jueves, 26 de agosto de 2010

Dimisión

El anuncio hecho el 23 de agosto del 2010 por el presidente nacional del Partido Acción Nacional, César Nava:





de que no buscaría su reelección en el 2010 como líder nacional del PAN, tomó por sorpresa a muchos, incluyendo al mismo Felipe Calderón, que no se esperaban tal anuncio, ciertamente no después de que maquinando tras bambalinas y “en lo obscurito” como ésta gente acostumbra hacerlo pudo convencer al líder nacional de Partido de la Revolución Democrática -el mismo partido al cual el PAN-Gobierno le robó la elección presidencial en el 2006- de establecer las alianzas que salvaron al PAN de una derrota catastrófica en las elecciones intermedias del 2010 que le habrían allando plenamente al PRI su regreso a Los Pinos con la consecuente expulsión del PAN de la silla presidencial. Estas alianzas en las cuales el PAN tenía todo a perder y el PRD nada a ganar hubieran sido impensables y virtualmente imposibles de lograr para cualquier otro político. Pero no así para César Nava.

¿Cómo explicar el hecho de que un individuo que en el 2010 demostró decididamente su talento en cuestión de intrigas en las altas esferas de la política haya decido retirarse de la presidencia nacional del PAN justo cuando había logrado impedir que en el 2010 el PRI ganara “de todas todas” con un carro completo que habría complicado enormemente los planes del PAN de eternizarse en el poder federal?

En realidad, la renuncia sorpresiva de César Nava a la dirigencia nacional del PAN tiene una explicación muy sencilla. César Nava es un reconocido y juramentado militante de la ultraderecha clandestina de México, esa misma ultraderecha radical que se nutre de doctrinarios antisemitas como el libro Derrota Mundial de Salvador Borrego y los libros de “Traian Romanescu” así como los tractos de propaganda neo-Nazi tales como Los Protocolos de los Sabios de Sión.

Y ese es precisamente el problema. En las altas esferas de la ultraderecha mexicana hay temor justificado (por no llamarlo pánico) de que en las elecciones presidenciales del 2012, dada la enorme importancia de lo que está en juego (ni más ni menos la silla presidencial, ni más ni menos que el control del presupuesto de la Federación, ni más ni menos el control total de los aparatos de espionajes gubernamentales así como la Policía Federal y el Ejército, ni más ni menos el control de todas las dependencias públicas federales), el uso inteligente por parte de la oposición en contra del Partido Acción Nacional de temas tan escabrosos como el Yunque y los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara se puede convertir en un recurso tan formidable en contra del partido oficial que esto sólo le podría costar al PAN su expulsión de Los Pinos. Pese a la censura casi total impuesta por TELEVISA sobre este tema, la verdad sobre la terrible conspiración en marcha en contra de México se está dando a conocer tanto a través de Internet como a través de libros y materiales impresos libres de censura, lo cual está convenciendo ya a muchos mexicanos de que votar por un partido infiltrado hasta la médula por la ultraderecha mexicana es tanto como votar directamente por la misma ultraderecha mexicana.

El problema central en las elecciones presidenciales del 2012 es que los infiltrados dentro del Partido Acción Nacional como el Yunquista César Nava temen genuinamente que el tema de la ultraderecha de México y su creciente presencia en las altas esferas de la política nacional pueda convertirse en el tema central de las elecciones presidenciales del 2012, un tema de campaña formidable que los pondría a ellos -sí, a ellos- como todo un verdadero peligro para México. Podría arrancar de este modo una guerra sucia en contra de ellos como la que ellos mismos pusieron en marcha en contra del izquierdista Andrés Manuel López Obrador en el 2006 (llamémosla una guerra sucia “a la inversa”, usando sus mismas armas en contra de ellos). Ellos podrían tratar de pactar con anticipación o inclusive de exigirle a la oposición un “acuerdo de caballeros” para que en las elecciones del 2012 no se mencione absolutamente nada acerca de cosas como el Yunque y los Tecos. ¿Pero por qué habría de hacérseles caso en el 2012, cuando ellos mismos no se midieron en el 2006? Y lo peor que puede ocurrir es que en el 2012 esté precisamente al frente del Partido Acción Nacional un individuo con reconocida militancia en la ultraderechista Organización Nacional del Yunque, confirmando con su sola presencia en tan alto puesto la realidad de la amenaza que se cierne sobre México. En estas circunstancias, y con el fin de desactivar esta poderosa bomba lista para detonar en contra del infiltrado PAN en el 2012, la única alternativa viable era que César Nava dejase voluntariamente su cargo -y su elevado sueldo- como presidente nacional del PAN. En casos como estos, no se trata de una renuncia forzada. Las jefaturas de la ultraderecha nacional esperan que sus ejércitos ocultos acepten “sacrificarse” temporalmente viendo siempre hacia el gran panorama, en la seguridad de que su sacrificio temporal les será recompensado generosamente en cuanto haya pasado la crisis que motivó el sacrificio.

Si a la mala fama que va adquiriendo la ultraderecha se le suma la posibilidad de un duro voto de castigo que ni siquiera TELEVISA con todo su poderío desinformador que tanto le sirvió al PAN-Gobierno en el 2006 pueda neutralizar, las situaciones ciertamente se le complican a los Yunquistas, a los panistas, y a los Tecos, a grado tal que las cosas se les pueden salir completamente fuera de control y pueden terminar perdiéndolo todo. Tienen en su contra el hecho de que ya desde hace buen tiempo están en circulación libros tales como El Yunque: la ultraderecha en el poder de Alvaro Delgado y el libro Los secretos del Yunque: Historia de una conspiración en contra del Estado mexicano de Luis Paredes y Enrique Cid:





en los que se dán detalles muy específicos sobre las identidades de algunos de los conjurados y sobre algo de lo mucho que se traen entre manos para llevar a México desde la clandestinidad por el sendero de un gobierno paralelo secreto en donde las fuerzas de la ultraderecha puedan estar co-gobernando con un Partido Acción Nacional al cual ya tienen infiltrado y en sus manos.

Sobre el libro cuya portada se ha dado arriba, el analista Ricardo Alemán nos hace la siguiente reseña a través de un artículo publicado el 13 de noviembre del 2009 en Internet bajo el título “El Yunque y sus aliados”:

Está en librerías Los secretos del Yunque, relato de Luis Paredes, ex militante de la organización secreta de la ultraderecha mexicana, de orientación católica, fundada por jesuitas en 1953, en Puebla, bajo la premisa de convertir al catolicismo en el factor de unidad nacional. En 340 páginas el autor revela los intríngulis de El Yunque, sus centros de poder, influencia y alianzas con los tres principales partidos y —en charla por separado— explica cómo El Yunque se metió al PAN, empujó el gobierno de Fox y la influencia que tiene en el de Calderón. Así, por ejemplo, dice que El Yunque nunca quiso a Calderón como candidato y menos como presidente, a pesar de que éste tiene dos yunquistas en posiciones clave: Luis Felipe Bravo Mena en la secretaría particular y César Nava en la presidencia del PAN.

El PAN, explica Paredes, ha tenido tres presidentes de El Yunque: el propio Bravo Mena, Manuel Espino y Nava. Los yunquistas tienen en su poder los gobiernos de Guanajuato, Jalisco y Morelos, y de los gobiernos de Juan Manuel Oliva, Emilio González y Marco Adame salen recursos para financiar a El Yunque.

A su vez, el papel de El Yunque fue fundamental para las candidaturas presidenciales de Manuel J. Clouthier y Fox, en 1988 y 2000, respectivamente. El Yunque también resultó fundamental para ganar gobiernos como los de Jalisco, Guanajuato, Querétaro, Morelos y San Luis Potosí, entre otros.

Tampoco son novedad las alianzas de El Yunque con los gobiernos del PRI, sobre todo desde José López Portillo a la fecha. Un viejo conocido y aliado de esa organización secreta fue nada menos que Manuel Bartlett, feroz crítico de la derecha y la ultrapanista, pero que como gobernador de Puebla debió pactar con los yunquistas, a quienes no logró ganar la plaza. Desde los tiempos del gobierno de Bartlett en Puebla se desprende la alianza de El Yunque con gobernadores priístas como Melquiades Morales y Mario Marín.

El del góber precioso es un caso peculiar. Según Luis Paredes —poblano que llegó a ser alcalde de la capital, y ex presidente de grupos juveniles anticomunistas—, Marín se mantiene en el puesto gracias a que El Yunque poblano lo sostuvo a capa y espada, luego del escándalo que le dio el mote de góber precioso. ¿Y qué ganó con eso El Yunque? Que desde Puebla se desgranara la embestida de gobiernos estatales del PRI contra la despenalización del aborto en todo el país. El Yunque también se metió al PRD. Hará alianza con los amarillos en Oaxaca, Hidalgo y Puebla. Al tiempo.

La predicción dada como advertencia al final por el analista Ricardo Alemán desde el mes de noviembre del 2009 de que el Yunque a través de sus infiltrados dentro del PRD establecería alianzas en las elecciones del 2010 se cumplió cabalmente al pie de la letra, alianzas que terminaron desenmascarando al líder nacional del PRD Jesús Ortega como todo un auténtico traidor al partido del sol amarillo, como todo un palero presto para ayudarle al PAN a repetir un tercer sexenio en el poder como preludio de muchos sexenios adicionales al estilo del dictador Porfirio Díaz al que tanto ha admirado siempre la ultraderecha mexicana a través de sus escritos.

Naturalmente, con tales publicaciones como la publicación cuya reseña acabamos de leer lo que menos necesita el PAN en las elecciones presidenciales del 2012 es un presidente nacional de partido emanado precisamente de la misma conspiración llevada a cabo por la ultraderecha en contra de México. Lo que menos necesita, para el principal propósito de su supervivencia política en una sociedad que todavía padece de “democracias” manipuladas, es un rostro en la jefatura nacional del PAN que sea el mismo rostro de la ultraderecha encubierta. César Nava tenía que “sacrificarse” no en el 2012 ni en el 2011 sino ya, hoy mismo, ahora, sin mayor dilación, porque lo que está en juego es demasiado, involucrando intereses extremadamente poderosos, involucrando a los mismos poderes fácticos que co-gobiernan a México junto con Felipe Calderón y sin los cuales Felipe Calderón sería un cero a la izquierda como ya se dió cuenta de ello.

César Nava hizo bien en “sacrificarse” de su libre y propia voluntad sin esperar a ser presionado para ello. En su debido tiempo, una vez que haya pasado el temporal, una vez que haya pasado la tormenta, será recompensado por su “sacrificio”. Lo importante por lo pronto es que la conspiración nacional en contra de México llevada a cabo a espaldas de millones de mexicanos mantenga su rumbo firme. Es lo único que realmente les importa a fin de cuentas.