estados de grupos de choque afines al PAN llegados de quién sabe dónde que semanas antes también habían sido detectados y denunciados en Yucatán. Un esquema que explica todo, absolutamente todo. Si quienes han estado detrás de la diseminación de la extrema derecha encubierta por todo México laborando para la instalación continuada de un gobierno paralelo secreto son los mismos que los que han estado detrás de todas las guerras sucias y campañas negras y espionajes telefónicos y magnicidios en los procesos electorales del 2010, entonces la bruma se disipa y los alcances de la conspiración nacional quedan expuestos claramente a la luz solar.

Como pudiera haberse anticipado, los vocingleros del cada vez más ultraderechizado Partido Acción Nacional no desperdiciaron la oportunidad para achacarle por completo la culpa del asesinato al crimen organizado, presentándolo como un simple daño colateral, un “daño colateral” ocasionado por la guerra de legitimación emprendida unilateralmente por Felipe Calderón sin pedirle consentimiento al pueblo que es el que ha pagado los costos y las consecuencias, y sin la aprobación del Congreso de la Unión, a tan solo pocas semanas de haber tomado posesión de su cargo. Y fue precisamente el mismo Felipe Calderón quien como Presidente de México le echó totalmente la culpa del magnicidio a la delincuencia organizada a las pocas horas de haberse cometido cuando no sólo no había detenidos sino ni siquiera se contaba con sospechosos ni móvil del crimen.

Por su parte, a diferencia de Televisión Azteca que sí transmitió en el horario de su noticiero vespertino normal a través de Jorge Zarza todo lo relevante con respecto al magnicidio que acababa de suceder hace unas cuantas horas, la principal desinformadora de México, TELEVISA, continuó transmitiendo ininterrumpidamente el partido de futbol desde Sudáfrica, porque en la óptica de este pulpo informativo había cosas mucho más importantes ocurriendo en las canchas de futbol en Sudáfrica que lo que estaba sucediendo en México en el Estado de Tamaulipas.

