miércoles, 17 de junio de 2009

En el nombre de Dios

En la literatura de la extrema derecha del Bajío en México, en donde tuvieron lugar las luchas más encarnizadas de la Guerra Cristera, sus guías espirituales gustaban de situar a los reformistas anglicanos y a los protestantes de Martín Lutero -junto con la Masonería- como “los malos”, mientras que todo lo que tenía que ver con los que se proclamaban como católicos “auténticos” era lo que correspondía al dominio de “los buenos”. Era un mundo en donde todo tiene que ser blanco o tiene que ser negro, sin tintes de gris, y aquél que no está con “los buenos” necesariamente está del lado de “los malos”. Esto se llama Maniqueísmo en su más pura expresión.

Es así cómo a partir de los tiempos del Rey Enrique Octavo de Inglaterra, cuando se dió el gran cisma con el Papa tras su excomunión, los ingleses pasaron a ser malos, muy malos, mientras que en la católica Irlanda que permaneció católica todo seguía siendo muy bueno, santificado. Todo lo que era hecho por los católicos irlandeses era bueno mientras que lo hecho por los anglicanos ingleses era malo. El cisma se prolongó inclusive hasta nuestros tiempos modernos con el recrudecimiento de los actos terroristas llevados a cabo en Belfast por el “católico” Ejército Republicano Irlandés en contra de los ingleses residentes en Irlanda del Norte. El resto de Irlanda, la Irlanda no controlada por los ingleses, la Irlanda católica, era el paraíso de la santidad, de la decencia, de la moralidad, de la virtud. Era todavía hasta hace poco la Irlanda católica que decía no al divorcio, no al aborto, no a la homosexualidad, no a la unión libre, la Irlanda inmaculada, limpia y pura, en oposición a los ingleses no-católicos acusados de las mismas rapacidades y vilezas de las que la ultraderecha gusta de acusar a los judíos y a los masones y a los izquierdistas en su propaganda.

Bueno, al menos eso era lo que muchos creían todavía hasta hace poco. Porque resulta que en ese paraíso de virtud no todo era lo que las enseñanzas del cristianismo primitivo predicaban a sus seguidores, y el mensaje de amor y caridad cristiana dejado por Jesús fue tergiversado por una buena cantidad de irlandeses a otra cosa que seguramente los mismos Apóstoles habrían repudidado.

Veamos algo que apareció publicado en la revista Siempre! hace unos seis años:

En el nombre de Dios (The Magdalen Sisters)
Javier Sicilia y Patricia Gutiérrez-Otero
Revista Siempre!
17 de agosto del 2003

Basada en un libro biográfico, la película que se exhibe con el título En el nombre de Dios, de Peter Mullan (Reino Unido, 2002), narra la historia de tres jóvenes irlandesas recluidas en un convento para mujeres descarriadas. Las religiosas que se ocupan del lugar son precisamente las Hermanas Magdalenas en honor de la prostituta conversa del Nuevo Testamento. El convento es un sitio de expiación para la salvación de las almas y de aislamiento para preservar a la sociedad del peligro, material y espiritual, de mujeres disolutas. El régimen ahí es riguroso: dormitorios sin intimidad, vigilancia continua, prohibición de relaciones interpersonales entre las reclusas, castigos severos, burlas y vejaciones, trabajo extenuante de lavandería a mano, exclusión de contacto con personas del exterior.

Este régimen no es desgraciadamente una excepción en la historia de los conventos. Sin embargo, la extrema dureza no es el principio esencial del convento. En primer lugar, el convento es un lugar de ascesis elegida libremente por aquellos que entran ahí para pertenecer íntegramente al Señor. Su sentido es liberar al hombre mediante una obediencia irrestricta al superior (para vencer el orgullo), una pobreza autoimpuesta que se refleja en el poco dormir, la escasa y pobre comida, la no propiedad de bienes materiales (para luchar contra el espíritu de posesión), y una castidad que a veces llega a evitar no sólo todo consuelo sensual, sino, afectivo (para amar sólo a Dios y, a partir de Él, al prójimo). Habrá quien se sorprenderá de saber que esta ascesis es un rasgo muy importante en la Congregación de Madre Teresa de Calcuta y que, apoyadas en el amor de Dios, es lo que les permite ayudar.

