viernes, 9 de enero de 2009

Ave fénix

De acuerdo con varias encuestas llevadas a cabo, el segundo favorito para contender para la Presidencia de México en el año 2012 es el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, el mismo al que virtualmente le robaron la Presidencia en el 2006 con una guerra sucia sin precedentes y al cual han tratado de destruír por todos los medios posibles. El que López Obrador continúe ocupando un lugar privilegiado entre las preferencias del electorado de México tiene mucho mérito, considerando el hecho de que López Obrador después de haber sido acusado de ser un peligro para México que traería desempleo, inseguridad, devaluación y crisis (¡JA, JA, JA!) lejos de contar con el apoyo mediático del pulpo desinformador TELEVISA el cual a fuerza de tantos spots repetitivos ha colocado en el primer lugar de las encuestas al Gobernador del Estado de México Enrique Peña Nieto, continúa siendo objeto de una inacabable serie de despiadados ataques y descalificativos de parte de los comentaristas e intelectuales del duopolio televisivo de México. En otras palabras, sin haberse lanzado aún y sin haber dado a conocer intención alguna de ser el próximo Presidente de México, López Obrador ocupa el segundo lugar en las preferencias electorales no gracias al poder combinado del duopolio televisivo sino pese a el duopolio televisivo, lo cual tiene un mérito incalculable. Una visión de esto la podemos apreciar en el siguiente trabajo de un conocido editorialista norteño:

Ave fénix
Luis Javier Valero
EL DIARIO
29 de enero del 2009

No se le aplica adecuadamente, pero sirve para ilustrar lo importante de la presencia de Andrés Manuel López Obrador en la escena nacional, no obstante el auténtico clima de linchamiento en su contra.

La fuerza alcanzada por el movimiento por él dirigido se manifestó nuevamente a zócalo lleno el domingo pasado y el cambio de conducta de la nueva dirigencia del PRD, ansiosa de buscar un acercamiento con el ex candidato presidencial, urgidos por alcanzar acuerdos que le permitan no sufrir una catástrofe electoral en los comicios de mediados de año.

Quienes le apostaron a marginarlo de las pantallas televisivas, y a que su ‘radicalismo’ lo fuera excluyendo de las preferencias electorales, se toparon con pared pues conforme la crisis económica y la enorme incapacidad gubernamental para afrontar la grave situación nacional –aún antes de la aparición de la crisis norteamericana– se recrudecían, el liderazgo de AMLO, poco a poco se iba haciendo más evidente, sobre todo para las amplias capas de la población del norte de México, en su mayoría filopanistas, o las que habiendo optado por el priismo en su fobia al tabasqueño, se asemejan mucho a sus adversarios del blanquiazul.

Para estas capas de la población –muy importantes pues son las que prácticamente deciden las elecciones en el norte– que AMLO “todavía ande por ahí creando problemas” es inconcebible.

Para esta parte de la sociedad, pero para el resto del país es hasta natural la presencia del ex Jefe de Gobierno de la capital, si las consecuencias de la crisis son graves en el norte de México, para amplias áreas del mapa nacional son de auténtica emergencia y ahí la fuerza de la izquierda, en lugar de disminuir como ha ocurrido en entidades como la nuestra, ha crecido.

Sostener lo anterior en momentos en los que parece fracturarse la izquierda electoral pudiera parecer lo más desacertado posible. No es así. El mitin de AMLO en el Zócalo de la ciudad de México el domingo anterior, pudiera ser la evidencia mayor del aserto anterior porque, a diferencia de las acciones partidarias –de todos los partidos– de los últimos días que tienen como rasgo común la búsqueda de candidaturas, la movilización de los lopezobradoristas tiene objetivos, hasta desusados para los tiempos actuales: la defensa de la patria, de los recursos naturales, la búsqueda de un modelo de nación alterno al actual, es de decir, puras cosas abstractas, lejanas de la cotidianeidad política de la actualidad, consistente en la dura, salvaje, lucha por el poder.

Pocos han reparado en el intenso –y muy redituable al mediano y largo plazo– trabajo efectuado por AMLO. Semana a semana visita las cabeceras municipales –visitará las de todos los municipios del país–, tenga o no presencia en ellas cualquiera de las fuerzas partidarias o sociales integrantes de su movimiento y efectúa mítines en ellas con decenas, centenas o miles de asistentes a ellos, como le sucedió en la más reciente de sus giras en el estado de Chihuahua, que lo llevó a lugares tan impensados como Carichí o Cusihuiriachi en los que contó con algunas decenas de habitantes sorprendidos de recibir a uno de los personajes de la vida política nacional, y si mucho me apuran, el más importante en el momento actual.

Tal estrategia lo ha llevado a lugares a los que nunca ha ido candidato presidencial alguno y a la calladita le ha permitido crear una estructura nacional ¡justamente en los momentos en que tales estructuras territoriales tendrán más peso en las contiendas electorales, debido a la prohibición legal para contratar propaganda política en radio y televisión!

Más aún, si la fractura al interior del PRD se ahonda y no se concreta algún acuerdo (casi imposible al momento actual) entre este partido, Convergencia y el PT (ahora coaligados), e integrantes del movimiento de AMLO son postulados en uno u otro bloque político, entonces, aún en la peor de las condiciones, el tabasqueño aparecerá como el gozne necesario para que las fuerzas de izquierda –por lo menos las de estos sectores– aparezcan juntas en contiendas futuras.

Así que, ni estaba muerto, ni de pachanga, ni regresó, simplemente, ahí estaba. Será factor a tomar en cuenta en la vida nacional.

Para el duopolio TELEVISA y TV Azteca, opuestos terminantemente a que López Obrador pese a todo y pese a ellos pueda ser Presidente de México, esta posibilidad posiblemente aún le provoca pesadillas a sus dueños y principales accionistas, acostumbrados como están a que se haga la voluntad de ellos pisoteando al mismo pueblo al que le deben su existencia, porque el ascenso de López Obrador podría significar el fin de toda una era de desmedidas concesiones y privilegios en la cual a un puñado pequeño de empresarios aliados con la derecha ultraconservadora de México se les permitió acumular demasiado poder. Y ésta es la razón por la cual los ataques en contra de López Obrador continuarán con toda la ferocidad que puedan desplegar en contra suya los comentaristas y conductores como Joaquín López-Dóriga para quien el ascenso de López Obrador al máximo cargo público en México sería poco menos que un duro golpe a su ego: