jueves, 10 de diciembre de 2009

Los 95 mil

Con el fin de promover su causa y presentarse ante cada pueblo no sólo como la mejor opción sino como la única opción, la derecha y la ultraderecha nunca han vacilado en recurrir constantemente a las mentiras y a la desinformación. El fraude literario “Los Protocolos de los Sabios de Sión” es prueba de ello; aún después de haber sido desenmascarado y puesto en la picota del ridículo, el proto-Nazi norteamericano Henry Ford jamás se retractó públicamente por escrito de sus citas inspiradas en los apócrifos “Protocolos”, y por su parte su admirador el tirano ultraderechista Adolfo Hitler no vaciló en imponerlo como texto de enseñanza obligatoria en las escuelas de la Alemania Nazi, y todavía después de la estrepitosa caída del Nazismo literatos pseudo-historiadores como el que se hizo llamar a sí mismo “Traian Romanescu” no vaciló en seguir citando al fraude literario más grande de todos los tiempos como cosa verídica en su compilación de falsedades presentadas como verdades bajo el título “La Gran Conspiración Judía”. El Ministro de Propaganda del Tercer Reich Joseph Goebbels se ufanaba del hecho de que una mentira repetida mil veces puede convertirse en realidad, y vaya que lo puso en práctica. Y peligrosas organizaciones ultraderechistas secretas creadas única y exclusivamente para la conquista del poder no vacilan en negarse a sí mismas y en negar su propia existencia a la vez que se presentan ante sus creyentes como organizaciones devotas y henchidas de Cristianismo incapaces de violar jamás uno sólo de los diez mandamientos del decálogo mosaico.

¿Entonces por qué habríamos de extrañarnos de que el actual producto de la derecha ultraconservadora instalado en la silla presidencial en México, al cumplirse la mitad de su descalabrado sexenio, en vez de admitir sus yerros y traspiés, haya movilizado la enorme maquinaria oficial a su servicio para maquillar las cifras con el fin de crear otra realidad alterna diferente de la que todos los demás conocen, muy al estilo de Goebbels.

Quien haya visto (y creído) en los spots radiados diariamente por el duopolio televisivo posiblemente haya escuchado ya aquél que afirma “hemos detenido a más de 95 mil presuntos narcotraficantes y delincuentes”. Esta cifra alegre parecería indicar que al narcotráfico en México se le está asestando golpes espectaculares desde que Felipe Calderón inició su sangrienta guerrita a las pocas semanas de haber tomado posesión de la Presidencia de la República. Sin embargo, la falacia está en “la letra chiquita”. El spot en ningún momento afirma que se hayan consignado y hayan sido encontrados y proclamados culpables por un Juez en un Juzgado penal los 95 mil presuntos narcotraficantes y que consecuentemente estén purgando ya largas penas de prisión. Hoy mismo se puede arrestar a medio millón de presuntos narcotraficantes, a medio millón de chivos expiatorios, pero una cosa es arrestar usando la fuerza terrible del Estado y otra cosa muy diferente es que el arrestado sea realmente culpable o que haya pruebas con las cuales haya sido declarado culpable por un Juez federal y sentenciado a una larga condena de prisión. La cruda realidad es que la mayoría de esos detenidos por el gobierno calderonista fueron puestos en libertad al poco tiempo con el consabido “usted disculpe”, algo que no menciona el tramposo spot. El spot habría sido mucho más honesto si hubiese dado la cifra de narcotraficantes que han sido detenidos por la PGR (hoy en manos de dos personajes con credenciales sumamente cuestionables y posible nexos con el crimen organizado, Arturo Chávez Chávez y Francisco Molina Ruiz) y que han sido encontrados culpables y están purgando largas penas en prisión; pero hacer tal cosa sería darle municiones al mismo opositor político al que acusaban de ser “un peligro para México”. Y por lo tanto, es mejor mentir, mentir y mentir. Que al fin y al cabo los poderes fácticos que están gobernando a México están acostumbrados a ello.

La cifra de los “más de 95 mil presuntos narcotraficantes y delincuentes” detenidos gloriosamente por la hoy ultracorrupta Procuraduría General de la República se empezó a radiar en TELEVISA a partir del mes de noviembre del 2009. Pero hace apenas medio año atrás, la misma PGR había afirmado el 22 de marzo del 2009 ante los medios que ya se habían detenido 45 mil narcotraficantes. O sea que en apenas seis meses, justo cuando estaba por cumplirse la mitad del descalabrado sexenio de Felipe Calderón el 1 de diciembre del 2009, se había detenido ya el doble de la cantidad de todos los narcotraficantes detenidos en los 2 años y medio previos del sexenio calderonista, algo digno de celebrarse y radiarse a todo el pueblo de México como parte de la propaganda oficialista. Y en ningún momento se ha mencionado que las detenciones de auténticos narcotraficantes (cuando lo son) y el decomiso de grandes cantidades de droga (cuando las hay) se deben en más de un 90 por ciento no a una labor inteligente de investigación policiaca sino a la denuncia anónima ciudadana de un pueblo harto de la delincuencia organizada y de un gobierno que se glorifica a sí mismo en anuncios repetitivos por televisión que no se ven en otros países como Canadá y Estados Unidos.

Veamos las observaciones que nos hace un prestigioso analista:

Palabras y cifras ficticias de Calderón
Jesús Cantú
Agencia APRO
10 de diciembre del 2009

En lugar de impulsar medidas que resuelvan o aminoren los más graves problemas del país –empezando por reconocerlos–, el presidente Felipe Calderón, quien parece confundir la tarea de gobernar con la oratoria, se encuentra sobre todo preocupado por el optimismo o pesimismo, por las expectativas o el desaliento que sus palabras –y sus cifras– puedan generar.

Por ejemplo, en diciembre de 2008, durante una entrevista televisiva señaló que para enfrentar la crisis económica que se avecinaba tenía que atenderse “también la parte de expectativas, de liderazgo adaptativo que nos permita enfrentar y superar esta adversidad”.

Y en enero de 2009, al discrepar (en Davos, Suiza) del pronóstico de decrecimiento que expresó el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz (quien por cierto fue más certero en su cifra que Calderón), el presidente sentenció:

“Yo creo que tan malo es generar expectativas sobradas o infundadas, infundadamente optimistas, como también generar expectativas cada vez más negativas y deterioradas que también puedan carecer de fundamentos sólidos (…) Yo prefiero ubicarme en un escenario equilibrado, realista; es la instrucción que le he dado a mi gobierno…”

Para confirmar su convicción de que se puede vencer la adversidad generando expectativas, en sus más recientes mensajes presidenciales exhibe un sorprendente afán transformador cuando, justamente, hay una mayoría opositora en la Cámara de Diputados y, por lo mismo, sus posibilidades de concretarlo se reducen de manera notable.

El 2 de septiembre, en el mensaje que dirigió con motivo de su tercer informe de gobierno, Calderón propuso un decálogo transformador; y el pasado domingo 29 de noviembre refrendó dicho compromiso y anunció algunas de sus propuestas en el ámbito político.

Parece haber olvidado que incluso cuando su partido era la primera fuerza legislativa en ambas cámaras sus proyectos de reforma sufrieron modificaciones sustanciales. En la actualidad este fenómeno seguramente se acentuará (como acaba de suceder con su propuesta de reforma fiscal y su presupuesto de egresos para 2010). Cuando tenga en sus manos los resultados legislativos, aunque éstos se hallen muy lejos de sus propuestas, lo más probable es que, además de congratularse por lo conseguido, advierta que es necesario avanzar más a fondo en las reformas de segunda generación.

Por lo pronto, en sus actuales mensajes –infundadamente optimistas– destaca los presuntos logros de su gobierno y asegura que hubo un adecuado manejo de la crisis económica, con el que “pudo aminorarse” su impacto sobre el empleo y el ingreso de las familias. Además de que no tiene ninguna responsabilidad, pues, de acuerdo con sus palabras, “no estaba en manos de México el poder evitar una crisis internacional que no sólo no se evitó a nivel mundial –nadie podía hacerlo, quizá–, sino que ni siquiera, honestamente, nadie la previó en esa magnitud. Esa es la verdad”.

Si eso ocurre con las palabras, veamos algunos ejemplos de lo que pasa con las cifras.

En sólo tres meses de su guerra contra el narco (del 2 de septiembre al 29 de noviembre), el número de vehículos decomisados subió de “casi 22 mil vehículos” a “25 mil”, mientras que la droga incautada pasó de ser el equivalente a “80 dosis” para cada joven mexicano entre los 15 y 30 años de edad, según el primer discurso, a “casi 100 dosis”, de acuerdo con el segundo.

En el campo de la educación no ocurre nada diferente, pues si en septiembre se habían remodelado 16 mil escuelas, para noviembre el número ascendía a más de 20 mil.

Igualmente, si en el primer mensaje la pobreza extrema afectaba a “uno de cada cinco mexicanos”, es decir, a 21 millones de pobladores, en el segundo ya eran sólo 19 millones.

Y, desde luego, el lacerante problema del desempleo tuvo también, en las palabras y cifras de Calderón, una disminución tan veloz como asombrosa. En septiembre señaló que mientras en la crisis de 1995 se perdieron más de 10% de las plazas formalmente ocupadas, en 2009 sólo habían disminuido en un porcentaje “menor de 2%: 1.6% para ser exactos”, aunque para noviembre únicamente había desaparecido “…uno de cada 100 empleos formales en el país”.

Al respecto, cabe advertir que mientras en enero de este año el secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, declaró que en 1995 “se perdieron 750 mil trabajos”, las cifras del IMSS establecieron que de octubre de 2008 a agosto de 2009 el número de trabajadores asegurados –por contar con un empleo formal– disminuyó en 646 mil. (La Secretaría del Trabajo calculó que los despedidos habían sido 621 mil.)

Pese a todo, los anuncios y cifras alentadores de los discursos de Calderón no le permitieron modificar la percepción de los mexicanos, pues de acuerdo con la última encuesta del periódico Reforma, más de la mitad de la población, 52% para ser exactos, considera que el país va por mal camino, y únicamente 27% (poco más de una cuarta parte) piensa que va por buen camino. Son las peores cifras para Calderón desde que él hace declaraciones y cálculos desde el gobierno.

Esta percepción de que Felipe Calderón está mintiéndole en forma deliberada al pueblo de México (y para el tamaño y el calibre de las maquilladas cifras oficiales, no puede tratarse de simples equivocaciones), incluídos aquellos muchos ingenuos que votaron por él y que hoy están pagando en carne propia su error, es compartida por muchos otros analistas, como podemos verlo en el siguiente artículo publicado en el número 2947 de la revista Siempre!:

A llorar, se acaba el petróleo
En la línea
Félix Fuentes
Revista Siempre!
6 de diciembre del 2009

El angustioso grito de “¡el petróleo se nos está acabando!”, el tardío reconocimiento de que “México no tiene finanzas públicas fuertes” y la insistencia de mantener a los militares en desfiles inútiles e infructuosos en la vía pública, reflejan frustraciones del presidente Felipe Calderón y el tamaño de la crisis.

Sostener al Ejército mexicano en la guerra absurda contra el narcotráfico equivale a convertir a soldados y oficiales de alto grado en carne de cañón. No reconoce Calderón que los militares ignoran cómo identificar y detener a criminales. Por eso han caído en celadas mortales más de cien de alto grado.

El Ejército no ha capturado a ninguno de los grandes capos, como el Chapo Guzmán, el Mayo Zambada, los Beltrán Leyva y tantos otros. Ese fracaso propicia impunidad a los cárteles, los cuales agrandan sus áreas de influencia a paso demoledor.

El hampa ha ejecutado a casi 15 mil civiles y soldados en tres años de Felipe Calderón y él mismo, como muchos de sus colaboradores, sonríe ante las cámaras y ha dejado de hacer guardias junto a los féretros porque los ríos de sangre se han convertido en cosa cotidiana.

No parece importar en las esferas gubernamentales cuántos más caigan en esta situación de indolencia. Pero los deudos de los muertos no olvidan y empresarios de todos los niveles cierran negocios y se van. El desparpajo oficial los hartó.
Tampoco parece advertir el gobierno que por esta situación de miedo cada día hay menos gente en posibilidades de pagar impuestos.

Es la causa por la cual se derrumbó la captación fiscal y ahora corren lágrimas sobre rostros calderonistas porque se agota el petróleo. Se acaba el oro negro que lapidaron los tecnócratas y Vicente Fox. Ni el gobierno actual se ha preocupado por localizar nuevos yacimientos para reponer a los agotados.

Al parecer, el gobierno de Calderón pretende asestar la puntilla a Pemex al recortarle 80 mil millones de pesos en el presupuesto del 2010. Trasciende, empero, que son destinadas cuantiosas sumas a compañías extranjeras para exploraciones, pero ni se sabe si han hallado nuevos mantos. Tampoco se dice una palabra de la Refinería de Tula y todo indica que quedará en la palabrería.

Sin precisar que en el trimestre pasado fueron creados 250 mil empleos, el Presidente se ufana de esta cifra y pretende ignorar la de los 3 millones de plazas de trabajo perdidas en el año.

Igual sucede con el crecimiento económico. Calderón afirma que hay una recuperación de 2.5 por ciento, pero soslaya pérdidas hasta de 12 por ciento en el año y el promedio de menos 7 por ciento. Es el manejo tramposo, como si con mentiras se convenciera a tantos millones de ciudadanos que padecen en carne propia desempleo, carestía de la vida e inseguridad.

En torno al ámbito político, el primer mandatario intentó sacarse una carta de la manga, la de reelección de presidentes municipales y legisladores. Pero es una carta desgastada, de discusiones a lo largo de lustros y figura en la reforma de Estado, elaborada por senadores priístas encabezados por el sonorense Manlio Fabio Beltrones.

Ni eso emocionó en el desayuno de Palacio Nacional, entre cuates, para festejar el final del horripilante primer trienio. ¿Lo sucedido en ese lapso merece festejo?

Aunque Felipe Calderón parece tener muy buenos cuentistas entre su equipo de gobierno, siempre puede utilizar sangre nueva para refrescar las historietas de Felipelandia. Spectator no puede recomendarle a Calderón cuentistas de la talla de Carlo Collodi, pero los puede encontrar no sólo en la ciudad de México entre los discípulos del pseudo-historiador neo-fascista Salvador Borrego, también los puede encontrar en cierta universidad privada de Guadalajara que ha estado propalando fantasías al por mayor inspiradas en... (¿alguna sorpresa?) “Los Protocolos de los Sabios de Sión”. Y a juzgar por las legiones de militantes que han reclutado y fanatizado hasta la locura con tales historietas y fantasías, se les puede considerar como maestros consumados en el oficio, justo lo que necesita Felipe Calderón para la mitad del sexenio que le queda.


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POST SCRIPTUM:


Dándole seguimiento al tema desarrollado por Spectator acerca de las cifras maquilladas con las cuales se pretende engañar al pueblo haciéndole creer que se están obteniendo resultados espectaculares en la guerra de legitimación declarada por Felipe Calderón cuando en realidad las cifras que se están dando a conocer no pasan de ser meras fantasías, la revista Contralínea compactó datos más concretos al respecto en el documento que se muestra a continuación:





La farsa de la guerra contra el narcotráfico
Nancy Flores
Revista Contralínea 183
23 de mayo del 2010

Una farsa, la “guerra” contra el narco

En la “guerra” de Calderón contra el narcotráfico –que ha costado casi 23 mil vidas y en la que participan 96 mil efectivos del Ejército–, únicamente se han dictado 735 sentencias firmes por delincuencia organizada; ahora se erradica y decomisa menos droga que en 2003, y sólo a 1 mil 359 detenidos por delitos contra la salud se les acredita su pertenencia a algún cártel. Con esta entrega, Contralínea inicia la publicación de una serie de reportajes que abordan los resultados reales de esa supuesta “lucha frontal”.

El panista Felipe de Jesús Calderón Hinojosa mantiene 96 mil militares en las calles con el argumento de que éstos combaten al narcotráfico y a los cárteles de la droga. Sin embargo, datos oficiales de los gobiernos de México y de Estados Unidos desmienten la “guerra” contra el tráfico de estupefacientes, que ha costado la vida a más de 22 mil 700 civiles.

Tan sólo en materia de impartición de justicia, el Consejo de la Judicatura Federal admite –en la respuesta a la solicitud de información 00044844, hecha por Contralínea– que sus juzgados de distrito han dictado sólo 735 sentencias de última instancia por el delito de delincuencia organizada, entre diciembre de 2006 y febrero de 2010.

La cifra contrasta con las 121 mil 199 personas detenidas –entre diciembre de 2006 y marzo de 2010– por presuntos vínculos con el crimen organizado, que el gobierno federal informó a legisladores mexicanos el pasado 12 de abril.

Las 735 sentencias firmes –que ya no se pueden apelar ante ninguna instancia judicial– apenas significan el 0.6 por ciento de las detenciones reportadas por la administración calderonista en un documento confidencial dado a conocer el pasado 14 de abril por la agencia de noticias EFE.

120 mil detenidos sin nexos con cárteles

La “guerra” contra el narcotráfico es en realidad una guerra social que busca propósitos no confesados, señala el politólogo y antropólogo Gilberto López y Rivas.

—Es un proceso de militarización y de criminalización de las luchas sociales en donde se ve la mano de un Estado autoritario dispuesto a usar la violencia selectiva. Como lo hizo en el pasado, a través de la Guerra Sucia con desapariciones forzadas, ahora (lo hace) con la impunidad en el terreno represivo, supuestamente, en contra de los cárteles de las drogas.

Y es que mientras 22 mil 700 civiles han sido ejecutados, militares asesinan inocentes y comandos armados clandestinos se apoderan de pueblos enteros, la Procuraduría General de la República (PGR) reconoce que sólo 1 mil 359 detenidos por delitos contra la salud entre diciembre de 2006 y febrero de 2010 tenían vínculos comprobables con algún cártel de la droga.

Los datos que la dependencia encabezada por Arturo Chávez Chávez proporcionó a Contralínea –a través de 13 solicitudes basadas en la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental– señalan que, de esa cifra, sólo 1 mil 194 miembros del crimen organizado fueron consignados ante las autoridades judiciales. Esto es que 165 ni siquiera fueron procesados judicialmente.

Los 1 mil 359 detenidos a quienes la Procuraduría afirma que sí les puede comprobar sus nexos con los cárteles del narcotráfico representan apenas el 1.12 por ciento de los 121 mil 199 detenidos por delincuencia organizada que reportó Calderón a los legisladores.

Esto podría implicar que 119 mil 840 detenidos eran narcomenudistas, consumidores, burros (personas pobres que son utilizadas para transportar pequeñas cantidades de droga a cambio de un pago), campesinos o incluso inocentes.

—La estrategia del presidente Calderón es una farsa mediática. Está implementada a través de un criterio de mercadotecnia que no pretende desmantelar grupos criminales –señala en entrevista Edgardo Buscaglia, experto en seguridad.

El también académico del Instituto Tecnológico Autónomo de México agrega que “el 98 por ciento de las detenciones por delincuencia organizada o asociación delictuosa se les cae (a las autoridades). No hay un efecto punitivo, y sin ese efecto de castigo obviamente la delincuencia organizada sigue encontrando en México un paraíso patrimonial”.

Con base en la experiencia internacional, Buscaglia sugiere cuatro medidas (“las cuatro ruedas”) para luchar “efectivamente” contra la mafia: desmantelamiento de las redes de lavado de dinero en los sectores político y empresarial, combate a la corrupción política, prevención social del delito y que sea la inteligencia civil la que realice las investigaciones en contra de los cárteles de la droga, con una dirección jurídica apropiada para que los procesos judiciales no se caigan.

De acuerdo con la Subprocuraduría de Control Regional, Procedimientos Penales y Amparo de la PGR, entre diciembre de 2006 y enero de 2010 se consignaron 47 mil 21 averiguaciones previas por delitos contra la salud; 123, por delincuencia organizada, y sólo dos por operaciones con recursos de procedencia ilícita o lavado de dinero.

Caen erradicación y decomisos: EU

Al concluir su tercer año de “lucha frontal” contra el narcotráfico, Felipe Calderón entregó resultados negativos incluso en materia de erradicación de plantíos y decomisos de drogas. Ello, a pesar de que en esas labores se han involucrado 96 mil efectivos del Ejército e incluso, ahora, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) exige un marco legal que les permita permanecer fuera de los cuarteles y realizar actividades civiles por más de una década.

México es considerado uno de los países “más importantes” en materia de origen y tránsito de drogas ilícitas. Se calcula que el 90 por ciento de toda la cocaína consumida en Estados Unidos transita por este territorio, señalan los International narcotics control strategy report 2008, 2009 y 2010.

El general brigadier en retiro Samuel Lara Villa explica a Contralínea que Estados Unidos no es ajeno al conflicto mexicano. “Las mafias narcotraficantes actúan solapadas por los máximos consumidores del planeta; eso lo demuestra la dotación de armamento, municiones, artefactos y equipo de campaña”.

El también presidente de la Federación de Militares Retirados General Francisco J Múgica, AC, señala que el actuar de Estados Unidos “responde a la táctica de guerra irregular. El conflicto es oportuno para presionar al presidente de facto (Felipe Calderón) a cumplir con los compromisos que adquirió por su instalación gracias al fraude electoral. Para la nación más poderosa del planeta, sería catastrófica la falta de estupefacientes destinados a su población consumidora”.

Los tres reportes del Departamento de Estado de Estados Unidos consultados indican que “importantes cantidades” de heroína, metanfetaminas y marihuana son trasegadas a lo largo del territorio mexicano. Además, califican a México como “punto clave” para la “colocación del dinero producto del narcotráfico en el sistema financiero internacional”.

Pese a ello, ni la supuesta “guerra” ni los recursos que el gobierno de Barack Obama ha dado a la administración de Felipe Calderón (a través de la Iniciativa Mérida, también conocida como Plan México, y que ya asciende a 1 mil 300 millones de dólares) dan resultados.

El International narcotics control strategy report 2010 revela que, desde 2003, la erradicación de plantíos y el decomiso de drogas en este país, sobre todo en lo que corresponde a amapola, cocaína y marihuana, han caído de manera consecutiva.

“El gobierno de México informó que, hasta noviembre de 2009, se erradicaron 14 mil 135 hectáreas (ha) de cannabis, en comparación con las 18 mil 663 ha erradicadas en 2008”. Agrega que entre 2002 y 2006 el promedio de hectáreas erradicadas fue de 30 mil por año, época en la cual esas actividades recaían en la Procuraduría General de la República.

El Departamento de Estado advierte, en ese reporte, que “2009 representa el sexto año consecutivo de descenso. La erradicación de amapola también registró niveles por debajo de los históricos: hasta noviembre de 2009 se habían erradicado 11 mil 471 hectáreas, mientras que en 2008 sumaron 13 mil 189 ha”.

Respecto de los decomisos de droga, indica que “las incautaciones de marihuana estuvieron por debajo de los niveles históricos de los últimos años. En 2009, 1 mil 385 toneladas métricas de marihuana fueron incautadas, mientras que en los últimos cinco años el promedio fue de casi 2 mil toneladas métricas”.

El informe justifica que esta situación “puede atribuirse a un cambio en la aplicación de la ley mexicana, cuyo foco principal fue atacar drogas más duras, como la metanfetamina; asimismo, a que más recursos militares y policiales se desvían para enfrentar a las organizaciones delincuenciales y la violencia”.

Ésta no es la primera vez que las autoridades estadunidenses disculpan la ineficacia de la lucha antidrogas mexicana. El International narcotics control strategy report 2008 señalaba que en 2007 –primer año en el que el Ejército Mexicano asumió la responsabilidad exclusiva de la erradicación de cultivos ilícitos de marihuana y amapola– “la disminución en las tasas de erradicación se debió, al menos en parte, a la realineación de las responsabilidades en materia de erradicación aérea. La PGR cesó sus vuelos de erradicación en diciembre de 2006, y la tasa posterior de la erradicación aérea de los militares ha sido lenta”.

En materia de combate al blanqueo de capitales, la estrategia calderonista tampoco ofrece resultados. El International narcotics control strategy report 2010 afirma que “México sigue siendo un centro de lavado de dinero”.

Añade: “Se estima que los ingresos brutos anuales de las organizaciones delictivas oscila entre 15 mil millones y 30 mil millones de dólares por ventas de drogas ilícitas en Estados Unidos. La mayoría de estos ingresos que se obtienen en territorio estadunidense se repatrian principalmente a través de los envíos de divisas a granel y el lavado a través de negocios legítimos de México”.

Carlos Flores, profesor asociado en el Center for Development and The Environment, de la Universidad de Oslo, Noruega, explica en entrevista que la estrategia antidrogas mexicana sólo ha apostado por el despliegue masivo de elementos de seguridad federal (policías y militares), sin que se aprecie una adopción simultánea de otras acciones imprescindibles para lograr un resultado más contundente en el abatimiento de la delincuencia organizada.

—Se ha dejado de lado el desmantelamiento de la estructura de protección política, con la que todo grupo de esta naturaleza cuenta, no sólo en México, sino en todos los países donde estos fenómenos han estado presentes; y se ha hecho muy poco esfuerzo por investigar sistemáticamente los activos patrimoniales y financieros de este tipo de estructuras criminales.

El investigador agrega que, incluso, las acciones que muestran una mejor coordinación y eficiencia en su ejecución –como la urdida en contra de Arturo Beltrán Leyva, asesinado a manos de efectivos de la Marina– son tácticamente efectivas, pero estratégicamente insuficientes si no van acompañadas del desmantelamiento de la protección política y de los bienes económicos de la delincuencia.

Para el Departamento de Estado estadunidense, el flujo transfronterizo de dinero y de armas desde Estados Unidos a México ha permitido que los cárteles estén “bien armados y bien financiados para participar en actividades violentas”.

En su informe más reciente, señala que las organizaciones delictivas emplean tácticas militares avanzadas y utilizan armamento sofisticado como rifles de francotirador, granadas, lanzagranadas y morteros, incluso en los ataques contra personal de seguridad.

El general Samuel Lara critica que Estados Unidos haya demostrado de manera permanente su eficiencia anticomunista, antiterrorista y en contra de todo lo que contravenga sus intereses y su afán de dominio continental, pero que no demuestre esa misma eficiencia en el tema de las drogas ilegales.

Resulta increíble, señala el general, que sus fronteras sigan siendo penetradas impunemente por los cárteles y abiertas al tráfico de armamento, que no capturen a los narcotraficantes internos y que sólo se arrojen sobre los países productores.

“Es muy claro el manejo político que dan al asunto de la producción de enervantes para penetrar en las naciones al sur de su frontera. (El narcotráfico) es utilizado como un recurso tendiente a reafirmar su estrategia imperialista en Latinoamérica, justo cuando les preocupa el renacimiento del bolivarismo al sur del continente.”

Territorios sin control

Los cárteles desafiaron “abiertamente” al gobierno de México a través del conflicto y la intimidación y han luchado entre sí por controlar las rutas de distribución de drogas. Los resultados llevaron a la violencia sin precedentes y a un sentimiento general de inseguridad en algunas zonas del país, particularmente cerca de la frontera con Estados Unidos, afirma el reporte del Departamento de Estado.

Para Edgardo Buscaglia, la violencia en el país es uno de los síntomas que enfrentan los Estados fallidos. “Nosotros hemos contabilizado 982 pequeños bolsones territoriales de Estado fallido en México. Si no se toman las cuatro medidas que hemos recomendado, estos bolsones territoriales van a seguir multiplicándose y expandiéndose, con lo cual, eventualmente, México puede llegar a una situación como la que viven Afganistán o Pakistán”.

El experto en seguridad indica que “en zonas de Durango, por ejemplo en el Mezquital, Guanasevi y Ciénaga, hay una ausencia de autoridad total. Los grupos criminales son de facto la autoridad: extorsionan, cobran impuestos con un padrón fiscal a los dueños de negocios, de hoteles”.

Por ello, dice, “hay que tener cuidado y dejarnos de arrogancias, de shows mediáticos presidenciales y tomar las medidas que le hemos recomendado al señor presidente desde hace tres años y medio”.

Edgardo Buscaglia indica que todos los partidos políticos y el Congreso mismo son corresponsables de que no se tomen las cuatro medidas sugeridas. No obstante, aclara: “El presidente es el Poder Ejecutivo; por definición, debe ejecutar. Él y su administración son los responsables de que estas cuatro medidas se propongan y se comiencen a implementar”.

Concluye que la sociedad mexicana ya está contaminada de manera masiva por la enfermedad de la violencia y que este mal aumenta en espiral. Ese grave problema, indica, se debe resolver con medidas a largo plazo que rescaten los 982 bolsones territoriales que hoy son ocupados por los grupos fácticos criminales.

Para la elaboración de este trabajo y de la serie de reportajes sobre los resultados de la “guerra” contra el narcotráfico, Contralínea solicitó conocer la postura de la Presidencia de la República, a través de Nicolás Lohmann, secretario técnico; de la Secretaría de Gobernación, por medio de la subdirectora de Eventos; de la Sedena, con el general Ricardo Trevilla Trejo; y de la PGR, con Adriana Pérez, subdirectora de Información. Hasta el cierre de esta edición, no se obtuvo respuesta.

Trabajos investigativos como el anteriormente señalado le han costado al director de la revista Contralínea Miguel Badillo y a sus colaboradores el acoso despiadado de parte de una administración federal que cada vez se comporta más y más como un régimen de corte fascista dictatorial, irónicamente emanada de un partido cuyos miembros en otros tiempos hacían suya a viva voz y a los cuatros vientos la bandera de la libertad de prensa y la libertad de expresión “en contra de la dictadura priista”, algo que hoy ni ellos mismos se lo creen. Lo único positivo en todo esto es que las represalias tomadas hoy en contra del periodismo independiente de México tal vez sean sintomáticas del pánico que deben sentir los barones de la derecha y la ultraderecha ante la posibilidad cada vez más latente de que pronto terminarán siendo expulsados del poder de una forma u otra, ya sea por las buenas, o por las malas.

La conclusión de que tras tres años y medio de haberse emprendido la sangrienta guerra de legitimación por órdenes directas de Felipe Calderón no existen indicadores de que el flujo ilícito de drogas hacia los Estados Unidos o su consumo hayan disminuido significativamente al igual que el enorme flujo de dinero sucio y armas hacia México está sustentada por muchas otras organizaciones de enorme prestigio, tales como el Instituto México del Woodrow Wilson Center que en mayo del 2010 publicó un análisis al respecto. De hecho, los únicos que realmente aplauden y apoyan en México la terca y criminal obstinación de Felipe Calderón de continuar con su inútil y fracasada guerra de legitimación por lo que le resta de su descalabrado sexenio son los ultraderechistas que lo ayudaron a instalarse en el poder en el 2006, ya que ello desvía los reflectores que de otra manera estarían puestos en estos momentos directamente sobre ellos y sobre la amenaza que representan.

martes, 1 de diciembre de 2009

El hundimiento de México

A mediados de noviembre del 2009 apareció publicada una nota informativa de corte dramático en EL UNIVERSAL que dice lo siguiente:

La estructura política anquilosada
Ignacio Alvarado
EL UNIVERSAL
17 de noviembre del 2009

En 2009 morirán 30 mil niños menores de un año como consecuencia de enfermedades en extremo prevenibles; 900 mil ciudadanos engrosarán las filas del desempleo, sumando con ello cerca de 3 millones de excluidos del sistema productivo. Entre los más jóvenes, otros 3 millones estarán sin escuela, mientras persiste la cifra de 6 millones de analfabetas. En el campo, más de millón y medio de agricultores trabajarán la tierra con ánimos de supervivencia.

Tal es el panorama que muestran cifras oficiales, tanto gubernamentales como de organismos internacionales. La realidad más cotidiana es un reflejo del derrumbe del país, cuyo sistema de gobierno es incapaz de subvertir ese declive, de acuerdo con analistas consultados. En poco más de una década, México no sólo perdió liderazgo regional, sino que extravío el rumbo. Va a la deriva como nación y ninguno de los especialistas ve signos de cambio en lo inmediato.

“La pobreza no se ha reducido, los servicios públicos no han mejorado, debido a que no hemos podido crear empleos. Lo que ha provocado el gobierno es un círculo, ya no digo vicioso, sino perverso, donde la desigualdad es cada vez mayor”, dice Saúl Arellano, director de Investigación del Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social AC (CEIDAS).

César Cansino, profesor investigador de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, asegura que la inversión en áreas fundamentales como educación, ciencia, tecnología, agro y desarrollo social es insuficiente o surge de programas mal diseñados. El volátil diseño del gobierno empeoró al comienzo de la década, con el arribo de un nuevo partido al poder.

Explica que “la llegada de una mayor pluralidad, de mayor competencia y de mayor transparencia en los procesos electorales no supuso la transformación del andamiaje normativo institucional, generando situaciones anómalas, contradictorias con la democracia”.

En todo caso, dice, la alternancia mostró con crudeza un país inacabado, en el que todo está por hacerse. “Lo vemos en todos los rubros: en materia de procuración de justicia, de reformas estructurales; en la construcción misma de las instituciones democráticas que aseguren el Estado de derecho y que preserven las garantías individuales”.

Erróneo, diseño de políticas

México se encuentra a la zaga en casi cualquiera de los rubros de inversión decisiva que convirtieron a países como Brasil en un referente de desarrollo.

En salud, el gasto ejercido por el gobierno equivale a 2.9% del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con datos de 2006 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), mientras que Argentina y Brasil destinan 4.58% y 4.92%, respectivamente.

En el plano educativo, el país también queda rebasado por las dos naciones sudamericanas: Brasil destina 4.87% de su PIB y Argentina 5.07%, mientras que México alcanzó, en 2006, 4%. En ciencia y tecnología la inversión no alcanza siquiera 1%, lo que por ley debió ocurrir desde hace tres años.

Arellano asegura que la baja inyección de riqueza nacional a estos sectores se complementa con diseños absurdos de inversiones para el desarrollo de la producción en el campo o el combate a la pobreza, en donde miles de millones de pesos se pierden anualmente sin alcanzar una meta de crecimiento.

Al año, el gobierno destina 240 mil millones de pesos al campo y 40 mil millones de pesos para el combate a la pobreza extrema. Pero la miseria no sólo se mantiene, tanto en zonas rurales como urbanas, sino que crece de forma gradual. Hasta ahora, dice el investigador del CEIDAS, no existe un solo pobre que haya abandonado esa condición a partir de la ayuda que recibe del gobierno.

“Es verdad que el gasto social se ha ido incrementando año con año, pero lo que no ha hecho el gobierno es un análisis del impacto. Es decir, tenemos evaluaciones de gestión, pero no resultados. Eso es gravísimo, porque cuando uno ve los resultados del programa Oportunidades a casi 10 años de su operación, no ves un solo pobre que haya dejado de serlo”, dice Arellano, quien afirma que el problema radica en el esquema que se sigue para ejercer el gasto.

“Cuando estalló la crisis de los precios de los alimentos, la FAO (Organización para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas) advirtió a México que los programas de recursos condicionados, como el de Oportunidades, funcionan cuando tienes un mercado eficiente; es decir, cuando la cadena de producción está vinculada a la de la distribución y ésta a mercados eficientes de la distribución y consumo final”.

El resultado de un diseño como el descrito por el investigador tiene un final adverso: los pobres compran malo y caro. Pero lo peor es que México ha entrado en una desestructuración rural, que pasa de lo estrictamente productivo a lo social e impacta al país entero.

Además de pobres, analfabetas

De los 19.5 millones de personas que viven en pobreza alimentaria, 12.2 millones radican en el campo. En 2007, la cantidad de mexicanos en extrema pobreza era de 14.4 millones. La cifra se elevó en 5 millones en los últimos dos años, cuando el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) calculó que la canasta básica alimentaria subió 12.5%, en contraste con un aumento salarial que no va más allá de 4%.

Son datos a los que no se han incorporado los cruces de 2009, cuando 900 mil individuos perdieron su empleo.

Además de pobre, México es un país de analfabetas y desertores escolares. Informes de la Auditoria Superior de la Federación revelan que el país invierte sólo 2.2% del gasto total en infraestructura para escuelas primarias y secundarias, cuando el promedio sugerido por la ONU es mayor a 8%.

Con base en los números, una inversión al doble produciría un crecimiento económico tres o cuatro veces mayor al que se registra ahora, y de ahí que los expertos enfaticen en la reducción de capital destinado al sector educativo.

Los indicadores de la CEPAL muestran claramente la realidad mexicana: en 2003 se alcanzó el punto máximo de inversión, con 4.1% del PIB; en 2004 cayó a 3.7%, y en 2005 volvió a 4.0%.

La base educativa es quizá la inversión que más garantiza un mejor futuro para cualquier país. El Programa de la ONU para el Desarrollo concluye que por cada año adicional de estudios, un individuo obtiene ingresos mensuales promedio de 450 pesos. Aplicada la fórmula a México, una persona que termina la preparatoria obtiene un ingreso 400 veces superior al de quien tiene la secundaria.

Con una tasa de deserción de 40% en bachillerato, y 6 millones de iletrados, México parece condenado a permanecer en el hoyo de la pobreza.

De acuerdo con la CEPAL, Chile invierte menos porcentaje de su riqueza al sector educativo, 3.18% en 2006, pero erradicó el analfabetismo. La tendencia de inversión aumenta en ese país, mientras que en México ocurre lo contrario.

No sirvió la alternancia política

El daño previsible ante el retroceso en inversión en educación, parece haber sido advertido por los legisladores.

El pasado 10 de noviembre, José Trinidad Padilla, presidente de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, anunció que el Congreso buscaría reasignar 20 mil millones de pesos al gasto educativo para no tener un país generador de “pobres e ignorantes”.

Un día después, la Cámara de Senadores solicitó a los diputados federales considerar recursos suficientes para alcanzar la inversión de 1% del PIB en ciencia y tecnología, algo que por ley debió alcanzarse desde 2006.

La intención no basta hasta que se aplique en hechos, dice el investigador del CEIDAS: “El país está condenado a seguir en el atraso cultural, tecnológico y científico, porque hoy 40% de la riqueza en el mundo se genera en el área del conocimiento. Tenemos las peores inversiones, no viene la alta tecnología, no hacemos innovación, no tenemos patentes y, por lo tanto, no tenemos un mayor ingreso en términos de población, pero tampoco de crecimiento económico”.

La disfunción de las instituciones y el mal diseño de los presupuestos tienen origen en intereses ajenos al gobierno. El investigador en Ciencia Política Israel Covarrubias sostiene que esa condición se acentuó al comienzo de la década, con la alternancia en el poder.

“El hecho de que México, progresivamente en la última década, se desplazó de ese lugar privilegiado que tenía como cabeza en el concierto latinoamericano, se debe un poco a esta ausencia del Estado. No sé si se deba exclusivamente a los panistas, a Vicente Fox o a Felipe Calderón, pero sí creo que ha habido una pérdida de la noción de Estado”.

La fractura laboral

Datos consignados por el CEIDAS indican que entre 1993 y 2008 el país incorporó a 15 millones de personas a la población económicamente activa. Pero de ellos, 10 millones están en el mercado informal, y de los restantes 5 millones que hallaron cabida en áreas formales de la economía, 60% carece incluso del derecho a la seguridad social.

En los hechos, las cuotas obrero-patronales registradas por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) fueron en decadencia desde 2002. Partiendo de los indicadores manejados por el IMSS, el empleo formal no ha crecido desde 2000.

Al segundo trimestre de 2009, 43.3 millones de ciudadanos registraban ingresos por acción de su trabajo. De ellos, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo señala que 5.6% percibe menos de un salario mínimo, y en el rango inmediatamente superior, con ingresos que van de entre uno y dos salarios mínimos, se encuentran otros 9.6 millones de mexicanos.

Impacto en la forma de morir

La pobreza y el desempleo, o el empleo de baja calidad, inciden en la salud y la manera en que mueren los mexicanos.

En 2007, el Instituto Nacional de Geografía e Informática (INEGI) registró el deceso de 512 mil personas. De ellas, 30 mil contaban con menos de un año.

Los cánceres de mama y cérvico-uterino mataron a 9 mil mujeres, y las enfermedades infectocontagiosas acabaron con otros 6 mil individuos.

El dato que destaca es el de los 30 mil niños que mueren anualmente, debido a que seis de cada 10 pudieron salvarse con atención médica simple.

“Cuando uno ve la cantidad de niñas y niños que se enferman por desnutrición, no lo puedes creer”, dice Saúl Arellano, quien asegura que “en este país tenemos los dos extremos: 10% de niños con problemas graves por obesidad, de un lado, y con desnutrición crónica por el otro, quienes literalmente se están muriendo de hambre”.

No vislumbran “salvación”

Los polos opuestos se notan también en la disposición de la infraestructura. Los grandes residenciales que se levantan en San Pedro Garza García, el municipio más rico del país, son la orilla contraria de lo que se vive en la montaña de Guerrero, donde se concentran las comunidades más empobrecidas no sólo de México, sino del planeta.

La desigualdad es impresionante, dice Israel Covarrubias. A partir de 2004 el tema comenzó a discutirse en los recintos académicos, por un elemento fundamental que plantea una pregunta: “¿Cómo se llegó a tales niveles cuando se alcanzaron altos índices democráticos en el país?”

México es la decimocuarta economía mundial, pero se encuentra en la posición 53 entre las naciones con mejor desarrollo humano. Su nivel de desigualdad, compara Saúl Arellano, es igual al de El Salvador o Perú, naciones con mucho menos riqueza. En síntesis, dice el experto, “aquí (en México) es como si tuvieras a Estados Unidos y a Zambia bajo un mismo territorio”.

Para ello no hay salidas visibles, advierte el investigador de la Universidad de Puebla César Cansino:

“Siendo realistas, creo que la situación será cada vez peor. Los indicadores económicos tenderán a deteriorarse. Los sectores que han sido estratégicos para apuntalar nuestra economía irán perdiendo capacidad, precisamente porque no se han querido modificar los principios bajo los que se sostienen. Si el sector energético fue un pilar para el crecimiento en las mejores décadas de la economía nacional, ahora será un lastre y abonará al deterioro económico, desalentando a otros sectores de la economía. México está a la deriva”.

La nota no es ninguna fabricación de la fantasiosa “gran conspiración judía masónica comunista” que al decir de la extrema derecha esté empeñada en desacreditar y enlodar al gobierno dirigido por la dupla derecha-ultraderecha de México, ayer por el ranchero pro-Yunquista de Guanajuato Vicente Fox y hoy por el disminuído Felipe Calderón. Es el retrato de la cruda realidad. Se salieron con la suya en el 2000 y nuevamente en el 2006. Lograron con sus artes y sus artimañas apoderarse de las riendas del poder federal y con ello ir metiendo a su propia gente en el establecimiento de un gobierno paralelo secreto. Y la gran mayoría del pueblo de México está pagando a un costo altísimo el no haberse dado cuenta de la trama urdida en su contra. El costo es real, medido tanto en términos económicos como en vidas humanas y un futuro destruído para las generaciones aún por venir, como podemos verlo en el siguiente análisis:

Vergüenza ante el mundo
Jorge Carrazco Araizaga
Agencia APRO
20 de noviembre del 2009

Sin equívocos, México vive uno de sus peores momentos de cara al mundo.

El llamado bono democrático que representa el fin de un régimen autoritario en el caso de nuestro país acabó en frustración.

No es ninguna sorpresa, sino resultado lógico de la fallida alternancia política del PRI al PAN.

Los seis años de la presidencia de Vicente Fox y los tres de Felipe Calderón se resumen en la catastrófica revisión internacional que se hizo la semana pasada al desempeño de México en la economía, la corrupción, la pobreza, la delincuencia organizada y derechos humanos.

Si bien esos problemas no se originaron con la llegada del PAN, la virulencia con que se han manifestado en el país sí es responsabilidad de quienes han conducido el país en la última década y en particular del actual responsable, Felipe Calderón.

No es la primera vez que se alude a la incapacidad de Calderón para conducir el país y la pequeñez de su equipo de gobierno.

Más claro no puedo ser el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, quien sin miramientos dijo el pasado miércoles en México que el gobierno de Calderón fue el que peor enfrentó la crisis económica mundial.

No se equivoca, pues en el diagnóstico estuvo la respuesta. Cómo olvidar que para el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, no teníamos de qué preocuparnos, pues se trataba apenas de "catarrito".

Stiglitz colocó en el lado opuesto a Brasil y a la India. De forma reiterada, Brasil se ha convertido en referente del éxito no logrado por México. Aunque Calderón se mofó del apagón que hace algunas semanas sufrió ese país, lo cierto es que no sólo en economía, sino en la diplomacia, los brasileños han pasado por encima de México.

En la crisis de Honduras, el gobierno de Ignacio Lula da Silva se colocó rápidamente al frente de la defensa del presidente depuesto, Manuel Zelaya. Calderón no lo podía hacer. Tiene un problema de origen. Por más que haya recibido a Zelaya como jefe de Estado, ¿cómo le podría reclamar al golpista Roberto Micheletti su falta de legitimidad, si es de la que carece?

Descolocados y estrechos, Carstens y el secretario de Desarrollo Social, Ernesto Cordero le reclamaron a Stiglitz su falta de conocimiento de la realidad mexicana.

No pueden decir lo mismo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. El organismo de Naciones Unidas que se dedica precisamente a seguir la realidad económica de la región, dijo al siguiente día de la declaración de Stiglitz que como consecuencia de la crisis internacional, México fue donde más empeoró la pobreza en América Latina. Ahora hay 41 millones de personas en esa condición. Es decir, 4 de cada 10 mexicanos. Casi la mitad del país.

El martes, desde Berlín, se informó al mundo que México se coloca en los peores niveles de corrupción. Con una calificación de 3.3, en una escala del 1 al 10, México está por debajo de Cuba, El Salvador y Guatemala y comparte lugares con varios países africanos y asiáticos.

Horas después, la consultora internacional Pricewaterhouse informó que México es el quinto país con más fraudes, de una muestra de 54 naciones; mientras que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) previó un incremento del desempleo para el próximo año para colocarse en 6.5 por ciento, respecto al 6.2 del tercer trimestre de este año.

La catástrofe es tan evidente para el mundo que la propia secretaría de Economía admitió el viernes que la Inversión Extranjera Directa cayó un 37 por ciento de enero a octubre de este año.

En derechos humanos la cara mexicana no es distinta. El mismo jueves se adelantó que en las próximas semanas se dará a conocer el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en contra del Estado mexicano por su falta de investigación en el caso de tres mujeres asesinadas en la zona conocida como campo algodonero, en Ciudad Juárez.

Lo mismo se espera que ocurra en el caso de Rosendo Radilla. Detenido y desparecido por el Ejército en 1974, durante la guerra sucia en Guerrero. Ambos casos son emblemáticos de las graves violaciones a los derechos humanos en el país exhibidas ante la comunidad internacional.

Los gobiernos del PAN no sólo han sido indolentes ante el tema, sino que en el caso de Calderón se han fomentado con el pretexto del combate al narcotráfico.

Los casi 15 mil muertos que ha dejado esa "guerra" propiciada por el gobierno calderonista, así como las muertes y desapariciones de periodistas, a niveles de lugares donde hay una guerra civil abierta, hacen de México uno de los países más violentos del mundo.

A mitad de su gobierno, Calderón da muestras de un desgaste y una incapacidad inauditas. Ni Miguel de la Madrid en sus peores tiempos.

En una entrevista dada por Felipe Calderón en exclusiva a su principal promotor y patrocinador TELEVISA cuando la guerra sucia mediática del 2006 que le permitió llegar a la Presidencia de México, radiada la noche del 24 de agosto del 2009 en el noticiero nocturno conducido por Joaquín López-Dóriga, asumiendo un rostro dramático Calderón repitió algo que ya ha dicho en ocasiones anteriores, echando gran parte de la culpa de la debacle económica que está siendo padecida y que seguramente seguirá siendo padecida por el país en la mitad de lo que le queda de su infeliz sexenio al argumento de que “el petróleo del país se está acabando”. Estas entrevistas, llevadas a cabo siempre bajo estricto control y vigilancia de los equipos editoriales de TELEVISA en coordinación con los elementos que trabajan para la Presidencia de México, sin derecho de réplica para responderle al Presidente Calderón sus argumentos, intencionalmente dejan pasar otras cosas por alto que el principal jilguerillo desinformador de TELEVISA nunca le pregunta a Calderón de cara al público televidente. En el caso del petróleo, mal hace Calderón en echarle gran parte de la culpa al agotamiento de las reservas petrolíferas de México, porque si de eso se trata, se le puede replicar que en Japón, país que no tiene yacimientos de petróleo ni minas de oro y plata como las que tiene México, se tiene una economía que sitúa a Japón entre las primeras cinco potencias mundiales. En Suiza tampoco hay yacimientos de petróleo, y pese a ello el nivel de vida de cualquier ciudadano suizo es incomparablemente mejor que el del mexicano promedio. En Francia tampoco tienen yacimientos de petróleo como los que ha tenido México, y hay muchos mexicanos de clase media y clase media alta que en estos momentos preferirían vivir mejor en Francia que en México. ¿Acaso olvidó o simplemente no quiere recordar Felipe Calderón el argumento de los panistas de antaño de que la riqueza de un país se basa no en lo que está en el subsuelo sino en el trabajo colectivo de sus ciudadanos que son quienes realmente generan la riqueza de un país? Después de la Conquista, también los Reyes Católicos de España creían que lo único realmente valioso del Nuevo Mundo eran sus yacimientos de oro y plata, justificando con ello la esclavización de las poblaciones indígenas para la extracción de los minerales, y a fin de cuentas al Imperio Español esa riqueza mal habida no le sirvió de nada porque terminó perdiéndolo todo. Pero lo más injustificable del despilfarro que se hizo de la riqueza petrolera de México en los nueve años en que la derecha conservadora ha tenido el poder en sus manos es que no se hizo inversión o proposición presidencial alguna que valgan la pena mencionar para el desarrollo de fuentes alternativas de energía como plantas generadoras de electricidad basadas en la energía eólica (del viento) así como granjas de fotoceldas solares, fuentes de energía no-contaminante que además es gratuita y es de presencia constante en oposición al petróleo que es una fuente de energía no-renovable, bajo el pésimo argumento de que “¿para qué desarrollar fuente alternativas de energía si México tiene tanto petróleo?”. En realidad, si la dupla derecha-ultraderecha que terminó hundiendo a México quiere buscar responsables de la debacle, no tienen más que mirarse en el espejo, porque ellos son los que están gobernando hoy al país.