Dando por hecho que podamos entender esta elección libre, y los excesos a los que a veces dio lugar, lo que sorprende en esta película (clásica y pulcra, pero sin profundizar en el drama interno de los personajes) es que esta situación se haya dado ¡en los años sesenta del siglo XX! Y que en vez de ser una vía libremente elegida, haya sido un internamiento obligado por parte de la familia y, aparentemente, apoyada por el Estado irlandés y por la institución eclesial.

En este caso, desgraciadamente, la caridad o amor cedieron el lugar al rigor moralista de la sociedad y de la religión. ¿Cómo veremos dentro de unos años situaciones que hoy no nos hemos atrevido a encarar como las acusaciones contra el fundador de los Legionarios de Cristo y nuestra propia falta de no pedir esclarecimientos?

Además opinamos que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costeo-CM del Casino de la Selva y esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez.

Cuando apareció este artículo seguramente no faltaron los ultraderechistas neo-fascistas de línea dura, especialmente aquellos que habitan y operan en las regiones del Bajío y regiones de conservadurismo extremo como Guanajuato, que objetaron que no se podía tomar literalmente como cierto todo lo que denunciaba la película The Magdalene Sisters porque en primer lugar, se trataba a fin de cuentas de una película, con efectos dramáticos extra más producto de la fantas¡a de los productores ávidos de incrementar las ventas en taquilla de la película que de la verdad histórica, y en segundo lugar, porque el editorial apareció publicado en una revista cuya línea editorial históricamente ha estado siempre asociada a la izquierda de México desde que dicha revista fué fundada por Don José Pagés Llergo. A lo más, posiblemente los defensores a ultranza de la Irlanda “católica” dirán que lo anterior no es más que “un prietito en el arroz”, una pequeña mancha en una gran túnica blanca, porque supuestamente con el sólo hecho de proclamarse católico ya se es espiritualmente superior a todos los demás seres que habitan en este planeta y se tiene garantizado el acceso a un Cielo que le es negado a todos los demás inclusive a los millones de pertenecientes a denominaciones cristianas que no están afiliados directamente a la Iglesia Católica.

Sin embargo, la realidad de hecho suele superar con creces a la fantasía. En la misma revista, en su número 2922 , apareció publicado lo siguiente seis años después:

Infierno sexual
Documentan en Irlanda el abuso de unos 30 mil niños en escuelas católicas
Bernardo González Solano
Revista Siempre!
14 de junio del 2009

Si se compara el Infierno, uno de los tres reinos de ultratumba (los otros dos son el Purgatorio y el Cielo) que tan magistralmente describió Dante Alighieri en su inmortal La Divina Comedia —de la que nació el adjetivo “dantesco” significando lo que da pavor—, con el informe que recientemente presentó el 20 de mayo el juez Sean Ryan de la Corte Suprema de Irlanda en cinco tomos que suman 2 mil 600 páginas redactadas por una Comisión para la Investigación de Abusos a Niños, que durante nueve años investigó y recabó miles de testimonios de antiguos alumnos y funcionarios de 250 instituciones manejadas por la Iglesia católica de Irlanda, la obra del legendario güelfo resulta un inocente cuento infantil, de hadas, lejos de la terrible realidad de las vejaciones y abusos que sufrieron infantes irlandeses durante más de 60 años víctimas de viles curas, monjas y seglares que trabajaban en esos centros educativos y que posiblemente nunca serán castigados —muchos ya fallecieron— por sus abusos contra inocentes criaturas.

Lo anterior no es una fantasía urdida por la mítica y fantasiosa “gran conspiración judía masónica comunista” que supuestamente trata de destruír al cristianismo y a la Iglesia Católica propalando rumores falsos en su contra. Se trata de la cruda realidad, de una realidad aceptada y reconocida por los mismos gobernantes de Irlanda que llegaron a sus conclusiones tras una exahaustiva y bien documentada investigación que llevó una buena cantidad de años.