Hay muy buenas razones para suponer que el asesinato del Doctor Rodolfo Torre Cantú no tuvo absolutamente nada que ver con cuestiones del narcotráfico, y la primera de ellas es el hecho de que la misma Procuraduría General de la República al servicio del PAN-Gobierno apenas unas semanas antes del magnicidio había removido a otro político no-panista de una contienda electoral para una gubernatura, al candidato del PRD a la gubernatura del Estado de Quintana Roo, Gregorio Sánchez Martínez, lo cual está documentado en la entrada “Pactos con el Diablo”, y para la remoción por la vía legaloide de este candidato no-panista se recurrió a la “palabra de buena fé” de “testigos protegidos” con garantías oficiales de impunidad que están resultando ser unos verdaderos hampones de la delincuencia organizada. En un Estado como Tamaulipas en el que tanto el PAN como su principal infiltradora la ultraderechista Organización Nacional del Yunque estaban al borde del pánico ante la severa paliza que el candidato priista Rodolfo Torre Cantú les iba a propinar, si de algo podemos estar absolutamente es que la PGR estuvo investigando a fondo con sus mejores agentes todos los posibles nexos y todos los rumores (por fantasiosos que fueran) que pudieran ligar de alguna manera al Doctor Rodolfo Torre Cantú con el crimen organizado, y de haber encontrado algo, cualquier cosa, lo que fuese, le habrían aplicado la misma receta que la que aplicaron en Quintana Roo al candidato no-panista que también llevaba una delantera en varias encuestas. Con toda certeza, hacerle lo mismo que lo que le hicieron al candidato a la gubernatura de Quintana Roo hubiera sido mucho más “civilizado” y mucho menos drástico que tener que recurrir a un magnicidio para removérselo del camino al apocado candidato del PAN. Pero la PGR al servicio del PAN no tenía absolutamente nada en sus manos que pudiera incriminar al candidato priista a la gubernatura de Tamaulipas con el crimen organizado, absolutamente nada, su expediente estaba completamente limpio. Inclusive después de haber sido cometido el magnicidio, cuando Felipe Calderón recurrió sin pruebas en la mano a la comodina “explicación” al vapor de echarle toda la culpa al crimen organizado absteniéndose por completo de levantar el desagradable espectro del crimen político, la PGR no presentó a los medios de comunicación ninguna hipótesis ligando al crimen con cuestiones del narcotráfico, lo cual habrían hecho con gusto por el solo gusto de denigrar la memoria del Doctor Rodolfo Torre Cantú presentándolo como “todo un peligro para Tamaulipas” al igual que como lo hicieron con Andrés Manuel López Obrador en las elecciones presidenciales del 2006. Por otro lado, el móvil pasional queda totalmente descartado, porque si de algo podemos estar seguros es que si alguien estuvo bajo espionaje político intenso en el Estado de Tamaulipas las 24 horas del día, lo fué precisamente el Doctor Rodolfo Torre Cantú, y si le hubieran encontrado algo en su vida privada, cualquier cosa, lo que fuese, le habrían iniciado con esa información una feroz guerra sucia como la que estaban llevando a cabo al mismo tiempo las delegaciones del PAN-Gobierno en los demás Estados de la República. No pudieron usar nada en su contra ni antes ni después del magnicidio porque no le encontraron absolutamente nada con qué desprestigiarlo o enlodarlo, era un hombre de familia responsable a carta cabal sin tacha alguna en su expediente que no tenía enemigo alguno excepto los seres perversos que detentan el poder en México para los cuales el Doctor Rodolfo de la Torre Cantú era “todo un peligro” para ellos. Descartadas las hipótesis del crimen pasional y los posibles nexos con el crimen organizado, esto no deja más que una hipótesis en pie, la cual no sólo es la más creíble de todas, es la única que tiene sentido y que explica todo. Precisamente por las consideraciones anteriores, el gobierno del Estado de Tamaulipas, que no está en manos del PAN, estaba empezando a investigar el móvil político del crimen. Pero es aquí cuando ocurrió una cosa muy curiosa. El gobierno federal de Felipe Calderón le arrebató al gobierno del Estado de Tamaulipas las investigaciones del caso así como todas las evidencias y todos los expedientes y todos los testimonios recabados hasta entonces, al ejercer la PGR su “facultad de atracción” llevándose todo hacia sí como si fuese un imán. Para ejercer esa facultad de atracción, la PGR utilizó argumentos que no ha utilizado en miles y miles y miles de narcoejecuciones ocurridas en todo México desde que Felipe Calderón tomó posesión de su cargo y declaró unilateralmente su sangrienta guerra de legitimación. En efecto, la PGR al servicio y a las órdenes incondicionales del PAN-Gobierno justificó el haber ejercido su facultad de atracción como lo establece el Código Federal de Procedimientos Penales en virtud de que “se emplearon armas de fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea, así como por existir la presunción de la participación de miembros de la delincuencia organizada”. Una facultad de atracción que la PGR no ha ejercido durante el mandato de Felipe Calderón en el 99.9 por ciento de las narcoejecuciones cometidas en todo el territorio nacional (más de 20 mil cadáveres acumulados justo a la mitad del nefando sexenio de Felipe Calderón) pese a que en todos esos crímenes ante los cuales la PGR se ha lavado las manos como Poncio Pilatos ciertamente se han cumplido plenamente los mismos dos criterios de que “se emplearon armas de fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea (ametralladoras AK-47, granadas de fragmentación, rifles de alto poder, etc.), así como por existir la presunción de la participación de miembros de la delincuencia organizada”. ¿Y qué mexicano en su sano juicio puede confiar plenamente en la misma dependencia de procuración de justicia utilizada para remover de la contienda electoral de Quintana Roo apenas unas semanas atrás al candidato del PRD a la gubernatura de dicho Estado que también llevaba una delantera en varias encuestas? Y menos cuando la PGR está en manos de dos tipos con los antecedentes de Arturo Chávez Chávez y Francisco Molina Ruiz. Si todo esto le huele a muchos como un ENCUBRIMIENTO en proceso, es porque hay motivos de sobra para suponerlo. ¿Realmente habrá algún mexicano que crea que si hay involucramiento alguno de un panista prominente o de un Yunquista importante la PGR de Felipe Calderón lo va a detener y lo va a pudrir en la cárcel como lo ha hecho con miembros de la oposición?

Tras sus primeras indagatorias, la Policía Judicial del Estado de Tamaulipas no tenía duda alguna de que la operación se realizó con un cuidado impecable que revelaba su preparación, pues se ejecutó precisamente cuando el candidato no viajaba a bordo de la camioneta blindada de que disponía, lo que hace pensar que alguien infiltrado dentro del equipo de campaña, alguien haciéndose pasar como priista sin serlo (una de las especialidades de los miembros de las fuerzas de choque clandestinas de los grupos terroristas de extrema derecha como la Organización Nacional del Yunque y los Tecos de la conspiradora Universidad Autónoma de Guadalajara) dio aviso a los asesinos. El comando detuvo los vehículos del priísta y sus acompañantes, los obligó a descender y fue entonces cuando los homicidas dispararon las AK-40, AR-15 y pistolas de 9 milímetros, armas de alto poder que sólo deben portar el ejército y las corporaciones autorizadas. La huida de los asesinos fue igualmente planeada, pues bloquearon la carreteracon un tráiler refresquero. Y empezaron a encontrar otras cosas igualmente curiosas. Antes de que la PGR le arrebatara el caso al gobierno priista de Tamaulipas usando el poder del “imán”, se estaban percatando de cosas sumamente extrañas que parecían tener relevancia directa con el homicidio como crímen político, como el hecho señalado por el destacado analista Rafael Loret de Mola en su trabajo “Los días aciagos”, en donde asentó: “Los hechos ocurrieron muy cerca del aeropuerto de Ciudad Victoria, en la ruta hacia Soto la Marina, en donde, como en todas las capitales estatales, se cuenta con aviones y helicópteros de las distintas policías. ¿Cuánto podrían haberse tardado los responsables de éstas en conocer la noticia del atentado y cuánto más ponerse en marcha para localizar a los comandos ejecutores en su fuga sobre la carretera mencionada, única vía para ello? Ni modo que se esfumaran los criminales en cuestión de minutos habida cuenta que por las dimensiones del hecho debió de tratarse de, cuando menos, dos docenas de sicarios que debieron utilizar varios vehículos. Otra lectura, obviamente controvertida, recalaría en las presuntas complicidades no sólo por parte de quienes conocían la agenda del candidato -y que no utilizaría una unidad blindada en su breve recorrido al campo aéreo-, sino también de los oficiales con mando territorial apostados en la zona federal correspondiente a la terminal. Es incomprensible la presunta negligencia exhibida en tanto llegaban las unidades de apoyo, presurosas, para tapar con sábanas a los cadáveres antes del arribo de los reporteros. Y, por cierto, ¿éstos no acompañarían al aspirante en su recorrido hacia Valle Hermoso? Llama la atención, eso sí, el discurso del panista José Julián Sacramento Garza, adversario que fue de Torre Cantú, en el sentido de que sólo votando por la causa del blanquiazul los tamaulipecos podrían modificar el estado actual de cosas y, por ende, asumir un nuevo horizonte libre de la violencia que les azota. Esto es como si fuéramos convocados a olvidar en quiénes radica la responsabilidad primera sobre el disparo de las mafias y la extensión de los cárteles y los ‘capos’ en tierras, insisto, hondamente infectadas. Por supuesto, no es posible soslayar la ineficacia de la administración federal panista al respecto.” Y como sabuesos olfateando su presa, la policía estatal de Tamaulipas también se encontraba investigando activamente rumores insistentes como la versión de que el jefe de Seguridad de Rodolfo Torre Cantú, un miembro del Ejército Mexicano enviado desde las “más altas esferas”, un día antes de la ejecución había decidido “adelantarse” a Matamoros junto con otros integrantes de la milicia que formaban parte del equipo de seguridad del malogrado candidato.

En síntesis, las investigaciones llevadas a cabo por la Policía Judicial del Estado de Tamaulipas iban por buen camino, iban sacando a la luz cosas que aparentemente se les habían pasado por alto a los “cerebros” infernales que planificaron el magnicidio, ya que no hay crimen perfecto y los autores intelectuales por muy maquiavélicos que sean siempre terminan incurriendo en algunas omisiones y equivocaciones en sus planes que los pueden parar de cabeza. Y el asunto del movil político amenazaba con hacer explosión. Pero fue precisamente en ese justo momento cuando la PGR intervino justo a tiempo como “salvadora” arrebatándole el caso al gobierno estatal de Tamaulipas que quedó atado de manos impedido para poder continuar integrando los expedientes de un caso de homicidio de interés nacional.

El siguiente editorialista al igual que muchos otros y al igual que muchos tamaulipecos no alberga muchas dudas de que el artero asesinato del Doctor Rodolfo de la Torre Cantú fue un crimen político en toda la extensión de la palabra:

Crimen político
Octavio Rodríguez Araujo
LA JORNADA
1 de julio del 2010

Será melón, será sandía… Lo cierto es que el candidato del PRI al gobierno de Tamaulipas tenía las mayores probabilidades de ganar y lo mataron. Y como nadie sabe, entre la gente común, qué hace en realidad el crimen organizado, pues es fácil echarle la culpa de todo aquello que no se puede probar, aunque pudiera ser cierto. Igual ocurriría con organizaciones secretas, que si existen en México serían precisamente secretas y, por lo tanto, nada sabríamos de ellas y, por lo mismo, les podríamos echar la culpa de cualquier cosa.