Recordemos cómo tres años atrás la feroz guerra sucia mediática emprendida en las elecciones presidenciales del 2006 en contra de Andrés Manuel López Obrador centró sus ataques sobre el argumento fantasioso de que López Obrador era “un comunista” cuyas peligrosas propuestas lo convertían en “todo un peligro para México”. Justo a tres años de distancia de la fracturada toma de protesta y ascenso al poder de Felipe Calderón a costa de pactar complicidades perniciosas con los poderes fácticos que lo apoyaron, veamos lo que nos tiene que decir uno de los más distinguidos analistas de México:

“Primera prioridad” o el hilo negro
Lorenzo Meyer
1 de diciembre del 2009

Descubrimiento, La semana pasada Felipe Calderón aseguró que en los “largos tres años” que aún le quedan al frente del Poder Ejecutivo –en las actuales circunstancias ese trienio es un tiempo enorme–, la “primera prioridad” –así lo dijo– de su gobierno será “enderezar el rumbo social” y “erradicar la pobreza”, tarea que no sólo es factible sino también una obligación ética. Y bien podría añadirse que es además indispensable para impedir que se acelere la descomposición social.

La idea misma de comprometer el grueso de la energía en combatir las causas y paliar los efectos de la pobreza, es loable. Sin embargo, al examinar el contexto en que se lanza la propuesta ya no es tan positiva y clara. En primer lugar, porque el ofrecimiento viene de quien hoy encabeza políticamente a la derecha mexicana y desde hace siglos han sido justamente las conductas de esa derecha una de las causas que explican la persistencia de la extendida y aguda pobreza mexicana.

“Por el Bien de Todos, Primero los Pobres”. El combate a la pobreza como “primera prioridad” ya lo había propuesto en su campaña electoral Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Sin embargo, por esa propuesta, centro de la plataforma política de la izquierda, AMLO fue calificado por la derecha y sus títeres incondicionales como “mesías tropical”, como “un peligro para México” y tratado en consecuencia: impedirle llegar a la presidencia “a como diera lugar”. Por esa propuesta, tan sensata como factible y útil incluso para los intereses de la burguesía –una de las razones del éxito del presidente Luiz Inácio Lula da Silva y su país, Brasil, es la prioridad que efectivamente le ha dado al combate a la pobreza– toda la derecha mexicana se lanzó para aplastar a AMLO, incluso si eso implicaba destruir la credibilidad de aquello que apenas estaba naciendo: la confianza en las instituciones electorales.

Por impedir el paso a una izquierda moderada –más cercana a esa que hoy gobierna lo mismo en Brasil, que en El Salvador o Uruguay y muy alejada a la que está en Venezuela– quienes apoyaron a Calderón en 2006 se negaron a transitar por ese camino ya muy probado como benéfico. En España, por ejemplo, la democracia política echó raíces fuertes gracias a que la derecha y los militares franquistas aceptaron en 1977 entregar el poder –porque los electores así lo decidieron–, a una derecha democrática encabezada por Adolfo Suárez y esta derecha, tras capear con éxito el intento de golpe militar de 1981, no se resistió a entregarlo a los socialistas de Felipe González para que éstos, a su vez, al cabo de años se lo retornaran a la derecha de José María Aznar que, a partir de la elección del 2004, se vio obligado a devolverlo a los socialistas de José Luis Rodríguez Zapatero. Durante todos esos cambios, nada le pasó a la gran burguesía.

No hay duda, al final del siglo XX, la derecha española se sobrepuso a sus instintos y actuó de manera inteligente y hoy tiene un país con problemas pero viable. La derecha mexicana, en cambio, actuó de manera opuesta y hoy tiene entre manos lo que todos tenemos: un fracaso.

La Primera “Primera Prioridad”. Tras asumir el poder vía el “haiga sido como haiga sido”, Calderón se propuso adquirir una imagen que cuadrara con la visión política conservadora: la de un Ejecutivo duro, del tipo no nonsense. De ahí su decisión de (mal) ponerse el uniforme de general de cinco estrellas y proceder a movilizar al Ejército en una guerra contra los narcotraficantes. Sin embargo, como el mercado del narco está fuera de nuestras fronteras y sigue sin cambiar su naturaleza desde hace medio siglo, esa actividad ilícita mantiene sus recursos. Las cifras de los ejecutados en la lucha entre y contra el narco siguen sin abatirse –este año ya superó las 5, 207 muertes del año pasado (Reforma, “ejecutómetro” 2009) – y la posibilidad de éxito en este sexenio en este rubro es tan baja que ya se ha declarado imposible (véase al respecto el análisis de Rubén Aguilar y Jorge G. Castañeda en ‘El narco: la guerra fallida’).

Al fracaso de la lucha contra los cárteles de la droga se debe agregar el que entre 2006 y 2008 la cifra de mexicanos que padecen pobreza alimentaria pasó de 13.8 a 19.5 millones, y la de aquellos en condiciones de pobreza de patrimonio pasó de 42.6 millones a 50.6 millones. En tales condiciones no es de extrañar que hoy el gobierno deseé cambiar la naturaleza de su agenda aunque ello implique adoptar la de su adversario.

El haber adoptado como meta prioritaria justo lo mismo que proponía aquél candidato presidencial al cual la dupla derecha-ultraderecha vituperó acremente calificándolo como “mesías tropical” y como “todo un peligro para México” confirma en forma por demás tardía algo que muchos mexicanos saben ya en carne propia: el país se está hundiendo en un marasmo, a causa de los gobiernos emanados de la derecha ultraconservadora del país. Y a estas alturas, cualquier remedio calderonista resulta ser ya meras aspirinas para combatir un tumor que creció hasta convertirse en incurable.

Quizá lo único digno a estas alturas que le queda por hacer a los barones de la derecha ultraconservadora de México, en reconocimiento a su estrepitoso fracaso para hacer un papel mejor que el de los gobiernos comunistas de Europa Oriental que tanto criticaban, sería el aceptar la solución propuesta por el siguiente editorialista en la edición número 2944 de la revista Siempre!, que es la única salida posible en un país al que todavía le quede algo de sus instituciones republicanas:

Ya es hora de hacer las maletas
Alvaro Cepeda Neri
Revista Siempre!
15 de noviembre del 2009

Según Jean Bodino: el Estado es una nave. El gobierno al timón. La nación como sociedad, a bordo ocupada “en el continuo trabajo, echando una mano, quien a las velas, quien a las jarcias, quien al ancla, y que quienes carecen de fuerzas han de dar un buen consejo o eleven sus votos y plegarias a Aquel que tiene poder para desencadenar vientos y amainar tempestades, ya que todos juntos corren el mismo peligro”.

El Bodino monárquico abogó por la República y censuró a quienes (como los panistas) se complacían deseando o empujando la nave estatal al naufragio para “prestos acudir al botín, aunque ya se enriquecieron con el incesante chorro de cosas que han arrojado por la borda... por mi parte (mi consejo) es que el cambio sea pacífico y natural, si ello es posible, y no violento o sangriento”. Los seis libros de la República.

Los calderonistas llevan la nave sin la estrella polar de la Constitución ni mapa alguno para la navegación en política económica y sin piedad para el pueblo que se esfuerza en remar para mantener a flote sociedad, gobierno y Estado que, empobrecido, amenaza con rebelarse.