Bueno, en realidad la “católica” Irlanda no es el único lugar del mundo que comparte tan duras culpas por los actos aberrantes cometidos en contra de chiquillos indefensos por quienes dijeron estar dedicados al servicio de Dios, ciertamente hay otros lugares en donde esta casta de malditos dejaron también su huella infernal escondiéndose detrás de aquél que murió en la Cruz intentando redimir precisamente a demonios de carne y hueso como estos. A los nativos de América les consta en carne propia las barbaridades que hicieron en sus tierras los despiadados Conquistadores-saqueadores enviados desde el otro lado del mundo por el Rey Fernando II de Aragón el “Católico”, el cual por cierto por motivo de sus intrigas, habilidad militar y pericia diplomática, fue considerado como modelo del gobernante renacentista por nadie menos que Maquiavelo en su obra “El Príncipe, tales han sido y siguen siendo los admiradores de tan “católico” rey. Pero lo sucedido en Irlanda debe enseñarnos a todos que no basta con el simple hecho de que un país se proclame “católico” para confiar plenamente en la virtud de sus líderes y gobernantes dejándose guiar ciegamente por ellos, y se debe suponer que detrás de tanto catolicismo se pueda esconder un reducto de hipocresía que no sólo niega la realidad sino que está dispuesto inclusive a encubrirla.

Lo que sucedió en la “católica” Irlanda (al igual que lo que ha sucedido en el pasado en otros países que se han proclamado como “católicos”, tales como la España fascista gobernada por el dictador de ultraderecha Francisco Franco) es algo que nunca debió de haber sucedido, porque involucra a gente que supuestamente se comprometió libremente a ofrendar su vida al servicio del mensaje de Jesús, al servicio de Dios, y abusando de su posición privilegiada incurrieron en delitos de lesa majestad por los cuales merecerían de ir al mismo infierno del que supuestamente estaban tratando de salvar a los niños que violaban. Es gente cortada con la misma tijera como la que ha estado denunciado Spectator, gente que se esconde detrás de la cruz de Cristo para justificar lo injustificable como lo hicieron en su momento los Reyes católicos de España que empezaron lo que vendría siendo la mayor invasión de todos los tiempos hacia un continente situado del otro lado del mundo así como la instauración de la esclavitud de la población indígena en dichos dominios para poder extraer miles de toneladas de oro y plata, o como la “católica” Santa Inquisición.

No todas las manzanas están podridas. La Iglesia Católica, como institución milenaria, tiene en su haber las vidas ejemplares de personajes como San Pablo, San Francisco de Asís, Santa Teresa de Jesús, así como las numerosas instituciones de caridad fundadas y administradas por Dominicos y Franciscanos que realmente llevaron consigo en sus almas el verdadero mensaje de Jesús y a quienes no se les puede reprochar nada. Resulta una verdadera pena que toda esta obra de caridad y de ayuda al prójimo pase desapercibida a causa de las manzanas podridas como el amoral y disoluto Papa Alejandro VI y el Padre Marcial Maciel que son uno de los mejores paradigmas del refrán que dice “detrás de la Cruz se esconde el Diablo”.


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POST SCRIPTUM:


No sólo en la católica Irlanda sucedieron aberrantes violaciones sexuales de niños indefensos a manos de sacerdotes escudándose detrás del hábito para evadir su merecido castigo. También en otros países ha sucedido lo mismo en lo que parece ser un mal mucho más endémico de lo que se creía. Además de lo que ha ocurrido en otros países como México

El 22 de febrero del 2010 el presidente de la conferencia episcopal alemana se dijo ayer “profundamente conmocionado” por el escándalo de abusos sexuales contra menores en instituciones católicas, y pidió perdón a todas las víctimas. “Estoy profundamente conmocionado por los casos de abusos que han sido revelados”, declaró el arzobispo Robert Zollitsch, en la apertura de una conferencia de obispos alemanes celebrada hasta el jueves 25 de marzo del 2010 en Friburgo. “El abuso sexual contra un menor siempre es un crimen odioso. Quiero unirme a esta afirmación del papa Benedicto XVI, y pedir perdón a todos aquellos que han sido víctimas de tales crímenes”, añadió.