Pero al margen de lo que podemos saber o no, por tratarse de un político el crimen es político, aunque formalmente sea del fuero común. Alguien no quiso que Torre gobernara Tamaulipas. Los crímenes políticos tienen esa extraña característica: nadie sabe, nadie supo y nadie sabrá. ¿Quién mató a Kennedy? ¿Quién a Colosio? ¿Quién a Digna Ochoa? ¿Quién a Rodolfo Torre Cantú? ¿Por qué, en este caso y antes de cualquier investigación, se concluyó desde el gobierno federal que el crimen organizado fue el autor de la ejecución? ¿No fue un dictamen muy apresurado? El asesinato de Francisco Serrano en Huitzilac (octubre de 1927) tiene semejanzas, por su modus operandi, con el de Torre Cantú: los bajaron de sus vehículos y los ejecutaron. En 1927 no se hablaba en México de crimen organizado, pero aunque hubiera existido nadie tiene duda de que las manos de Calles y Obregón tuvieron algo que ver con el asesinato de aquel candidato que quizá podía haber ganado la elección presidencial.

Sorprende la lógica tanto de Gómez Mont como de Calderón Hinojosa. Después de culpar al crimen organizado, derivaron una conclusión y un llamamiento. La conclusión es que fue un atentado contra las instituciones democráticas (lo que está por probarse primero), y el llamamiento es por la unidad nacional: todos, gobiernos, partidos y sociedad (los mexicanos, pues), debemos unirnos contra el crimen organizado, es decir legitimar la absurda e improvisada guerra que contra éste inició el gobierno de Calderón.

Sin investigación de por medio, ya surgió el veredicto, como ocurrió en 2007 con el caso de la anciana de Zongolica, Ernestina Ascensión Rosario (o como se apellidara, pues ni en esto se pusieron de acuerdo): "murió por gastritis crónica". Esto quiere decir que cualquier investigación que se haga llegará al mismo resultado: al veredicto oficial.

La gran pregunta es: ¿qué pasaría si la procuraduría estatal, después de investigar, llegara a una conclusión diferente? Esta pregunta sólo tendría sentido si viviéramos en otro país, pues hasta en casos que en apariencia no tuvieron implicaciones políticas, como el de la niña Paulette, las autoridades se cubrieron entre sí para dictaminar que murió por un accidente, a pesar de todas las evidencias que millones de mexicanos pudimos sopesar y juzgar. ¿El procurador tamaulipeco será sustituido si se le ocurre hacer una investigación independiente, objetiva y no determinada por el veredicto, en este caso, del gobierno federal? Tal vez no se le ocurra, pues tanto los priístas como el mismo gobernador saliente saben que de todos modos ganarían, y más ahora, con el candidato que escojan. El artículo 158 del Código Electoral para el estado de Tamaulipas (publicado por la 40 Legislatura del estado) señala con claridad que: “En caso de cancelación del registro o sustitución de uno o más candidatos, las boletas que ya estuvieran impresas serán corregidas en la parte relativa o sustituidas por otras, conforme lo acuerde el Consejo Estatal Electoral. Si no se pudiera efectuar su corrección o sustitución, o las boletas ya hubiesen sido repartidas a las casillas, los votos contarán para los partidos políticos y los candidatos que estuviesen legalmente registrados ante el Consejo Estatal Electoral o Consejos Distritales y Municipales Electorales correspondientes, al momento de la elección.”

Lo verdaderamente preocupante, además del dolor de familiares y amigos del candidato asesinado, es que ya entramos, como país, en una dinámica demencial en la que todo puede ocurrir y al mismo tiempo no pasa nada. Han muerto alrededor de 24 mil personas en la lucha del gobierno de Calderón contra el crimen organizado, se han violado artículos constitucionales (como el 16) todos los días y, absurdamente, se usa como argumento para justificar retenes militares la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, que en sus 27 páginas nada dice de que los soldados puedan establecer destacamentos para revisar las pertenencias de una persona, por ejemplo su vehículo, ni a la persona misma.

El derecho ha perdido su significado. Las leyes están escritas en papel mojado. La seguridad pública es cosa del pasado, el crimen organizado hace lo que le da la gana o dicen que lo hace a falta de otros culpables con nombre y apellido y bien parados con el poder institucional. Los veredictos sobre la culpabilidad de supuestos delincuentes ya no pasan siquiera por la expresión "presunto" y los criminales (presuntos o no) son muertos donde los encuentran los militares o los policías, sin leerles sus derechos, sin intentar apresarlos para ponerlos a disposición de la autoridad competente, sin someterlos a juicio. Regresamos al porfiriato: “mátalos en caliente y después viriguas”. ¡Vaya!, ni siquiera se les da el privilegio de la duda o de intentar demostrar que son inocentes (los muertos no pueden demostrar nada). Los amparos tampoco sirven. Acabo de leer una nota del subdirector de La Jornada Morelos donde se dice que el lunes pasado fue detenido Marco Antonio García Barrera, subsecretario del interior del SME en Cuernavaca, por elementos de la Policía Federal. Y tal detención se hizo a pesar de que el electricista mostró dos amparos interpuestos ante juzgados federales por posibles privaciones de su libertad.

No hay derecho, ni derechos. Hay, y lo acabamos de comprobar oyendo a Gómez Mont y a Calderón, juicios sumarios en los que se ha prescindido de las formalidades de una investigación y de los trámites de un juicio ordinario sobre un crimen político que también lo es del fuero común. Y todavía así nos convocan a unirnos en la guerra, que sin el concurso del Congreso de la Unión comenzó el Presidente de la República, como queriendo corresponsabilizar a todos los mexicanos que, por cierto, nunca fuimos consultados

Con motivo del crimen, la revista Siempre! publicó una entrevista a Francisco Rojas, líder de la fracción priista en la Cámara de Diputados, conducida personalmente por la hija del fundador de la prestigiosa revista, de la cual se reproducen algunos pasajes relevantes:

Lucha descarnada y salvaje por el poder: Francisco Rojas
Beatriz Pagés
Revista Siempre! número 2977
4 de julio del 2010

Francisco Rojas, coordinador del Grupo Parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados, fue invitado de honor al acto de campaña donde el candidato asesinado Rodolfo Torre Cantú presentó su programa de gobierno para Tamaulipas.

Fue un domingo maravilloso, dice Rojas, en el que sólo hubo propuestas, comida entre familiares, amigos y futbol. Veinticuatro horas después y como consecuencia de un operativo perfectamente bien diseñado, Torre Cantú fue asesinado de 20 balazos. Era difícil reconocerlo, señala el ex director de Pemex, porque fue acribillado y su cuerpo quedó deshecho.

Antes de la entrevista hago notar a Rojas la similitud del esquema que prevaleció antes del homicidio de Luis Donaldo Colosio en marzo de 1994. Mismo clima de violencia, en aquel entonces Chiapas, y hoy Oaxaca, los mismos diseñadores de la perversidad, en suma, el mismo objetivo: desestabilizar el proceso electoral. Sólo que en este último caso, la muerte de Torre Cantú no sólo estuvo dirigido a enturbiar los comicios del 4 de julio sino a lanzar una ominosa señal hacia el 2012.

Alianzas que nada aportan

En su oficina de la Cámara le pregunto a Francisco Rojas:

BP: ¿Con qué intención política se asesina al candidato del PRI Rodolfo Torre Cantú?

FR: Pareciera ser un asunto del crimen organizado. No me atrevería a emitir un juicio porque no tengo elementos para emitir una opinión. Es un asunto de extrema gravedad porque la escalada de violencia va en ascenso y la pirámide se va achicando. Policías, alcaldes, subprocuradores, ahora un candidato a gobernador, entonces, ¿qué sigue y quién sigue?

Este crimen se produce en un contexto de guerra sucia y donde el PRI tenía una ventaja evidente en las encuestas. ¿Con ese crimen se pretendía cancelar las elecciones a nivel nacional?

El planteamiento ha sido una guerra al crimen organizado en la que van más de 20 mil muertos. Algo peor que una guerra convencional donde la muerte se ha convertido en un número, el valor de la vida humana se ha reducido a una estadística. El número de muertes no ha tenido ninguna respuesta del aparato de justicia. ¿Dónde están las investigaciones y dónde los resultados? Los que se encargan de llevar las estadísticas nos dicen que un mes es más violento que el anterior.

A esto se tiene que sumar un clima de violencia, clima derivado de las elecciones del 4 de julio. Violencia que se fue construyendo: guerra sucia, grabaciones, conversaciones truqueadas, ex candidatos convertidos en delegados como en Nuevo León, Yucatán y en todos lados; las repentinas apariciones en cadena nacional del Presidente de la República, a pesar de que se le bajaron una serie de spots que estaban contraviniendo las normas del IFE, la sorpresiva remoción de la fiscal de delitos electorales a cuatro días de las elecciones, la súbita desaparición de trámites fiscales, como la tenencia automotriz, el nombramiento del nuevo comisionado de la Cofetel que es el órgano regulador de los medios de comunicación.