Es mucha el hambre de millones de mexicanos, víctimas de enfermedades, epidemias y sin empleo. Las nuevas generaciones de jóvenes y profesionistas mendigan ayuda, atrapados en una crisis social y económica acelerada por la incapacidad política de los calderonistas que no dan una.

El consejo a Calderón es que ha llegado la hora de irse, para que en cuanto cumpla cuatro años al frente del mal gobierno, se designe al presidente sustituto que concluirá el periodo. De continuar Felipe Calderón en Los Pinos, provocará que la nave estatal se hunda, pero antes, la celebración de las Revoluciones de 1810 y 1910 (de por medio la gloriosa Revolución de 1854, de cuando con Juan Alvarez, parió a la Generación de Juárez, El Nigromante... el Estado laico, la República) serán motivo para el estallido social.

Pues éstas, inconclusas que fueron al no arrancar de raíz a los torpes, impolíticos y gobernantes con padresnuestros, de los conservadores, padres putativos de los panistas, tendrán que salir (y más nos vale que sean levantamientos pacíficos “y no violento o sangriento”), para la segunda restauración de la República y salvar la nave estatal, quitando del timón a los incapaces que nos llevan mar adentro, a “la tormenta impetuosa” de una explosión social muy parecida a las de la Independencia, Ayutla y la antiporfirista. Y los panistas-calderonistas son los porfiristas de hoy.

Si aún le queda algo a dignidad, si realmente piensa en el bien de México y el del resto de los mexicanos más que en su propio bien personal, no le queda otra alternativa a Felipe Calderón más que presentar su renuncia dejando que el Congreso de la Unión convoque a nuevas elecciones presidenciales mientras un sustituto toma su cargo temporalmente, poniéndole desde luego un bozal al duopolio televisivo para que ya no vuelva a meter sus manos en asuntos que solo competen al pueblo, bajo advertencia-amenaza de una nacionalización de ambas en caso de que quieran volver a abusar de su poder con nuevas guerras sucias a través de noticieros y editoriales amañados. Ya llegará la hora de ajustar cuentas con las organizaciones secretas de la ultraderecha que han estado avanzando una conspiración tras bambalinas en contra de México. Pero si Felipe Calderón piensa más en su propio bien personal que en el bien de México y del resto de los mexicanos, todo lo que tiene que hacer es seguir gobernando por otros tres años dándole a México más de lo mismo que ya le ha dado. Ya sabemos lo que se puede esperar de él.

Con todo, se antoja difícil que la mala hierba que en el 2000 se apoderó del gobierno de México esté dispuesta a dejar las riendas del poder tan fácilmente. Ya están preparando para las elecciones presidenciales del 2012 al Gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, el niño consentido de la terrible sociedad secreta de ultraderecha Tecos que maneja tras bambalinas a la rabiosamente ultraderechista Universidad Autónoma de Guadalajara, y también a Josefina Vázquez Mota; ambos ultraderecha pura pero escondiendo su extremismo neo-fascista bajo un antifaz, lo cual los hace más peligrosos que lo que fueron los mismos Nazis para Europa en el siglo pasado. Por lo pronto, México se seguirá hundiendo, porque no hay de otra.



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POST SCRIPTUM:


No sólo analistas de reconocido prestigio han estado presentando con toda la seriedad del mundo la propuesta de que Felipe Calderón deje el cargo desde el cual ha estado hundiendo a la Nación. También mucha gente del pueblo ya está más que harta de lo que está sucediendo, y aterrada ante la posibilidad de que tras Felipe Calderón el PAN repita un tercer sexenio al mando del poder federal y tras esto un cuarto sexenio y así por siempre. Esto lo podemos constatar en Facebook:

En Facebook, 100 mil usuarios exigen renuncia de Calderón
Alejandro Saldívar
Revista PROCESO
10 de enero del 2009

El contador crece cada minuto. Bajo el lema virtual de “¡Yo soy parte del millón, que renuncie Calderón!”, cerca de cien mil usuarios en Facebook, critican el alza a los impuestos y las políticas públicas del gobierno calderonista.

La página, creada el 22 de diciembre de 2009, es un receptáculo de mensajes que van de lo iracundo a lo humorístico y de lo colérico a lo elocuente. Entre los mensajes que atiborran la página principal cada cuatro minutos se lee lo siguiente:

“Es casi imposible que haya un político honesto, pero al menos que no sean tan cínicos ni rateros” (Victor Pérez).

“Nadie quiere al pelele impuesto por los grandes corporativos” (Diente Zambrano).

“Que renunsie el y todos esos hijos de puta que estan en el poder, no solo eso, que los fusilen y luego los quemen por traidores, gente así no son culeros, son culerazazazasos” (sic) (Victor Ja ja ja).

“Te odio Calderón, quitaron mi novela por tu estupido mensaje!!” (sic) (Griselda Limones).

“Que se vaya mucho a la chingada… el y todos los panistas. Bola de pendejos mochilones (sic) (Juan Manuel Cervantes).”

“Añadan mi firma para que el fecal sea sacado del país a huevasos y a su familia le demos sape por sape y patada por patada” y en otro mensaje “Yo también quiero a Calderón muerto” (Oswaldo Sánchez).

“(Calderón) hazte a un lado que estorbas… deja que progrese México y no lo inundas más.”

En la galería de imágenes se puede ver a Calderón con uniforme de policía, de payaso, dentro de un bote de basura, parodiando a los Simpson, disfrazado de desempleado, de Guasón. Las fotos son aderezadas por decenas de caricaturas que parodian distintos momentos de su gestión. Otras hacen apologías de Calderón con el nazismo y el franquismo.

Tan sólo en 16 días y hasta la medianoche del jueves 7 de enero el contador del grupo marca 100, 464 miembros. Entre las propuestas de los usuarios se encuentra colgar mantas en las principales avenidas del país con la frase: “Un millón por la renuncia de Calderón”.

“Calderón con minúsculas”

−Pero pon calderón con minúsculas así como debe ser− dice Carlos Castro, uno de los administradores del grupo en Facebook llamado “A que en 30 días juntamos 1,000,000 que quiere que renuncie Calderón”.

Según Carlos Castro, la página es parte de un movimiento ciudadano deslindado de cualquier grupo político.

Sin embargo, Facebook se ha encargado de minar el descontento de Castro. Desde el sábado dos de enero, Facebook bloqueó a uno de los administradores, en su pantalla se leía:

“Se te ha bloqueado por comportarte de modo que otros usuarios pueden considerar molesto u ofensivo.No puedes publicar en ningún muro porque se te ha bloqueado por haber usado mal esta función en repetidas ocasiones. Este bloqueo puede durar varias horas o varios días.”

Carlos afirma que su movimiento no incita a la violencia: “utilizamos las herramientas que nos permiten las leyes, estamos inconformes, (Calderón) nos ha dado muestras de que no hace bien su función, hacemos las cosas de manera pacífica”.

Castro es uno de los 4.5 millones de usuarios que tienen cuenta de Facebook en México. Su testimonio es optimista: los primeros días empezaron con mil asociados, seis días después llegaron a 6 mil, y cerraron el año con 28 mil.

El día de hoy entran de 13 a 14 mil personas que simpatizan con el movimento que pide la revocación de mandato del titular del Ejecutivo, Felipe Calderón.

Y aunque Facebook no detiene la cacería de administradores, Carlos Castro afirma que el movimiento es transparente y sin tintes partidistas, aunque dice, se han unido “panistas renegados”, priistas y perredistas.

Entretanto, las manifestaciones de hartazgo se multiplican en toda la República. En el foro del grupo se han creado espacios para que la gente en los estados tenga contacto entre sí.

Julián Contreras, uno de los miembros, escribe que no tiene miedo de morir por correr a los “inútiles” de su ciudad.

Mientras tanto, Facebook se politiza. “La revolución pacífica”, dicen sus panfletos. Y el hartazgo se multiplica. El contador crece cada minuto.

Tal vez lo que más deba preocupar a los panistas, a los Yunquistas, a los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara, y a toda la prole engendrada por la literatura neo-fascista distribuída en México, es un lema que está apareciendo con mayor frecuencia en carros que circulan por el centro del país que dice lo siguiente:

“Los pobres que está haciendo el PAN hoy
son los revolucionarios que lo echarán del poder mañana.”