La semana anterior, el Papa Benedicto XVI había calificado los abusos sexuales contra menores de “crimen odioso” y “pecado grave”, tras una reunión excepcional con los obispos irlandeses, salpicados por un escándalo de pedofilia. En Alemania, el escándalo salió a la luz en enero en el prestigioso colegio jesuita Canisius de Berlín, donde el rector reconoció que numerosos ex alumnos sufrieron abusos sexuales en los años 1970 y 1980, en los que estuvieron implicados al menos dos antiguos profesores jesuitas. Según una persona independiente encargada por el colegio de seguir el caso, unos 120 ex alumnos de ese centro dijeron haber sufrido abusos. El escándalo se extendió luego a otros colegios jesuitas de Alemania, en Hannover, Bonn y St. Blasien. Otros casos han salido a la luz pública relativos a otros centros católicos, como internados, residencias de niños y un centro para discapacitados. El problema es mucho más serio y está mucho más extendido dentro de la Iglesia Católica de lo que los mismos prelados hubieran podido imaginar.

Los dolorosos escándalos que han estado saliendo a la luz conforme muchas cosas que sucedían y antes se mantenían bajo la más estricta reserva ahora se están dando a conocer, han traido como consecuencia inevitable una creciente deserción de entre las filas de la Iglesia Católica de la cual ya no es posible culpar ni al movimiento reformista encabezado por el clérigo rebelde alemán Martín Lutero ni a las fraternidades masónicas ni a los judaizantes perseguidos por los verdugos de la Santa Inquisición ni a los ex-comunistas de la Unión Soviética ni a nadie más que a la cosecha que creció en casa propia:

Desertan 300 consagradas por escándalo de Marcial Maciel
Rodrigo Vera
Agencia APRO
23 de febrero del 2012

Debido al escándalo desatado por los actos de pederastia de Marcial Maciel, alrededor de 300 consagradas han renunciado en los últimos años al Regnum Christi, que es la rama femenil de los Legionarios de Cristo.

Esta información fue dada a conocer por Diego de Robina, exdirigente de la rama masculina de la Legión, durante una reunión interna que, el pasado 29 de enero, sostuvo con un grupo de legionarios en el Centro de Estudios Superiores que tiene en Roma la congregación.

En su discurso, Robina señaló que en los últimos años “unas 300 unidades” han abandonado el Regnum Christi, en el cual quedan actualmente 750 consagradas, según informó hoy la agencia Notimex, que consiguió el texto del discurso.

La más importante de las salidas del movimiento ocurrió hace unos días, cuando la consagrada de mayor rango, Malen Oriol, renunció a su puesto como delegada en el Regnum Christi de la dirección general de la Legión.

El pasado 12 de febrero, Oriol envió una carta a las integrantes del Regnum Christi en la que informaba que ella desertaría junto con un grupo de 30 compañeras, con la intención de irse a trabajar a alguna diócesis que les diera cabida.

Monseñor Velasio de Paolis, quien actualmente se encarga de reestructurar a la Legión por encargo del Vaticano, aceptó la renuncia de Malen Oriol y, mediante una carta fechada el 15 de febrero, recomendó a las consagradas que también intentan salirse que no “se dejen arrastrar por la tentación de hacer labor de proselitismo o de persuadir a otras que están firmes y quieren perseverar fieles a los compromisos”.

Por su parte, el recién nombrado vicario general de la Legión, Sylvester Heereman, calificó de “sorprendente y dolorosa” la salida de las 30 consagradas. Dijo respetar su decisión, pero aclaró que “no comparto los motivos”. (¿?)

1 Comments:

Blogger Mad said...

Hola!...primero que nada felicitarte por el Blogg..
Hace unos días, en un programa de reportajes que transmite TVN en Chile, mi país, llamado Informe Especial, trataron el tema "Los Legionarios de Cristo:Los pecados de Marcial Maciel".
Cuando vi el reportaje, se me vino a la mente la película que comentas de inmediato. Comencé a buscar información y llegué hasta aquí.
Me pareció muy interesante el artículo de la revista que citas. Gracias por la información. Nunca terminaremos de sorprendernos.
Saludos desde Chile.
Éxito!

viernes, 04 septiembre, 2009  

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