Todo esto contribuyó a un deterioro del clima político, adicionado a las alianzas inexplicables, inexplicables por quienes están formando parte de ellas habiendo sido contrarios, pero contrarios rabiosos que no reconocieron al Presidente de la República durante los primeros cuatro años de esta administración, que lo llamaron espurio, ilegítimo, que se había robado la presidencia, ahora se convierten en sus aliados.

Pero más que en sus aliados en sus nexos porque finalmente parecen ser sus empleados. Este clima nos recuerda al que se produjo antes del asesinato de Luis Donaldo Colosio. Esto parece predecir que puede llegar a más.

Promover el abstencionismo

BP: ¿Qué aportaciones a la democracia ha hecho la alianza PAN-PRD?

FR: No ha hecho ninguna aportación a la democracia. Lo único que está haciendo es confundir porque la democracia ya no es una lucha por valores, por objetivos, por visión de Estado, sino que se trata de una lucha descarnada y salvaje por el poder. No le ofrece nada a los ciudadanos, sólo bajar al PRI. No hay proyecto de gobierno.

BP: ¿Nos encaminamos a la sustitución de las balas por los votos?

FR: La democracia está en riesgo por el miedo que están sembrando entre los ciudadanos. ¿Cuál es el mensaje que se da con este tipo de asesinatos? Que no salgan a votar. Se pretende promover el abstencionismo y el voto del miedo. Esto no abona a la democracia. Por el contrario, le resta. Una democracia que fue construida paso a paso. A lo mejor lentamente, pero al final se construyó con tranquilidad. Y hoy esa conquista se está desmoronando rápidamente.

No somos ingenuos

BP
: En el 2000 hubo un alternancia suave. ¿En el 2010 esa alternancia podría estar marcada por la violencia?

FR
: Lo que tú dices me parece que sería delicado. Si la alternancia se llega a interrumpir o cuando menos se le obstaculiza, entonces, ¿cuál es la alternativa? Yo no quisiera pensar cuáles serían sobre todo si no hay un voto libre en el 2012. Esto significaría llevar al país hacia un autoritarismo brutal. México ha tenido crisis económicas que se han resuelto, pero no crisis sociales, pero lo que se está gestando actualmente es una profunda crisis social. BP: El presidente Calderón ofrece diálogo. ¿No es tarde?

FR
: A nosotros no nos importa si la petición al diálogo es oportuna o tardía. Eso para nosotros ni siquiera cuenta porque el PRI siempre ha estado dispuesto al diálogo. Tan hemos estado dispuestos que la crisis constitucional que se pudo haber presentado en el 2006 se evitó gracias a que el PRI fue un sostén para impedirla.

BP: El secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, dice que Calderón y el PAN no le deben nada a los priístas.

FR: Hoy se defienden de esa manera. Me hubiera gustado que eso lo hubieran dicho en el 2006, cuando nosotros también hubiéramos podido decir que no había condiciones para la toma de posesión del presidente Calderón. Las condiciones eran muy precarias. Ellos lo saben. Evidentemente la memoria es flaca, los acuerdos se olvidan, los acuerdos se traicionan. Lo que estamos viendo es un cambio de actitud total que tiene como propósito evitar que el PRI contienda en las elecciones del 2012, evitar que regrese a la Presidencia, aunque la ciudadanía se empeñe.

En el 2009 el electorado votó por el PRI y eso nos convirtió en la primera fuerza en la Cámara de Diputados, 237 diputados no es menor. Hacía muchos años que el PRI no tenía esa representación.

BP: El PRI siempre ha estado dispuesto a hacer acuerdos con Acción Nacional e invariablemente la derecha los traiciona. ¿Es un problema de ingenuidad?

FR: Si algo tenemos es no ser ingenuos. Es responsabilidad institucional porque nosotros sí creemos en las instituciones. Muchas de las cuales creamos y otras las fortalecimos. Estamos convencidos de que el país no puede prosperar si no hay instituciones fuertes que garanticen las libertades.

Lo que estamos viviendo ahora es en términos prácticos la conculcación de nuestras libertades. Ya no se puede salir con libertad a ningún lado. Esta crisis ha cancelado al mexicano derechos legítimos como tener acceso al empleo, a la salud, a la alimentación. Estamos ante la cancelación de garantías individuales. Están conculcados los derechos humanos. Cuando estuvimos en Ciudad Victoria, para asistir a las exequias de nuestro compañero Rodolfo Torre, el lugar estaba convertido en una zona de guerra. Podíamos ver carros artillados, escoltas enormes, policías federales por todos lados. Esto es una expresión de la falta de gobernabilidad.

Que nos digan en qué apoyamos

BP: Esto todavía no termina. Lo que hoy parece un rompimiento del PRI con el PAN, ¿podría impedir la aprobación de reformas tan importantes como la política?

FR: No, creo que la responsabilidad que tenemos en el Congreso es muy grande y el Congreso como lo hemos sostenido, va a apoyar. Al Presidente lo hemos apoyado con todas las iniciativas que ha mandado en materia de seguridad o de procuración de justicia, lo hemos apoyado con la aprobación de los más grandes presupuestos de la historia para seguridad. El acuerdo ahí está, lo que no está son los resultados, a lo mejor falta más apoyo. ¡Se lo daremos!, seremos los primeros en apoyar, pero también queremos una rendición de cuentas en el sentido de tener resultados. ¿Cómo es posible que nos hayamos embarcado en este asunto de tal gravedad, que vayamos en el cuarto año, que le hayamos dado nuevas y mejores leyes, que le hayamos dado todo ese dinero para seguridad pública y no veamos los resultados? ¡Bueno! Vemos los resultados, pero contrarios, negativos, porque cada vez estamos peor.

BP: ¿El PRI no está para sabotear reformas ni para sabotear al gobierno en aras de que el país es el que está en riesgo?

FR: No, estamos a favor de que el país progrese, es el único que tenemos y es al que aspiramos gobernar. Estaríamos mal pensando en destruir al país para gobernar un país destruido. ¿A quién le sirve un país destruido?

Al mismo tiempo que ocurría el terrible magnicidio del Rodolfo Torre Cantú, el Presidente de México era acusado de ser un dictador, y al titular de la Secretaría de Gobernación, Fernando Gómez Mont, de ser un fascista. Y quien lanzó tan graves acusaciones en contra de un Presidente que de por sí es considerado como ilegítimo por millones de mexicanos y en contra de su Secretario de Gobernación no fue ni siquiera el ex candidato presidencial de la izquierda Andrés Manuel López Obrador ni un vocero del Partido Revolucionario Institucional o del Partido del Trabajo, fué el Obispo de la Iglesia Católica en Saltillo, Coahuila, Raúl Vera López, como podemos verlo en la siguiente nota:

Calderón, un dictador: Raúl Vera
Arturo Rodríguez García
Agencia APRO
28 de junio del 2010

Saltillo, Coah., 28 de junio (apro).- El obispo de esta ciudad, Raúl Vera López, calificó al presidente Felipe Calderón Hinojosa de dictador y al titular de Gobernación, Fernando Gómez Mont, de fascista.

Durante una homilía la tarde del domingo, Vera López advirtió también que la delincuencia organizada está amalgamada con el estado mexicano y ya no hay límites claros que las diferencien.

Además, señaló que la anticonstitucionalidad de la conducta presidencial no se limita al tema de seguridad, sino que se ha enderezado contra la clase trabajadora, pues el presidente –dijo- ha tomado acciones ilegales como sería el caso de Luz y Fuerza del Centro.

Conocido por su permanente campaña por los derechos humanos, Vera López descalificó a Fernando Gómez Mont, quien en días pasados instó a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) a distinguir entre tortura y sometimiento.

“Es un lenguaje dictatorial, fascista y peligroso”, dijo.

Durante la homilía, el obispo Vera López inició su intervención repudiando los ataques contra Zócalo Piedras Negras, Noticias del Sol de la Laguna y Televisa, que en días pasados han sido blanco de la delincuencia organizada, así como la creciente violencia en la región lagunera.

Ya desde los tiempos en los que el candidato izquierdista Andrés Manuel López Obrador estaba bajo fuerte acoso de los poderes fácticos que han estado gobernando a México desde el ascenso de Vicente Fox a la silla presidencial, un acoso en el cual tanto López Obrador como sus más cercanos colaboradores fueron sometidos a un intenso espionaje que derivó en las videograbaciones con las cuales se procedió a su desafuero para inhabilitarlo por vías legaloides de contender por la Presidencia de la República, el extraordinario grupo investigativo Alianza Estudiantil Prometeo de la Universidad Iberoamericana había elevado la posibilidad de que en caso de que López Obrador no pudiera ser removido de la contienda presidencial utilizando recursos legales, quedaba como última opción la opción de removerlo eliminándolo del mismo modo en el que el candidato priista a la gubernatura de Tamaulipas fue eliminado varios años después., lo cual quedó consignado con las siguientes palabras en la sección titulada “El desafuero de Andrés Manuel López Obrador” en el trabajo La Ultraderecha Mexicana: Ultimas Noticias:

“Dada la intensidad y la variedad de recursos a los que ha estado recurriendo la extrema derecha para tratar de evitar a como dé lugar que López Obrador pueda llegar a la Presidencia de la República, y habiendo fallado todos esos recursos, queda la inquietante duda sobre si realmente serán capaces de recurrir al único recurso que parece quedarles: un atentado directo en contra de la vida del popular político. El asesinato de Andrés Manuel López Obrador.”

Además de despejarle el camino al candidato del PAN a la gubernatura de Tamaulipas, el asesinato del Doctor Torre Cantú también pudo haber servido como un experimento previo al proceso electoral para la sucesión presidencial en el 2012 en el cual el PAN-Gobierno con sus aliados y mentores de la ultraderecha encubierta esperan repetir un tercer sexenio en el poder seguido de un cuarto sexenio y un quinto sexenio, y así por siempre. No tienen intención alguna de soltarle la silla presidencial a nadie excepto a quienes estén de su lado o por lo menos no se interpongan en su camino. El gobierno paralelo secreto que ha estado gobernando a la Nación carece por completo de escrúpulos y está dispuesto a lo que sea, incluso el crimen, con tal de garantizar a perpetuidad su permanencia en el poder. La siguiente sucesión presidencial está programada para llevarse a cabo en el 2012, y tanto la remoción justo a tiempo del candidato de la izquierda Gregorio Sánchez Martínez a la gubernatura de Quintana Roo utilizando a la Procuraduría General de la República para ello así como la remoción del candidato a la gubernatura de Tamaulipas por la vía del crimen político tal vez sean apenas los primeros anticipos de lo que están cocinando los seres perversos que han estado siendo denunciados por Spectator y por otros.

No debe quedar duda alguna de que los terribles poderes fácticos que estuvieron detrás de la instauración de Felipe Calderón como Presidente de México están desesperados porque han estado siendo puestos al descubierto, y no precisamente por agencias desinformadoras como TELEVISA. Los secretos que por décadas estuvieron ocultando tan celosamente han sido expuestos a la luz, y la naturaleza de la trama así como la terrible ideología de ultraderecha que la sustenta están siendo conocidos por una cantidad cada vez mayor de mexicanos así como gente de otros países que están calando ya la posibilidad de que lo que está ocurriendo en México termine saliéndose fuera de control del mismo modo que las cosas terminaron saliéndose fuera de control en Alemania en 1929 resultando en una hecatombe que llevó a millones de seres inocentes a su sepulcro.

Lo que está ocurriendo en estos momentos en México no es poca cosa. Se está jugando el futuro de México ante el creciente retorno de la misma ideología fundamentalista que llevó al planeta entero a una catástrofe en el siglo XX como consecuencia de un fanatismo que fué producto de mentes desequilibradas y que terminó saliéndose completamente fuera de control, y muchos mexicanos ni siquiera se han percatado de lo que ha estado ocurriendo a sus espaldas ante la insidia de los nuevos conspiradores. Y además del futuro de México muy posiblemente se está jugando algo más en esta lucha que ha estado cobrando ya sus primeras víctimas a partir de los asesinatos, ocurridos 22 años atrás, de los principales colaboradores del candidato de la izquierda a la Presidencia de México Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano, Francisco Javier Ovando Hernández y Román Gil Heráldez, crímenes eminentemente políticos que hasta la fecha permanecen impunes.

De cualquier modo, lo sucedido en Tamaulipas tiene un corolario. El domingo 4 de julio del 2010, en una de las votaciones más copiosas en la historia de Tamaulipas, el Partido Acción Nacional recibió una severa paliza, y en lo que es considerado por muchos analistas como una mezcla del voto de condolencia y del voto de coraje ante la infamia perpetrada por quienes pretendían alterar la voluntad del pueblo tamaulipeco, el hermano del Doctor Rodolfo Torre Cantú, Egidio Torre Cantú, pese a haber sido postulado rápidamente por la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional como su substituto faltando días para la elección pese a que ni siquiera hubo tiempo de imprimir ya nuevas boletas electorales en las que apareciera su nombre, fue elevado por el pueblo de Tamaulipas a la gubernatura de dicho Estado, propinándole al PAN-Gobierno una contundente derrota que tal vez no esperaba.